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lunes, 31 de diciembre de 2012

Capítulo 7


Su corazón latía más deprisa de lo normal y sentía que su piel estaba extrañamente tensa. Llevaba días esperando aquel beso, esperando sentir su cuerpo, tocarlo. Era distinto a todos los hombres que había conocido, incluido Drake, y en ese momento estaba a su alcance.

Se incorporó un poco, apoyándose sobre un brazo, y le acarició el pelo.

Ness: Bésame -susurró-.

Él no dijo nada.

Entonces, se inclinó sobre él y esperó un momento mientras disfrutaba del contacto de sus senos contra el pecho del hombre. Después, lo besó. Sus labios eran dulces, expertos, y mientras se apretaba contra él pensó que nunca se había sentido tan excitada ni tan segura como entre aquellos brazos.

Deseaba que él hablara, que le dijera que sentía lo mismo por ella, pero permanecía en silencio.

Pasó una pierna por encima de su cuerpo y comenzó a acariciarlo. Él gimió y la atrajo hacia sí. La prueba de que también estaba excitado la animó a seguir tocándolo, a bajar una mano hacia su entrepierna, sintiendo las texturas de su piel.

Cuando llegó a su duro sexo, contuvo la respiración y dijo:

Ness: Ahora, Zac. Ahora, por favor...

Zac la empujó suavemente y se situó sobre ella, sin dejar de besarla, sin dejar de acariciarla.


Lamentablemente, todo había sido un sueño.

Vanessa abrió los ojos, sobresaltada, y se sentó en la cama. Tardó unos segundos en caer en la cuenta de que estaba en Turnabout, durmiendo en su propia habitación.

Y sobre todo, sola.

Suspiró, cansada, y notó que un ligero haz de luz entraba por la ventana. Quiso encender la lamparita de la mesilla de noche, pero no funcionaba; por lo visto, la electricidad seguía cortada.

Se tumbó de nuevo y se tapó los ojos con un brazo. Olía a café, y era un aroma tan maravilloso que solo podía significar dos cosas: que Zac seguía en la casa y que lo preparaba mejor que ella.

Normalmente, habría preferido tomarse un té. Pero aquella mañana se encontraba tan agotada, después de una larga noche de sueños tan inquietantes como reales, que necesitaba una buena dosis de cafeína para despertar.

Dudó entre quedarse allí, en la cama, encerrada en si misma como una ostra, o en alejarse de las sábanas y con ello, también, de los sueños eróticos y del propio Zac. Pero sabía por experiencia que la estrategia de la ostra no servía de nada, de modo que se levantó.

Hacía frío. Se quitó el pijama y se puso una sudadera y unos pantalones largos de deporte. Después, se dirigió al cuarto de baño, se miró en el espejo, se arregló un poco el pelo y se lavó un poco; como no había electricidad, el agua estaba fría. Poco después, entró en la cocina pensando que en realidad no le importaba que Zac la viera sin arreglar; pero cambió de opinión cuando él la miró y sonrió.

Zac: Buenos días, belleza.

Ness: Buenos días. -Se fijó en el pequeño hornillo eléctrico en el que Zac había preparado el café. No era suyo, lo que significaba que había ido a comprarlo. Además, había limpiado totalmente la cocina-. ¿Has estado en la ciudad?

Zac: Sí, y también he echado un vistazo a las plantaciones. No soy agricultor, pero tengo la impresión de que no han sufrido ningún daño que unos cuantos días de sol no puedan arreglar. En cambio, la ciudad es un desastre. A la luz del día tiene peor aspecto.

Ness: ¿Has visto a Aly?

Zac: Sí. Maddie la ha puesto a ella, a April y a otros chicos a trabajar. Si tienen cosas que hacer, no se les ocurrirá hacer ninguna gamberrada.

April era la nieta de Maddie. Había estado enferma durante casi toda su infancia, pero el año pasado, tras una operación, se había recuperado por completo.

Ness: ¿Y qué hay del trasbordador?

Zac: Dos de las embarcaciones de Dave se han hundido y la tercera necesita entrar en muelle seco. La guardia costera estuvo hace un par de horas y se llevó al hombre que había sufrido el infarto y a un par de heridos más.

Ness: Entonces, tal vez podríamos alquilar un helicóptero.

Zac: No. Hace demasiada niebla y además todos los aparatos están ocupados. En cuanto a la guardia costera, ya sabes que tienen mucho trabajo. ¿Por qué tienes tanta prisa en librarte de tu sobrina?

Ness: Porque has venido para llevártela.

Zac: Eso no es una respuesta.

Ness: Estará mejor con sus padres.

Zac: ¿Estás segura?

Ness: Solo llevas veinticuatro horas en la isla y mira todo lo que ha pasado.

Zac la miró con expresión inescrutable.

Zac: Vanessa, nadie tiene la culpa de que se presentara esa tormenta. Por otra parte, Aly está bien y ninguno sabemos por qué razón se marchó realmente de su casa. ¿A qué vienen tus prisas? -Ella no contestó. Se sirvió una taza de café y se quemó al intentar beber-. Ten cuidado. Está muy caliente.

Ness: Gracias por la advertencia -dijo con ironía-.

Aunque estaba cansada y nerviosa, sentía la extraña necesidad de sonreír a aquel hombre. Le gustaba. Se lo negaba una y otra vez porque no quería sentirse atraída por él ni repetir el pasado, pero le gustaba. Y ése era el verdadero motivo de sus prisas.

Ness: Hace frío -continuó-. Es curioso, no recuerdo que haya hecho tanto frío desde que llegué a Turnabout.

Zac: Sí, la temperatura ha bajado mucho. Menos mal que tenemos el generador en el centro social y la gente puede calentarse un poco. Sam no sabe cuándo arreglarán el sistema eléctrico. Al parecer, cayó un rayo en las instalaciones y ardió la mitad. -Ella asintió-. Por cierto, Vanessa, gracias por la cama.

Ness: De nada.

Zac: Sé que no te dejé muchas opciones...

Ness: Es verdad.

Zac: Sea como sea, quiero que sepas que estás equivocada.

Ness: ¿A qué te refieres?

Zac: A que crees que aquella noche te rechacé porque no me gustabas. Pero me gustabas mucho, y tú lo sabías. -A Vanessa se le quedó la boca seca-. Me gustabas a los diecisiete años y me gustas ahora -añadió-.

Vanessa retrocedió y se golpeó la espalda con el frigorífico cuando, repentinamente, Zac avanzó hacia ella. Estaba asustada y excitada a la vez.

Ness: Basta, Zac. No sigas por ese camino.

Zac: ¿No quieres que siga?

Ness: No. Y por lo demás, no creo que en aquella época te gustara.

Zac tomó una de las manos de la mujer y la puso sobre su corazón, para que pudiera notar los latidos.

Zac: ¿Lo sientes? Nada ha cambiado. En realidad, he venido porque pensé que podía encontrar la forma de limpiar mi conciencia, de... Bueno, no sé.

Vanessa quiso dejarse llevar. Deseaba besarlo, tocarlo, pero no podía hacerlo. Había malgastado muchos años intentando expulsar todo aquello de su interior. Sin embargo, cuando él le pasó un brazo por encima de los hombros y le quitó la taza para dejarla  a salvo en la encimera, ella solo fue capaz de decir:

Ness: Zac...

Zac: Sshh.

Zac tomó la cara de Vanessa entre sus manos y la besó. Ella pensó que todavía estaba soñando. Asombrada, apoyó la frente en su barbilla y comenzó a acariciarlo; pero se apartó de golpe.

Ness: No. Tengo que pensar en Aly. En mi sobrina.

Zac: Ya te he dicho que Maddie la tiene ocupada. Si alguien puede hacerse cargo de ella, esa persona es Maddie.

Ness: De todas formas, no quiero hacerlo contigo No quiero. Ya no soy una mujer fácil.

Zac: ¿Una mujer fácil? -preguntó entrecerrando los ojos-. ¿Qué tontería es ésa? Tú nunca fuiste fácil.

Ness: Mira, será mejor que dejemos esta conversación. Tengo que limpiar la casa, hacer cosas, arreglarlo todo...

Zac se metió las manos en los bolsillos porque de lo contrario, habría intentado tocarla otra vez. Vanessa se apartó, con un brillo de pánico en sus ojos, de color pardo. Parecía un animal acorralado que quisiera huir a toda costa.

Se maldijo por haberla besado. No había imaginado que le causaría semejante inquietud.

Zac: Está bien, como quieras. He calentado agua por si querías lavarte.

Ness: Te lo agradezco.

Zac: Si quieres, puedo llevarla al lavabo.

Ness: ¿Cómo?

Zac: Bueno, no hay suficiente para que te puedas bañar, pero seguramente sí para llenar el lavabo. Échale un poco de agua fría para no quemarte.

Ness: Gracias…

Vanessa lo siguió al cuarto de baño y cerró la puerta cuando Zac se marchó. Mientras tanto, él permaneció en el pasillo. La puerta no era gran cosa, pero no podía oír ningún sonido e imaginó que estaba allí, frente al espejo, sin hacer otra cosa que mirarse, preocupada.

Zac reconocía perfectamente los síntomas de Vanessa porque también los había sufrido. Eran los de una persona perseguida por sus fantasmas, acostumbrada a luchar, y a veces a perder, con ellos.

Pero no sabía qué tipo de fantasmas podían ser los suyos, aunque empezaba a imaginarlo. Y la idea de que algún hombre le pudiera haber hecho tanto daño, lo irritaba.

Respiró a fondo para intentar tranquilizarse, sin éxito.

Él también comenzaba a estar asustado.




¡Ya se besaron! Solo es cuestión de tiempo que entre ellos pase algo más.
Comentadme mucho y pronto pondré el siguiente.

¡Feliz año a todas! Pasadlo muy bien esta noche. No os atragantéis con las uvas XD. Y no hagáis propósitos de año nuevo que ya sabéis que no vais a cumplir XD.

¡FELIZ 2013!


2 comentarios:

Unknown dijo...

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
SE BESARON SE BESAAAAAAAARON! ME MUERO ME MUERO, ZAC CONFESO QUE LE GUSTABA Y LE GUSTA NESSS, ME MUERO! O SEA.. AAAY NO, QUE AMOR!
ESPERO QUE SUBAS PRONTO.


FELIZ 2013 :)

Unknown dijo...

TENGO UNA PREGUNTA, CUANDO VAS A SUBIR CAPI EN LA OTRA NOVE?...


Y ESTA NOVE SUBE PORNTO QUE YA QUIERO SABER QUE PASA, ES TAN GENIAL.

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