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viernes, 15 de julio de 2011

Capítulo 6


Vanessa sintió una oleada de calor, e intentó aferrarse a su indignación.

Ness: No creas que puedes utilizar tu... tu encanto y tu habilidad con las mujeres para...

Zac: No voy a perder el tiempo discutiendo contigo. Las acciones dicen más que las palabras.

Zac enredó los dedos en su cabello, sujetándole la cabeza con sus fuertes dedos, y le cubrió la boca con sus labios.
Vanessa gimió mientras su cabeza daba vueltas. Cuando él le introdujo la lengua, el placer y la excitación fueron tan intensos, que Vanessa abandonó toda resistencia. Le rodeó el cuello con los brazos y lo besó ella también, tan sensualmente como él la estaba besando a ella.
Zac le cubrió los glúteos con las manos, levantándola y apretándola contra él. Vanessa se retorció, electrificada por la intimidad, deseando más. El deseo aumentó cuando él le introdujo la pierna entre los muslos y empezó a moverla hacia delante y hacia atrás, provocándole una maravillosa e insoportable sensación, que recorrió todo su cuerpo.
Y entonces Zac separó la boca, aunque sus labios siguieron rozando los de Vanessa mientras hablaba.

Zac: Espero que esto te aclare cualquier idea falsa que tengas de que no te deseo. Nena, en cuanto te toco, estallo en llamas. -Vanessa se estremeció ante sus palabras. Estaba temblando y las piernas casi no la sujetaban-. Siento que el Reverendo te haya hecho sentirte mal -dijo con ternura, pasándole el pulgar por los labios ligeramente hinchados-. Estabas feliz hasta que han aparecido los Carter. Creo que es mejor que te mantengas alejada de ellos, al menos un tiempo.

Vanessa se quedó mirándolo, maravillada de que estuviese hablando en serio.

Se oyó jaleo en la cocina, y Zac le rodeó los hombros con el brazo, sacándola del despacho.

Zac: Terminaremos esto después -murmuró dándole un rápido beso en la cabeza-. Cuando las tropas se hayan ido a dormir.

La sensual promesa implícita en sus palabras, en su posesivo abrazo, la hizo estremecerse.

Ness: Zac, no puedo. Yo... -respiró hondo y volvió a empezar-. Yo no tengo relaciones casuales.

Zac: Sabes que no es eso lo que te propongo, Vanessa -sonrió-. Sino algo natural cuando hay una proposición de matrimonio.

Se detuvieron delante de la enorme chimenea de granito del salón. Vanessa se mordió el labio con nerviosismo.

Ness: ¿En serio crees que estoy tan desesperada que voy a casarme con un hombre al que conozco sólo desde hace dos días? ¿Cómo sabes que no... que no estoy enamorada de otra persona?

Zac: No lo estás, ¿verdad?

Zac hizo la pregunta en tal tono de indiferencia, que Vanessa se sintió insultada.

Ness: ¡Tal vez sí! -dijo hecha una furia-.

Zac: ¿Por qué entonces tu tío sugirió que te casarías conmigo? -la desafió sonriendo con sarcasmo-. El no lo habría hecho sabiendo que estabas enamorada de otro hombre.

Ness: ¡Puede que no lo supiese!

Zac: Si estuvieses locamente enamorada de otro hombre, se lo habrías dicho -declaró con una seguridad exasperante-. Las mujeres no guardan esas cosas en secreto.

Estaba tan seguro de ella, que Vanessa sintió un súbito impulso de sacarlo de su complacencia.

Ness: Eso es mentira. Hay veces que una mujer tiene que mantener su amor en secreto -dijo incitada por la presuntuosa sonrisa de incredulidad de Zac-. Por ejemplo, no le habría dicho nada a mi tío si... si el hombre a quien amase estuviese casado.

Se llevó la mano a la boca, horrorizada por sus palabras. Roja de vergüenza e incapaz de mirar a Zac, se soltó de él y corrió hacia la cocina donde Alysson, Nick y Alex estaban dándose un banquete con la cena de los Carter.

Ness: ¿Os importa que me una a vosotros? -les preguntó mirando furtivamente la puerta-.

Zac no la había seguido, y se sintió aliviada y desilusionada a la vez. Se dejó caer en el banco de detrás de la mesa, ignorando afectuosamente a sus compañeros de cena, quienes acabaron sentándose con ella.
En el salón, Zac miraba fijamente a los ojos vacíos del alce que estaba sobre la chimenea, analizando la brusca salida de Vanessa.

Miley: No sé si felicitarte o sentir lástima por ti, tío Zac -su voz sonó al otro lado de la habitación-. Si estabas intentando insultar a Vanessa y echarla, felicidades, lo has hecho muy bien. Pero si lo que pretendías era persuadirla para que se casase, o tan solo para que se acostase contigo, ¡guau, la has hecho buena!

Zac se volvió y vio a su sobrina echada en el sofá, mordisqueando un muslo de pollo.

Zac: ¿Cuándo has entrado?

Miley: Estaba aquí cuando entraste con Vanessa -dijo alegremente-. No me has visto, claro, estabas demasiado ocupado en meter la pata hasta el fondo.

Zac: No deberías escuchar las conversaciones privadas -la amonestó-.

Miley: Lo siento -replicó sin una gota de remordimiento-. ¿Pero qué intentas hacer, tío Zac? ¿Ya no quieres casarte con Vanessa?

Zac: ¡Por supuesto que sí!

Miley: ¿Si? ¡Pues quién lo diría! -se echó hacia atrás el cabello con dramatismo y dio un furioso mordisco al pollo-. Apuesto a que Vanessa no sabe a qué atenerse. ¡Hombres!

Zac: ¿Qué significa eso? -demandó-.

Miley se puso de pie y caminó con dramatismo hacia la puerta de la cocina.

Miley: Significa que los hombres no dicen lo que sienten, ni sienten lo que dicen.

Zac: ¿Y las mujeres sí?

Miley: Lo haríamos si los hombres no nos obligaran a entrar en su juego, y a mentirles.

Zac: ¿Como Vanessa cuando ha dicho que estaba enamorada de un hombre casado? No me lo he creído ni por un segundo -frunció el ceño-. ¿Y tú?

Miley: Tío Zac, tú la has forzado a decirlo al suponer que está tan desesperada que no tiene otras perspectivas más que aceptar tu oferta. ¿Qué mujer puede aguantar eso sin intentar salvar algo de orgullo?

Zac: Yo no lo he dicho así -protestó indignado-.

Miley: Pues eso es lo que he oído. Y lo que ha oído Vanessa. Naturalmente ella no podía dejarlo pasar. Las mujeres decimos y hacemos lo que es preciso cuando se trata de manejar a los hombres.

Zac: ¿Ah, sí? -Le resultó inquietante el tono de Miley. Miró a su sobrina, estudiándola. Con su belleza y su provocativa sexualidad, se parecía mucho a la mujer que podía manejar a cualquier hombre que se le antojase. Zac tragó saliva-. ¿Miley, que es lo que te pasa?

Miley sólo se rió.

Miley: Cielo, estoy preocupado por ti.

Zac: Pues no lo estés. Sé lo que hago -Miley empujó la puerta y entró con calma en la cocina-. Creo -murmuró para sí-. -La siguió, y entró en la cocina justo a tiempo de ver a Alex hundiendo las manos en el aro de gelatina de lima y lanzándole dos puñados a Nick a la cabeza-. ¡Basta, Alex! -rugió, y se volvió hacia Nick, que estaba dispuesto a contraatacar-. ¡No te atrevas, Nick! ¡Nada de peleas de comida! No voy a tolerar esa clase de...

Alex: ¡Socorro! -chilló cuando Zac se acercó a la mesa-.

El pequeño saltó al regazo de Vanessa y se agarró a ella con fuerza, ocultando el rostro en su pecho.

Alex: ¡No dejes que me pegue, tía Vanessa!

Vanessa se quedó atónita por haber sido ascendida inesperadamente al estatus de tía. Miró a Alex e, instintivamente, lo abrazó.
Riéndose y chorreando gelatina, Nick fue al fregadero y sumergió la cabeza bajo el chorro.

Zac: Alex Efron, quiero hablar contigo -dijo agarrando al pequeño por el brazo-.

Alex: ¡Va a pegarme! -chilló-.

Ness: ¡Zac, no! -se apartó rápidamente, y apretó al niño con fuerza-. ¡Cálmate! Alex sólo... sólo...

Zac: ¿Qué no? -gruñó-. ¡Maldita sea, no me voy a dejar manipular así! Si hay algo que vamos a dejar claro es...

Nick: Eh, tranquilo, tío Zac -dijo riendo alegremente-. Toma, te ayudaré.

Y agarrando el pulverizador de goma del fregadero, el chico enchufó el chorro de agua fría hacia su tío.
Durante unos segundos, Zac se quedó donde estaba, completamente empapado. El tiempo suficiente para que Nick soltase la goma y desapareciese de la cocina.
Zac se repuso y salió disparado detrás de su sobrino. Se oyó un portazo, seguido instantáneamente de un furioso aporreamiento.

Zac: ¡Nick, abre la puerta! -le ordenó-. ¡Ábrela ahora mismo!

Miley: Parece que Nick está a salvo en su habitación -comentó dirigiéndose tranquilamente a cerrar el grifo-.

Zac: ¡Si no abres la puerta, te juro que la echaré abajo! -gritó-.

De pronto Alysson, que estaba sentada en el banco junto a Vanessa, soltó un grito desgarrador y exclamó:

Alysson: ¡El tío Zac se ha vuelto loco!

Ness: Alysson, tu tío no se ha vuelto loco -le aseguró-. Está furioso, pero... -Alysson soltó otro grito, tan fuerte que a Vanessa le retumbaron los oídos-. Alysson, no grites más -dijo levantándose y sentando a Alex junto a su hermana-, Y Alex, no toques la gelatina. Voy a hablar con vuestro tío Zac.

Se levantó y fue a la puerta de la habitación de Nick, que Zac seguía aporreando y amenazando con derribar.

Ness: Zac -le puso una mano en el brazo-. Zac, estás empapado. ¿Por qué no vas a cambiarte y cenamos?

Zac dejó de gritar y de dar golpes, suspiró profundamente y se apoyó en la pared.

Zac: ¿Crees que estoy siendo poco razonable? -la miró furiosamente-. ¿Crees que no tengo derecho a irritarme cuando estos pequeños monstruos arrojan comida y…?

Ness: No son monstruos -se encaró con él-. Son chicos inquietos, con ganas de divertirse. ¿No hiciste cosas así con tus hermanos?

Zac: Claro. Por supuesto. Incluso tuvimos alguna pelea con comida. Pero no agarrábamos una manguera y se la enchufábamos a nuestra madre cuando nos decía que parásemos. Tengo derecho a...

Nick: Yo no habría mojado a mi madre, tío Zac -dijo al otro lado de la puerta-. Pero tú no eres mi madre. Eres mi tío, que es fenómeno y te gusta bromear, y que una vez me mojó con la misma goma en verano porque me quejé de que hacía calor. Me empapaste y te reíste a carcajadas, ¿te acuerdas, tío Zac? Todos nos reímos.

Zac se puso rojo.

Zac: Eso fue diferente -murmuró-.

Ness: ¿Cómo? -frunció los labios-. Me parece que las peleas de agua o se permiten en esta casa o se prohíben... a todo el mundo.

Nick: A mí me parece igual -dijo a través de la puerta-.

Zac se pasó la mano por el cabello.

Zac: De acuerdo -apretó los dientes-. De ahora en adelante, las peleas de agua están prohibidas en esta casa.

Nick: ¿Y las peleas de comida? -preguntó saliendo de su habitación-. ¿También están prohibidas?

Ness: Sí -dijo decisivamente-. Y creo que será mejor informar a Alex de las nuevas reglas de la casa.

Nick: Y a Alysson también. No la viste dándole un dólar a Alex por arrojarme la gelatina -añadió sonriendo a Vanessa-.

Zac dejó escapar un extraño sonido y entró airadamente en la cocina.

Zac: Se acabaron las peleas de comida -ordenó con severidad, mirando furiosamente a Alex, y después a Alysson-. Y se acabó también el pagar a alguien para que arroje comida. Miley, busca una fregona y recoge el agua del suelo.

Miley: Ni lo sueñes -replicó echándose el cabello hacia atrás-. Nick lo hizo, que lo recoja él.

Ness: Zac, vas a pillar frío con la ropa mojada -intervino inmediatamente-. No te preocupes, yo me encargo de las cosas aquí en la cocina. Ve a cambiarte.

Nick: ¡Achú! -fingió un estornudo-. El pobre tío Zac va a pillar un resfriado con esa horrible ropa mojada.

Vanessa se tensó, y se puso rápidamente delante de Zac, intentando evitar otro enfrentamiento, colocándole las manos en el pecho para detenerlo. Casi esperaba que la empujase a un lado y saliese detrás de Nick otra vez.
Pero no lo hizo. Zac puso las manos sobre las de ella y las apretó sobre su camisa mojada. Vanessa sintió el calor húmedo de su cuerpo bajo sus dedos.
Sus miradas se encontraron.

Zac: En contra de lo que puedas pensar, no soy un cruel ogro que pega a los chicos. Jamás les he puesto la mano encima.

Ness: Tal vez tu hermano Jesse les pegaba cuando se enfadaba -murmuró horrorizada-.

Zac: O tal vez Alex sabe cómo activar tu instinto maternal protector -sugirió-.

Ness: Es muy cínico que digas eso, Zac Efron. Alex sólo es un niño de siete años.

Vanessa intentó soltarse, pero Zac apretó los dedos sobre sus manos.

Zac: Te gustan los chicos, ¿verdad? -la observó atentamente-. Te importa lo que les suceda.

La mirada de Zac era tan intensa, que Vanessa se sintió perdida en la profundidad de sus ojos. Casi no podía pensar.

Ness: Bueno, por supuesto. Sólo son niños que lo han pasado mal y...

Alex: No volveré a arrojar comida -anunció metiéndose entre Vanessa y Zac. Rodeó a ambos con los brazos-. ¿Cuándo voy a tener mi perrito? La tía Vanessa dijo que podía tener uno -le explicó a su tío-.

Zac: Oh, está claro que lo que nos falta es un animalito -dijo irónicamente-. ¿Qué tal un lobezno o un osito? Encajarían muy bien.

Alysson: No estamos bromeando, tío Zac -le reprendió-. De verdad vamos a tener un perrito. La tía Vanessa nos lo ha prometido.

Zac: Bueno, ya que es ella la que va a estar en casa, por mí bien -dijo arqueando las cejas a Vanessa desafiantemente-.

Vanessa abrió la boca para hablar, pero no pudo decir nada. No con el pequeño abrazado a ella y con los demás observándolos a Zac y a ella ahí de pie tan juntos.

Miley: Es como si estuviese viendo una serie de televisión -comentó-. La crisis se resuelve al final del episodio y todos sonríen. Suena el tema musical de la serie. Fin.

Alysson: Me gustan esas series -suspiró-.

Nick: Pues yo creo que somos más la Familia Adams que Padres Forzosos -replicó bromeando-.

Todos se rieron, incluido Zac. Vanessa se sintió invadida por una oleada de cálido afecto. Bromas aparte, había un verdadero sentimiento de familia en esa habitación, algo que ella siempre había anhelado.
Vanessa miró a cada uno de los chicos, después a Zac, que seguía sujetándole las manos, observándola con una intensidad y un deseo que la dejó sin respiración.
Rápidamente, Vanessa se soltó y se apartó de él, consciente de que se había ruborizado.

Zac: Creo que voy a quitarme esta ropa mojada, y así no correré el riesgo de pillar un resfriado -dijo mirando a su sobrino con ironía-.

Nick se rió y estornudó varias veces de mentira mientras salía su tío.
Para sorpresa de Vanessa, cuando sugirió a Alex, Alysson y Nick que fuesen a acostarse, lo hicieron sin protestar. Y Miley se quedó a ayudarla a recoger la cocina.

Miley: Has hecho un excelente trabajo manejando al tío Zac esta noche, Vanessa -dijo con aprobación mientras pasaba la fregona por el suelo-. Interviniste en el momento adecuado y suavizaste las cosas -sonrió maliciosamente-. Y ponerlo tan caliente ha sido una buena jugada por tu parte. Ni siquiera con esa ropa mojada podía evitar que...

Ness: ¡Miley! -la interrumpió ruborizándose-.

Miley: Apuesto a que está dándose una ducha de agua helada en este momento -continuó alegremente-. ¿Cuánto tiempo vas a resistirte? No demasiado, espero, porque el tío Zac está...

Ness: ¡Miley, por favor!

Miley: ¡Te has puesto roja! -estaba encantada-. ¡Qué mona!

Ness: ¡Otra vez no! -gimió-.

Miley: Me parece que cuando alguien se sonroja al imaginarse al tío Zac en la ducha no puede estar locamente enamorada de un hombre casado -declaró mirando fijamente a Vanessa-. ¿Tengo razón?

Vanessa soltó la balleta con la que estaba limpiando la mesa, llena de vergüenza.

Ness: Siento que oyeses eso, Miley. No es verdad y no debería haberlo dicho. Yo...

Miley: Oh, sé por qué lo dijiste -la interrumpió sonriendo-. ¡El tío Zac no te dejó otra elección! Ya le he dicho lo burro que es, por si no lo sabía.

Vanessa se sintió mal al imaginarse a Zac y a Miley hablando de ella, y tampoco se sentía a gusto hablando de Zac con su sobrina. Pero Miley no tenía intención de dejar el tema.

Miley: ¿Por qué los hombres no admiten lo que quieren? -continuó elevando la voz de agitación-. No puede ser un honesto: «Estoy loco por ti y quiero que vivas conmigo». Oh, no, en vez de eso tiene que ser: «Quédate aquí y cuida a los niños ya que no tienes a nadie en tu vida». ¿Por qué no puede ser: «Estoy enamorado de ti». En vez de: «Eres demasiado joven para mí y detesto desearte tanto»?

Ness: ¿Es eso lo que... lo que el señor Paraíso te dijo? -preguntó mortificada-.

Miley: El señor Paraíso -repitió haciendo una mueca-. Sí, es él, de acuerdo, y eso es lo que dijo. Es estúpido Vanessa. Estamos hechos el uno para el otro, pero él está empeñado en eso de la edad... -escurrió la fregona furiosamente-. ¿Cómo hemos llegado a engancharnos con unos tipos retrógrados y machistas que son incapaces de admitir que necesitan a una mujer por algo más que por el sexo?

Ness: Y por algo más que para cuidar a los niños -murmuró a su pesar-.

Miley asintió con la cabeza.

Ness: Ese hombre al que estás viendo -preguntó cautelosamente- ¿lo conoce tu tío?

Vanessa recordó que el día anterior Miley había proclamado lo que la atraía Tom Beckett, el capataz. Pero descartó la idea enseguida. Seguramente Miley estaba bromeando.

Miley: Sí, el tío Zac lo conoce, pero eso es todo lo que puedo decir -se encogió de hombros-. Es mejor que no sepas el nombre de mi... de él, Vanessa. Te sentirías obligada a decírselo al tío Zac.

Ness: ¿Y se... se pondría como loco? -se preguntó nerviosamente en voz alta-.

Miley: Tal vez. Probablemente -suspiró-. Definitivamente.

Vanessa hizo una mueca de dolor al imaginarse la escena.

Ness: Miley, ojala tuviese algún buen consejo que darte, algo que pudiese...

Miley: El único consejo que podrías darme y que escucharía sería: «Chica, a por él».

Ness: Sin saber los detalles, no podría decirte eso, Miley.

Miley: Lo sé -dijo guardando la fregona en el armario-. Creo que me iré a la cama. Después de todo, mañana tengo que madrugar para ir al colegio -se detuvo en el umbral de la puerta y dirigió a Vanessa una radiante sonrisa-. Eh, Vanessa, esta noche... ¡A por él, chica!


4 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

Waooooo
Miley tiene razon, ni Zac, ni los hombres saben expresar sus sentimientos..
si Zac sigue asi, lo que va hacer es perderla...
me encanto el capi..
siguela pronto :)

Anónimo dijo...

caromix27:
"a por el chica!" ;) xD!
Adoro a esta miley xD!
me encanto el cap!!
sigan comentando chicas!!
q me imagino q ustedes tb quieren ver el otro cap pronto!!
tkm mi ali!!

이지준 dijo...

OMG miley super
sabia esa chiquilla
pero aun sigo creyendo
que el señor paraiso
es Tom hay como amo la nove
siguelaaa
esta super cool
bye

Anónimo dijo...

anda por el chica jajajajaja muy bueno

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