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miércoles, 23 de octubre de 2013

Capítulo 7


Zac: Tengo a la Madre Teresa en casa, su compañera de bridge en la oficina y la patrulla femenina del clan Efron alrededor -dijo malhumorado-.

Alex esbozó una sonrisa.

David: Al menos Fred no te vigila escondido entre los arbustos -señaló-.

Se habían reunido en Earl para tomarse unas cervezas, tal y como tenían por costumbre las pocas ocasiones en que lo tres hermanos coincidían en la ciudad y no estaban demasiado ocupados.

Fue un respiro que Zac agradeció. Vanessa llevaba más de una semana instalada en su casa. En ese tiempo, su madre, su hermana, Celia y Mandy habían conspirado para asegurarse de que no le dejaban ni un minuto a solas con Vanessa.

Alex: Francamente, me sorprende. -Meció su jarra de cerveza, apoyado en la barra del bar, y observó con sus ojos azules las botellas alineadas delante del espejo tras el mostrador-. ¿Es este clima lo que te molesta y te obsesiona o hay algo más? -añadió-.

Zac le dio un codazo a David, de pie junto a él.

Zac: ¿Crees que habla en código?

David: No -negó con una sonrisa de medio lado-. Seguramente perdió algún tornillo cuando le pateamos el trasero.

Alex: Memoria selectiva, hermanito -replicó y bebió un buen trago-. Dejad que lo deletree para vosotros, payasos. Mandy, Celia, Ashley y mamá ya existían antes de esta semana. Zachy. Siempre han formado parte de tu vida. ¿Por qué te exaspera tanto ahora? ¿Qué ha cambiado en esta última semana?

Zac: Alex -comentó como si le hablara a un crío pequeño-, Mandy ha acampado en mi casa.

Alex: ¡Ah! -mordió un cacahuete-. Eso he oído.

Zac: Ya está levantada por las mañanas preparando bizcochos caseros cuando bajo a la cocina y me la encuentro en el salón, viendo en la televisión la repetición de los episodios de Se ha escrito un crimen por las noches, antes de acostarme. ¡Esa mujer nunca duerme!

David: Seguro que echa la siesta después de comer cuando estás en la oficina -insinuó con ánimo de ayudar-.

Zac: ¡Demonios! -pidió otra cerveza-. Ashley llama cada noche.

Siempre que creía que podría disfrutar de unos minutos a solas con Vanessa, su hermana llamaba. Y entonces se veía abocado a soportar un sinfín de carcajadas y fragmentos de conversación en una charla unidireccional que se alargaba indefinida¬mente.

David: ¡Lo siento! -se apiadó-.

Zac había creído que se habría librado de ellas el último sábado, cuando Mandy tenía su partida semanal. Pero entonces Ashley había aparecido por sorpresa con unas pizzas.

El lunes se había frotado las manos, colmado de felicidad, cuando Mandy le había anunciado, muy a su pesar, que ella y Fred debían acudir a la iglesia. Pero entonces le había llamado su madre y le había pedido que se pasara por su casa después del trabajo para llevarse unos libros que quería prestarle a Vanessa. Por supuesto, esa maniobra le había llevado casi dos horas y cuando finalmente había llegado a su casa, Vanessa dormía profundamente.

No se engañaba al pensar que conocía a las mujeres, pero después de veintinueve años cerca de Ashley, había empezado a comprender los tortuosos caminos de sus mentes. Ella y su madre, con la ayuda de Mandy, estaban creando interferencias entre él y Vanessa. Sospechaban que podía existir una relación entre ellos. Y si bien desconocían los términos de su acuerdo, desconfiaban acerca de sus motivos como para decidir que Vanessa necesitaba protección. Y no le extrañaría que Ashley hubiera planeado que el hecho de que tuviera a Vanessa tan cerca y, a un tiempo, fuera de su alcance, fuera la clase de incentivo que necesitaba.

David: ¿Así que mantienen a Ness bajo siete llaves, eh? -preguntó, y sacó a Zac de sus divagaciones-.

Zac: Es increíble -pero recuperó el control y mostró cierta indiferencia-. A mí me da igual.

Claro que no era en absoluto cierto.

Alex: ¿Tu mal humor no tendrá nada que ver con Nessi, verdad, hermano?

Zac no les había contado a sus hermanos su «acuerdo» con Vanessa. Sabían que pasaba algo, pero parecían extrañamente reacios a sondear el asunto. En todo caso, ¿cómo podría explicarles que quizás fuera el padre del bebé de Vanessa después de la escena que había montado ante la posibilidad de que ellos hicieran lo mismo?

Zac: Ella no me ha molestado -sacudió la cabeza-.

David: Estupendo -intercambió una mirada con su hermano Alex-. Entonces no te molestará que se pase todo el fin de semana metida en tu casa.

Zac: ¡Cállate! -dijo con un suspiro-.

No estaba engañando a nadie.

Alex: El lunes es 4 de julio -recordó-.

Zac bebió otro sorbo de cerveza.

Zac: ¿Crees que le apetecerá sentarse en la hierba, escuchar un poco de música y asistir a los fuegos artificiales en Boston?

Alex: A las mujeres les encantan esas cosas.

David: No puedes equivocarte -apoyó-. Prepara un picnic y no olvides el Chardonnay.

Zac: Genial.

Zac sintió un poco de alivio en la tensión del cuello y destensó los hombros. Pensaba que su instinto no le fallaba, pero agradeció que sus hermanos apoyaran su iniciativa. David dejó unos cuantos billetes sobre la barra.

David: Tengo que irme.

Zac: David -paró a su hermano-.

David: ¿Si?

Zac: Si tú o Ashley aparecéis por casualidad en el concierto del lunes, tendré que mataros.

David: Haré que circule la advertencia -sonrió-.


Sábado por la noche. Para su asombro, Mandy se había marchado a eso de las ocho con la excusa que debía ayudar a Fred con unas estanterías.

Zac no se tragó el anzuelo. El truco no funcionaría. Se preguntó cuál sería el plan. ¿Habría avisado a los perros? ¿Habría llegado a oídos de Ashley el mensaje de David y habría decidido concederle un respiro?

En todo caso, no pensaba bajar la guardia.

¿Acaso creían que podían manejarlo como una marioneta? Así pues, estaba a solas en la casa con Vanessa. Eso no significaba que fuera a seducirla en cuanto tuviera ocasión.

Estaba encerrada en su despacho, trabajando. Muy bien. Cedería a Vanessa su espacio de trabajo durante la tarde.

Se pondría cómodo en el sofá, sacaría una cerveza bien fría de la nevera y miraría el partido de los Red Sox en televisión mientras repasaba los últimos balances de resultados de algunos departamentos.

Ya estaban en la última jugada y todavía no habían hecho una sola carrera cuando sonó el teléfono. Dejó el informe sobre el sofá y respondió en el inalámbrico.

Zac: ¿Diga?

**: ¡Vaya, Zac! Hola.

Zac: A qué viene ese tono de sorpresa, Ashley. Sigue siendo mi casa.

Ash: No me has sorprendido, Zachy. No seas tonto -hizo una pausa-. Creía que contestaría Nessi, eso es todo. Ya me he acostumbrado a llamarla a ese número.

Zac cruzó las piernas sobre la mesa. Era la hora de la revancha.

Zac: Has calculado mal.

Ash: ¿Qué quieres decir con eso? ¿Está Nessi? Pásame con ella.

Zac: Quiero decir que llamas demasiado pronto para interrumpirnos en evidente delito -miró su reloj-. Llama otra vez dentro de una hora.

Ash: ¡Zac! -exclamó-.

Zac: Adiós, Ash.

Ash: ¡Zac, espera! ¿Zac?

Zac: Tienes cinco segundos.

Ash: Está bien, me has pillado -lanzó un suspiro dramático-. ¿Qué es lo que quieres? ¿Quieres que me auto censure? ¿Quieres que te prometa que nunca tramaré otro plan maligno?

Zac: No prometas lo que no puedas mantener.

Ash: De acuerdo, de acuerdo. Pero recuerda, gran hermano, que estás a solas con Ness y espero que mi confianza tenga recompensa.

Zac: En contra de la opinión general, no soy ni un depravado ni un monstruo -dijo con seriedad-. Incluso algunas mujeres han admitido que yo les gustaba. Creo que dijeron que era encantador y muy caballeroso. Claro que, por otro lado, podría tratarse de un rumor malintencionado.

Ash: ¡Tú, más que nadie, deberías desconfiar de los rumores! -rió-.

Zac: Sí -admitió-.

Ash: Solo recuerda lo que te he dicho -repitió antes de colgar-.

Zac colgó el teléfono mientras sacudía la cabeza. Se levantó para servirse unas patatas que acompañaran la cerveza.

Resultaba irónico. Ahí estaba, instalado en el salón delante del televisor, con una cerveza y unas patatas. Sacudió la cabeza. Llevaba una vida mucho más aburrida de lo que su familia y Vanessa pensaban.

Retomó el informe que había abandonado en el sofá y lo revisó. Una vez instalado, lo leyó a fondo.

Media hora más tarde ya había digerido casi todo el informe y buscó otro del mes anterior del mismo director técnico. La única forma de verlo con claridad era comparándolo con anteriores resultados.

Buscó en su maletín, pero no lo encontró. Seguramente estaba sobre su mesa. En su despacho.

Se paró en el pasillo que llevaba a su despacho. La luz amarilla de la lámpara no alcanzaba las sombras de las esquinas de la habitación.

Vanessa estaba sentada en la silla, leyendo. Oculto, estudió su perfil. Llevaba el pelo recogido en lo alto con un nudo flojo y algunos mechones le caían sobre la cara. Las gafas de montura de tortuga colgaban de la punta de su nariz y una leve arruga en la frente traicionaba su concentración.

Estaba adorable y Zac no esperaba la oleada de ternura que lo invadió. Metió las manos en los bolsillos.

Zac: ¿No sabes que si fuerzas la vista te saldrán arrugas?

Ness: ¡Me has asustado! -levantó la vista-.

Zac: Lo siento -se disculpó y entró-. Solo he venido para llevarme un informe.

Al percatarse de las gafas, Ness se las quitó a toda prisa. Casi nunca dejaba que la vieran con ellas puestas. Ayudaba que fuera levemente hipermétrope.

Zac: No te las quites por mí -señaló con una sonrisa-.

Buscó la funda de las gafas, avergonzada porque le hubiera adivinado las intenciones.

Ness: Me temo que has descubierto mi oscuro secreto. ¿Vas a decirles a tus hermanos que Ness Hudgens es la clásica rata de biblioteca que tú siempre habías creído?

Zac: Es mucho mejor que te las hayas quitado...-señaló mientras rebuscaba entre los papeles de su mesa-.

Ness sabía qué aspecto tenía, ¿pero era necesario que se lo remarcara?

Zac: ...porque creo que las mujeres con gafas resultan muy atractivas. -A Ness casi se le abrieron los ojos-. Ya veo que he vuelto a sorprenderte. Otra vez.

Ella recordó su exagerada reacción cuando había visto su dormitorio por primera vez y sintió que el color inundaba sus mejillas.

Zac levantó un paquete grapado de entre una pila.

Zac: ¡Por fin!

Ness: Me alegro de que hayas encontrado ese informe.

Zac avanzó dos pasos y se sentó en un sillón cercano.

Zac: ¿No me vas a preguntar por qué?

Ness: ¿Por qué, qué? -preguntó mientras se quitaba un hilo del pantalón caqui-.

Zac: Qué es lo que encuentro sexy en las mujeres con gafas.

Ness: Seguro que tienes tus motivos -respondió con educación y agitó la mano-.

Después de todo, los hombres acostumbran a encontrar su tipo ideal bastante pronto.

Zac se inclinó hacia delante y rodeó las rodillas con los brazos.

Zac: He pensado mucho en esto -miró a Ness y ella arqueó las cejas-. Supone un signo de inteligencia.

Ness: ¡Ah!

Zac: Además, incita a un hombre a desvelar todas las capas. ¿Qué esconde? ¿Puede ser tan salvaje y desinhibida como formal y educada? Ahí radica el misterio.

Ness: Ya veo -se cruzó de brazos-.

Zac: La biblioteca era uno de mis locales de caza preferidos -sonrió-. Todas esas mujeres tan atractivas pegadas a los libros.

Ness: Algo así como el zorro en el gallinero, ¿no?

Zac: Algo parecido -admitió con una carcajada y se recostó en el sillón-.

Ness: ¿Y qué hay de esas mujeres con las que siempre apareces en las revistas?

Zac: Está bien -admitió con la mano en alto-. Reconozco que no he sido muy quisquilloso a la hora de buscar una pareja para los viernes por la noche. He aceptado a la primera que estuviera disponible y dispuesta a acompañarme a esos aburridos actos sociales a los que estaba obligado a asistir.

Ness: Y la primera que estaba disponible siempre era la elegante y esbelta mujer de la alta sociedad, supongo.

Zac: El hecho de que la mujer sea mi tipo o no importa poco -suspiró y señaló los papeles que ella estaba hojeando-. ¿Trabajo?

Ness: Sí -asintió con una sonrisa-. Nosotras, las bibliotecarias con gafas, pasamos muchos sábados por la noche en casa, trabajando.

Zac: Nosotros, los apuestos casanovas, también -admitió con media sonrisa-. Me he instalado con mis informes frente al televisor en la otra habitación.

Ness: ¡Oh!

Zac: ¿Por qué no me haces compañía? -miró alrededor-. Sería un cambio de escenario, por lo menos.

Era una oferta tentadora. No tenía ninguna razón para negarse, así que permitió que Zac trasladara sus cosas a la otra habitación y ella lo siguió con las muletas.

Una vez que ella estuvo instalada en el sillón, Zac quitó el sonido de la televisión para seguir el partido mientras ellos dos trabajaban.

Zac: Por cierto, el lunes es la fiesta del 4 de julio. He pensado que estaría bien acercarme al concierto en Boston. ¿Te apetece venir?

Había resultado tan poco premeditado que Ness tardó un poco en asimilar sus palabras. Había supuesto que su accidente habría postergado sus citas y ahora se sentía ridículamente alegre de que se ciñera a su plan original.

Ness: Eso sería fantástico -dijo en voz alta-.

Trabajaron en silencio durante cerca de una hora. Eran cerca de las nueve cuando Ness se sorprendió mirando el vacío. Volvió a colocarse las gafas para volver a la lectura.

Zac: ¿Algún problema?

Ness: No -negó con la cabeza-. Tan solo me preguntaba cómo quedaría la cocina de la familia Lorimer en amarillo y azul. Y cómo voy a construirle un refugio, dos fregaderos y un armario empotrado.

Zac: Tengo la solución -levantó una ceja-. Convence al señor Lorimer para que se compre una casa más grande.

Ness: Eso ya lo ha intentado su esposa -rió-. Ni siquiera comprende por qué quiere desprenderse de los electrodomésticos color verde aguacate.

Zac: Un fregadero es un fregadero -se recostó en el sofá-. Y además, ¿cuál es el problema? ¿No han vuelto a ponerse de moda los pantalones campana? En un par de años, los vecinos se morirán de envidia.

Ness: Ah, ya entiendo -ladeó la cabeza-. La moda retro.

Zac: Exactamente.

Ness: Los aparatos de la cocina no cambian tan rápido como la moda -hizo un puchero con los labios-. ¿Cuándo fue la última vez que viste a alguien cambiando su lavadora por una tabla de madera?

Zac: Sí, de acuerdo, admito que tienes razón -dijo, con el ojo puesto en la pantalla, donde el partido seguía empatado-.

Ness: Gracias.

Zac: Y si les ofreces dos cocinas. Una para ella y otra para él.

Ness: Eso es ridículo.

Zac entrelazó las manos detrás de la cabeza.

Zac: Bueno, no lo sé. Quizás el tipo quiera investigar por su cuenta de vez en cuando.

Ness: No lo creo...-entornó los ojos-.

Zac: Bien, entonces haz una ampliación -sugirió sin apartar la vista del televisor-. ¿Sabes si la cocina tiene una pared que dé al exterior?

Ness: Ya he pensado en eso. Hay un patio en un lado y un camino en el otro. No es posible hacer una ampliación.

Zac: Deshazte de uno o dos armarios -apartó la vista del partido-. Derriba un par de tabiques. Proponle una despensa en vez de los armarios. Al marido no le importará, ya cree que tiene demasiada ropa. Y ella estará tan ilusionada con la idea de ampliar la cocina que no le importara deshacerse de los armarios.

Ness: Eso podría funcionar -golpeó la goma del lápiz contra sus labios-. Tiene un par de armarios cerca de la cocina.

Zac: El año que viene podría convencer al marido sobre la necesidad de construir un vestidor y ¡tá, tá! -chasqueó los dedos-, ahí tienes un nuevo encargo.

Si decía que estaba sorprendida por su perspicacia lo estaría subestimando. Supuso que no debería. Al fin y al cabo, había triunfado en el mundo de los negocios. Y era una idea realmente buena. Empezó a explicárselo cuando apreció de reojo una imagen en la televisión.

Ness: ¡Rápido! Sube el volumen. Creo que los Red Sox acaban de marcar.

Zac se movió rápido y pulsó el botón del mando a distancia.

**: ¡Una carrera completa, amigos! -anunció el comentarista-. Y es bola de partido. Red Sox, 4, Orioles, 2. Volveremos tras una pausa para los anuncios.

Zac: No sabía que estuvieras prestando atención.

Ness: Supongo que he fingido mucho mejor que tú -replicó-.

Zac: Lo siento -sonrió-. Te juro que también prestaba atención a la cocina de la señora Lorimer.

Ness: Y estaba a punto de decirte que habías tenido una gran idea -se cruzó de brazos-. Me refiero a los armarios. Gracias.

Zac: De nada.

Se sonrieron mutuamente durante un segundo.

Ness: ¿Zac?

Zac: ¿Sí? -contestó sin perder detalle del partido-.

Ness: ¿Qué ocurrió exactamente entre Amber y tú?

Zac: ¿Disculpa? -sus ojos se clavaron en ella-.

Ness: ¿Por qué cancelasteis el compromiso?

Zac miró la pantalla otra vez y suspiró.

Zac: Se acabó el partido -dijo y apagó la televisión con el mando-.

Ness se removió un poco en su asiento. No se lamentaba por su pregunta. Lo peor que podía ocurrir era que le dijera que no era asunto suyo.

Zac se quedó callado un momento.

Zac: Descubrí que no me amaba tanto como a mi dinero y la posición social que representaría para ella su nueva condición -dijo lentamente-.

Por fin lo había escupido. Nunca antes le había contado a nadie su ruptura con Amber. Ni siquiera a sus hermanos.

Ness: ¿Cómo estás tan seguro de los motivos de Amber? Supongo que no te lo diría directamente a la cara.

Zac: No apuestes.

Ness: ¿Qué?

Zac: Escuché cómo se lo contaba a una amiga. Estaba en el balcón, en una de esas fiestas de etiqueta que tanto le gustaban a Amber -se encogió de hombros-. No sabían que estaba ahí.

Ness: Entiendo.

Zac: No, no creo que lo entiendas -se pasó la mano por el pelo-. Al parecer, fui el primo que pescó justo antes de que se fundiera su propio dinero. La verdad es que Amber siempre tuvo gustos muy caros.

Ness: Lo siento.

Zac: La familia y los amigos quisieron avisarme -movió la cabeza-. Pero los ignoré. Supongo que tendría que sentirme afortunado por lo que pasó.

Ness: Estoy segura de que sentía algo por ti -se mordió el labio-.

Zac: Tenía previsto reavivar el fuego con uno de sus amantes después de la boda. Mi agenda de trabajo le dejaba un montón de tiempo libre.

Ness miró fijamente a Zac. Era un auténtico adonis de más de metro setenta. No podía imaginar que se pudiera desear a otra persona si se le tenía a él.

Zac: Un aburrido adicto al trabajo -dijo y sonrió inesperadamente-. Una definición bastante acertada, pese a que algunos insistan en verme como un gigoló.

Ness se ruborizó. No podía explicar que su imagen de él se debía a la atracción que sentía y a una suerte de defensa frente a esa misma atracción.

Zac: Ahora ya conoces los detalles.

Ness: Sí -dijo avergonzada por ser tan entrometida, pero no reprimió otra pregunta-. ¿En qué se diferencia nuestra relación? Me parece que, según los términos de nuestro acuerdo, utilizo tus servicios a cambio de tu dinero.

Zac: No hay nada malo en eso si las dos partes están de acuerdo -miró a Ness de frente-. Digamos que, después de Amber, he empezado a pensar que no sería tan mala idea... si las reglas se establecen desde el principio.

Ness: Una actitud bastante cínica, ¿no crees?

Zac: Mira, incluso si el amor verdadero existe, muchos de nosotros no tenemos esa suerte. Una buena parte de este mundo considera estas cosas un acuerdo entre partes -se encogió de hombros-.

Ness: Entiendo.

Así que su brillante idea de que tuvieran un hijo juntos nacía de esa filosofía, adquirida tras su experiencia traumática con Amber. Se le había ocurrido que ella le presentaba la oportunidad de lo que consideraba un acuerdo ideal. Excepto por la necesidad de que el asunto de su embarazo corría prisa, todo concordaba.

Zac: Por cierto -dijo, sacándola de sus pensamientos-, te equivocas al decir que no eres diferente de Amber. Tú no tendrás un amante. Eso también forma parte del trato.

La mirada fría de Zac dejó a Ness sin aire. Incluso si sabía que Zac no era un hombre posesivo en el peor sentido de la palabra, sintió escalofríos.




Vaya, con lo bien que iba todo y ahora Zac dice esas cosas =S
Esperemos que en el siguiente capi vayan mejor las cosas.

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3 comentarios:

Unknown dijo...

Wooo interesante capítulo!! Pobrecitooo mi Zac hermosooo bello!!1 Yo te consueloooooooooo!! <3

Síguela pronto! :D

Unknown dijo...

WOWWWWWWWWW.. WOW Y MAS WOW.
LO BUENO ES QUE TUVIERON UN TIEMPO A SOLAS... Y ES BUENO ESO, ME HA GUSTADO MUCHO EL CAPI.


ESPERO QUE SUBAS PRONTO :)

Lau B. dijo...

HIIIIIII!!!!!
Espero no me hayas extrañadoooo!
ya sabes que amo esta novela con todo mi ser... definitivamente una de mis favoritas...
y a puesto que a todas les esta encantado!
publica pronto!
Bye!
Deberias publicar las otras de la serie! Son buenisimas tambien!
PS: ya se enteraron? #HSMreunion Monique la esta organizando!! estoy encantada con esa noticia.. bueno en realidad no han dicho nada aun de que Zac vaya lo cual seria la perfeccion pero hasta ahora Monique, Corbien, Ashley, Lucas y Vanessa estan listos para reunirse pero definitivamente lo mas bonito de todo es que es para una causa Muy noble!! =D
Xx

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