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lunes, 24 de diciembre de 2012

Capítulo 5


Oh, Dios mío... Vanessa se quedó mirando lo que quedaba de su casa, atónita.

Habían permanecido en la bañera, protegidos bajo el colchón, durante un periodo indeterminado que se le había hecho interminable. Pero en ese momento, mientras contemplaba el enorme agujero del techo por el que entraba la luz del sol, se dio cuenta de que en realidad no había pasado tanto tiempo.

Zac no apartó el colchón hasta que estuvo seguro de que la tormenta se había alejado. Y cuando lo hizo, pudieron ver los restos del tejado que habían caído sobre él.

El cielo empezaba a despejarse y ya solo caía una fina lluvia.

Aly: Menos mal que trajiste el colchón. Si no lo hubieras hecho, los restos habrían caído sobre nosotros y nos habrían matado.

Ness: Es increíble. No sabía que Turnabout sufriera huracanes...

Zac: Pues ya lo sabes.

Zac tomó uno de los jerséis para ponérselo a Vanessa, como si ella no fuera capaz de hacerlo por sí misma. Pero Vanessa pensó que estaba en lo cierto: en aquel momento no se sentía capaz de hacer nada.

A pesar de ello, salió de la bañera, se dirigió a su habitación y se cambió de ropa. Sin embargo, no podía hacer gran cosa respecto a la ropa mojada de Zac. No tenía nada que le cupiera a un hombre de espaldas tan anchas, y mucho menos un pantalón de su talla.

Zac se puso su cazadora de cuero y Vanessa no pudo evitar contemplar su pecho desnudo, visible bajo la cremallera a medio subir.

Zac: Tendremos que reparar ese tejado antes de que la lluvia empeore el estado de tu casa -comentó-.

Ness: ¿Y cómo lo arreglamos? La única madera que tengo son las astillas que guardo para utilizar en la barbacoa -comentó, mientras recogía restos en el pasillo-.

Vanessa pensó en los estragos que la tormenta habría causado en los campos de la zona. Era un gran problema, porque si había estropeado las cosechas, se habría quedado sin los productos que necesitaba para su tienda.

Pero decidió concentrarse en lo más inmediato. La puerta de cristal del salón había sobrevivido; en cambio, la ventana de la cocina estaba destrozada, la huerta había sufrido desperfectos y uno de los armarios se había medio soltado de la pared y amenazaba con caerse.

Zac: Bueno, intenta arreglar lo que puedas. Yo voy a la ciudad a ver si puedo encontrar los materiales necesarios para tapar los agujeros del techo -informó-.

Vanessa asintió y miró hacia el exterior de la casa. No había llorado en muchos años y no tenía intención de hacerlo entonces, pero le apetecía mucho.

Zac: ¿Quieres venir conmigo?

Se volvió hacia Zac, pensando que hablaba con ella. Pero se refería a Aly.

Aly: ¿Para qué? ¿Para que puedas sacarme de la isla? -Zac miró con ironía a la adolescente y Aly se encogió de hombros-. Está bien... voy contigo.

Antes de marcharse, él añadió:

Zac: Volveremos enseguida, pero no intentes arreglar nada que parezca inestable.

Justo en ese instante, como si sus palabras hubieran sido proféticas, el armario de la cocina se soltó del todo y cayó al suelo aparatosamente. Por el sonido de cristales y de porcelana, resultó evidente que su contenido se había roto.

Aly: Vaya, espero que no guardaras dentro la vajilla de la familia o algo así.

Vanessa negó con la cabeza.

Ness: Creo que os acompañaré. Seguramente habrá casas que hayan quedado en peor estado que la mía y gente que necesitará ayuda.

Antes de salir, Vanessa recogió un paraguas y se lo dio a Zac para que lo abriera. Todavía estaba lloviendo, aunque levemente, y la visión de la palmera quemada por el rayo bastó para que recordara lo cerca que habían estado de morir.

El cielo, sin embargo, estaba precioso. La lluvia y el sol que se filtraba por entre las nubes cada vez menos densas habían provocado un enorme arco iris que les llamó la atención.

Zac: Los cielos de Turnabout siempre han sido tan bellos como sus puestas de sol -comentó-. El mejor sitio para disfrutar de ellas está en el extremo de la isla, en Castillo, aunque supongo que ya habrán derribado la vieja mansión...

Ness: Sigue allí -le informó-.

Vanessa estaba particularmente interesada en la antigua mansión española, pero en ese momento le preocupaba más su sobrina, que caminaba a cierta distancia de ellos.

Zac: Lo hace porque caminar bajo el paraguas le parece poco elegante -dijo adivinando sus pensamientos-.

Ness: Debí llevarla con sus padres el día que se presentó. En lugar de hablar por teléfono con mi hermano, debí llevármela.

Zac: Está bien, Vanessa, no te preocupes. Seguro que se siente muy culpable por haber salido de la casa con semejante clima.

Ness: Pero no habría tenido tanta suerte si tú no hubieras estado aquí. La encontraste y la trajiste de vuelta, sana y salva. Además, a mí no se me habría ocurrido utilizar el colchón para cubrirnos.

Zac: Si no la hubiera encontrado yo, lo habrías hecho tú. Y en cuanto a lo segundo, seguro que habrías pensado en algo.

Ness: Aly no debería estar en peligro. Solo es una adolescente, una niña. Es completamente inocente y no merece...

Zac: Eh, no sigas. Ninguna persona merece estar en peligro, pero eso era un maldito huracán. En cuanto a ti, has cambiado mucho si ahora te dedicas a intentar proteger a tu sobrina de... la vida.

Vanessa quiso decir algo al respecto, pero en ese instante oyeron el inconfundible sonido de un vehículo que acababa de detenerse frente a la casa.

Era Sam, el sheriff. Se asomó por la destrozada ventana de la cocina y preguntó:

Sam: ¿Estáis todos bien?

Ness: Sí. ¿Qué ha pasado en la ciudad?

Sam: Hay media docena de heridos entre los que se encuentra Judy. Al parecer, estaba intentando salvar su vajilla y se rompió una muñeca. He recorrido la isla varias veces, pero al margen de unos cuantos desperfectos y de un montón de cristales rotos, la mayoría de las estructuras de los edificios están bien -explicó-. Tendrás que hacer unos cuantos arreglos en tu tienda y por otra parte, ha desaparecido el muelle donde atracaba Dave. En cuanto a las plantaciones, todavía no he tenido tiempo de ir.

Ness: ¿El muelle? ¿Ha desaparecido el muelle? ¿Y qué pasa con las embarcaciones de Dave?

Sam: Pasará cierto tiempo antes de que se puedan utilizar. Si alguien quiere abandonar la isla, tendrá que pedírselo a la guardia costera.

Ness: ¿Y no podríamos salir por avión? Recuerdo que el año pasado, cuando Tom y su esposa tuvieron que llevar a April Dickens al hospital para que la operaran de urgencia, un avión aterrizó en la carretera principal...

Vanessa pensó que sería la solución perfecta. Al fin  y al cabo su hermano tenía dinero y muchos contactos y podría enviar un avión o un helicóptero. Ya había comprobado que no funcionaban los teléfonos fijos ni los móviles, pero supuso que Sam podía llamar a la guardia costera y conseguir que se pusieran en contacto con Will.

Sam: Sí, claro, y el avión destrozó media carretera -le recordó-. Tendría que ser un helicóptero, pero solo lo enviarían para un caso de urgencia. Ten en cuenta que media California está en alerta roja. Si aquí tenemos mal tiempo, en el continente es peor. Según me han dicho, San Diego sufre en estos momentos un verdadero vendaval.

Vanessa se llevó una mano a la boca, asustada. Ashley estaba en San Diego.

Zac: Es que quiere llevar a Aly a casa de sus padres.

Sam: Pues no podrá ser. Aly está en perfecto estado, según veo, y naturalmente tenemos que concentrar nuestros recursos en los heridos. Howard hace todo lo que puede, por supuesto, pero su clínica es muy pequeña y habrá que llevar a la gente al continente. Y sí que te sugiero que te concentres en la reparación de la tienda...

Zac: Y en el tejado de su casa -lo interrumpió-.

Sam: Bueno, sí, en todo lo que necesite reparaciones. En el mejor de los casos, tendremos unos días de buen tiempo. En el peor... Pero dejemos eso ahora. Tengo que marcharme, pero volveré cuando pueda para retirar esa palmera caída que corta la carretera. ¿Qué ha pasado? ¿La ha partido un rayo?

Ness: Exactamente. -Sam se marchó enseguida. Vanessa se echó hacia atrás el pelo y dijo-: Tengo que ir a ver cómo están las plantaciones.

No espero a que Zac la siguiera, aunque lo hizo, al igual que Aly. Los campos estaban en dirección contraria a la ciudad y ya se había hecho de noche cuando llegaron, así que no pudieron comprobar los daños.

Zac: Volveremos cuando amanezca.

Ness: Sí, será mejor.

Se dirigieron entonces a la ciudad. Las calles estaban llenas de gente que caminaba con linternas para poder iluminarse. Vanessa deseó haber llevado la suya, pero se la había dejado en la bañera.

Aly: ¿Qué están haciendo allí?

La joven se refería al centro social de la localidad. En el exterior habían encendido una hoguera y había personas que entraban y salían con cajas de todos los tamaños.

Zac: Llevan suministros -explicó-. Deben de haber convertido el centro social en un punto para organizar la distribución de materiales.

Aly dudó, pero poco después vio a varios adolescentes junto al fuego y se fue con ellos.

Vanessa la observó y se tranquilizó bastante al comprobar que entablaba conversación rápidamente.

Ness: Al menos no es tímida -le dijo a Zac-.

Zac: En eso se parece a ti. Tampoco lo eras a su edad.

Ness: Es cierto.

Zac: De hecho, creo que naciste para ser el espíritu de todas las fiestas -bromeó-.

Vanessa se cruzó de brazos.

Ness: Te equivocas, era pura fachada. Me comportaba así porque era más fácil que mostrar lo que verdaderamente sentía.

Zac: Por eso y para llamar la atención de tus padres, no lo olvides.

Ness: ¿Y tú? ¿Cómo eras tú a esa edad?

Zac: Bueno, además del asunto de los árboles de Maddie, creía que Ashley ya te habría informado sobre mí...

Ness: No creas. En general tenemos cosas más interesantes de las que hablar.

Zac: Vaya, eso ha dolido.

Zac se llevó una mano al pecho y puso cara de sentirse realmente herido por el comentario, pero era una broma.

A Vanessa le encantó su sentido del humor. Sin embargo, no quería dejarse encantar por un hombre que pensaba marcharse en cuanto pudiera.

Ness: No hace falta que vengas conmigo a la tienda. Soy capaz de arreglar los desperfectos yo sola.

Zac: ¿Ah, sí? ¿Y de dónde vas a sacar los tablones que seguramente necesitarás?

Ness: Tengo madera en el almacén. Y aunque no la tuviera, estoy segura de que alguien tendría. Aquí nos ayudamos unos a otros cuando hace falta.

Zac: Hablas como si fueras de Turnabout, pero te recuerdo que no naciste aquí. Y aunque tú te consideres tan isleña como los demás, sigues siendo una forastera.

Ness: Es posible, pero tu hermana no es ninguna forastera y pasa por ser mi socia. En consecuencia, me tratan como si fuera de aquí.

Zac: Estás soñando si crees que te aceptarán alguna vez. La gente de este lugar es muy conservadora y no admite fácilmente a forasteros.

Vanessa sabía que Zac tenía parte de razón, así que dijo:

Ness: Tú debes de saberlo muy bien, porque naciste en la isla.

Zac: En realidad, no. Me temo que soy tan forastero como tú.

Ness: ¿Cómo? Pero si tu padre y tu hermana son de aquí...

Zac: ¿Y qué?

Ness: Y nada. Simplemente supuse que tú también habrías nacido en Turnabout.

Zac: Pues no. Nací en Oregón.

A Vanessa le extrañó mucho. Ashley nunca le había comentado nada de Oregón.

Ness: Comprendo. Eso quiere decir que tu familia vivía allí antes de que naciera Ashley...

Zac: Quiere decir que mis padres estuvieron separados una buena temporada, aunque volvieron a juntarse cuando nací yo. Y ahora, ¿me dirás dónde tienes guardada esa madera? ¿O tendré que buscarla yo por toda la tienda?

Vanessa decidió ceder y caminaron hacia el establecimiento. Una vez dentro, se dirigieron al almacén; aunque estaba oscuro y no podían ver demasiado, se alegró al observar que la mayoría de las cosas estaban donde las había dejado y que no habían sufrido grandes daños.

Encendieron unas cuantas velas y la sala quedó iluminada enseguida.

Ness: Ahí tienes los tablones. Ashley y yo los compramos para hacer varias estanterías, pero no tuvimos tiempo -dijo, mientras le pasaba la caja de herramientas-.

Zac: Pues nos van a venir muy bien.

Vanessa se fijó entonces en los cristales que llenaban el suelo y dijo:

Ness: Qué desastre. Aunque supongo que no debería quejarme, porque podría haber sido mucho peor.

Zac: Yo no he dicho nada...

Ness: No, pero por el tono de tu voz es evidente que me has tomado por una quejica.

Zac: Créeme, no estoy en posición de juzgar a nadie.

Zac se puso manos a la obra y en pocos minutos había tapado la ventana rota del almacén con varios tablones. Cuando terminó, vio que Vanessa estaba intentando barrer los cristales.

Zac: Tal vez deberías dejarlo para mañana. Ahora no hay luz suficiente.

Ness: Soy perfectamente capaz de limpiar el suelo de mi tienda.

Zac: No lo dudo. Y al parecer, también eres capaz de fabricar estanterías. He notado que has dicho que Ashley y tú pensabais hacerlas, no que tuvierais intención de encargárselo a un carpintero. Me sorprendes.

Vanessa volvió a cruzarse de brazos y lo observó. Zac Efron siempre había sido un hombre enormemente atractivo; pero en ese momento, con una chaqueta de cuero, el pelo revuelto y las manos ocupadas con los clavos y el martillo, resultaba más sexy que nunca.

Ness: Eres un machista.

Zac: Si con eso pretendes decir que creo que los hombres deben proteger a las mujeres, lo soy.

Ness: ¿Es que crees que las mujeres no son capaces de protegeros a vosotros?

Zac: Yo no he dicho eso.

Ness: ¿O tal vez crees que los hombres no deben proteger a otros hombres ni las mujeres a otras mujeres? -continuó preguntándose-.

Zac: No te equivoques, Vanessa. No solamente no estoy diciendo eso sino que además sé mucho más de lo que crees sobre ese tema. Me consta que hay hombres capaces de hacer cualquier cosa por proteger a otros hombres.

Vanessa se estremeció. Resultaba evidente que la declaración de Zac ocultaba algo oscuro y secreto.

Ness: ¿Hablas por propia experiencia?

Pensó que Zac no contestaría a la pregunta. Pero la miró con una intensidad que la llenó de una extraña tristeza y dijo:

Zac: Sí. Hablo por experiencia.




Espero que os haya gustado el capi. Un poco triste por el huracán y todo eso. Pero ya más adelante se pondrá interesante.
¡Seguid comentando!

A otra cosa...
¡Feliz navidad a todas y que lo paséis muy bien esta noche!
Espero que hayáis sido buenas si no, Santa Claus os traerá carbón XD.

HAPPY HOLIDAYS!


2 comentarios:

Unknown dijo...

Pobre casa de vane, desecha quedo.
Epero que subass pronto,
FELIZ NAVIDAD!

Anónimo dijo...

\o/ sobrevivieron!! SI! Jaja, cada vez sabemos un poquito mas de Zac!
Pobre Vane y como quedaron su casa y su local

Espero el próximo :D
Saludos -Caro-

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