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domingo, 21 de julio de 2013

Capítulo 10


Con el pulso atronándole los oídos, Zac conducía a toda velocidad. Tenía que ver a Ness… antes de que fuera demasiado tarde. Había avisado a la policía tan pronto como abandonó la sala de autopsias. Tenía que llegar al hotel antes que Kane.

Entró en el aparcamiento del hotel y se dirigió hacia la entrada, sin dejar de acelerar. Varios coches patrulla rodeaban el edificio, con sus luces rojas y azules girando una y otra vez. Incluso antes de pisar el pedal del freno, vio a los policías uniformados en las puertas de cristal, impidiendo entrar a los huéspedes. O marcharse.

El clásico escenario de un crimen. Aparcó y bajó del coche con la credencial en la mano. Aturdido, entró en el hotel. Había un rumor de voces en el vestíbulo. Los agentes habían acorralado a los huéspedes, controlando todas las rutas de escape.

Zac desvió la mirada hacia los ascensores. Tenían las puertas abiertas y estaban bloqueados. Subió a toda prisa las escaleras, incitado por el miedo. Tenía que encontrar a Vanessa. Tenía que estar bien.

Al llegar al tercer piso, empujó la puerta con manos temblorosas. El olor a muerte impregnaba el aire. Cuando entró en el pasillo, el corazón le dio un vuelco en el pecho.

Un agente de policía estaba tendido en el suelo, en medio de un charco de sangre. Su cara redonda lo miraba fijamente, con los ojos paralizados de terror. El agente Palmer.

Aquella visión tuvo el mismo efecto que una patada en el estómago. Kane había degollado a Palmer. Lo había degollado para poder acceder a Ness.

Con el pulso acelerado, rodeó el cadáver y entró en la habitación. Ness estaba acurrucada en un sillón, abrazándose. Pálida como la cera, temblaba visiblemente. El joven jefe de policía de Grantsville se hallaba a su lado, equipado con un cuaderno y un bolígrafo.

Zac atravesó la habitación en dos zancadas. Apartando a Rogers, cayó de rodillas frente a Ness y la abrazó. Un suspiro de alivio escapó de sus labios. Enterró la cara en su pelo, aspirando su fragante perfume a lavanda. Kane no la había alcanzado. Al menos no físicamente. Estaba allí, sana y salva. Y mortalmente asustada.

Lo barrió una oleada de furia. Kane debía de haber estado vigilando la casa, disfrutando de la conmoción que había causado entre la policía el descubrimiento del cadáver de Fiona Hamilton. Disfrutando de su horrorizada reacción ante su “obra de arte”. Regodeándose en la sensación de poder que aquellas escenas siempre le sugerían. Luego debió de haber visto a Vanessa y la había seguido hasta el hotel.

Zac debió haberlo sospechado, adivinado… porque él conocía a Kane. Se había metido en la mente del asesino. Había vivido debajo de su piel. Y durante dos largos años…

Pero entonces… ¿por qué se había separado de Ness? ¿Por qué no se la había llevado consigo? ¿Por qué la había enviado de vuelta a su hotel, con la única protección de un agente?

Podía haberla perdido. Para siempre. El pánico le oprimía el pecho. Tuvo que hacer un enorme esfuerzo para tranquilizarse, para respirar normalmente.

No se había imaginado que Kane podría salir detrás de Ness con tanta rapidez. Había pensado que mataría antes a otras mujeres, que se tomaría su tiempo, tal y como había hecho con su primera esposa. Pero se había equivocado. Había cometido un error mortal.

No había perdido a Ness. Estaba allí, en sus brazos. Pero no gracias a él, desde luego. Obligándose a soltarla, la miró a los ojos.

Zac: ¿Qué ha sucedido?

Ness: Me asomé a la mirilla -se llevó una mano a la boca con dedos temblorosos-. Me estaba sonriendo. Y sus ojos. Esos ojos fríos…

Zac se vio barrido por otra oleada de rabia. Se esforzó por recuperar la compostura. No podía dejarse afectar por la furia que sentía contra Kane. O contra sí mismo. Ahora no. En aquel momento, Ness lo necesitaba. Tenía que permanecer tranquilo por su bien. Le frotó tiernamente los brazos para que fuera entrando en calor.

Zac: Continúa.

Ness: Arañó la puerta con un cuchillo mientras me miraba como si me estuviera viendo. Como si me estuviera cortando a mí -explicó estremecida-.

Zac apretó los dientes. ¡Lo que habría dado por tener delante a Kane en aquel momento!

Ness: Y luego se marchó -añadió-. Llamé a la policía. Hasta que no vino el jefe Rogers no me enteré de lo que le había hecho al agente Palmer -se mordió el labio inferior-.

Las lágrimas corrían silenciosamente por su rostro. Un mechón de cabello le cayó sobre la frente.

Zac alzó una mano para apartárselo con exquisita delicadeza. Sus dedos rozaron su piel satinada. ¿Qué habría hecho si Kane la hubiese matado? No lo sabía. Y, gracias a Dios, no tenía necesidad de averiguarlo. Ness estaba a salvo. Al menos por ahora.

O al menos hasta que el asesino volviera a cruzarse en su camino. Lo cual sería muy pronto. Solo que, esa vez, él mismo la expondría deliberadamente ante Kane.

Aquel pensamiento inconsciente tuvo el efecto de un puñetazo en el plexo solar. Por un instante, creyó que se ahogaba. En la sala de autopsias, Donatelli le había comunicado su decisión de prepararle una trampa a Kane. Zac había sabido entonces que era inevitable, pero en el fondo se había resistido a enfrentarse con aquel hecho. Lo había desestimado para concentrarse en tareas más urgentes. O en otras opciones menos dolorosas…

Pero, después de lo que acababa de ocurrir, ya no podía negarlo o retrasarlo por más tiempo. Tenían que prepararle una trampa. Lo antes posible. Y Ness sería el cebo.

La abrazó de nuevo, empapándose de su contacto, de su aroma. Tenía que decírselo. Y aunque estaba convencido de que Ness querría exactamente lo mismo que él, ya que ella había sido la primera en sugerirlo, sabía también que utilizarla como cebo sería lo más difícil que tendría que hacer en su vida. Y no era su reacción ante el plan lo que más lo inquietaba. Era la suya propia.

Zac: Tenemos que hablar -le susurró al oído-.

Pese a sus esfuerzos, no pudo disimular el tono de miedo de su voz.

Vanessa se apartó de él, mirándolo a los ojos.

Ness: ¿Qué pasa, Zac?

Zac: No es lo que pasa, sino lo que va a pasar -desvió la mirada hacia Rogers-.

Aunque a lo largo de las siguientes horas el jefe de policía probablemente terminaría conociendo cada detalle del plan, lo último que necesitaba Zac en aquellos momentos era un testigo de la angustia que lo estaba corroyendo por dentro.

Miró a su alrededor. La puerta estaba salpicada de sangre. No podría sacar a Ness de allí. No mientras el cadáver de Palmer no hubiera sido retirado. De modo que, con testigos o no, tenía que decírselo.

Ness: Dímelo, Zac -le suplicó preocupada-.

Zac: Vamos a prepararle una trampa a Kane.

Vanessa asintió, apretando los labios.

Ness: Y me vais a utilizar como cebo.

Zac: Sí.

Ness: Bien -tenía los ojos húmedos, con las pupilas dilatadas. Pero a pesar de las lágrimas y del shock que había padecido, el brillo que latía en sus profundidades persistía. Limpio, claro y tenaz. Le puso una mano en el brazo-. Ya sabes que tienes perfecto derecho a hacerlo. En realidad, es lo único que puedes hacer.

Zac: Sí -la palabra se le atascó en la garganta-.

Rezó para que estuviera haciendo lo más adecuado. Porque, a esas alturas, las apuestas eran ya demasiado altas para permitirse cometer un error.


Vanessa se sentó al lado de Zac en la sala de reuniones de la comisaría de Grantsville. A lo largo de aquel día, la pequeña habitación se había transformado en una especie de cuartel general, con mapas, pizarras y diagramas en las paredes. Alrededor de la mesa había una docena de policías y agentes federales. El aroma del café de máquina flotaba en el aire.

A la cabecera de la mesa, Vincent Donatelli se hallaba de pie frente a un gran plano del sudoeste de Wisconsin, claveteado por alfileres de diversos colores. Con un puntero señaló una amplia zona que se extendía desde Grantsville hasta los alrededores de Madison.

Vince: Según la hora a la que fue vista Fiona Hamilton por última vez en su casa, la hora aproximada de su muerte y la hora en que fue descubierta en la casa de la profesora Hudgens, la víctima tuvo que ser asesinada en algún lugar de esta zona.

Vanessa estudió el terreno marcado con un círculo. La mayor parte se encontraba en la antigua región glaciar de Wisconsin, una tierra de colinas escabrosas y profundos barrancos, salpicada de granjas y diminutos pueblos, en el extremo sudoeste del Estado. Su baja densidad de población la convertía en un escenario ideal para Kane. Probablemente nadie habría oído los gritos de terror de su víctima.

Vince: Los restos encontrados en el cuerpo de la víctima también coinciden con el tipo de suelo de esta zona -continuó-.

El cuerpo de la víctima. La imagen de Fiona muerta asaltó de nuevo la mente de Ness, seguida por el rostro aterrorizado del agente Palmer. Cerrando los puños, se obligó a sobreponerse. Kane no volvería a matar. No si ella podía evitarlo. Era por eso por lo que estaba participando en aquella reunión. Y por lo que iba a arriesgar la vida. Para salvar a Brittany. Y para evitar que Kane siguiera asesinando.

Vince: Sabemos que dispone de un coche o de una camioneta, pero aún no hemos recibido todos los informes de los vehículos robados recientemente -añadió-.

Vanessa sintió moverse a Zac en su silla, a su lado, pero no lo miró. No quería ver la preocupación de sus ojos, la tensión de cada uno de sus músculos. Sabía que todavía se resentía de la decisión que había tomado de utilizarla como cebo. Lo que más ansiaba era dejarla al margen, en algún lugar donde pudiera estar a salvo. Lejos, pero a salvo. Solo que la incansable actividad de Kane lo había convencido de lo contrario.

En aquel momento, Donatelli fue señalando varios puntos del plano.

Vince: Tenemos controles en todas estas carreteras, revisando cada vehículo que pasa por ellas. La policía de esos condados está peinando la zona con perros y helicópteros.

Wiley: Tardaremos días en peinar una zona tan amplia. Incluso con helicópteros -intervino-. Dudo que tengamos mucho tiempo antes de que Kane vuelva a matar.

Vince: Ahí es donde interviene la profesora Hudgens.

Todas las miradas se clavaron en Vanessa. Gracias a Zac, tenía una idea general sobre la trampa que iban a tenderle a Kane. Pero aún no conocía los detalles.

Donatelli cedió la palabra a Zac.

Vince: ¿Efron?

Alzó bruscamente la mirada ante la mención de su nombre, como si acabaran de despertarlo de una pesadilla. Estaba tenso, pálido, preocupado. Estremecida, Vanessa procuró no mirarlo.

Zac: Kane intentará atacar de nuevo a la profesora Hudgens. Pero esta vez utilizaremos su agresividad en beneficio propio -su voz de barítono resonó en la sala. Ness no podía dejar de temblar mientras lo escuchaba. Zac se volvió entonces hacia ella-. Te instalaremos en una pequeña casa rural al norte de Grantsville. Hemos evacuado ya a sus dueños -bajó la voz hasta convertirla en un intenso y a la vez intimo rumor, como si los detalles de aquella trampa fueran un secreto entre ellos-.

Vanessa se obligó a concentrarse en sus palabras, en las particularidades de aquella trampa. No en su voz. Ni en la reacción que le provocaba.

Ni en el temor que la mantenía constantemente en tensión.

Zac: Situaremos allí un coche patrulla para que Kane crea que te estamos vigilando. Cuanto más desafiante sea el escenario para él, mejor. Le encanta retar y sorprender a la policía. Eso lo hace sentirse poderoso. Invencible.

Recordó de nuevo los fríos ojos de Kane, mirándola mientras arañaba la puerta de la habitación del hotel con su cuchillo. Y su astuta sonrisa. Bajo la mesa, cerró los puños con tanta fuerza que se clavó las uñas en las palmas.

Zac: Sospecho que o tiene bajo vigilancia la casa de la profesora Hudgens, o consigue sus informaciones gracias a una filtración de esta comisaría. Así que pasaremos por su casa para recoger sus cosas y filtraremos su localización. Y cuando aparezca Kane, que lo hará, tarde o temprano, nos echaremos encima de él con todos los efectivos disponibles.

De repente fue como si la habitación se estuviera estrechando, como si no hubiera suficiente aire. Vanessa nunca había experimentado antes un ataque de ansiedad, pero conocía los síntomas. Cerró los ojos y procuró respirar profundamente. Tenía sus motivos para estar así. La preocupación que veía en los ojos de Zac hablaba por sí sola. Pero el miedo no iba a impedirle hacer todo lo posible para salvar a Brittany. No cuando la vida de su hermana, y la de otras mujeres, dependía de ella.

Como si hubiera percibido su necesidad de ayuda, Zac apoyó una mano en su brazo.

Zac: No estarás sola, Ness. Un agente no se separará en ningún momento de ti.

El pulso le martilleaba en los oídos. Tampoco había estado sola cuando Kane fue a buscarla al hotel. El agente Palmer había sido comisionado para protegerla. Pero había muerto en el empeño. Eso era lo que más la inquietaba: la imagen del rostro de Palmer, bañado en sangre. Su mirada helada de terror. No podía soportar que Zac volviera a asignar esa misión a otro agente, para que corriera el mismo riesgo. Ni quería ni podía responsabilizarse de la pérdida de otra vida humana, ni siquiera aunque ese riesgo formara parte del trabajo de todo policía.

Miró a su alrededor. Todo el mundo estaba esperando a que Zac continuara desgranando los detalles del plan.

Ness: Necesito hablar contigo, Zac -vio que arqueaba una ceja. Decidida, se levantó-. Por favor.

Percibiendo su desesperación, se levantó también y la siguió al pasillo. Una vez cerrada la puerta, Vanessa se volvió hacia él.

Ness: Déjame quedarme sola en la casa rural.

Zac: Rotundamente no -pronunció, entrecerrando los ojos-.

Ness: No puedo dejar de pensar en el agente Palmer. Ahora está muerto. Ese hombre dio su vida por protegerme. Y ahora quieres asignarle esa misión a otra persona, otra persona que también puede morir por mi culpa… No puedes hacer eso.

Zac: Yo seré ese agente, Ness.

Ness: No -replicó alarmada-.

Zac: ¿No esperarás que te utilice como cebo para cazar a Kane sin estar a tu lado, verdad?

Por supuesto que no lo esperaba. ¿Por qué no se había dado cuenta de ello antes? Zac insistiría en estar allí, junto a ella, protegiéndola. Solo así debía de haber aceptado seguir adelante con aquel plan.

Sintió una punzada de pánico. Antes la había preocupado terriblemente la perspectiva de que un desconocido arriesgara su vida por ella. Pero eso era todavía peor. No podía soportar la perspectiva de que Zac pudiera estar en peligro, de que se interpusiera en el camino de Kane.

Ness: No, Zac. Por favor.

Clavó en ella su mirada azul cielo.

Zac: Así que no crees en lo que tú misma dijiste. -Vanessa lo miró sin comprender-. ¿No te acuerdas? Ayer, en la habitación del hotel, dijiste que juntos éramos más fuertes que separados. No lo crees, ¿verdad?

Suspiró. Sus propias palabras resonaron en sus oídos: «hace unos segundos yo me sentía fuerte y segura en tus brazos, y ahora no. Los dos éramos más fuertes. Juntos. Los dos lo necesitábamos». Había pronunciado aquellas palabras, y había creído en ellas. ¿Pero por qué no podía hacerlo ahora… cuando el hecho de estar juntos significaba que Zac iba a poner en riesgo su vida?

Se mordió el labio inferior. Quería proteger a Zac. Quería mantenerlo lejos de aquella casa rural, lejos de Kane. Lejos del peligro, y de la maldad. ¿Y no era precisamente eso lo que el propio Zac había estado intentando hacer con ella durante todo ese tiempo? ¿No era esa la opción que había tomado dos años atrás, cuando rompió su compromiso?

Tragó saliva. Era lo mismo. Con una sola diferencia. Ella no podía elegir. No podía alejarlo de su lado, por mucho que quisiera. Porque aunque él no creyera que juntos eran más fuertes, ella sí. Y tenía que ser coherente y atenerse a sus palabras. No podía ser de otra manera.

Ness: Juntos somos más fuertes, Zac. Creo en ello con todo mi corazón.

Asintió, como si hubiera estado esperando esa respuesta. Como si la hubiera dado por descontada. Sus ojos azul cielo parecían atravesarle el alma.

Zac: Pues entonces demuéstralo.




Si hasta hora las cosas estaban feas, ¡ahora están horribles! Esto va de mal en peor y de peor a fatal =S

¡Muchas gracias por los coments!

El próximo capi será super interesante, así que comentadme mucho y no os lo perdáis ;)

¡Un besi!


4 comentarios:

Unknown dijo...

Mm bueno, por un lado estoy alividada de qe Kane o halla matado a Ness.. Pero por otro lado o estoy aliviada para nada!

Se esta poniendo muy tensa la cosa y me da miedo.. Van a estar los dos solos en esa casa y me suena a amor y a miedo.

Van a estar los dos amandose por asi decirlo, pero esperando a la muerte por asi decirlo tambien..

Me da miedo, no me gustaria que les pase algo a los dos. Me gustaria verlos felicess y disfrutando de su amor.

Espero que subas pronto que YA muero de la intriga.

Unknown dijo...

Waaaaa yo si quiero mucho mucho drama, tipo de esas que estan solos en una casa y sienten que los persiguen jajaja, me encantaaaaaaaaaaaa!!
Ya quiero leer el siguiente capi!!
Tengo mas tiempo, estoy tranquila porque termine mi 3er semestre en la universidad :D

Siguela prontooo!!!

Lau B. dijo...

Hmm
me encanta que Ness alla comprendido como Zac se ha sentido todo ese tiempo... y ni siquiera porque ahora puede hacerlo mismo que el si no porque puede demostrarle que juntos son mas fuertes.
El alivio que senti cuando vi que Kane no le habia hecho nada a Ness es impresionante! ya quiero que atrampen a ese !"@&%$/!#
pero definitivamente lo que mas destaco de este capitulo es que Zac se ha mantenido al lado de Ness si o si, incluso a pesar de si mismo y de la tormenta que tiene por dentro y sobretodo a pesar de la culpa que lo carcome... creo que en esta novela ha estado mas que claro desde el principio que Zac ama a Vanessa
Publica Pronto!
Bye
Xx

Lau B. dijo...

Una cosa mas... cuando vas a publicar el test?
=P

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