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miércoles, 10 de abril de 2013

Capítulo 3


Al final de la semana, Vanessa admitió que ni siquiera se le había pasado por la cabeza la idea de que podría fracasar como camarera. O que el restaurante tendría que cerrar por falta de clientes.

Sabía por experiencia lo duro que era abrir un negocio, incluso con el dinero de su familia, los importantísimos contactos y las conexiones publicitarias que hacían falta. Se tardaba tiempo en encontrar clientela para convertir un restaurante en un negocio estable.

Y también sabía que la mayoría de los restaurantes cerraban en menos de seis meses.

Pero mientras Zac preparaba las bebidas que le había pedido, se dio cuenta de por qué no había pensado en el fracaso en ningún momento.

Aparentemente, aquel hombre lo hacía todo bien. Y parecía haber invitado a todo el barrio.

Zac: Dos cervezas alemanas, una tónica y un martini para mi mejor camarera -sonrió, sirviéndolo todo en una bandeja-.

Ness: Soy la única camarera que tienes, Zac. Tu hermana acaba de decirme que es ingeniero de caminos -sonrió mirando a Brittany-.

Zac: Es una chica estupenda, ¿verdad?

Ness: Genial -asintió-.

Su madre no habría cancelado una cita para hacerse la manicura por ayudarla, mientras que la familia de Zac lo había dejado todo para echarle una mano.

Zac: Tengo suerte, sí.

Ness: Pero si siguen viniendo clientes a este ritmo vamos a necesitar otro camarero. ¿Miley va a seguir en la cocina?

Zac: No, lo suyo es coser gatos, perros y hámsteres.

Vanessa parpadeó, confusa.

Ness: ¿Es veterinaria?

Zac: Le queda un año para terminar la carrera, pero está haciendo prácticas en una clínica.

Ness: Ah, ya. De todas formas, necesitamos más gente. ¿Qué has hecho, poner un anuncio en el periódico diciendo que hay barra libre?

Zac: No, la mayoría son amigos de amigos que esperan conseguir una cena gratis -sonrió. En ese momento, alguien lo llamó desde el otro lado de la barra-. ¡Espera un momento, Billy! ¿No ves que estoy intentando ligar con mi camarera?

Ness: Atiende a tus clientes -suspiró-.

**: ¡Señorita, mi cerveza! -le gritó alguien-.

Ness: Ya voy, ya voy -murmuró abriéndose paso entre la gente-. Aquí está su cerveza.

*: ¿Qué tal te trata el jefe? -le preguntó uno de los clientes, un hombre de pelo rubio-.

Ness: Como un negrero.

Evidentemente, la mayoría de los clientes eran amigos. Estaba claro que, en ese aspecto, Zac no tenía ningún problema. Y tampoco tenía ningún problema con las mujeres, a juzgar por las miraditas que le echaban las clientas.

*: Me lo temía.

Ness: ¿De qué conoces a Zac?

*: Es el mejor empleado que he tenido nunca. Hasta que tuvo la idea de abrir su propio restaurante, el ingrato.

La pelirroja que iba con él soltó una carcajada.

#: No le hagas caso. Mi marido está enfadado porque Zac no nos ha dejado invertir en su negocio.

Ness: ¿Zac era camarero vuestro?

*: ¿Camarero? Bueno, durante unos tres días. Luego me dijo que quería dirigir el negocio. Arregló todos los problemas que teníamos, aumentó la clientela y multiplicó los beneficios.

Ness: ¿En serio?

*: Lo hacía todo. Incluso me convenció para que comprase el local contiguo.

#: Un chico listo -sonrió su mujer-. Lo echamos de menos.

*: Un chico tonto -replicó él-. Ha tardado dos años en abrir este sitio porque se negaba a aceptar socios.

Vanessa sonrió.

Ness: Hay gente muy testaruda. Pero será mejor que vengan siempre que puedan... para que esto no se cierre antes de Navidad.

El hombre soltó una carcajada que llamó la atención de Zac.

Zac: ¿Qué pasa ahí?

*: Tienes una buena Relaciones Públicas. Puede que te la robe.

Zac: Y puede que yo no te deje entrar aquí más, Richard -rió desde la barra. Quince minutos después, cuando estaba de vuelta frente a la barra para pedir otra ronda de copas, se inclinó para hablarle al oído-. Si no tienes mucho jaleo, me vendría bien que lavaras unos vasos.

Ness: Sí, seguro -murmuró suspicaz-.

En la barra no había sitio para dos personas porque tendrían que chocarse continuamente.

Zac: En serio. El lavavajillas no llegará hasta la semana que viene y lo estoy haciendo a mano. Pero no me da tiempo a atender y fregar.

Vanessa miró alrededor y vio que todos los clientes estaban ocupados con su cena. Seguramente Brittany podría encargarse de servir alguna copa.

Ness: No sé...

Zac: Si no me ayudas, tendremos que servir martinis en vasos de plástico -insistió-.

Ness: Muy bien, de acuerdo. -Cuando entró en la barra vio el desastre: copas de vino, jarras de cerveza, copas de martini, vasos largos... todo metido en los fregaderos, incluso colocados en el suelo-. ¿Has fregado algún vaso?

Zac: Es que no me ha dado tiempo -sonrió con cara de inocente-.

Ness: Ya te digo.

Adiós a su manicura, pensó. Estuvo fregando copas y vasos durante veinte minutos.

Cuando encontró uno que alguien había usado como cenicero, maldijo a Zac en voz baja.

Y cuando se dio cuenta de que era dificilísimo quitar las marcas de carmín, empezó a planear un asesinato.

Zac pasó tras ella en aquel momento. Lo había hecho varias veces, pero siempre sin rozarla. Un comportamiento muy profesional, debía reconocer. Aunque sentía el calor de su cuerpo como si la hubiera tocado.

Pero estaba agotada. Por primera vez en mucho tiempo, estaba deseando llegar a la horrorosa habitación del Sherradin.


Cuando llegó a trabajar aquella tarde, Zac le pidió de nuevo que cumplimentara los papeles del contrato. Asustada, volvió a decirle que había olvidado la documentación.

Ness: Me la he dejado en el hotel.

Zac: ¿En el hotel? ¿Vives en un hotel? -preguntó sorprendido-.

Ness: El hotel Sherradin, en la calle Broadway.

Zac: ¿Eres tonta? ¿No sabes qué clase de sitio es ese? -le espetó entonces, indignado-. La mayoría de los clientes alquilan la habitación por horas... no sé si me entiendes.

Ness: Claro que te entiendo. No soy tonta.

Zac: ¿Qué haces tú allí?

Ness: Es barato y la puerta está blindada.

Zac: ¿Una puerta blindada? En el Sherradin deberías dormir con una escopeta.

Ness: Me lo estoy pensando.

No le hacía ninguna gracia vivir en un hotel plagado de prostitutas y drogadictos, pero no pensaba avergonzarse. Y menos delante de él.

Treinta segundos después, Zac marcó un número de teléfono.

Zac: Miley, soy Zac. Necesito que me hagas un favor. ¿Te importaría pasar por el hotel Sherradin antes de venir al restaurante? Allí te encontrarás con Vanessa -dijo, mirándola de reojo-. Eso mismo le he dicho yo. ¿Te importaría ayudarla a guardar sus cosas? Sí, estará allí en diez minutos. Ya veremos luego dónde instalarla. -Vanessa iba a protestar, pero él levantó una mano-. Gracias, Miley.

Ness: No sé qué crees estar haciendo, pero no me gusta que...

Zac: Siéntate.

Ness: Estoy perfectamente bien en el hotel Sherradin.

Zac: Vanessa.

Ness: ¿Qué?

Zac dejó escapar un suspiro.

Zac: Cuando contrato a alguien me gusta pensar que volverá a su casa y dormirá bien para venir a trabajar al día siguiente. En ese hotel podría pasarte cualquier cosa, así que se acabó.

Ness: ¿Ah, sí? ¿Y dónde voy a vivir?

Zac: Para empezar, trae tus cosas aquí. Luego ya veremos.

Los ojos de Vanessa se llenaron de lágrimas. La idea de no tener que dormir con un ojo abierto y el otro cerrado, escuchando los ruidos del pasillo, era algo por lo que nunca imaginó que se sentiría tan agradecida. Pero no iba a llorar, no iba a llorar delante de él.

Ness: Gracias.

Zac: No me des las gracias, tonta. Me gusta cuidar de la gente que me cae bien. Y tú me caes muy bien -sonrió apretando su mano-. Pero vuelve enseguida, ¿de acuerdo?

Vanessa apartó la mano y salió corriendo.

Encontró a Miley esperándola en la puerta del hotel, mirando a todos lados con cara de susto.

Miley: No puedo creer que hayas dormido aquí. Eres más valiente que yo, desde luego.

Ness: Sí, bueno.

Subieron a la habitación y empezaron a guardar sus cosas en la maleta.

Miley: ¿Cómo has podido vivir aquí, Vanessa?

Quizá fue la preocupación que notó en su voz o quizá que se sentía culpable... pero se encontró contándole la historia de su vida, aunque convenientemente tratada para no dar demasiados detalles.

Ness: Trabajaba con mi familia, pero últimamente querían hacer cosas con las que yo no estaba de acuerdo -suspiró doblando un par de pantalones-. Además, estaba saliendo con un hombre que le daba la razón a mi madre en todo. La única que estaba de acuerdo conmigo era mi abuela, pero murió hace unos meses. Poco después no pude soportar más la presión y decidí desaparecer durante un tiempo. Supongo que pensarás que soy una cobarde.

Miley: Lo que yo piense da igual. Pero no creo que seas una cobarde en absoluto. A veces hay que dar un paso atrás para ver lo que uno está haciendo con su vida. Venga, vámonos. Zac estará de los nervios.

Mientras volvían al restaurante, Miley le ofreció que ocupase una habitación en su apartamento. Su compañera de piso se había marchado recientemente y no estaba buscando otra, pero no le molestaría compartir su casa con Vanessa durante algún tiempo.

Cuando le dijo que no tendría que firmar ningún contrato de alquiler, Vanessa aceptó de inmediato.

La familia de Zac estaba empezando a ser muy importante en su vida.


Cuando terminó de lavar vasos detrás de la barra, Vanessa le dio las gracias al cielo por haber encontrado a una familia que la acogía de forma tan cariñosa sin conocerla de nada.

No recordaba la última vez que alguien le ofreció ayuda... En realidad, estaba acostumbrada a hacerlo todo sola. Demasiado acostumbrada.

Perdida en sus pensamientos, tardó unos segundos en darse cuenta de que Zac estaba hablando de ella.

Zac: La recogí de la calle, le quité el polvo y esta noche pienso llevármela a casa.

Ness: ¿Qué? -exclamó levantando la cabeza-.

Al hacerlo, sin querer golpeó a Zac en la barbilla.

Zac: ¡Ay! -gritó-. Estaba diciendo que...

Ness: ¡No quiero oír una palabra más! No voy a tu casa, voy a casa de tu hermana, idiota.

Al oír risotadas, se dio cuenta de que había varios clientes pendientes de la conversación.

Zac: Al novio de Miley no le hará ninguna gracia.

**: ¡O a lo mejor sí! -gritó alguien-.

Ness: Menos tonterías.

Zac: No te enfades, Ness -rió abrazándola-.

Ness: ¿Te importaría soltarme?

Zac: No puedo. Eres irresistible.

Sin dejar de sonreír, Zac inclinó la cabeza y Vanessa supo que iba a besarla delante de todo el mundo.

«La próxima vez, dale en la cabeza con esto», recordó las palabras de su madre.

Sin pensar, alargó la mano y tomó lo primero que encontró: el cucharón con el que había estado sirviendo aceitunas de aperitivo. Y lo golpeó en la cabeza con él.

Britt: ¡Vanessa!

Zac se frotó la cabeza con la mano mientras los clientes se partían de risa.

Ness: Su madre me dijo que lo hiciera -anunció antes de salir de la barra-.

Lily: ¿Qué ha pasado? -preguntó al verla entrar en la cocina con expresión fúnebre-.

Ness: He tenido que hacerlo.

Lily: ¿Qué has tenido que hacer?

Ness: Darle un golpe en la cabeza. Con un cucharón.

Lily: Ya me lo imaginaba -sonrió-.


Jamás en su vida había estado tan cansada. Claro que jamás en su vida había trabajado tanto. Aquella semana había sido una tortura.

Vanessa, agotada, colocó los pies sobre una silla mientras sujetaba el plato de pasta con una mano. Lily había insistido en que comiera algo cuando se enteró de que no había tenido tiempo de cenar.

Por fin, cerraron la cocina a las doce, aunque el bar permanecería abierto hasta las dos de la mañana. Pero Zac podía encargarse de los clientes en la barra mientras ella se tomaba un descanso por primera vez en ocho horas.

Entre bocado y bocado de rigatoni con salsa de tomate, Vanessa contó el dinero que había sacado de las propinas durante la semana. No estaba mal. Por supuesto, con eso no podría comprarse ni un par de zapatos... pero era una vergüenza admitir que solía comprar zapatos de más de trescientos dólares.

Zac: ¿Todo bien por ahí?

Ness: Estupendamente. Tus amigos dan buenas propinas.

Zac: Les has caído muy bien. Todos me han dicho que seguirán viniendo mientras tú sigas aquí.

Vanessa no quería mirarlo a los ojos, así que terminó su plato de rigatoni y se levantó.

Ness: Ya, claro.

Zac: ¿Quieres una copa? Como lo de esta noche ha sido un éxito, estaba pensando abrir una botella de champán.

Ness: Gracias, pero prefiero un café.

Zac: ¿Un café? Pero hoy es un día de fiesta...

Ness: Un café.

Zac: Bueno, si cambias de opinión, dímelo.


Estaban los dos solos en el restaurante porque Zac había mandado a sus hermanas a casa cuando cerró la cocina. Cuando Vanessa protestó, él la llevó aparte.

Zac: Quiero que se vayan a casa, Vanessa. Brittany tiene un niño de dos años y Miley trabaja en una clínica veterinaria por las mañanas...

Ness: Ah, perdona. Es que no lo sabía.

Zac: Prometo no tontear contigo.

Ness: Ya, seguro.

Zac: Bueno, solo un poco. Al fin y al cabo, soy humano.


Y ella también, desde luego. Muchas veces durante la noche se había encontrado mirándolo sin darse cuenta. Estaba fantaseando con su jefe y no podía evitarlo. El jefe al que estaba mintiendo, además. Pero sabía que no necesitaba aquella complicación en su vida y se juró a sí misma que no pasaría nada.

Las horas pasaron rápidamente y, poco después, Zac se despidió de los últimos clientes antes de echar el cierre.

Las luces de la cocina estaban apagadas y solo quedaban encendidas las de la barra. Vanessa limpió un par de mesas con un paño y, al estirar la espalda, hizo un gesto de dolor.

Zac: Déjalo, Ness. Mañana vendrán a limpiar a primera hora -dijo saliendo de la barra-.

En la mano llevaba una botella de champán y dos vasos de plástico.

Ness: ¿Vasos de plástico?

Zac: Es que no quiero que ninguno de los dos tenga que fregar ni un vaso más.

Vanessa sonrió.

Ness: Gracias, pero estoy demasiado cansada como para tomar champán.

Zac: Al menos, siéntate un rato conmigo -sonrió dejándose caer en una silla-.

También él parecía cansado.

Ness: Es que...

Zac: ¿He tonteado contigo estos días?

Ness: No -admitió-.

Zac: ¿Lo ves? Y esta noche estoy demasiado cansado como para hacerlo.

Ness: Lo dudo.

Zac: Venga, una copa.

Ness: De acuerdo. Pero solo una -sonrió-.

Zac abrió la botella de champán y lo sirvió en los vasos de plástico.

Zac: Por una semana de locos. Te estás matando a trabajar y quiero que sepas que te lo agradezco mucho.

Vanessa tomó un sorbo de champán, que rodó por su garganta, frío, delicioso y burbujeante. Pero cuando levantó la mirada vio que los ojos de Zac se habían oscurecido, si eso era posible. Mejor seguir hablando, pensó.

Ness: No he sido yo sola. Tu familia trabaja tanto como yo y tú trabajas el doble.

Zac: Sí, bueno, es que este restaurante es como un hijo para mí -suspiró-.

Parecía cansado, pero contento. Como si pudiera levantarse de un salto y hacer otro turno de doce horas si eso era lo que hacía falta para levantar el negocio. Tal determinación la hizo sentir curiosidad.

Ness: ¿Siempre has querido tener tu propio restaurante?

Zac: A veces me parece que sí -rió-. Pero no, no siempre he sabido lo que quería -añadió, tomando un sorbo de champán-. ¿Tú te llevas bien con tu padre?

Aquella pregunta la dejó sorprendida.

Ness: Mi padre murió cuando yo era muy joven.

Zac: El mío también. Era músico de jazz, ¿sabes? Saxofonista. Cuando yo tenía diecisiete años empecé a ir por los bares para escuchar música de blues... Me decía a mí mismo que era porque así me sentía mayor, porque me gustaba meterme en líos... pero supongo que lo hacía para recordar a mi padre. Dos años después empecé a trabajar en uno de esos bares y, un día, mi jefe me dijo que debería abrir mi propio negocio.

Ness: Y ahora lo tienes -sonrió vagamente celosa de que su restaurante fuera algo tan personal-.

También los de su familia habían sido algo personal para ella, pero...

Zac: Bueno, casi. Si todo va como espero, en un par de años compraré el local de al lado para tener música los fines de semana.

«Y para poder sentir a tu padre», pensó Vanessa.

Ness: ¿Nunca has querido tener un socio?

Zac: Lo tuve una vez. Una socia.

Ness: ¿Qué pasó?

Zac: Que mientras yo planeaba tener un negocio para toda la vida, ella quería venderlo seis meses después de abierto. Por supuesto, disolvimos la sociedad de inmediato.

Ness: Ah, vaya.

Zac: Y me devolvió el anillo. Un detalle -sonrió-. Además, eso me recordó que debía concentrarme en lo que era importante de verdad. Y lo importante es que el negocio funcione.

Ness: Estoy segura de que será así. ¿Cómo no va a funcionar si no paras de trabajar?

Él la miró entonces, pensativo.

Zac: Sabes más de lo que admites saber.

Vanessa lo miró, asustada.

Ness: ¿A qué te refieres?

Zac: ¿No fuiste tú la que decidió quién servía las mesas y quién debía quedarse en la cocina?

Ness: Pues...

Zac: ¿Y no fuiste tú la que invitó a cenar a los de la mesa diez el primer día?

Ness: Eso fue porque Miley les había tirado una copa encima... aunque supongo que debería haberte preguntado.

Zac: ¿Y los dos nuevos platos que has añadido al menú?

Ness: Solo le sugerí a tu madre que los vegetarianos deberían tener un par de opciones... fue ella la que decidió incluirlos en el menú.

Las excusas eran absurdas, naturalmente. ¿Por qué no le decía la verdad? ¿Por qué no le decía que era la gerente de una cadena de restaurantes de cinco tenedores y conocía el negocio de arriba abajo?

Zac: Es imposible que solo hayas sido camarera, Ness.

Ness: Pero lo fui... -empezó a protestar-.

Zac: Seguro que dirigías el restaurante aunque cobrabas un sueldo de camarera. O sea, que tú hacías el trabajo y otro se llevaba las palmaditas en la espalda.

En realidad era algo parecido, aunque a gran escala. Vanessa suspiró.

Ness: Sí, bueno, algo así.

Ella hacía el trabajo de Drake, el hombre que su madre había elegido como yerno. El hombre al que habían hecho presidente de la cadena Hudgens, a pesar de que su única relación con la familia era la suposición de que algún día se casaría con Vanessa.

Ness: Pero debería haberte preguntado antes, es verdad.

Zac: Oye, no pasa nada -sonrió apretando su mano-. No quiero una empleada que no pueda resolver nada por sí misma y esté todo el día preguntándome qué debe hacer. Lo has hecho estupendamente y te lo agradezco.

Vanessa se puso colorada. Le había emocionado el cumplido. Lo cual era completamente absurdo.

Pero era humano querer recibir halagos por un trabajo bien hecho. La única persona que le decía cosas bonitas era su abuela y cuando murió...

Zac: Mi madre me ha dicho que te deje en paz -sonrió entonces, acariciando su pelo. Era una caricia tan íntima, tan tierna, que Vanessa se quedó sin palabras-. Me ha dicho que no quieres que vuelva a besarte.

Ness: Tiene razón. No quiero… pero no recuerdo por qué.

Zac se inclinó para buscar su boca y ella no protestó. Aplastaba sus labios, intentando abrirlos con la lengua, en una danza de seducción que le parecía dulce y emocionante a la vez.

¿Por qué sus besos la hacían sentir así?, se preguntó. La tensión parecía desaparecer como por arte de magia cuando la acariciaba. Zac empezó a darle besos en la cara, besitos suaves como alas de mariposa... hasta que volvió a buscar su boca con fiereza, con una desesperación contenida.

Entonces todo fue diferente. Se convirtió en un beso apasionado, loco, que despertaba en ella un millón de sensaciones.

Zac tiró de sus manos para colocarla sobre sus rodillas. Siguieron besándose sin parar y, como si fuera lo más natural del mundo, Vanessa se sentó sobre él a horcajadas.

Zac: Me estás matando -murmuró con voz ronca-. Te imaginé así el primer día que viniste -añadió, desabrochando el primer botón de su blusa-. Pero, por supuesto, en mi fantasía estabas desnuda.

Ness: ¿Ah, sí? -murmuró acariciando su pelo-. Pero ahora no estoy desnuda. Supongo que será una desilusión.

Zac: Eso se puede arreglar -dijo besándola de nuevo-.

Besándola con tanta pasión que Vanessa olvidó quién era, quién pretendía ser, de quién y de qué estaba escapando...

Solo quería tener aquello, solo aquel momento. Solo quería ser Vanessa durante unas horas, sin mentiras, sin preguntas.

Y quería tener a aquel hombre.

Sin dejar de besarla, Zac tiró de la blusa para sacarla del pantalón y desabrochó los botones con dedos temblorosos. Luego le bajó el sujetador de un tirón, sin molestarse en desabrocharlo, dejando sus pechos al aire. Entonces inclinó la cabeza...

A sentir sus labios en los pezones, un calor inesperado la inundó. Un calor tan sensual que era casi doloroso. Su lengua era tan húmeda y caliente que, cuando sopló sobre su pezón, Vanessa dejó escapar un gemido de placer.

Las palabras de Zac, cuando consiguió hablar, fueron como un jarro de agua fría.

Zac: ¿Voy a llevarte a mi casa esta noche, Ness?




¡Sí, sí, sí!
Ah, que no me lo han preguntado a mí XD XD XD.

Estoy un poco desilusionada, eh. Esperaba más comentarios a mi vuelta de Londres. Y si no he puesto capi hasta hoy es por dos razones: para ver si veía más comentarios y para esperar a publicar hoy que es mi cumple ^_^

Bueno, de todas formas gracias por los comentarios en los otros capis y espero que os esté gustando la nove. ¡Ta guay!

También os informo que por ser mi cumple también pondré capi en la otra nove. Creo que si no lo fuera habría tardado más XD XD.

Y por si queréis saber qué tal en Londres, solo os diré que me gustó tanto que me habría quedado allí a vivir XD. Enserio, ¡me encantó! Ya os enseñaré alguna foto, si queréis.

¡Un besi!


11 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

En primera: FELIZ CUMPLEAÑOS!!!!!!!!!!!!!
Espero que la pases a mil :)

en segunda: me alegra que la pasaras súper en Londres ;)

Tercera: sobre la nove, esta genial jajaj Vanessa ya caíste :)

Síguela n_n

Lau B. dijo...

OMG!!!!!!!!!!!!!!!!!!
FELIZ CUMPLEAÑOS ATRASADO!
me alegra que te haya ido super en tu viaje
y claro que vas a volver ;) tarde o temprano uno vuelve a los lugares de los que se enamora :D
Sorry por no comentar es solo que tuve un ligero problema de tiempo pero todo esta resuelto ya!
XD

Lau B. dijo...

en cuanto al capitulo....
Hmm
este Zac me empieza a agradar el es sutil pero directo
ademas es responsable y bueno con sus mujeres (su familia), eso dice muchisimo de el como hombre porque a que mujer no le gustan los hombres que tratan bien a sus madres y hermanas?
esos enamoran XD!

Lau B. dijo...

No me gusto la ultima frase del capitulo :(
si las palabras de Zac fueron como un balde de agua fria significa que no va a pasar nada... o eso creo yo, espero estar equivocada de todo corazon!
PS: me encanto cuando le pego con el cucharon!
fue mi parte favorita XD

Lau B. dijo...

por ultimo y para no molesarte mas quiero que sepas que me gusta mucho la novela.
no me parece que sea igual a la otra puede que tenga algo parecido pero las personalidades de los protagonistas son MUY diferentes lo cual promete situaciones diferentes y geniales a su ves! YAY!
publica prontisimo please!
te lo ruego!

Lau B. dijo...

casi se me olvida!
Claro que queremos ver esas fotos!!
:P
Publica prontoooooo!

Anónimo dijo...

Hola Alice:) primero que nada
FELIZ CUMPLEAÑOS!!!! (atrasado;))
recuerdo cuando el año pasado también te lo dije, jeje es que soy lectora antigua, me llamo Abigail, y tenía una cuenta en blogger pero olvidé la contraseña:l no sabes como recuperarla?? es que he querido ponerle eso de "olvidé mi contraseña" pero en ningún lado me aparece:(, en fin, creo que la última vez que comenté fue en "la última noche en L.A" que fue de mis favoritas:3 le falto la escena me cama xD pero estuvo muy linda jeje.

Anónimo dijo...

Vi que fuiste a Londres!! yo fui el verano pasado a la boda de una prima de mi novio y me quedé tan enamorada de esa ciudad que convenci a mis padres de estudiar allá:3 sólo que necesito ver como arreglo unos inconvenientes y parto para allá en junio:D sólo que me quería ir casi hasta julio porque tenía boletos VIP para el concierto de One Direction, no se si los hayas escuchado, yo los amo<3 no me decido entre Harry Styles o Zac;), pero mi novio tiene q hacer unos cursos para la U así que me lo perderé:(

Anónimo dijo...

Pero como dice mi madre, la escuela es la escuela y oportunidades para conocerlos puede haber más, además ya fui a uno de ellos en diciembre, pero este era con pase a camerino:(
El consuelo q me queda es que ellos viven en Londres así que tendré más oportunidades de poder conocerlos:D
Vi que querías hacer algo en twitter de Zanessa no? podríamos hacer un TT, yo no tengo seguidores porq hace poco q cree la cuenta pero tengo una amiga q si tiene más y también ama a Zanessa así q estaría bien hacer algo...

Anónimo dijo...

Ahora la novela.
Sólo te digo que me encanta:3
este Zac es tan lindo<3 y tan no se... pero lo amo, lástima que hay mentiras de por medio y luego los hace sufrir, pero algo tenía que haber.
Todas las novelas que publicas me encantan, en especial una de mejores amigos de hace poco, es que mi novio y yo fuimos mejores amigos así desde siempre y esas historias me gustan mucho.
Prometo comentar cada que pueda, no se si lo haré siempre por la escuela, el fin de curso y eso, pero si cada que sea posible:3
Siguela

Natasha dijo...

Holaaa tiempo sin comentarte,
por cierto ya llegue de españa y yo que llego y tu te vas? xD
lo otro, no pude comentar el segundo capi pero... CHRISTOPHER ROBIN ZAC?? o dioss.. Esa mujer SI que deliraba, yo fuera Zac y me lo cambio.. y buuu la magia del momento se acabo =/
FELIZ CUMPLEAÑOS RETRASADO!! <3

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