topbella

viernes, 19 de julio de 2013

Capítulo 9


La noche parecía adensarse en el interior del coche de Zac como una mortaja negra, asfixiante. A Vanessa le costaba trabajo respirar. El pulso le atronaba en los oídos.

«Brittany».

Al principio Zac no había querido llevarla consigo. Sabía que habría preferido la muerte antes que invitarla a subir a su coche. Pero Ness tenía que ir. Tenía que verlo por sí misma. Así que allí estaba, de camino hacia el escenario del crimen. Del asesinato.

«Brittany».

Zac dobló una esquina y aminoró la velocidad. Había una media docena de coches patrulla. La calle estaba bloqueada. Zac frenó y mostró su credencial a los policías antes de seguir adelante.

Todo el perímetro de la propiedad de Vanessa estaba acordonado con cinta amarilla. Intermitentes luces rojas y azules barrían el sendero de entrada, el porche…

«Brittany».

Desde el coche Vanessa no alcanzaba a ver el cuerpo, pero sabía que estaba allí. Inspectores, forenses, técnicos de todo tipo ocupaban el porche. Un fotógrafo de la policía estaba tomando fotos con flash. Zac detuvo el coche.

Zac: Quédate aquí. Ahora mismo vuelvo.

Escuchó el tono de su voz, pero no pudo asimilar las palabras. Como si fueran una incomprensible mezcla de sonidos.

Zac: ¿Me has oído, Ness? Quédate en el coche. Ahora mismo vuelvo a buscarte.

Por lo menos esa vez logró asentir con la cabeza. Zac se la quedó mirando durante un rato, esforzándose por adivinar lo que podía estar pensando… o sintiendo. Con exquisita ternura, le apartó un mechón de cabello de la frente.

Zac: Aguanta, Ness. Tal vez no sea ella.

Ness: ¿Y si lo es? -preguntó con voz quebrada, extraña a sus propios oídos-.

Zac: Lo resistirás. Sobrevivirás, te lo prometo.

Sobreviviría allí donde Brittany había sucumbido. Al igual que cuando eran niñas. Tenía veintiséis años. Y su hermana veintidós. Pero nada había cambiado. Todo seguía igual que cuando eran niñas.

Zac: Ahora vuelvo -bajó del coche y cerró la puerta-.

Por unos instantes Ness se quedó inmóvil. Imágenes de un rostro pálido de mujer, con el cabello enmarañado y ojos muertos, sin vida, acribillaban su mente. Imágenes de la maldad de Kane.

Pese a lo que Zac le había dicho, le resultaba imposible quedarse en el coche. Por muy horrible que fuera, tenía que verlo. Tenía que saber si aquella mujer asesinada era Brittany. Reuniendo todo su valor, abrió la puerta. Le zumbaban los oídos. Cuando bajó del coche, las piernas apenas la sostenían.

Un paso, dos pasos… Caminó como pudo por el césped del jardín hacia las luces de los coches, hacia el porche de su casa. Tres pasos, cuatro. El zumbido era cada vez más fuerte, ahogando el rumor de las voces y el latido de su propio corazón. Llegó al sendero de entrada. Estaba cada vez más cerca de la multitud de gente. Del porche. De la muerte.

«Brittany».

El acre olor de la sangre fresca le revolvió el estómago. Aun así, se obligó a avanzar. Tenía que verlo por sí misma. Tenía que saberlo. Finalmente logró abrirse paso entre el círculo de policías y técnicos.

Zac: Ness -la agarró, intentando alejarla-.

La sangre brotaba del pecho abierto de la mujer. Tenía la melena castaña enredada en torno a su pálido rostro. Sus ojos sin vida parecían asomarse al alma de Vanessa.

Fiona Hamilton.

Se sintió barrida por una marea de horror y alivio mezclados. Le fallaron las rodillas. Unos fuertes brazos la sostuvieron por un instante antes de llevársela de allí. Lejos del cadáver. Lejos del hedor. Lejos de la muerte.

Zac. Lo abrazó desesperada, hundiendo el rostro en su pecho, sollozando.

Zac continuó abrazándola después de que los sollozos hubieran cesado. No debió haberla dejado sola en el coche. Si hubiera dejado un agente de policía a su cargo, no le habría permitido llegar hasta el porche. No habría visto el cadáver de Fiona. No habría sido testigo, de primera mano, del mal de Kane.

Apretó la mejilla contra su pelo, llenándose los pulmones de su aroma. Por encima de su cabeza podía ver a Donatelli dirigiendo los trabajos de los técnicos. Sabía que, una vez aparecido el primer cadáver, el agente del FBI recurriría a cualquier medio para capturar a Kane. Y Ness figuraba la primera de la lista, como cebo humano.

De modo que tendría que contenerlo durante el mayor tiempo posible. Y, mientras tanto, necesitaría ofrecerle una alternativa. Miró a Wiley, husmeando por el perímetro de la escena del crimen. Podría empezar transmitiéndole a Donatelli los comentarios que había hecho Fiona sobre el inspector.

Zac: Tengo que irme, Ness.

Asintió, pero no lo soltó. Zac se obligó a apartarla y la miró a los ojos.

Ness: Tranquilo. Estaré bien -su voz era firme, pero sus dilatadas pupilas y su mortecina palidez la desmentían-.

La besó en la frente. Por mucho que detestara la idea de separarse de ella, tenía que hacerlo. Su abrazo tal vez tuviera un efecto reconfortante a corto plazo, inmediatamente después de que viera el cadáver. Pero, a largo plazo, no podía consolarla. Solo podía provocarle más dolor. Y contaminarla aún más con el mal de Kane.

Lo único que podía hacer era su trabajo. Encontrar a Kane. Encontrar a Brittany. Y encontrar a alguien que pudiera proteger realmente a Ness.

Zac: Haré que un agente te lleve de regreso al hotel y se quede en la puerta, vigilando. -Con un nudo en la garganta, Vanessa asintió-. No sé cuándo volveré. Quiero estudiar bien el escenario, y asistir a la autopsia. Y luego está el director Wiley y los guardias a los que sobornó.

Ness: Así que tardarás en volver.

Zac: Sí.

Aspiró profundamente, como intentando reunir fuerzas. Zac sintió el abrumador impulso de llevarla a un lugar seguro y protegerla personalmente. Pero no podía.

Ness: El jefe de policía Rogers quería hacerme unas preguntas sobre Brittany. ¿Podrías decirle que vaya al hotel?

Zac: Necesitas descansar, Ness. Necesitas recuperarte.

Ness: ¿Mientras Kane le hace a Brittany lo mismo que acaba de hacerle a Fiona? No. Tengo que hacer lo que sea con tal de detenerlo. Y tú también.

Zac: De acuerdo -cedió, suspirando. No tenía sentido discutir. Y no podía culparla. Él habría hecho exactamente lo mismo-. Se lo diré.

Nes: Gracias -forzó una temblorosa sonrisa, una sonrisa que no logró engañarlo ni por un segundo-. Estaré bien, Zac. Tú concéntrate en encontrar a Brittany. Antes de que Kane también la mate a ella.

La miró a los ojos. Y, apretando los dientes, se obligó a soltarla.


Zac conocía bien aquel olor que impregnaba la sala de autopsias, acre como el de la sangre fresca. Parecía colorear el aire como una nube roja, empapando la ropa, la piel, el pelo…

Vince: ¿Efron? -pasó al lado del forense de la policía sin mirarlo siquiera y se dirigió directamente hacia Zac. Como él, llevaba puesto un traje protector-. Necesito hablar contigo.

Zac: Dispara -repuso, preparándose para lo peor-.

Vince: Quiero prepararle una trampa a Kane. Y utilizar a Vanessa Hudgens como cebo.

Fue como si un trueno estallara en los oídos de Zac. Quiso protestar, enumerarle las razones por las que no debería hacer una cosa así. Asegurarle que esa trampa jamás funcionaría. Pero no podía mentir.

Zac: ¿Y quieres que yo la asesore?

Vince: Sí. Quiero que te concentres en la tarea. Y que te asegures de que no ha cambiado de opinión al respecto.

Zac se obligó a asentir con la cabeza. Donatelli no tenía por qué preocuparse de que Ness fuera a cambiar de idea. Estaba decidida a todo con tal de salvar a Brittany.

Zac: Bien. Me pondré con ello después de la autopsia.

Donatelli asintió. Después de mirar su reloj, se volvió hacia el forense de la policía.

El médico tenía una inequívoca tos de fumador. De rostro colorado, encajaba más con la imagen de Santa Claus que con la de un hombre que diseccionaba cuerpos humanos como forma de vida.

Vince: ¿No se suponía que Pete Wiley debería estar presente? ¿O es que solamente van a estar presentes los federales?

Todavía no había tenido Zac oportunidad de enfrentarse con el inspector. Pero ardía en deseos de hacerlo. Y de arrancarle algunas respuestas.

Zac: Empezaremos sin Wiley.

A su lado, Donatelli aprobó la decisión.

Vince: Adelante.

El forense pulsó el botón lateral de una caja y el cuerpo de Fiona Hamilton quedó al descubierto. Como las otras víctimas de Kane, presentaba un corte de cuchillo en canal, desde la base del cuello hasta la pelvis. Zac se vio asaltado por una oleada de furia. Aquel cadáver lo acosaba, lo atormentaba… al igual que los otros. La crueldad de la que había sido víctima. La humillación y el dolor que debió de haber padecido. La maldad.

Maldijo a Kane una vez más, con todas sus fuerzas.

Zac tomó notas mientras el forense dictaba sus observaciones a su ayudante, que a su vez se esforzaba por fotografiar y documentar cada herida que Fiona había sufrido. Había marcas de ligaduras en las muñecas y en el cuello. Las manos, las rodillas y las plantas de los pies estaban magullados y tenían restos de hierbas y barro. Como a sus demás víctimas, Kane la había liberado en el bosque para dedicarse a darle caza. Solo después de haberla asesinado, había transportado su cadáver hasta el porche de la casa de Vanessa.

Tenía que haber elegido un entorno apartado y solitario para su ritual de cacería. ¿Tal vez la gran propiedad de Fiona? Imposible. Si Kane la hubiera torturado y dado caza en su misma finca, los policías que habían estado allí de guardia habrían oído sus gritos. Y dado que Ness y él la habían visto apenas unas horas antes de que muriera, aquel lugar apartado y solitario al que se la había llevado no podía estar muy lejos ni de la casa de Fiona ni de la de Vanessa.

Examinó con atención los restos de barro, hierbas y agujas de pino que tenía pegados a la sangre de las plantas de los pies, las manos y las rodillas. Podía pertenecer a cualquier bosque del sur de Wisconsin. Pero un análisis más detenido estrecharía considerablemente las posibilidades. Eso, junto con lo que ya sabían acerca del momento en que había ocurrido el asesinato, podría darles una idea bastante exacta de su localización.

Zac: Necesitaremos un análisis de laboratorio lo más completo posible de estos restos -le dijo al forense-.

Forense: De acuerdo.

Su ayudante se dedicó a recoger unas muestras mientras su jefe continuaba con su labor. Una vez guardadas en un sobre de plástico, se dirigió al laboratorio. Pete Wiley entró en aquel instante en la sala.

El forense alzó la mirada del cuerpo.

Forense: Me alegro de verte, Pete. Me obligas a levantarme a una hora tan inoportuna y ni siquiera tienes la decencia de llegar a tiempo para la autopsia.

Wiley: Siento el retraso, Doc.

Zac miró a Wiley. Tenía ojeras y parecía visiblemente cansado.

Zac: Necesitamos hablar Wiley.

Wiley: ¿Qué ha pasado? -un brillo de desconfianza asomó a sus ojos-.

Zac: Me temo que usted lo sabe mucho mejor que nosotros -lo fulminó con la mirada-. ¿Por qué no le dijo a Donatelli o a mí que Fiona Hamilton estaba sobornando a los guardias de la prisión a cambio de beneficios para Kane?

Wiley: ¡Qué diablos…! -estalló, rojo de furia, y añadió despreciativo-: ¿Por qué no lo averiguaron ustedes? ¿Acaso tengo que decírselo yo todo?

Zac: Así no es como funciona esto, y usted lo sabe, Wiley. Se supone que tenemos que trabajar juntos.

Wiley: ¿Trabajar juntos? Ustedes exageraron la importancia de un maldito avistamiento de Kane en la frontera para poder tomar las riendas de todo este asunto.

Zac miró a Wiley. Sabía desde el principio que no le había gustado nada perder el control del caso. Su insolidario hermetismo… ¿se debería simplemente al resentimiento que albergaba hacia el FBI? Tenía que admitir que eso era bastante posible. Ya lo había visto antes. Muchas veces.

Zac: ¿Le importaría explicarnos cómo llegó a enterarse de lo del soborno, inspector?

Wiley: Eso es asunto de la policía.

Zac: Quiero respuestas, Wiley.

Wiley: Por un chivatazo de uno de los guardias, hace unas semanas. Se quejó de que Kane estaba recibiendo tratamiento preferente. Al parecer se lo comunicó al director, pero no hubo resultados. Pensó que Hanson podía estar implicado. Precisamente estaba investigando aquel asunto cuando Kane se escapó.

Zac asintió. La explicación de Wiley sonaba creíble. Y sería muy fácil de comprobar.

Wiley: Sé lo que está intentando hacer, Efron. Quiere localizar al hombre que ayudó a Kane para evitar que su querida profesora se exponga como cebo. ¿Pues sabe una cosa? Me he hartado de investigar a esos guardias y no he encontrado nada más que nimiedades. Simplemente unos cuantos dólares a cambio de una hora de televisión más al día.

Donatelli se le encaró, ceñudo.

Vince: Será mejor que me entregue rápidamente una copia de esos informes, inspector.

El cerebro de Zac estaba trabajando a toda velocidad. Los guardias no habían sido los únicos en ayudar a escapar a Kane. También estaba el director Hanson. Como si le hubiera leído el pensamiento, Wiley sonrió, irónico.

Wiley: Si está pensando en Hanson, yo que usted no me haría muchas ilusiones. He estado investigando sus cuentas bancarias. La tía de su esposa murió recientemente, con lo que ha recibido alguna inyección de dinero. Pero, aparte de eso, el hombre vive solamente de su sueldo. Además, desde que usted nos alertó anoche, lo hemos estado vigilando. Y sus actividades no son nada sospechosas.

Quizá no, pensó Zac. Pero Hanson debía de haber tenido un poderoso motivo para ayudar a Kane. Un motivo que nada tenía que ver con el dinero… y sobre todo con la venganza. Aun así, Hanson no era la única posibilidad. El propio Wiley también era sospechoso.

Zac: Es obvio que siente un profundo disgusto por Vanessa Hudgens. Y por su hermana. ¿Por qué?

Wiley: ¿Qué importa eso? Yo me he limitado a hacer mi trabajo.

Zac se dijo que eso no respondía a su pregunta.

Zac: ¿Qué es lo que tiene contra ella?

Wiley: Más bien debería preguntarme qué es lo que no tengo en contra -replicó, esbozando una mueca de asco-. ¿Quiere saber lo que pienso de las mujeres como ellas? ¿De veras quiere saberlo? -Zac no dijo nada. Simplemente esperó a que continuara-. ¿De las mujeres que encuentran monstruos como Kane y se entretienen en jugar con ellos, en jugar con el peligro? Me da igual que los estudien o que se casen con ellos. Me ponen igual de enfermo. Mire lo que le ha pasado a la señora Hamilton… -desvió la mirada hacia el cadáver- …Esas mujeres no pueden ver a Kane como el monstruo que realmente es. No. Prefieren verlo como una fascinante y excitante víctima del mal funcionamiento de la ley. Nos culpan a nosotros para glorificarlo a él. Eso me da náuseas.

En el fondo, Zac podía comprender la reacción del inspector. Él mismo había experimentado aquella frustración más de una vez. Al parecer, Wiley podía ser culpable de muchas cosas, pero ayudar a Kane no figuraba entre ellas.

Forense: Amigos, antes de que sigan hablando, creo que les interesará echar un vistazo a esto… -les interrumpió-.

Zac se tensó de inmediato. Bajo los potentes focos, algo brillaba en el fondo del pecho abierto del cadáver. Una vez fotografiado, el forense sacó el objeto con unos fórceps. Era una cadena de plata, llena de sangre, de la que colgaba un diminuto portafotos en forma de óvalo.

Donatelli se inclinó hacia delante para observarlo mejor.

Vince: ¿Un portafotos?

A Zac se le revolvió el estómago al pensar en la foto de Ness y Brittany, sentadas en el banco del porche y rodeadas de sus ositos de peluche. En aquella imagen, Brittany llevaba un guardapelo colgado del cuello que se parecía muchísimo a aquel.

Zac: Ábralo.

Así lo hizo el forense. Contenía una fotografía de Ness posando en los escalones del porche… en el preciso lugar donde había aparecido el cadáver de Fiona. La foto estaba cortada por la mitad, al igual que la instantánea de Brittany que habían encontrado en la celda de Kane. Y en la parte inferior había una única palabra escrita con sangre: «Mía».

Zac sintió que el miedo le atenazaba la garganta, estrangulándolo. Se apartó bruscamente del cadáver, con el pulso atronándole los oídos.

Ya seguiría después con Wiley. Ahora tenía que ir a buscar a Ness. Y, por el camino, rezar para que no fuera demasiado tarde.


Vanessa caminaba de un lado a otro de la habitación del hotel, mirando sin cesar su reloj. Rogers le había asegurado que se pasaría por allí tan pronto como hubiera terminado de examinar el escenario del crimen.

Y ya debería haber llegado. Miles de preguntas acribillaban su mente. ¿Habría encontrado la policía alguna pista? ¿Habría localizado al propio Kane?

¿O acaso habían hallado algún otro cuerpo? Quizá el de Brittany… Ni siquiera podía llamar a Zac para preguntarle. Ya le había costado demasiado tener que dejarla sola. Y por mucho que ansiara sentir sus brazos en torno suyo, no podía telefonearle ahora. No quería preocuparlo y distraerlo cuando lo que necesitaba era concentrar todas sus energías en encontrar a Kane.

Pensó en el policía uniformado que estaba de guardia ante su puerta. Tal vez él supiera algo acerca del retraso de su superior.

Nada más abrir la puerta, se encontró con la mirada amable del agente Palmer.

Palmer: ¿Puedo hacer algo por usted? -le preguntó sonriente-.

Ness: Hace rato que debería haber venido el jefe Rogers. ¿Sabe usted si se ha producido alguna emergencia… algún incidente que le haya hecho retrasarse?

El agente negó con la cabeza, apoyando una mano en el transmisor que llevaba a la cintura.

Palmer: No. Ya la avisaré si se sabe algo nuevo.

Ness: Gracias.

Palmer: ¿Desea algo más?

Ness: No, estoy perfectamente -mintió-.

Palmer: Si quiere algo de comer, ya sabe que puede pedir que se lo suban.

Ness: No tengo hambre, gracias -pero de inmediato pensó en él-. Aunque a lo mejor usted sí. ¿Quiere que le pida algo?

Palmer: Oh, no, señora, gracias. Solo estaba preocupado por usted.

Ness: Gracias otra vez.

Palmer: Asegúrese de echar el cerrojo.

Así lo hizo. Y echó también la cadena. Tan nerviosa como antes, siguió caminando de un lado a otro de la habitación. Estaba agotada. La noche anterior apenas había dormido un par de horas. Pero eso había sido con Zac abrazándola, protegiéndola. Porque en aquel momento, con la luz de la mañana filtrándose a través de las cortinas, después de los últimos acontecimientos, ni siquiera era capaz de cerrar los ojos. Y dormir se le antojaba una distante y absurda fantasía…

De repente llamaron a la puerta. El corazón le dio un vuelco en el pecho. ¿Habría llegado al fin Rogers? ¿O acaso el agente Palmer había escuchado alguna noticia nueva en su transmisor? Atravesó rápidamente la habitación. Ya estaba a punto de abrir la puerta cuando se lo pensó mejor y se asomó a la mirilla.

Unos ojos fríos la miraron desde un rostro joven, aniñado. El odio que despedían parecía atravesar la puerta. Derek Kane. Sonrió, descubriendo unos dientes blancos, perfectos.

Un ruido áspero y continuado la sacó de su ensimismamiento. El de la hoja de un cuchillo arañando lentamente la madera de la puerta.




¡Qué mal, qué mal, qué mal, qué mal, qué maaaaaaal...!
¡El peligro se acerca, chicas! Más vale que Zac se de mucha prisa.
Y más vale que comentéis mucho para que ponga el próximo capi pronto XD
Va a estar interesante, ¡seguro!

¡Un besi!


8 comentarios:

Unknown dijo...

OMOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! *.*
Me suuuperhipermega encantó este capiii!!!!!!!!!! WAaaaaaaaaaaa!!!
Q paso con el agente que vigilaba la puerta??? T_T

Otra, otra, otra!!!! Me encantaa esta noveeeeeeeee!!!!

Anónimo dijo...

oh por Dios, no creo que pueda dormir. Espero que Zac llegue pronto & pueda salvarla. Siguela por favor

att. Naya

Anónimo dijo...

no puedo creer que me haya perdido tantas cosas, fue impresionante el capitulo , y ahora quiero mas¡¡¡
que llegue saca por favor, que no le pase nada a nessa
saludos yoha

Unknown dijo...

AAAY NONONONONONONON!
POR FAVOORRR! DIME QUE ESO FUE UN SUEÑO TE LO PIDO!
QUE ESE NO SEA EL MALDITO!! Y NESS.. ESTA SOLA E INDEFENSA!
Y ZAC NO EST CON ELLAA!!!

Unknown dijo...

ESTE CAPITULO SI ME HA DADO MUCHO MIEDO!!
O SEA.. ME DA MIEDO LA VIDA DE NESS Y LO QUE EL MALDITO PUEDA LLEGAR A HACER.
ESPERO QUE ZAC LLEGUE PRONTO! Y TERMINEN JUNTOS.. QUIERO QUE YA ATRAPEN AL MALDITO Y EN LOS DEMAS CAPITULOS HABLE SOLO DE LA FELICIDAD DE ZAC Y VANE.

Unknown dijo...




SUBE PRONTOO PORFAVORR!!

Lau B. dijo...

Te puedo jurar que estoy llorando ahora mismo y siento como que me encantaria estar en ese lugar y partirle en la cabeza a Kane una silla o lo que tenga a la mano!
me da mucho asco la gente que disfruta del dolor de los demas es deplorable!
por favor que llegue Zac y que no lastime a Ness!
Necesitamos un hereo que llegue a salvar a Ness...
todo parece haber dado la vuelta y Kane es un monstruo repulsivo!
Publica pronto!
Bye
Xx

Lau B. dijo...

Una cosa mas... cuando vas a publicar el test?
=P

Publicar un comentario

Perfil