topbella

martes, 23 de abril de 2013

Capítulo 7


Vanessa respiró profundamente. Y se dio cuenta de que la mano que previamente estaba en su cintura en aquel momento estaba en su pecho, un dedo rozando perezosamente el pezón. No había podido ponerse sujetador con el top y la sensación de la seda rozándose contra aquella zona tan sensible era exquisita.

En el silencio, el suspiro que emitió cuando Zac apretó su pecho fue claramente audible.

Zac: ¿Vanessa?

Ness: Sí.

A todo lo que quisiera.

La luz de la luna entraba por la ventana iluminando su brazo desnudo, la mano de Zac acariciándola, la sombra de Zac, sus ojos azules como un imán.

Estaba encima de ella, tan cerca que el calor que irradiaba su cuerpo era casi insoportable. Vanessa esperó lo que parecía una eternidad hasta que él inclinó la cabeza. Sus hombros rozaban la alfombra, dura, en contraste con la suave humedad de la boca del hombre.

Zac tiró del top hacia arriba y cuando Vanessa abrió la boca aprovechó para besarla; sus lenguas enredándose en un ritmo antiguo y desenfrenado. Apasionado como nunca.

Cuando se apartó, los dos respiraban con dificultad. Una pierna de él estaba entre las suyas y Vanessa se encontró apretándose contra ella.

Zac: Llevas... demasiada ropa.

En respuesta, Vanessa levantó los brazos, dándole permiso con la mirada.

Zac murmuró su nombre una y otra vez antes de levantar el top hasta arriba para admirar sus pechos. Luego inclinó la cabeza y empezó a besarlos, primero uno, luego otro, acariciándolos con las dos manos, levantándolos para llevárselos a la boca. Le pasó el top por la cabeza, pero no se lo quitó, lo dejó sujetando sus manos como una soga.

Acostumbrada ya a la oscuridad, Vanessa vio cómo acariciaba su cara, su cuello y sus pechos, sin dejar de mirarla.

Zac: Eres tan preciosa. Tan perfecta.

Ness: No -murmuró-. No soy perfecta.

Pero no quería dejar entrar el mundo real en aquel momento.

Zac la silenció con un beso, mientras metía la mano por debajo de su falda para acariciarla por encima de las braguitas. Vanessa sintió un calor intenso, como un incendio. Casi no se dio cuenta de que le quitaba braguitas y falda al mismo tiempo, de un tirón.

Entonces abrió sus piernas con las manos y se quedó mirándola. Él estaba vestido. La dura costura de los vaqueros estaba apretando su rodilla.

Zac: No te muevas, Vanessa -le dijo, cuando intentó cerrar las piernas-. Deja que te toque.

Empezó deslizando una mano por su estómago, con caricias sabias que despertaban una tormenta en su interior. Luego la dejó entre sus piernas un momento. La apartó y volvió a acariciarla de nuevo, suavemente, casi sin tocarla.

Ness: Por favor, por favor... -murmuró levantando las caderas-.

Zac la acarició de nuevo, esta vez con la mano abierta, una mano grande que la cubría entera. Vanessa sintió que llegaba al orgasmo y cerró los ojos, dejando escapar un gemido de placer. Se quedó exhausta, sin aliento... hasta que Zac la colocó encima de su pecho. Un beso con la boca abierta disipó el estado de desmayo en el que estaba sumida.

La sensación de su lengua, la mano recorriendo su espalda, la erección de él bajo los vaqueros... todo se unía para excitarla de nuevo.

De repente, era importante tocarlo, sentir su piel desnuda. Vanessa tiró de los vaqueros y, en un minuto, lo tuvo desnudo. La suavidad de su piel era abrumadora. Sus piernas y sus brazos estaban unidos de tal forma que moverse un centímetro era como separarse de él para siempre. Todos sus músculos estaban duros, tensos, y se dio cuenta de que estaba intentando controlarse. La tocaba, pero no le metía prisa, no insistía, más bien esperaba a ver lo que ella decidía hacer.

Vanessa disfrutaba acariciándolo, pasando la mano por su torso, por sus abdominales, por sus bíceps. La piel de su estómago era muy suave, como la de un niño...

Pero era su turno de súplica.

Zac: Vanessa, por favor -dijo con voz ronca-. Necesito...

Ness: Lo sé -lo interrumpió poniendo un dedo sobre sus labios-.

Zac lo metió en su boca para chuparlo furiosamente. Entonces Vanessa levantó las caderas y fue descendiendo poco a poco, colocándolo dentro. Se apretó contra él hasta que ya no podían estar más cerca y luego se quedó parada, concentrada en él, sintiéndolo dentro.

Zac levantó las manos para acariciar su cara, mirándola con sus ojos azules.

Entonces Vanessa dejó de pensar. Su cuerpo empezó a moverse con un ritmo propio, cada vez más rápido, con el deseo instintivo de buscar placer.

Sintió, como en una nebulosa, que él metía la mano entre los dos para acariciarla. Y eso fue como un rayo que la hizo gritar de placer.

Una, dos, tres veces levantó Zac las caderas. Su grito gutural fue seguido de un espasmo. Apretaba sus caderas hacia abajo con fuerza hasta que se quedó parado y Vanessa cayó sobre su pecho, agotada.

Unos segundos después rodaron hasta quedar uno al lado del otro sobre la alfombra. Zac puso una mano sobre el corazón de Vanessa y luego sobre el suyo.

Ness: ¿Qué haces?

Zac: Comprobar si seguimos vivos. -Vanessa rió. Estaba viva, más viva que nunca-. ¿Tienes frío?

Ness: No.

Zac besaba su cara suavemente y ella le devolvía los besos, intentando decirle sin palabras lo feliz que era. Casi había olvidado sus problemas, el caos que era su vida.

Zac: ¿Sabes lo que me gustaría hacer ahora? -murmuró-.

Ness: ¿Qué?

Zac: Comer. Por alguna razón, estoy muerto de hambre.

Ness: Muy bien. Te echo una carrera hasta la cocina.

Golpeando la nevera con la mano, Vanessa cantó victoria. Pero cuando abrió la nevera lanzó un grito. Acababa de darse cuenta de que estaba desnuda delante de la ventana. ¡De una ventana que no tenía cortinas!

Histérica, volvió corriendo al salón.

Zac: ¿Qué pasa?

Ness: Tú ganas. El ganador lleva la comida.

Se dieron de comer el uno al otro, riendo, chupándose los dedos como críos y besándose entre bocado y bocado.

Al final, se besaban más que comían.

Zac: ¿Preparada para otra carrera?

Ness: ¿Dónde?

Zac: A mi habitación.

Riendo, se levantó y se la echó al hombro.

Ness: ¡Zac! -exclamó cuando la tiró sobre la cama sin ceremonia alguna-. Qué bruto eres.

Zac: No lo puedo evitar. Me gusta que grites.

Ness: ¿Ah, sí? Ya te enseñaré yo...

Pero antes de que pudiera hacer nada, Zac la tumbó de espaldas y sujetó sus dos manos con una de las suyas.

Zac: ¿Qué vas a enseñarme?

Cuando empezó a darle besos por todo el cuerpo, las risas se habían convertido en suspiros.

Luego volvieron a hacer el amor y la noche se llenó de estrellas.

Despertaron una vez en medio de la noche e hicieron el amor despacio, sin decir una palabra. Cuando Vanessa se quedó dormida, Zac estaba todavía dentro de ella.


Él tocó su hombro suavemente cuando sonó el despertador, que apagó de un manotazo.

Zac: Tenemos media hora.

Vanessa volvió a quedarse dormida entre el lío de sábanas oyendo el ruido de la ducha. Oyó algo más, ruido de cajones, zapatos... pero fue el olor a café lo que la despertó del todo.

Zac: Buenos días -sonrió ofreciéndole una taza-.

Ness: Buenos días. Gracias.

Zac. ¿Tienes sueño?

Ness: No, ya estoy despierta -sonrió incorporándose-. ¿Te vas?

Zac: Tengo que irme -suspiró-. He quedado con los proveedores en el restaurante. Pero tú puedes dormir hasta la hora que quieras.

Ness: Qué pena.

Zac: Ya. Ojala pudiera quedarme contigo.

Ness: Ojala -sonrió alargando la mano para acariciar su pelo-. Ojala pudieras quedarte un poquito más.

Cuando se dio cuenta de que lo había excitado sonrió, contenta.

Zac: No puedo llegar tarde... He quedado con los proveedores -Vanessa, naturalmente, seguía acariciándolo-. No me hagas esto, cariño...

Un segundo después, Vanessa estaba bajando la cremallera de su pantalón.

Ness: Si no puedes llegar tarde -le dijo, sintiéndose perversa- tendremos que hacer esto rápido.


Cuando despertó, el sol de mediodía entraba a través de la ventana. Vanessa hizo una mueca al sentir un leve dolorcillo en cierta parte íntima. Nada importante, incluso placentero por los recuerdos que llevaba.

Pero cuando se miró al espejo abrió los ojos como platos. Estaba despeinada por tantas horas de pasión y las raíces oscuras se veían claramente. No le gustaba esa imagen, la imagen de alguien que estaba mintiendo y que, sin embargo, había pasado la noche más maravillosa de su vida. Tenía los labios hinchados, ojeras, el pelo revuelto... Había hecho el amor con Zac.

¿El amor? Lo de la noche anterior había sido eso. Sabía que se estaba enamorando de él, pero... ¿era real? ¿Cómo podía estar enamorándose de un hombre en el que no confiaba lo suficiente como para contarle la verdad sobre su vida? ¿Era real si todo lo que Zac creía saber sobre ella era mentira?

Ness: Le he dicho la verdad -murmuró-. Sabe muchas cosas importantes de mí.

«No te engañes a ti misma. Eres Vanessa Hudgens, millonaria y heredera de una cadena de restaurantes. ¿No es ese un hecho importante? Y estás prometida con otro hombre, un compromiso anunciado en las páginas de sociedad de los periódicos de Chicago».

Vanessa se quedó largo rato bajo el chorro de agua de la ducha, pero por mucho que quisiera engañarse a sí misma no pudo evitar la inevitable conclusión: era una cobarde.

Desde que salió del restaurante, de su dúplex, de su vida, había estado huyendo. Diciéndose a sí misma que necesitaba tiempo para pensar, para tomar una decisión.

En lugar de hacer lo que sabía que debía hacer, había dejado que otra gente la intimidase, que la amenazasen hasta que, por fin, les dejó el camino libre. Había cedido al primer empujón ante gente que no tenía un poder real para hacerle daño, ni para robarle el negocio que legalmente era suyo.

Su madre no podía hacerle daño. Apenas estaba en Chicago porque se pasaba la vida de un crucero a otro. Y solo hablaban cuando su madre la llamaba para pedirle dinero.

Ni siquiera Drake, el presidente de la corporación, podría darle auténticos problemas. En primer lugar, porque su absoluta ignorancia del negocio de restauración lo incapacitaba para actuar. Y con un cincuenta por ciento de las acciones en su poder, no podía tomar decisiones importantes sin contar con ella.

Al menos, no podría si ella estaba allí para negarse a hacer lo que Drake pretendía hacer.

Ness: ¿En qué demonios estaba pensando? -murmuró, enfadada consigo misma-.

Se sentía como si acabara de salir de una piscina de fango.

Salir corriendo no era la respuesta.

Vanessa sabía cuál era la respuesta: volver a su vida y solucionar sus problemas.

La tensión que tenía en la espalda, el peso que parecía llevar sobre sus hombros desde que salió de su casa desapareció de inmediato. Era tan sorprendente que enseguida supo que había tomado la decisión adecuada.

No sabía qué le había pasado, por qué se asustó tanto... pero cuando murió su abuela perdió el rumbo y dejó que Drake y su madre controlasen su vida. Tanto que cuando decidieron que debía casarse con él no tuvo fuerzas para protestar.

Pero eso había terminado. Solucionaría sus problemas y después le explicaría a Zac quién era y por qué le había mentido.

Él se enfadaría, sin duda. De hecho, se pondría furioso, pero si era tan buena persona como ella creía acabaría por entenderla. Además, ¿no le había dado permiso hasta final de año para solucionar sus asuntos?

«Te doy hasta el treinta y uno de diciembre para solucionar esta situación. Y te ayudaré en todo lo que pueda. Pero el día treinta y uno de diciembre tienes que darme un número de la seguridad Social. A partir de entonces no podrás seguir escondiéndote. ¿Trato hecho?».

Esas habían sido sus palabras exactamente.

Ness: Desde luego que sí -sonrió mirándose al espejo-. Tenemos un trato y pienso cumplirlo. Dame unas semanas más para solucionar todo este lío y te contaré la verdad antes del día de Acción de Gracias.

Mientras colocaba un poco la cocina, escuchó otra vocecita en su cabeza, una que le decía que lo mejor era contarle la verdad de inmediato.

Porque lo peor que podía pasar era que Zac se enterase por otra persona. Si pudiera contárselo con tranquilidad, a solas... si pudiera decirle por qué le había mentido, por qué se había escapado, por qué había dejado a su familia, su trabajo...

Tenía que decírselo personalmente. Eso era lo más importante. Si se enteraba por otra persona...

No, tenía que contárselo de inmediato.

Vanessa levantó el teléfono. En realidad, se alegraba de poder contarle la verdad, de poder ser ella misma otra vez, de dejar a un lado las mentiras y los fingimientos. Sabía, además, que podía confiar en él, que Zac la ayudaría en todo lo que pudiese.

Pero cuando iba a marcar el número pensó otra cosa: Zac la ayudaría, la protegería, y cuando hubieran solucionado todo, cuando creyese haberla salvado... se creería también enamorado de ella. Su relación ya iba en esa dirección.

Desde el principio se preguntó si los sentimientos de Zac por ella estarían basados precisamente en eso, en su deseo de protegerla. Un deseo típicamente masculino, al verse enfrentado con una chica joven, sola, sin trabajo, sin dinero y, aparentemente, huyendo de un novio abusivo.

Si le contaba la verdad, ¿no estaría haciéndole creer que tenía que protegerla? Ella no quería ser protegida. O más bien, no quería que la amase porque necesitaba protección.

Tenía que estar con Zac sin necesitar nada de él. Deseaba que la quisiera por ella misma, porque era una mujer adulta, con la vida solucionada... y no una cría llena de problemas.

Solo necesitaba un poco de tiempo, pensó. Unas semanas, quizá menos, y podría hablar con Zac sin el impedimento de sus problemas.

Era un riesgo, pero debía aceptarlo. Lo mejor sería confesarle de inmediato quién era, pero debía arriesgarse para poder sentirse segura del todo.

Una vez tomada la decisión, Vanessa marcó el número de Parker. Necesitaba un último favor.

Parker: Sí, chérie, el idiota de tu prometido sigue viniendo aquí, a lo que él llama «su oficina». Hace como que trabaja, pero sobre todo mete sus sucios dedos en mis cacerolas hasta que lo amenazo con un cuchillo.

Ness: Necesito que me hagas otro favor, Parker.

Parker: Cualquier cosa. Especialmente si así consigo echar a ese idiota de mi cocina.

La siguiente llamada fue para su abogado. Vanessa no se había puesto en contacto con él desde que le envió una nota explicando que iba a tomarse «algún tiempo libre».

La mayoría de la gente no consideraría que «un par de meses» fueran un tiempo razonable de vacaciones, pero la nota era lo suficientemente vaga como para que nadie pudiera actuar en su contra.

Ness: Hola, Franklin. Soy Vanessa Hudgens.

Franklin no pareció particularmente contento de oír su voz. Quizá estaba molesto por la posición en la que su huida lo había dejado y era comprensible. Seguramente su familia habría intentado intimidarlo.

Ness: Un señor llamado Parker Mayer te llamará esta tarde con una lista de gente con la que debes ponerte en contacto. Por favor, consígueme una reunión con ellos lo antes posible.

Franklin: Tardaré algún tiempo en hacerlo, señorita Hudgens. Y su prometido...

Ness: Déjales claro que quiero verlos de inmediato -lo interrumpió-. Usaremos la suite del hotel Charles para la reunión. De hecho, reserva una habitación para cada uno de ellos, como gesto de agradecimiento. Yo pagaré la factura personalmente.

Franklin: Señorita Hudgens, sé que el señor Bell querría reunirse con usted antes de que tome ninguna decisión...

Ness: Cualquiera diría que eres su abogado -lo interrumpió-. Por favor, convoca esa reunión y asegúrate de que acude todo el mundo, ¿de acuerdo? Y no te preocupes por el señor Bell. Yo me encargaré de él.



¡Super capi! Ha pasado de todo, ¿verdad? Pero sobre todo ha pasado lo que tenía que pasar XD. ¡Ya era hora!

Lau, debería decir que también confío en ti, pero no quiero que me crezca la nariz XD. Y sobra que digas que eres tú cuando estás como anónima. Tus comentarios son inconfundibles XD. Pero al menos podrías poner tu nombre (¬_¬). Debajo de donde pone "anónimo" pone "nombre". Bueno, como ves las cosas entre Zac y Ness no podrían ir mejor. Por ahora...
Y ahora por lista no diré cuantos capítulos tiene la nove XD. Ni siquiera lo diré cuando quede uno. Que mala soy XD.

¡Gracias por los coments!
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¡Un besi!


4 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

Bueno, este capítulo tiene muchas emociones juntas, la verdad estuvo Excelente :)
no te demores en publicar :)

Unknown dijo...

GENIAL EL CAPI!
POR MI PARTE NESSA TENDRIA QUE DECIRLE TODA LA VERDAD A ZAC.. Y QUE ESTE LA AYUDE :) Y LE PEGUE A BELL JAJAJA.

Anónimo dijo...

No nos tienes que decir, sabemos que son 18 caps ;)

Milagros L. dijo...

estuvo genial el capii;)
siguela bye

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