topbella

martes, 30 de julio de 2013

Capítulo 13


El pulso le atronaba en los oídos. Apretaba el móvil con todas sus fuerzas, como si la vida de su hermana dependiera de ello. Alzó la mirada hacia Zac.

Se puso a su lado de un salto, rodeándole los hombros con un brazo y acercando todo lo posible el oído al teléfono. Vanessa lo ladeó levemente para que pudiera escuchar.

Ness: ¿Dónde estás, Britt? Dime dónde estás y ahora mismo iré a buscarte.

Britt: No -pronunció con voz temerosa-. No puedes venir a por mí… Él te quiere a ti, Vanessa. Va a por ti.

Iba a por ella, pero mataría a Brittany primero.

Ness: ¿Desde dónde me estás llamando? ¿Dónde está él ahora?

Britt: Fuera. No sabe que te estoy llamando.

Horribles imágenes de lo que podría hacer Kane con su hermana si se enteraba de aquello asaltaron el cerebro de Vanessa.

Ness: ¿Estás segura de que no se dará cuenta?

Britt: Sí.

Ness: ¿Puedes salir de allí, Brittany? ¿Puedes correr?

Britt: Está fuera en el jardín. Me verá y me atrapará. Eso es lo que le gusta hacer. Eso es lo que… Oh, Vanessa -se interrumpió, angustiada, y comenzó a sollozar-. Esta vez sí que lo he estropeado todo…

Ness: Tranquila, Britt, no pasa nada…

Britt: Creía que me amaba. Lo creía de verdad…

El dolor que traslucían las palabras de su hermana le desgarró el corazón. Sintió una punzada de culpabilidad.

Ness: Lo sé, Britt. Lo siento tanto. Si yo no hubiera…

Britt: No ha sido culpa tuya, Ness.

Ness: Yo te abandoné.

Britt: Y yo te culpé por ello durante demasiado tiempo. Pero me equivocaba -poco a poco fueron cesando los sollozos, y su tono se volvió más firme, más decidido-. Escucha, si algo me sucede, no quiero que te eches la culpa.

Ness: No te sucederá nada, Britt. Yo no lo consentiré.

Britt: Ahora mismo no tienes ningún control sobre lo que está pasando, Vanessa. Así que escúchame bien -detrás de las lágrimas, la voz de Brittany destilaba una firmeza insólita en ella-. No fue culpa tuya que nuestra madre se diera a la bebida. No fue culpa tuya que mi padre no me quisiera. Y tampoco que yo me enamorara tan ciegamente de Derek. Así que no vuelvas a culparte de nada nunca más, ¿entendido?

Ness no pudo reprimir una sonrisa de orgullo. Brittany había pasado por un infierno. Pero en vez de destruirla, eso la había hecho más fuerte. Y sobreviviría. Ella se encargaría de que así fuera.

Ness: Dime dónde estás, Britt.

Britt: Prométeme que no te culparás. Suceda lo que suceda.

«Suceda lo que suceda». Vanessa cerró los ojos, intentando ahuyentar las imágenes que aquellas palabras le recordaban.

Ness: Te lo prometo. Y ahora… ¿dónde estás?

Britt: No puedo decírtelo. Vendrías a buscarme. Y eso es precisamente lo que quiere Derek -declaró con tono firme-. ¿Está Zac contigo?

Ness: Sí -abrió los ojos y lo miró-. ¿Quieres decirle a él dónde estás?

Britt: Pásamelo. Ah, una cosa más, Vanessa.

Ness: ¿Sí?

Britt: Te quiero.

Se le hizo un nudo en la garganta, y las lágrimas asomaron a sus ojos.

Ness: Yo también te quiero, Britt -le entregó el teléfono a Zac-.

Zac clavó en ella sus ojos azul cielo, consciente del enorme esfuerzo que le suponía dejar de escuchar la voz de su hermana.

Zac: Soy Zac, Brittany. Ness se quedará esperando en la comisaría de Grantsville, perfectamente a salvo. Ella no irá a buscarte. Te lo prometo. Solo irá el FBI, la policía y yo mismo. Dime dónde estás.


Zac detuvo el coche frente a la puerta principal de la comisaría y apagó el motor. Mantuvo la mirada fija al frente, sin volverse hacia Vanessa.

Con los dientes apretados y los brazos cruzados sobre el pecho, estaba quieta como una estatua. La furia y la desesperación resultaban visibles en cada uno de sus rasgos, de sus gestos.

Ness: Necesito ir allí, Zac. Por Brittany -le espetó por enésima vez desde que salieron de la casa de Levens-.

Zac: Ya te lo he dicho, Ness. Yo me encargaré de Brittany. Y también voy a encargarme de ti, para que no te pase nada.

Ness: ¿Manteniéndome al margen?

Zac: Efectivamente.

Ness: Pero tú mismo dijiste que el departamento entero del sheriff y toda la plantilla de agentes del FBI irán a la casa en la que se encuentra Brittany. No podría estar más segura en ningún otro sitio.

Zac: ¿En medio de un tiroteo? Lo dudo.

El simple hecho de imaginársela en una operación de rescate lo ponía enfermo de preocupación. Y eso suponiendo que todo saliera conforme al plan y pudieran reducir al asesino y salvar al mismo tiempo a Brittany. Porque si no lo conseguían… Intentó desechar esa posibilidad.

Zac: No quiero que vayas -insistió-.

Ness: Se trata de eso, ¿verdad? Simplemente no me quieres a tu lado. Y después de todo lo que ha pasado…

Zac pensó en lo muy equivocada que estaba. Claro que la quería a su lado. La quería en cualquier parte, siempre que estuviera con él. Pero eso era imposible.

Zac: Te quiero allí donde puedas estar a salvo. Y, ahora mismo, ese lugar está aquí, en la comisaría de Grantsville.

Ness: Separada de ti.

Zac: Sí.

Ness: ¿Es que anoche no aprendiste nada?

Zac: ¿Anoche? -exclamó sorprendido-. ¿Qué tiene que ver lo de anoche con todo esto?

Ness: Juntos somos más fuertes, Zac. Esperaba que anoche hubieras sentido eso.

Había sentido muchas cosas durante la noche anterior. Cosas asombrosas. Había sido una maravillosa fantasía, un sueño. Y si había aprendido algo… era que los sueños no podían durar. Tenía que regresar a la realidad.

Zac: Lo de anoche fue maravilloso. Pero eso no cambia nada.

Ness: Entonces, mientras estuvimos juntos… ¿no te sentiste más fuerte? ¿Es eso lo que estás diciendo?

Zac: Tú eres la que crees que juntos somos más fuertes, Ness. Yo no. Jamás me lo he creído.

Ness: Y nunca te lo creerás.

Zac: Supongo que no -un escalofrío le recorrió la espalda-.

Vanessa asintió lentamente, mirándolo a los ojos con la esperanza de descubrir en ellos una sombra de indecisión. Una señal, por leve que fuera, de que aún podía hacerlo cambiar de idea.

Zac le sostuvo la mirada. Sabía que Vanessa no encontraría lo que estaba buscando. Él no tenía nada que ofrecerle. Y por mucho que ella ansiara que las cosas fueran distintas, y por mucho que lo ansiara él… no podía cambiarlas.

Finalmente, Vanessa bajó del coche y cerró la puerta. Seguía lloviendo. Antes de entrar en la comisaría, se volvió para mirarlo. La lluvia resbalaba por el cristal de la ventanilla, como si fueran lágrimas. La luz todavía ardía en sus ojos, tan intensa y pura como siempre. Pero Zac ya no podía sentir su calor, ya no podía acariciar su rayo de esperanza. Ni gozar de su resplandor.

Tragándose el nudo que le atenazaba la garganta, la observó mientras entraba en la comisaría.


La lluvia le empapaba el pelo, chorreando hasta su cuello. Dominó un estremecimiento, con la mirada clavada en la casa de estilo Tudor apenas visible entre los árboles. No se oía sonido alguno, excepto el repiqueteo de la lluvia contra las hojas.

El peor día posible para una operación de rescate como aquella.

Eso suponiendo que Kane todavía tuviera dentro a su rehén. Suponiendo que no hubiera matado ya a Brittany.

Zac se pasó una mano por la cara. Tenía que rescatar a Brittany viva. Tenía que devolvérsela sana y salva a Ness. No podía darle a Ness la vida y la felicidad que se merecía, pero sí arrancar a su hermana de las garras de Kane. Y protegerla de paso también a ella.

Los agentes de la policía y del FBI se habían desplegado en torno a la casa. Zac se había escondido frente a la puerta principal. Sacó su pistola de la sobaquera. En cualquier otra circunstancia él no habría sido el primero en entrar, pero aquel caso era diferente. No iba a quedarse en un segundo plano, viendo cómo se desarrollaba la operación.

Donatelli y otros agentes se colocaron a su espalda. Dos más se escondieron a ambos lados de la puerta principal, en posición de disparo.

A una señal de Donatelli, el ruido de un cristal roto, procedente de la parte trasera de la casa, resonó en el aire. Seguido de una pequeña explosión.

Zac se tensó al oír el estallido del diminuto explosivo, utilizado para distraer la atención de Kane. Los dos agentes derribaron la puerta con respectivos martillos. Solo les bastó un golpe.

Zac se levantó como un muelle, echó a correr y entró en la casa. Lo siguieron varios agentes más. Pegado a la pared, con el corazón atronándole los oídos, la adrenalina corría a raudales por sus venas mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad. Cubierto por otros agentes, se dedicó a revisar el pasillo y las habitaciones.

Fue el primero en entrar en lo que parecía el dormitorio principal. Una figura humana yacía sobre la amplia cama, con las muñecas y los tobillos atados con cable al cabecero y a los pies. Al verla, el corazón le dio un vuelco en el pecho.

Brittany.

Estaba inmóvil. La palidez de su rostro contrastaba con su melena oscura, así como con la sucia blusa azul y los vaqueros rotos que llevaba. Sintió una punzada de terror. No podía haber llegado demasiado tarde. No podía. Corrió hacia la cama.

En aquel preciso instante, Brittany giró la cabeza y lo miró con ojos vidriosos.

Britt: ¿Zac?

Un inmenso alivio lo barrió por dentro como una marea. Gracias a Dios, estaba viva.

Zac: Te pondrás bien, Brittany -desató rápidamente sus ligaduras y la ayudó a sentarse-.

Parecía más delgada de lo que recordaba. Y más frágil. Se abrazó a él como un cachorrillo asustado.

Britt: Oh, Zac, lo siento, tanto, tanto… -comenzó a sollozar-.

Zac le acarició el pelo con exquisita ternura.

Zac: Estás a salvo. Tranquila. ¿Dónde está Kane?

Britt: No lo sé. Creo que se ha ido. Siempre me ata así cuando se va. ¿Dónde está Vanessa?

Zac: La llevé a la comisaría de policía, tal y como te dije por teléfono. Allí está segura.

Brittany asintió con la cabeza, entre sollozos. Donatelli entró en aquel momento en la habitación.

Vince: Kane se ha ido. No hay ningún coche en el garaje.

Zac maldijo para sus adentros. Tenía un mal presentimiento. Se volvió hacia Brittany. Agarrándola de los hombros, la miró fijamente a los ojos.

Zac: ¿Te dijo algo Kane acerca de lo que pretendía hacer?

Britt: No. No me dijo nada. Lo único que me decía era lo que iba a hacerme a mí. Y a Vanessa -cerró los ojos, sollozando de nuevo-. Mató a una mujer, Zac. Le dio caza en el bosque y la mató.

Zac desvió la mirada hacia los bosques que rodeaban la casa. Por la ventana, entre los árboles, alcanzó a distinguir una casa vecina. Kane no podía elegir aquel escenario para perseguir y matar a Fiona Hamilton. No con los vecinos tan cerca. Habrían escuchado sus gritos.

No, tenía que haber preparado otro escenario. Y si conseguía localizarlo, tal vez encontraría allí al propio Kane.

Zac: ¿Dónde lo hizo, Brittany? ¿Dónde dio caza a esa mujer?

Britt: No estoy segura. Era una cabaña. Me dejó atada dentro mientras la asesinaba -cerró los ojos y sacudió la cabeza, como intentando ahuyentar aquel recuerdo-.

Una cabaña. En una zona escasamente poblada.

Zac: ¿Había alguna foto en la cabaña, alguna pista que pueda ayudarnos a identificar al propietario?

Britt: No. Pero Derek dijo algo sobre él.

Zac: ¿Mencionó su nombre?

Un torrente de adrenalina circulaba por sus venas.

Britt: No. Solo me comentó que el propietario lo despellejaría si se enteraba de que habíamos ido allí.

Zac: ¿Por qué?

Britt: Porque odiaba a Derek. Y Derek lo había utilizado. Para escapar de la cárcel, me parece.

«Levens».

De repente recordó los aparejos de pesca que había visto en la casa del guardia. Levens debía de poseer una cabaña en el campo. Una cabaña que Kane había conseguido localizar de alguna manera. Y después de escapársele delante de sus narices, Kane no había podido resistir la tentación de restregarle su victoria en la cara utilizando su refugio para sus cacerías humanas. Zac se volvió hacia Donatelli.

Zac: Levens debe de tener una cabaña de pesca por la zona.

Vince: La encontraremos.

Luego se volvió hacia Brittany.

Zac: ¿Cuándo se marchó Kane?

Britt: Poco después de que yo hablara contigo por teléfono.

Zac: ¿Qué? -fue como si una mano helada le acariciara la espalda-. ¿Crees que pudo haber oído nuestra conversación?

Brittany negó con la cabeza.

Britt: Estaba fuera. Me metí en el dormitorio para usar el teléfono. No se enteró de que llamé -lo miró con expresión aterrada-. No pudo haberse enterado. Se habría puesto furioso si lo hubiera descubierto. Me lo habría impedido…

Pero Zac no estaba tan seguro. Kane no cometía errores. Era demasiado inteligente para dejar que Brittany tuviera acceso a un teléfono, a no ser que su intención fuera precisamente esa: que llamara pidiendo ayuda.

Zac: ¿Hay alguna otra extensión en la casa?

Britt: En la cocina -de repente abrió mucho los ojos-. ¿No creerás que…? -se llevó una mano a la boca-.

Zac: ¿Que estuvo escuchando la conversación? -se obligó a pronunciar las palabras, a pesar del nudo de pánico que le apretaba la garganta-. Sí, lo creo. Y sabe exactamente dónde está Ness.

Exactamente donde él la había dejado.

Con la mejor de las intenciones.


Vanessa se derrumbó en la silla, familiar a esas alturas, del vestíbulo de la comisaría de Grantsville. El pequeño edificio se hallaba sumido en un absoluto silencio, apenas roto por el tecleo de la antigua máquina de escribir de la oficina. Cerró los puños mientras se esforzaba por dominar la tensión que la atenazaba. Detestaba no saber lo que estaba pasando. Detestaba las interminables preguntas sin respuesta que acribillaban su cerebro. ¿Habrían llegado a tiempo de rescatar a Brittany? ¿Estaría sana y salva? ¿Habrían capturado a Kane?

Por enésima vez durante la última hora, se aseguró de que llevaba el móvil encendido. Zac la llamaría pronto para informarla de todo. Seguro que la necesidad que sentía de excluirla de su vida no llegaría hasta el punto de negarle una información tan básica.

«Zac».

Se mordió el labio. El vacío que reverberaba en su pecho parecía intensificarse a cada latido de su corazón. Cuando vio que Zac se empeñaba en dejarla allí, en la comisaría, había tenido que enfrentarse con sus peores temores. Jamás se convencería de que podía llevar una vida mejor. Jamás daría una segunda oportunidad a su relación. Jamás se creería que juntos podrían ser más fuertes. Más felices.

Tal vez, desde el principio, sus esfuerzos habían estado destinados al fracaso. Quizá lo había visto, pero no había querido renunciar. No había querido aceptar que Zac nunca más volvería con ella. Que nunca más podrían estar juntos.

Ahora ya no había remedio. Zac había tomado la decisión por ella. Volvería a su solitaria vida. Y ella tendría que esforzarse por reconstruir la suya. Sola. No habría final feliz. Al menos para ellos.

Pero sí habría un final feliz para Brittany.

Entrelazando las manos sobre el regazo, murmuró una oración.

Una puerta se abrió en el vestíbulo. El jefe de policía de Grantsville asomó la cabeza para asegurarse de que se encontraba bien.

John: ¿Qué tal, profesora?

Vanessa se levantó rápidamente.

Ness: ¿Ha recibido alguna noticia?

John: Ninguna -sonrió a modo de disculpa. Vanessa volvió a sentarse, abatida-. Lo siento.

Ness: No es culpa suya. Es que estoy un poco nerviosa -con un colosal esfuerzo, se obligó a sonreír-.

Aquel joven había sido lo suficientemente amable como para acogerla en aquella comisaría y proporcionarle protección. Tenía que tranquilizarse.

John: La avisaré en el momento en que sepa algo. No se preocupe.

Ness: Gracias, John.

John: De nada -su sonrisa se amplió-. Escuche, voy a salir al bar de la esquina a por unos sándwiches. ¿Le apetece uno?

Sándwiches. Comida. Miró su reloj. Era más de la una. Había perdido completamente la noción del tiempo.

Ness: No, gracias. No tengo hambre.

John: ¿Está segura? Necesita comer.

Ness: Sí, estoy segura. Gracias de todas formas.

John: Le conseguiré uno por si acaso después cambia de idea. El bar está muy cerca. Estaré de regreso antes de que se dé cuenta. Don está en la oficina de atrás. Él la informará si se recibe alguna noticia.

Ness: Gracias una vez más.

Esbozando otra amable sonrisa, Rogers salió de la comisaría. Vanessa volvió a dejarse caer en la silla. Se sentía tan impotente… Odiaba no saber nada. Odiaba tener que quedarse sentada, esperando.

Y todo estaba tan silencioso… Incluso el tecleo de la máquina de escribir de Don había cesado. No había ruido alguno que la distrajera, que la arrancara del terrible rumbo que estaban tomando sus pensamientos. Pensamientos sobre lo que podía estar sucediendo en aquel preciso instante, mientras ella estaba esperando allí, en aquel vestíbulo, sola. Pensamientos sobre lo que ocurriría en el futuro, una vez que Kane fuera capturado, una vez que Zac cumpliera con su misión, una vez que se marchara nuevamente. Dejándola sola, esforzándose por reconstruir su vida.

Por curar su corazón roto…

De repente, la sobresaltó un sonido procedente del otro lado de la puerta por la que acababa de salir Rogers. Se irguió, intentando identificarlo. ¿Sería el portazo de un coche? ¿Alguien que acababa de llegar?

¿Podría ser Zac? ¿Habría vuelto? ¿Traería a Brittany consigo?

Se levantó de la silla justo en el instante en que alguien abría la puerta.

Unos ojos azules se clavaron en ella como cristales de hielo. Una sonrisa asomó a sus labios finos, crueles. Y una mano empuñó un cuchillo. Un cuchillo con la brillante hoja llena de sangre.

En alguna parte en el fondo de su cerebro, escuchó el rumor de una radio, en la oficina trasera. Y la voz de Zac gritando algo. Avisando de que Kane estaba en camino hacia allí.




Ahora sí que se ha puesto feo el asunto. ¿Llegará Zac a tiempo?
Seguro que es lo que os preguntáis todas.
Pero para descubrirlo tendréis que comentar mucho. En el anterior solo tuve dos. ¿Qué os ha pasado?
¡Espero tener más en este!

¡Un besi!


4 comentarios:

Unknown dijo...

NO PUEDE SER!!!!!
Yo ya quiero ver el siguiente capiii!!! Subelo pronto porfaaaaaaaaaaaa!! :D

Ya sentia sospechoso q Brittany pudiera llamar tan tranquilamente, era obvio que Kane tenia un plan, los asesinos en serie son muy inteligentes..

Siguela pronto :D

Anónimo dijo...

oh por Dios! Te ruego por favor la sigas, Zac tiene que salvarla & no creo que pueda con esta angustia!

Att. Naya

Anónimo dijo...

no puedes dejar la novela asi, siguela ya!!!!!

Unknown dijo...

AAYY NO PUEDE SER!
KANE DESCUBRIO A NESSA! NOOOOOOOO!!


ESPERO QUE ZAC LLEGUE RAPIDO, ESTO NO PUEDE ESTAR PASADO! SIMPLEMENTE NO!

SUBE PRONTOO.

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