topbella

domingo, 14 de abril de 2013

Capítulo 4


La última vez que lo sugirió ella le dio en la cabeza con un cucharón.

Vanessa se imaginó a sí misma en un espejo y dejó escapar un suspiro de frustración y vergüenza. Sentada a horcajadas sobre Zac, con la blusa abierta, el sujetador bajado... debía ser la viva imagen de la lascivia.

Ojala él no hubiera hecho esa pregunta. Ojala hubiera seguido con su silenciosa seducción. Ojala la hubiera dejado pensar que ella era solo Vanessa y él solo Zac, que el resto del mundo y sus problemas no existían.

Pero ella no era solo Vanessa. Y no podía creer que una noche de sexo, aunque fuera con Zac, iba a cambiar nada.

Un revolcón, especialmente con Zac, solo le complicaría aún más la vida.

¿Qué demonios estaba haciendo sobre sus rodillas?

Suspirando, bajó la cabeza y la apoyó en su frente.

Ness: No, parece que no.

Zac: Me lo temía -musitó-.

Vanessa sonrió. Se sentía absurdamente cómoda así, medio desnuda encima de aquel hombre.

Zac: ¿Estás segura?

Ness: Sí.

Cuando él arañó suavemente la costura central del pantalón, Vanessa se lo pensó un momento. Pero enseguida se levantó. No podían seguir, era imposible.

Zac: Pensé que ibas a fingir que no sentías nada... otra vez.

Ness: Tú sabes perfectamente que he sentido algo.

Zac: ¿Algo?

Algo, un relámpago, un rayo, las olas chocando contra la playa, un deseo increíble... Pero no pensaba decírselo.

Ness: Mucho.

Zac: Mucho, ¿eh? -rió-.

Ness: Aunque creas lo contrario...

Zac: Lo sé, lo sé. Tú normalmente no haces estas cosas.

Ness: ¿Tan evidente es?

Le habían llamado «fría» antes; hombres que no entendían su falta de interés por ellos. Cuando le dejó claro a su prometido que, a pesar de las intenciones de su familia, no pensaba acostarse con él, Drake empezó a llamarla la «princesa de hielo».

Pero «fría» no era una palabra que usaría para describirse a sí misma cuando estaba con Zac.

Zac: ¿Por qué crees que te he preguntado si venías a casa conmigo? Porque sabía que si te parabas a pensar un momento dirías que no.

Ness: Entonces, ¿por qué has preguntado?

Zac: Porque me gustas, Vanessa -contestó pasando una mano por su pelo-. Y te deseo. Tanto como para llevarte a mi casa y hacerte el amor hasta que salga el sol. Pero te despertarías mañana convencida de haber cometido un error. Y eso no me gustaría nada.

Vanessa apartó la mirada para abrocharse la blusa. Tenía razón. Si se hubiera ido con él...

Si hubieran terminado lo que empezaron allí mismo, en la silla, lo lamentaría enormemente. Y si lo lamentaba se marcharía del restaurante.

Había abandonado a su familia, ¿no? Y a su prometido. ¿Por qué Zac iba a ser diferente?

Pero lo era. No habría podido alejarse de él y eso complicaría las cosas.

Zac: Venga, te acompaño a casa de mi hermana.

Vanessa asintió, sin decir nada.

Tenía miedo de quedarse dormida. Tenía miedo de verse en sueños sentada en las rodillas de Zac, con los brazos alrededor de su cuello. Temía que, en sus sueños, no podría dejar de besarlo.

Y tenía miedo de despertar y seguir deseándolo.

Por el contrario, soñó con el paseo que dieron desde el bar hasta la casa de Miley. Sus pasos resonaban por la calle desierta a las tres de la mañana. Las ramas de los árboles ocultaban en parte la luz de las farolas, creando sombras sobre el pavimento. Fue un paseo extrañamente íntimo. Cuando pasaron al lado de un rosal, Zac tomó una rosa y se la puso a ella en el pelo.


En el sueño, oía su voz: ¿Y ahora qué, Vanessa?

«Nada», contestaba ella, sintiendo una tristeza abrumadora. «No pasa nada».

Pero entonces oyó de nuevo la voz de Zac: «Cuando cambies de opinión, estaré aquí».

Vanessa se despertó con una sonrisa en los labios. De incredulidad, claro.

Pero se sentía cómoda, segura. Y feliz. Y hacía mucho tiempo que no se sentía así.

Estaba en una habitación pequeña, con el techo abuhardillado y las paredes pintadas de color mantequilla. El suelo era de madera y había una ventana con un asiento lleno de cojines para mirar la calle. Vanessa se imaginó a sí misma leyendo un libro durante una tarde lluviosa y deseó poder quedarse allí el tiempo suficiente.

Miley había dejado una nota sobre la cómoda:

Vanessa,

Espero que hayas dormido bien. El baño está al final del pasillo. Usa todo lo que necesites y lo mismo en la cocina. Si encuentras algo comestible, claro.

Zac me ha dicho que no vayas al restaurante hasta las cuatro, pero que lleves los papeles para el contrato. Me voy a trabajar; nos vemos luego.

Bienvenida,
Miley

Vanessa se dejó caer sobre la cama. Había olvidado el contrato, pero su jefe no.

Pensaría en ello más tarde, se dijo. En aquel momento lo que necesitaba era una ducha. Mientras se lavaba el pelo se dio cuenta de que las raíces negras empezaban a asomar. Se lo había teñido el día que desapareció, en una peluquería a la que no iba ninguna de sus amigas. Con el corte y el nuevo color tenía un aspecto diferente. Parecía más joven, más vulnerable que nunca. Y nadie la reconocería.

En aquel momento no tenía dinero para ir a la peluquería, pero esperaba aguantar un par de semanas más sin llamar la atención.

Entonces pensó en los papeles para el contrato. ¿Qué podía hacer? ¿Decirle que se los habían robado? Pero eso no serviría de nada... Tendría que denunciar el robo y, una semana más tarde, Zac volvería a pedírselos.

En una película de espías siempre era facilísimo conseguir papeles falsos, pero en la vida real... Seguro que John LeCarre nunca había tenido que hacerse pasar por otro.

Mientras se ponía los zapatos, Vanessa decidió que, aunque la historia no valiese de mucho, el robo de los papeles le daría una semana más. Quizá en una semana se le ocurriría algo.

Una vez en la calle compró el Sun Times y el Tribune para comprobar si su familia había comunicado su desaparición.

Nada.

Ni una sola palabra sobre su desaparición en dos semanas.

No esperaba encontrar en las portadas un titular tipo «¡Heredera secuestrada!» ni nada parecido, pero la falta de noticias era muy extraña.

Ella era una persona conocida y solía aparecer en las crónicas de sociedad del periódico, pero nadie mencionaba su nombre para nada.

Suspirando, Vanessa guardó los periódicos en el bolso y se acercó a una cabina. Quizá Parker podría darle alguna respuesta.

De nuevo, uno de los mejores chefs de Chicago se enfadó porque, según él, las doce del mediodía no era una hora decente. Pero se alegró mucho de hablar con ella y le explicó el misterio de que su familia no hubiera comunicado su desaparición.

Ness: ¿Qué?

Parker: Van diciendo por ahí que estabas muy triste por la muerte de tu abuela, chérie. Que, tras su muerte, sufriste una depresión y estás recluida en un sanatorio de esos para mujeres ricas. Ya sabes, como la mujer del ex presidente...

Ness: ¡Por favor! ¿Le han contado a la gente que estoy en una clínica de rehabilitación? ¿Quién se va a creer eso?

Parker: Ma chére, si no apareces pronto, se lo creerá todo el mundo.

Ness: Qué horror -murmuró-.

Parker: Todo se arreglaría si volvieras a casa.

Ness: No puedo, Parker.

Parker: ¿Por qué no?

Vanessa respiró profundamente. Tenía que compartir sus penas con alguien.

Ness: Quieren vender los restaurantes.

Parker: ¿Quién?

Ness: Mi familia, Parker. Y Drake. Ya tenían comprador.

Al otro lado del hilo hubo un largo silencio. Parker llevaba años trabajando para el grupo Hudgens y Vanessa sabía que esa noticia lo disgustaría terriblemente. Había trabajado en todos los restaurantes de la cadena y, para él, eran como sus hijos. Durante los últimos diez años se había convertido en el rey del Nice, el mejor de todos.

Parker: ¿Incluso el mío?

Ness: Sí.

Parker: ¿Estás segura?

Ness: Completamente -suspiró-.

Parker: Pero no entiendo... Tu abuela te dejó a cargo de toda la cadena, ¿no?

Ness: No exactamente. Me hizo gerente de la cadena, pero Drake es el presidente.

Drake había conseguido ese puesto convenciendo a su madre de que, dadas las relaciones entre ambas familias, él sería la imagen perfecta para la cadena Hudgens.

Parker: Ese tipo no sabe la diferencia entre un paté y un... bueno, da igual -suspiró-. Yo pensé que tú eras la propietaria, Vanessa.

Ness: Tengo una parte, pero no todo. Mi abuela quería cambiar el testamento, pero se puso enferma... Me dejó el cincuenta por ciento de la cadena Hudgens. Suficiente como para que no puedan venderla sin contar conmigo, pero tampoco yo puedo quitármelos de encima.

Parker: ¿A esos idiotas?

Ness: Sí, a esos idiotas -sonrió. Su supuesto novio, su madre, su familia. Gente que debería apoyarla, no traicionarla-. Parker, me he quedado sin monedas. A ver si puedes enterarte de algo, ¿de acuerdo? Creo que tengo una última posibilidad. Si ocurre algo importante, puedes dejarme un mensaje en... en un restaurante que se llama Zac's. Pero no se lo digas a nadie.

Vanessa utilizó las horas que le quedaban antes de ir a trabajar para hacer un último intento por salvar sus restaurantes. Era curioso, pensó; hasta aquel momento no había pensado en ellos como «sus restaurantes».

Pero eran suyos.

Y se sentía orgullosa.

Para Drake y su madre solo eran inversiones. Dinero que usaban para irse de vacaciones por el Mediterráneo o comprar ropa de diseño. Nunca entendieron lo que significaba para su abuela, lo que significaba para ella misma que una tiendecita en la calle State se hubiera convertido en una cadena de lujosos restaurantes.

Vanessa imaginaba a los ejecutivos de las empresas interesadas en comprarlos como a bestias babeantes; los imaginaba como galgos dispuestos a salir corriendo para quedarse con el mejor bocado. Pero eso era injusto. Ninguno de ellos sabía que los que proponían la venta de la cadena Hudgens no estaban autorizados para ello.

Y eso le dio una idea.

En menos de una hora hizo una lista de instrucciones para su abogado. Habría querido arreglar el asunto con su familia de manera amistosa, pero si era necesario usar todas sus armas, lo haría.

Drake y su madre se darían cuenta de que no eran los únicos capaces de traicionar a los de su propia sangre.


Zac sonrió al verla.

Zac: Hola, Vanessa.

Ness: ¿Qué tal ha ido la comida?

Aquél había sido el primer día que el restaurante estuvo abierto a la hora del almuerzo, aunque Zac esperaba que no hubiese mucha gente.

Zac: Mejor de lo que creía. Seguramente porque me estuvo ayudando Drew -sonrió señalando a un hombre que estaba detrás de la barra-. Vanessa, te presento a Drew Seeley, el marido de Brittany. Y el mejor abogado de Chicago.

Drew: No le hagas caso -sonrió-. Está impresionado porque convencí a los inspectores para que nos diesen la licencia en menos de dos días. Un golpe de suerte.

Alto y rubio, se parecía un poco a Clark Kent.

Era comprensible que Brittany se fuera a casa todos los días con una sonrisa en los labios, pensó Vanessa.

Zac: No vale de nada abrir un bar si las autoridades se niegan a darte la licencia -rió-.

Ella intentó sonreír. Aunque no le hacía gracia tener que enfrentarse con un abogado. Particularmente, con uno que la miraba especulativamente, como intentando recordar su cara. ¿Y si la había reconocido?

El contraste con Zac era tremendo. Drew era el tipo de hombre al que Vanessa estaba acostumbrada: sofisticado, elegante, atractivo. Aunque ella lo miraba como se mira una fotografía de Ansel Adams, con cierta admiración, pero sin ganas de comprar.

Con Zac, sin embargo, le pasaba lo contrario.

Tenía aspecto de hombre duro, pero tierno. El tipo de hombre que era capaz de besar a una mujer en medio de un bar o acompañarla a casa sin intentar darle la mano siquiera. Perseguía sus objetivos sin descanso, era muy trabajador y se preocupaba tanto de sus empleados como para buscarles una casa.

Y, además, la hacía perder la cabeza.

Vanessa se alegró de que Zac saliera de la barra. Le resultaba difícil mirarlo y no imaginarlo desnudo...

Zac: Ven, vamos a terminar con el papeleo.

Ella tragó saliva. No podía contarle que le habían robado el monedero. Era ridículo.

Pero, ¿decirle la verdad? Imposible. No lo conocía lo suficiente. ¿Y si, al saber quién era, se lanzaba al teléfono para hablar con los periódicos? La publicidad que eso le daría no tenía precio: Vanessa Hudgens trabaja como camarera en el restaurante Zac's.

O podría llamar a su familia por pena, pensando que así arreglaría las cosas.

Además, no podía decir nada delante de Drew.

Ness: No puedo rellenar esos papeles.

Zac: ¿Por qué?

Aunque no parecía sorprendido.

Ness: ¿Importa mucho?

Zac: Claro que importa. ¿Qué pasa, Vanessa, has cometido algún delito?

Ness: Claro que no.

Zac sonrió.

Zac: Yo te ayudaría aunque acabases de robar un banco.

Ness: Si no me hubieras dado trabajo, lo habría hecho -murmuró-. No puedo rellenar esos papeles y no puedo explicarte por qué.

Zac: Y yo no puedo pagarte en negro.

Al menos, no parecía enfadado. Un poco triste sí. Quizá podría pasar por allí para verlo de vez en cuando. Aunque tendría que irse de la casa de Miley...

Zac: Vanessa, mírame. Tú sabes lo importante que es este restaurante para mí. Tan importante que no puedo arriesgarme a meter la pata.

Ness: Lo sé. Y lamento mucho darte problemas, de verdad. Sé que tendrás mucho éxito porque eres muy trabajador y...

Zac: Viniendo de ti, eso es un halago.

Vanessa se mordió los labios. Si tuviera valor... pero no podía hacerlo. No podía decirle quién era porque la vería como a una tonta niña rica que no ha tenido nunca un problema de verdad.

Zac se quedó en silencio, como si estuviera intentando tomar una decisión.

Zac: No puedo pagarte en negro.

Ness: Entiendo...

Zac: Oye, Drew, tengo que hacerte una pregunta legal.

Drew: Dime.

Zac: Si me equivocase al cumplimentar los papeles de la Seguridad Social de un empleado, ¿qué pasaría?

Drew levantó la mirada, sorprendido.

Drew: No creo que pasara nada. Lo corriges dentro de unos meses y en paz.

Zac: ¿Qué dices, Vanessa? -preguntó entonces-. Estamos en octubre. Te doy hasta el día treinta y uno de diciembre para solucionar esta situación. Y te ayudaré en todo lo que pueda.

Vanessa lo miró, atónita. ¿Haría eso por ella?

Ness: ¿Lo dices en serio?

Zac: Claro. Pero el treinta y uno de diciembre tienes que darme un número de la Seguridad Social. A partir de entonces no podrás seguir escondiéndote. ¿Trato hecho?




Cuando un tio infringe la ley por ti, esta claro que te quiere XD.
Zac, ¡eres idiota! ¿Para qué preguntas? De haberte quedado callado habríais amanecido los dos juntitos. Pero Vanessa también es idiota. ¿Quién en su sano juicio se arrepentiría de hacer el amor toda la noche con un tio como Zac? Solo ella ¬_¬

¡Ey! Thank you very much por los coments! ¡Qué contenta me puse! Ojala tuviera tantos comentarios en un día, así pondría capi every day.

Gracias por las felicitaciones de cumple.
Lau, es curioso que digas lo de que nos gusta que los hombres traten bien a sus madres, hermanas, etc. Porque Vanessa, la de verdad, dijo eso cuando estuvo en El hormiguero, un programa de la tele aquí en España y pues el Zac de verdad apuesto a que es muy bueno con su madre. No sé si sabes a donde quiero llegar... XD XD
Mi parte favorita también es la del cucharón XD. Y como ves, no te has equivocado. No han hecho nada (¬_¬). Al menos por ahora ;)

¡Abigail, qué surprise! Me ha alegrado saber de ti. Y me alegro de que te gustara La última noche en Los Ángeles. Respecto a tu problemilla con tu cuenta, te diré lo que puedes hacer. En la página de Google arriba pone: Búsqueda, Imágenes, Maps, etc... ¿verdad? Bueno pues cuando no has iniciado sesión, antes de "Búsqueda" pone "Tú". Pues le das y te sale para que pongas el correo y la contraseña, pues tienes que darle a donde pone: ¿No puedes acceder a tu cuenta? Y ahí ya sigues.
Qué guay que vayas a estudiar a Londres. Yo también quiero ir, pero a trabajar XD. Y sí que conozco a 1D pero no soy fan. Así que mi respuesta es Zac XD. Pero es una pena que no puedas ir con tus pases VIP. Espero que tengas otra oportunidad de conocerles.
¡Gracias por apoyarme con lo de Zanessa! Que alegría que tú también quieras hacer algo y que a tu amiga también le encante Zanessa. Bueno, ya viste que lo único que quiero es que el vídeo con la reacción de Vanessa al ver a Zac pues "de la vuelta al mundo" XD. Espero que me ayudes junto con tu amiga. Pero lo del trending toppic lo veo difícil.
Bueno, espero verte más por aquí y que soluciones lo de tu cuenta. Ah, y, me alegro de que te gusten las noves que adapto. Esta es muy chula, ya verás.

Nata, pues sí. Mucho tiempo sin comentarme (¬_¬). ¡A ver si te veo más a menudo! Que gracia, tú llegas y yo me voy XD. Bueno sí, pero yo ya volví la semana pasada. Pero con lo que me gustó Londres, la verdad me hubiera quedado mucho más tiempo XD.
El nombre de Zac, sí es raro XD. En la novela original también es así, solo que el apellido no es Zac, sino Tyler. Zac es mejor XD.

¡Gracias de nuevo!
¡Comentad!
¡Un besi!


11 comentarios:

Lau B. dijo...

Estoy enamorada de Zac... sip, ya es oficial
hacer eso por Ness, confiar en ella de esa manera es casi como proponerle matrimonio...
de verdad lo digo eh? lo AMO!

Lau B. dijo...

en cuanto el problema de Ness es facil de resolver! ponles una demanda y ya esta!
ellos atacaron primero y la traicionaron queriendo vender el patrimonio que le dejo su querida abuela, yo ni lo dudaria!
es mas cuando todo se haya arreglado pondria a el amor de mi vida (Zac) en la presidencia!
XD!!

Lau B. dijo...

Eso que dijo Zac, el que habia hecho esa pregunta a propósito sabiendo como iba a reaccionar ella solo significa una cosa: la quiere de verdad... aunque creo que eso esta mas que claro o no?... con todo lo que ha hecho!
Publica prontooooo!

Lau B. dijo...

gracias por tu comentario en Estrella Solitaria, significa mucho para mi, me gusta saber que lo que hago va bien encaminado y creo que esta novela te va a gustar mucho a ti porque la trama es algo... es complicado de explicar pero creo que te va a gustar xD
Publica Prontisimo por favor!
esta novela me tiene enamorada como ya te habras dado cuenta :P
Xx

Lau B. dijo...

Una cosa mas! empiezo a odiar a la mama de Vanessa... odiar a Drake para mi ya es cosa de todos los dias pero a la mama de Ness no y lo peor no siento remordimiento por ello!
se lo merece por traicionar a su propia hija y decir semejantes blasfemias de ella...
rehabilitacion!?!?!?!
Por Favor!!
shame on her!!
publica pronto
Bye
Xx

Unknown dijo...

Wooooooooow.
que capitulooss!
Me encantooo!

LaLii AleXaNDra dijo...

Se nota que Zac la quiere, ya que le dio plazo, ella debería de pensar bien que va hacer jaja
siguela :)

Anónimo dijo...

Hola, gracias por aceptarme de nuevo:3 de verdad que ya extrañaba comentar aquí, y que bien que quieras trabajar en Londres:D què estas estudiando?? yo estudiare etnomusicólogia y mi instrumento es el violín:D y si sigo viva haré el posgrado en interpretación, mucho estudio pero es mi sueño, ojalá pueda con todo:3.
Yo no te había entendido lo de Zanessa, creí que era una frase por ellos y mencionarlos pero lo del video es más fácil, lo malo es que ellos casi no abren su twitter:/

Anónimo dijo...

Y el capítulo estuvo awww muy lindo<3 si el Zac de la vida real fuera así de lindo...
jajaja y me cae muy mal Drake, como existe gente que se la vive aprovechandose de los demás:\.
Pero mi parte favorita fue cuando le dijo que no había continuado porque sabía que se iba a arrepentir<3 awww que tierno y considerado él:3
Siguela pronto!!!


Abigail:D

Anónimo dijo...

PD: tienes twitter?? Para ponernos de acuerdo con lo de Zanessa y eso:3.

Abigail.

Lau B. dijo...

por que no has publicado :(????
:'( :'( :'(:'( :'( :'(
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