topbella

domingo, 13 de abril de 2014

Capítulo 17


Estaba lloviendo. Vanessa estaba en su apartamento, viendo la lluvia chorrear por los agrietados paneles de cristal con los ojos llenos de lágrimas.

Se acercó al teléfono y marcó el número de su madre. Tras unos momentos, colgó con un golpe seco. Muy típico de July, desaparecer cuando Vanessa necesitaba a alguien con quien hablar. Había llegado a abrigar la esperanza de que su madre la comprendiera. Durante la comida lo habían pasado mejor que nunca. Por supuesto, su madre había pasado la mitad del tiempo hablando de Peter Morton, uno de los ejecutivos de Zachary Efron que la había invitado a cenar, pero había prestado atención a las confidencias de Vanessa. Después de todo, nadie sabía más de amor y sexo que su madre. Sin embargo, en un principio omitió mencionar nombres.

July: ¿Pero por qué te acostaste con ese hombre? -preguntó cuando abrieron la segunda botella de champán-.

Ness: No lo sé. Supongo que deseo animal.

July: Pues debe hacer falta todo un hombre para hacerte sentir a ti deseo animal, querida. Sé cuál es tu problema, pero no vas a querer oírlo.

Ness: Adelante. Necesito tu consejo.

July: Estás enamorada de él. Si no lo estuvieras, no te habrías ido a la cama con él. Eres demasiado testaruda.

Vanessa miró a su madre de mal humor.

Ness: Eso ya lo sé. Dime algo más.

July: Sospecho que él también está enamorado de ti. ¿Por qué si no iba Zachary Efron a cortejar a su enemiga declarada?

Ness: ¿Por qué crees que es Zac?

July: Porque he visto su expresión cuando te maldice. Y a ti te conozco lo suficiente como para saber que harías lo menos convencional. Sumé dos y dos y salieron cuatro.

Ness: Fue una casualidad. Un accidente.

July: Es la primera vez en mi vida que oigo que dos personas acaban juntas en una cama por accidente. Explícame cómo se hace.

Ness: Necesito comprensión, madre, no sarcasmo.

July: Querida, tienes toda mi comprensión. Pero no estoy segura de lo que esperas de mí.

Ness: Yo tampoco -dijo repentinamente deprimida-. Te llamaré esta tarde cuando lo averigüe.


Pero July no respondía al teléfono. Probablemente había salido a algún cóctel. Vanessa pensó que sería mejor que la llamara por la noche, después de la confrontación con Britt y de la charla con Zac.

Al rato, llegaron Scott y Ashley, estrechamente abrazados y sonrientes. Vanessa supo inmediatamente lo que habían estado haciendo poco antes, y reprimió una punzada de envidia. Casi a continuación apareció Zac. Llevaba unos vaqueros y una sudadera de algodón. La misma ropa que la noche anterior. Debía haberlo hecho a propósito, pensó Vanessa al ver la leve sonrisa de sus labios y el brillo de sus ojos.

Ness: Son las siete menos veinte -dijo intentando borrar de su mente los pensamientos eróticos que la invadían-. ¿Vamos a hacer una fiesta o a por nuestros chantajistas?

Los cuatro bajaron por las escaleras hasta la oficina de Steinberg. Los zapatos de Vanessa repiqueteaban contra el suelo secamente.

Zac: ¿Por qué no te quitas los zapatos? Estás haciendo un ruido de mil demonios, y estoy seguro de que así no podrás correr.

Ness: No pienso correr, y no me importa el ruido. No pienso quitármelos. Ya estoy en bastante desventaja con respecto a ti con tacones.

Zac: Me alegro de que pienses que estás en desventaja. Posiblemente eso quiere decir que no sabes el efecto que produces en mí.

¿Era posible que él hubiera quedado tan impresionado como ella por lo que había sucedido la noche anterior? Pero eso era imposible. ¿O no?


En la oficina desierta no había ni rastro de Britt. El sobre de dinero que Scott había dejado antes seguía allí. Había sido Zac el que le había dejado el dinero.

Ashley: ¿Crees que ha cambiado de idea? -susurró-. Puede haberse asustado. Quizá piensa que sospechamos de ella.

Ness: Mayor razón para coger el dinero y echar a correr. Vamos, todos a esconderse.

Scott: A la orden.

Ashley y él se encerraron en el despacho interior, y al momento se escuchó una risilla nerviosa.

Vanessa se escondió detrás de la mesa, y al cabo de unos segundos vio con horror que Zac se sentaba en el suelo tras ella.

Ness: Escóndete en otro sitio... -Zac la abrazó en el suelo, y Vanessa no pudo seguir protestando al sentirse acogida entre sus brazos-. Esto no era necesario -dijo al cabo de un momento-.

Zac: Pero hace la situación mucho más placentera -murmuró en su oído-. Te he echado de menos.

Ness: Estate quieto -dijo mientras él le mordisqueaba el lóbulo, intentando soltarse, pero los dientes de Zac se cerraron sobre la suave carne, impidiéndola huir-.

Vanessa podía sentir perfectamente la excitación de Zac, y se apretó contra él.

Zac: No hagas eso. Me lo pones muy difícil.

Ness: Pervertido -murmuró-.

Zac: No. Creo que soy bastante sano. Es una reacción natural, especialmente cuando tú estás cerca.

Ness: Si no te callas, nos va a oír cuando entre.

Zac: Ni una palabra más -dijo deslizando sus manos desde la cintura de Vanessa hasta ponerlas sobre sus pechos, por encima de su suéter de algodón-.

Ella intentó apartar sus manos, pero él había comenzado a besarle el cuello, y sin darse cuenta, puso las manos sobre las de él, apretándolas contra su pecho, y apoyó la cabeza sobre su hombro.

Desde luego, Vanessa no esperaba que Zac deslizara sus manos por debajo de la blusa y le apretara los pechos a través del sujetador de encaje. Ni que desabrochara el cierre delantero, tomando en sus manos su carne caliente y sedosa. Vanessa tuvo que morderse los labios para reprimir el gemido de placer que brotó de su pecho cuando él frotó su durísimo pezón con los dedos. A pesar de sus buenas intenciones, se apretó contra él cuando empezó a desabrocharle los botones de la blusa hasta el ombligo.

Ness: No... -susurró-.

Zac: Shhh.

Vanessa pensó que debía guardar silencio. No iba a ser fácil, ya que Zac le acariciaba el estómago con una mano y un pecho con la otra. Pero no podía arriesgarse a alertar a Britt. De modo que se quedó inmóvil, atrapada en sus brazos, mientras su piel se calentaba cada vez más, haciéndose dolorosamente sensible.

Los dedos de Zac jugaban ahora con el borde de su braguita. Ella contuvo el aliento, pero solo consiguió dejarle el camino más libre. Scott y Ashley seguían en la otra habitación, posiblemente igual de concentrados en jugar con sus cuerpos. Vanessa intentó apartar a Zac con el codo, pero él lo ignoró, alcanzando con los dedos finalmente el aterciopelado centro de su placer.

El estrangulado gemido de Vanessa no pasó de sus labios. Paralizada, se quedó allí sentada, y antes de que pudiera pensar nada más, sintió que la excitación la dominaba por completo.

Zac sintió su respuesta y emitió un sordo gruñido alentándola aún más, sin dejar de acariciarla. Ella se estremeció ligeramente y se volvió para protestar, pero la boca de Zac acalló sus quejas.

Todo su cuerpo comenzó a temblar. Estaba cubierta de una fina película de sudor y su respiración era rápida y entrecortada. El placer que aquel hombre le estaba proporcionando era tan exquisito, que Vanessa creyó que iba a morir.

Ness: Para -murmuró roncamente-. No puedo...

Zacc: Sí. Sí puedes.

La voz de Zac era un susurro apenas audible en la noche. Y de repente ocurrió. Vanessa se mordió el labio inferior mientras su cuerpo se tensaba con una reacción que todavía era demasiado nueva para ella. Zac la sostuvo con fuerza, prolongando su éxtasis hasta que Vanessa creyó que iba a explotar. Las lágrimas rodaron por sus ojos.

Lenta y cariñosamente, Zac la hizo recostarse contra su pecho, calmándola con repentina suavidad, besándole la nuca, limpiando sus lágrimas, meciéndola entre sus brazos. Vanessa nunca hubiera pensado que Zac fuera capaz de mostrar tal ternura, pero así era, y se sintió inmensamente agradecida por ello.

No notó el paso del tiempo. Se sentía completamente relajada entre sus brazos. Era consciente de la insistente dureza de su cuerpo bajo el de ella, y le producía un curioso placer. Aquello no había sido idea suya. Si ahora lo estaba pasando mal, allá él. Había sido por su culpa. Y también de ella, pensó con femenino placer.

Scott: No va a venir -resonó su voz en la oscuridad-.

Eran las ocho y cuarto. Algo tenía que haber pasado. Scott y Ashley salieron del despacho y se reunieron con Vanessa y Zac.

Ashley: ¡Silencio! -murmuró-. Creo que alguien se acerca.

Todos se refugiaron detrás de la mesa, en un increíble caos de brazos y piernas. Ninguno se atrevía a respirar. Zac se las había arreglado para quedar encima de Vanessa, y aunque apenas se movía, ella era plenamente consciente de su erección. Vanessa movió la cabeza ligeramente hasta alcanzar el hombro de Zac, y hundió los dientes en su carne.

Ashley: ¡Shhh! -siseó mientras Zac profería una exclamación de dolor-.

Vanessa se dio cuenta de que con su salvaje acto solo había aumentado la excitación de Zac. Entonces se abrió la puerta y una sombra apareció en el umbral.

**: Señorita Hudgens -susurró la voz de Lance, el portero-. ¿Está ahí?

Vanessa no pudo emitir más que un quejido mientras los otros tres se levantaban.

Ness: ¿Qué ocurre, Lance? -preguntó cuando consiguió ponerse de pie-.

Lance: Vino un mensajero con una carta de la señorita Snow. Creí que querría leerla enseguida.

Vanessa abrió el sobre blanco y leyó la nota que contenía.

Ness: Vaya, vaya. Nuestra pequeña chantajista se ha largado con Patrick Dawson.

Scott: ¿Bromeas? -exclamó-. ¿Con ese viejo verde?

Zac: Es un viejo verde muy rico -señaló-. Más rico que yo, y eso es bastante. Se dice que le gusta más mirar que actuar, y a Britt le encanta que la miren. Una pareja perfecta. ¿Dice algo más?

Ness: Sí. Que se lleva una copia del informe, por si le sirve en el futuro.

Zac: Será una curiosidad, teniendo en cuenta que dentro de poco el edificio dejará de existir.

Vanessa sintió un aguijonazo de rabia. Había llegado a olvidar que seguían siendo enemigos mortales.

Ness: Muy bien. Pues ya no hacemos nada aquí. Vámonos -dijo dirigiéndose a la puerta-.

Zac: ¿Dónde vas? -preguntó con voz contrariada-.

Ness: A ver a mi madre. Le prometí que mantendríamos una amigable charla femenina -dijo desapareciendo por el pasillo hacia las escaleras-.

Cuando llegó al vestíbulo vio que la lluvia seguía cayendo insistentemente. El parte meteorológico había dicho que podía producirse un huracán. Había muy poco tráfico, y se dio cuenta de que no iba a encontrar taxi con facilidad. Quizá la lluvia le aclarara las ideas. Al fin y al cabo, su madre solo vivía a cinco manzanas.

Cuando llegó a casa de July, se enteró con horror de que su madre no estaba.

Ness: ¿Cuando vuelva mi madre le dirá que vine a verla?

**: Me gustaría hacerlo -dijo Maxwell, el viejo y atento portero-. Pero no volverá en un período indefinido de tiempo.

Vanessa se quedó de piedra.

Ness: ¿Dónde ha ido?

Maxwell: A París, creo. Con un joven llamado Peter Morton. Se me olvidaba mencionárselo, señorita, pero me enseñó su anillo de compromiso.

Ness: Típico de mi madre -dijo con una desmayada sonrisa-. Buenas noches, Maxwell.

Volvió caminando bajo la lluvia las cinco manzanas, sin dejar de sollozar como una niña que ha perdido su juguete favorito. Al llegar a casa tomó el ascensor hasta el piso onceavo. Temía que Zac la estuviera esperando, pero su apartamento estaba felizmente vacío. Abrió los grifos de la bañera de mármol y se preparó un buen baño.

Tardó casi una hora en quitarse el frío de los huesos, y la mayor parte de otra en tomarse tres copas de Chardonnay y decidir que jamás volvería a dejar acercarse a Zachary Efron. Después se puso un kimono de seda sobre su camisón de seda verde lima y sus zapatos de tacón, y se dirigió al apartamento de Zac.

Él salía por la puerta cuando Vanessa llegó a su piso. Al verla, Zac la miró con expresión de incertidumbre. Aquello sorprendió a Vanessa.

Ness: ¿Ibas a algún sitio? -preguntó con frialdad-.

Zac: Iba a subir a buscarte. Creí que no ibas a venir -dijo volviendo a entrar en el apartamento, seguido de Vanessa-.

Ness: No recuerdo haber sido invitada.

Zac: Lo de antes no fue otra cosa que una invitación -dijo con voz baja y sensual, pero no la tocó-.

Ness: No voy a firmar esos papeles -dijo ferozmente-. No voy a venderte este edificio.

Zac: No me importa este edificio. No ahora. Lo que está ocurriendo entre nosotros en la cama no tiene nada que ver con un trozo de terreno.

Ella le miró un momento sin decir nada. Entonces dejó caer al suelo el kimono de seda melocotón y se quedó de pie con el corto camisón casi transparente y sus altos zapatos de tacón.

Entonces Zac sonrió, mirándola con gesto de aprobación.

Zac: ¿Sabes qué? No me importa que te metas en la cama con zapatos -murmuró-.

Ness: Eres más alto que yo cuando estamos tumbados. No serviría de nada -dijo con una ligera sonrisa-.

Él se acercó, abrazándola, y ella se abandonó a él, temblando de ansiedad.

Zac: Ojala confiaras en mí -murmuró-.

Ness: Confío en ti. Hasta cierto punto. Si no fuera así, no habría venido.

Él sonrió con malicia.

Zac: Supongo que tendré que conformarme con eso.

Ness: Tendrás que conformarte... -asintió pasándole los brazos por el cuello y besándole-. Por ahora.

Pronunció las últimas palabras en voz tan baja, que él ni siquiera las oyó.




¡Madre mía! ¡Menudo final de capítulo! ¡Estos dos están on fire! XD
Me ha encantado el mordisco que le dio Vanessa a Zac XD XD XD
¡Se lo merecía!

¡Thank you por los coments!
¡Solo quedan dos capis!
¡Comentad, please!

¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

CAPITUUUUUUUULON!
LO AME LO AME!
MALDITA BRITT!

NADA QUE DECIR DE ESTE CAPITULO, ZANESSA ES TAN PERFECTA, QUE SE VEN RE TIERNOS.


SUBE PRONTO

Maria jose dijo...

Hooohhh excelente capitulo
Me encanto!!!! Dios amo tus novelas
Sube pronto
Zanessa cada vez más cariñosos!!!

Unknown dijo...

Así nomás?? Osea Brit se fue y ya?? Jajaja bueno, al menos ya no van a tener problemas con eso... Pero no que Vanessa no iba a dejar que Zac se le acercara??? Jajaja Sí claro! :D
Me encantó el capi..

Síguela pronto.. :D

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