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martes, 8 de abril de 2014

Capítulo 15


Vanessa se quedó inmóvil en medio de la penumbra de su dormitorio con los brazos atrapados por el vestido de seda que Zac le había bajado hasta la cintura. Él estaba frente a ella, enorme, sombrío y amenazador, y Vanessa sintió un repentino acceso de terror. Había aplazado aquel momento desde hacía catorce años. El trauma de su primera experiencia le había quitado las ganas de repetir. Siempre había sabido que antes o después tendría que suceder, preferiblemente después. Siempre había pensado que escogería a un hombre cariñoso, dulce y complaciente.

Lo que menos había imaginado era que se vería atrapada en medio de un torbellino. La parte más fría y racional de su cerebro protestaba, pero ya no tenía ningún poder sobre sus labios ni sobre cualquier otra parte de su cuerpo.

Zac acabó de bajarle el vestido, que quedó alrededor de sus tobillos. Vanessa quedó tan solo cubierta por las medias negras, el liguero de encaje y las finísimas braguitas. Sintió que le ardían las mejillas, y miró a Zac con ojos profundos y arrebatados.

Zac: Pensar que has estado a punto de desperdiciar esto con Seeley... -murmuró-.

Sus manos se posaron sobre los pechos de Vanessa con sorprendente dulzura. Ella se estremeció apoyándose contra él ligeramente. Los dedos de Zac la acariciaban suavemente, y Vanessa sintió un nudo de deseo en el estómago y una fuerte pulsación de impaciencia entre las piernas. Las manos de Zac abandonaron su pecho y enlazaron su cintura mientras la besaba. Sus cuerpos estaban apretados y sus bocas se unieron con voracidad.

Vanessa todavía no estaba preparada para entregarse. Aguardó pasivamente envuelta en sus brazos, sin saber cuál sería el siguiente movimiento. Él la tendió sobre la cama, pero ella era más rápida. Intentó escabullirse, huir de aquellos hipnóticos ojos, pero él la cogió por un tobillo, desplazándose para cubrir su cuerpo desnudo, atrapándola bajo el suyo. Ella se mordió los labios para no besarle, pero Zac los cubrió con su boca, incitándolos hasta que se abrieron bajo los suyos, permitiendo la entrada a su lengua.

Ella se abandonó con un gemido, rodeando la cintura de Zac con los brazos, temblando de miedo y deseo. Ya no era dueña de sus actos. Zac no iba a dejarla escapar, ni iba a detenerse; así pues, ella no era responsable. Todo dependía de él. Ahora le correspondía a Zac probar que tenía razón al evitar el sexo, o bien que se equivocaba. De cualquier modo, la decisión ya no era suya.

Las manos de Vanessa estaban atrapadas entre los dos cuerpos. Zac debió percibir su consentimiento, puesto que liberó su boca y se desplazó ligeramente, dejándole libres las manos. Entonces ella no supo qué hacer. Quería tocarle el pelo, los espesos mechones rubios que le caían sobre los ojos; quería tocarle el pecho, aquella suave y dorada carne que tan brevemente había visto. No estaba segura de querer tocar nada más. Antes o después tendría que hacerlo, pero todavía no podía...

Tomándole la mano, Zac la llevó el centro de su excitación, sosteniéndola allí cuando ella intentó retirarla. Le sentía muy duro bajo su mano, y percibía en él una fuerza a la que no sabía cómo enfrentarse. Lentamente, sus dedos se fueron relajando, siguiendo con suavidad el rígido contorno, mientras la curiosidad y la confusión del deseo disolvían el miedo.

El profundo gruñido gutural de Zac mostró su aprobación, pero sin embargo se apartó de ella. Deslizó una mano por la pierna de Vanessa, deteniéndose en el liguero. Le quitó las medias con lentitud, besando su carne mientras iba quitándoselas. Vanessa oyó su propio gemido en el silencio de la habitación. Pasándole una mano por detrás de la cintura, Zac desabrochó el liguero con gran destreza o con demasiada experiencia. Vanessa no quiso pensarlo. Solo quería pensar en la cálida boca que se había desplazado desde lo alto de su muslo al triángulo de su vientre, cosquilleándole a través de la fina seda.

Y de repente el triángulo de seda desapareció y quedó desnuda y vulnerable, tendida junto a un hombre completamente vestido y terroríficamente fuerte. Por un momento, Zac retrocedió, sentándose y mirándola con ojos impenetrables.

Zac: ¿No vas a decirme que te deje en paz? -dijo con voz profunda-. ¿No vas a suplicarme una vez más? Sería más fácil acusarme de violación si te resistes un poco.

Ness: Mentiré -dijo con un hilo de voz-.

Una fugaz sonrisa iluminó el rostro de Zac en la penumbra.

Zac: ¿Por qué no me pides que me vaya?

Vanessa sintió la boca seca al darse cuenta de lo que quería Zac. Era algo mucho peor que la rendición física lo que pretendía. Era su alma. Y no se la daría. Haciendo un gran esfuerzo, consiguió murmurar una palabra.

Ness: Vete.

Él se levantó con agilidad y se dirigió hacia la puerta. Vanessa tuvo que morderse los labios para sofocar el sollozo de protesta, pero él se detuvo al llegar a la puerta. Su rostro estaba oculto entre las sombras, pero el de ella estaba plenamente iluminado por la luz de la luna. Vanessa no se movió. No le importaba estar desnuda, tendida en la cama. Zac iba a marcharse, y jamás se había sentido tan desgraciada.

Vanessa cerró los ojos para evitar que brotaran las lágrimas. Al oír cerrarse suavemente la puerta pensó que todo había terminado, y un suave gemido brotó de su garganta, siendo interrumpido por el sonido amortiguado de unos pasos sobre la alfombra.

Levantó la cabeza de nuevo, intentando adoptar una expresión tan enigmática como la de Zac.

Ness: Creí que te ibas.

Él la miró un momento y se quitó la sudadera con un movimiento rápido, tirándola al suelo.

Zac: Estaba esperando que me dijeras que no me fuera.

Ness: Jamás lo haré.

Zac: Sí, lo harás -dijo quitándose los pantalones-.

Vanessa cerró los ojos, esperando sentir en cualquier momento su peso sobre ella. Nada. Abrió los ojos, manteniéndolos clavados en el rostro y los hombros de Zac, mordiéndose los labios.

Zac: Así está mejor -murmuró-. No me digas que nunca has visto a un hombre desnudo. No lo creo.

Ness: He visto a muchos -dijo secamente-. Dirijo una agencia de modelos, y el cuerpo humano no tiene misterios para mí.

Zac: Aja. ¿Entonces por qué me miras como si estuvieras delante de un extraterrestre? ¿Tienes miedo solo de mí, o del sexo en general?

Ness: De las dos cosas -dijo sin fuerzas para mentir-.

Él se dejó caer en la cama a su lado, ni demasiado cerca ni demasiado lejos. Con una mano le apartó de su rostro un mechón de pelo con increíble suavidad.

Zac: ¿Por qué?

Ella deseaba restregarse contra aquella mano como una gata necesitada de afecto.

Ness: Ha pasado mucho tiempo desde que estuve con alguien.

Zac: ¿Cuánto tiempo? -dijo acercándose ligeramente, besándole con ternura el cuello-.

Ness: Catorce años.

Zac tenía la mano sobre su brazo, acariciándolo lentamente, atrayéndolo y apoyándolo sobre su cintura. El contacto de su piel desnuda hizo a Vanessa retirar la mano, pero volvió a dejarla reposar sobre la cálida carne de Zac. Él no mostró sorpresa alguna por su respuesta.

Zac: ¿Y cuánto duró esa relación?

Nss: Una noche.

Vanessa podía sentir la boca de Zac contra su piel, podía sentir en la piel su sonrisa. Cuando él levantó la cabeza, había en sus ojos una expresión posesiva y claramente sexual.

Zac: Bien.

Ness: Zac... -dijo suavemente-. Por favor, sé cariñoso conmigo.

Él pareció contemplar la posibilidad.

Zac: ¿Aquel hombre te violó?

Ness: No era más que un muchacho -dijo con amargura-. Pero no, no lo hizo.

Zac: ¿Te hizo daño?

Ness: No... Pero no fue nada agradable.

Zac sacudió la cabeza.

Zac: El sexo no es «agradable», Vanessa. Y a veces tampoco es tierno.

Ness: Con Andrew lo habría sido.

Zac: ¿Entonces por qué huiste de él? ¿Por qué estás aquí conmigo?

Ness: Porque soy una idiota.

Zac: No es verdad. Por primera vez en tu vida estás demostrando tener algo de cerebro. Estás con el hombre que deseas, no con el que crees que necesitas. No, Vanessa, no voy a ser cariñoso. Yo no soy un caballero, y tú lo sabes.

Entonces la besó con fuerza, bebiendo las protestas de Vanessa según comenzaban a salir de su boca. Instintivamente, sus brazos se enroscaron alrededor del cuello de Zac y su lengua respondió a la de él.

Zac recorrió con las manos todo el cuerpo de Vanessa, danzando sobre su piel suave e incitantemente. Apartó su boca de la de ella, mordiendo uno de sus pechos y aspirando con fuerza. Ella gritó suavemente al sentir una oleada de deseo sacudir su cuerpo. Una de las manos de Zac se deslizó por su plano estómago y se hundió entre sus piernas.

Vanessa intentó oponerse, pero él no hizo caso. Sus dedos encontraron el húmedo centro de placer de Vanessa y su primera caricia la hizo arquearse de sorpresa y pánico. Intentó rechazarle, pero Zac tomó con su boca el otro pecho mientras su otra mano tomaba plena posesión de la parte más privada de su cuerpo. Vanessa tuvo la increíble sensación de comenzar a girar en el aire.

Zac: Éste es un juego para dos, Vanessa -dijo con voz ronca en la oscuridad-. Tócame. -Ella le soltó el brazo, acariciando tímidamente su hombro-. No -insistió-. Tócame de verdad.

Vanessa no podía pretender que no sabía a qué se refería. Y de repente deseó lo mismo que él. Quería sentir todo aquel poder masculino en su mano, quería saber que muy pronto iba a formar parte de su propio cuerpo. Su mano descendió por el pecho y el estómago de Zac hasta la espesa mata de vello de su pubis. Y entonces le tocó en toda su sedosa longitud, aquella carne dura y satinada, el calor y el deseo que emanaba de él. Habría querido echar a correr, pero era imposible. Sus dedos lo recorrían una y otra vez aunque su mente estuviera aterrada.

Zac: ¿Ves cuánto te deseo? -murmuró en su oído, mientras su mano continuaba la inexplorable invasión de su sexo-.

Ness: Eres... demasiado grande -susurró-.

Zac: No te preocupes. No te haré daño.

Ness: Zac -gimió-. Tengo miedo.

Zac se tumbó sobre ella, separando sus piernas e instalándose entre ellas, humedad contra humedad, calor contra calor.

Zac: Lo sé -dijo introduciendo sus manos bajo las nalgas de ella, sin hacerle falsas promesas, sin tranquilizarla-. Lo sé. -Por un momento, Vanessa fue presa del pánico e intentó huir, tensándose ante una invasión que no estaba segura de desear-. No luches contra mí -murmuró-.

Vanessa sintió un agudo dolor en el hombro, y Zac aprovechó su distracción para penetrarla profundamente, llenándola de su fuerza y su poder masculino. Ella se estremeció, aceptándole, y cuando levantó la vista, sus ojos rebosaban de lágrimas.

Ness: Me has mordido -se quejó-.

Zac: Me has obligado -murmuró lamiendo las marcas dejadas por sus dientes en el hombro de Vanessa-.

Entonces, comenzó a moverse. Vanessa se sobresaltó ligeramente, esperando sentir dolor, pero no lo sintió. Solo percibía el vacío de su retirada y la plenitud de su avance. Zac se movía lentamente, dándole tiempo para acostumbrarse a él. Según el miedo se debilitaba, fue reemplazado por la tensión. Vanessa notó que se aferraba a él con desesperación y que algo incontenible crecía en su interior.

Suspiró, sintiendo un inesperado placer, cuando de repente él se retiró, poniéndose fuera de su alcance, lejos de su cuerpo. Ella se sacudió con desesperación, pero él permanecía distante.

Ness: No me dejes... -susurró-.

No hubiera necesitado ver la ligera sonrisa de Zac para saber que él había ganado. Volvió a ella, penetrándola profundamente, y acercó los labios a su oído.

Zac: Te dije que me pedirías que no te dejara.

Zac seguía profundamente clavado en el interior de su cuerpo sin moverse, y Vanessa no tuvo más remedio que responder.

Ness: Eres un cerdo manipulador.

Zac: Sí -dijo tomando las piernas de Vanessa con sus manos y poniéndolas alrededor de su cintura-. Pero soy honesto con lo que quiero. Y te quiero a ti.

Vanessa no comprendía las reacciones de su propio cuerpo, no comprendía por qué se sentía así, ni qué les estaba pasando a los dos. Pero ya no le importaba.

Ness: Cállate y toma lo que quieras -dijo fieramente, y levantando la cabeza le besó en la boca-.

Zac había sido sincero con ella. No estaba siendo cariñoso. Era feroz y exigente, y la inundaba con una fuerza y un poder que la dejaban indefensa. Los dos estaban empapados de sudor, sin aliento, debatiéndose en medio de algo que ella no llegaba a comprender. Solo sabía que le deseaba, cada vez más, cada vez más profundamente. Clavó las uñas en la musculosa espalda de Zac, pero él no pareció notarlo; él le agarró las muñecas con fuerza, pero ella no lo notó, aferrada a él con brazos, piernas y dientes, pidiendo más, más...

Zac: Mírame -dijo con voz ronca, con los músculos del cuello hinchados-. Abre los ojos y mírame, Vanessa. Quiero verte cuando llegues.

Ella abrió los ojos.

Ness: No voy a llegar -dijo desmayadamente-, no...

Zac: Sí.

Y de repente, Vanessa comenzó a convulsionarse, atrapada por un torbellino de oscuro deseo que la lanzaba a una noche en la que no existía nada más que placer. Sintió a Zac estremecerse en sus brazos, rígido, y se agarró a su cuerpo con mayor fuerza, queriendo gritar de alegría, de poder, de miedo. Durante un momento, se sintió perdida, pero enseguida supo que Zac estaba con ella, y el miedo desapareció. Juntos atravesaron la tormenta, luchando con el viento hasta llegar a la luz, y de nuevo a las sombras, a la cama rodeada de los cristales ahumados de la Casa de Cristal.

Él se apartó de ella, dejándose caer de espaldas, respirando entrecortadamente. Vanessa oía su propio corazón martilleando contra sus costillas, la cara empapada de sudor, o de lágrimas, o de las dos cosas mezcladas. De repente, se sintió sola y tuvo miedo de hablar, de tocarle.

¿Se levantaría y se iría sin decir una palabra? ¿Pasaría con ella el resto de la noche? ¿Habría hecho el amor con ella para que se rindiera en la batalla por la Casa de Cristal?

Había dicho que era sincero. Que la quería. Pero aquello tenía muchas interpretaciones. ¿Debía creerle ahora que la había conseguido? ¿Seguiría queriéndola? ¿Cómo era posible que acabara de hacer el amor con él y ya estuviera deseándolo de nuevo?

Tímidamente, Vanessa movió el brazo a través de la cama y rozó con los dedos el brazo de Zac. No estaba preparada para la rapidez de la respuesta. La mano de Zac cogió suavemente su muñeca y la atrajo hacia sí, haciéndola tenderse sobre él, ofreciéndole todo su calor y su fuerza.

Zac le pasó una mano por la nuca y atrajo su cabeza para besarla. Pero entonces fue diferente, fue un beso profundo y extrañamente alegre, y ella se dejó llevar, respondiendo plena y libremente, olvidándose del miedo por un momento. Ya tenía bastantes problemas esperando abajo. Ya habría tiempo de pensar en ellos. Por el momento se daba por satisfecha por estar cabalgando al «Torbellino».


**: ¡No puedo creerlo! Si no te conociera, pensaría que anoche te has cogido una borrachera de antología -dijo una voz demasiado alta y chillona, que molestó a Vanessa mucho más que el rayo de sol que había estado taladrando sus párpados durante la última hora-. ¿Es eso lo que hiciste?

Vanessa abrió un ojo y vio la alta figura de su madre sentada en el borde de la cama, sus perfectas piernas cruzadas y su preciosa cara resplandeciente.

Ness: No -dijo sentándose en la cama-. No me emborraché anoche.

Miró furtivamente a su alrededor y vio que su ropa estaba todavía desperdigada por el suelo. Pero no había señal alguna de que hubiera pasado un hombre por allí, ni una depresión en la almohada a su lado. Vanessa dudó que Zac hubiera apoyado la cabeza en la almohada una sola vez durante la más que activa noche.

July: Cariño ¿te estás ruborizando? -preguntó amablemente-. Si no conociera de sobra a mi recta y juiciosa hija, diría que has pasado una verdadera noche de sexo salvaje. Pero tú te reservas para el matrimonio ¿no?

Vanessa ignoró las puyas de su madre.

Ness: ¿Qué hora es?

July: Las once y media. No pensé que durmieras hasta tan tarde teniendo al lobo ante tu puerta.

Ness: ¿Qué quieres decir?

July: Efron. Sus excavadoras están trabajando demasiado cerca del edificio, y tú estás aquí, durmiendo como un bebé. Me alegro de ver que te tomas el problema con más filosofía. Después de todo, es más que probable que un hombre con los recursos de Zachary Efron venza en una lucha limpia.

Ness: Esto no es una lucha limpia, July -dijo ella con voz seca mientras se levantaba y se dirigía al baño-. Es sucia, desagradable y mezquina. ¿A qué has venido?

July: Pensaba dejarme invitar a comer. Todavía no hemos celebrado mi divorcio ¿recuerdas? Por cierto, creo que me voy a ir a Tortuga una temporada. Zac tiene allí una villa y la ha puesto a mi disposición. Hace años que no voy al Caribe. Creo que un poco de sol y aire marino me vendrán bien.

Ness: Es la temporada de los huracanes -dijo ácidamente-. ¿Qué Zac?

July: Efron, desde luego. Se ha mostrado encantador conmigo. No sé si quiere seducirme. -Aquello fue demasiado para Vanessa. Se encerró en el cuarto de baño-. Date prisa, cariño. Estoy hambrienta.

Ness: Yo también -dijo hundiéndose en la bañera, quitándose el olor y la sensación de Zac de la piel-.

Vanessa pensó que en realidad ella era tan mala como Zac, tan rastrera y sucia, tan radical con lo que deseaba, tan dispuesta a pagar cualquier precio.

Pero no. No lo era. Ella no podía caer tan bajo. No era capaz de destruir lo que había sucedido entre ellos la noche anterior. Incluso aunque no hubiera significado para él más que un medio para conseguir su fin, para desequilibrarla en la lucha por la Casa de Cristal, no le importaba. Incluso aunque se hubiera ido a la cama con el hombre equivocado, un hombre capaz de volverse contra lo que ella más amaba, al menos había descubierto que le gustaba lo que podía llegar a sentir su cuerpo, el compartirlo con otra persona. Al menos esperaba ser capaz de transferir ese sentimiento a un hombre que valiera más que Zachary Efron.

Pudo oír los esporádicos temblores que sacudían el edificio cada vez que la excavadora se acercaba demasiado, y el dolor inundó su corazón. Y con él llegaron la rabia y una tremenda energía.

Le había dicho a Zac que nunca volvería a ser una víctima. Y era verdad. No dejaría que Zac destruyera su determinación, ni dejaría que un anónimo chantajista la desmoralizara. Era una luchadora, y la batalla estaba muy lejos de terminar. Quizá estuvieran acercándose al asalto final, pero el resultado todavía no estaba claro. Y Vanessa estaba decidida a vencer.




¡Vaya noche! Menos mal que Vanessa se iba a negar XD
Si no se llega a negar, a saber lo que habría pasado... XDXDXD
¡No os perdáis el próximo capi que promete!

¡Thank you por los coments!
¡Comentad, please!

¡Un besi!


3 comentarios:

Maria jose dijo...

Wooww!!! Siiiii gran episodio
Amo todas tus novelas
Sube pronto, quiero saber que va
A suceder cuando se vuelvan a encontrar
Saludos a todas desde México!!!

Unknown dijo...

QUE CAPITULOOOOOOOO! POR DIOS.
LO AMEEEEEE!!!1



SUBE PRONTO :)

Unknown dijo...

:O No se cuidaron!!!!!!!! Jajaja me encantó el capi! Ella mostró su lado vulnerable y mostró cómo es en realidad. Pero Zac le dije que la quería!!! :O pero igual sigue derribando el edificio parece :/ Esto se pondrá feo..

Síguela pronto! :D

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