topbella

viernes, 8 de julio de 2011

Capítulo 3


Los faros del Jeep iluminaron el camino de grava que conducía a la casa del rancho. Vanessa vio altos y gruesos árboles rodeando la casa por tres lados, según Zac, para protegerla de los tempestuosos vientos invernales. La casa, de una planta, era de piedra y madera, y tenía un amplio porche que ocupaba todo el frente.

Las luces de las ventanas iluminaban los arbustos y los pequeños árboles decorados que rodeaban el camino empedrado de delante de la casa.

Zac: Hogar, dulce hogar -dijo con guasa-.

Vanessa se volvió hacia él con desesperación. ¡No podía pasar la noche en su casa! La idea de tal intimidad le producía una ansiedad mezcla del miedo y la excitación.

Ness: Zac, por favor. Yo... no puedo hacer esto. Por favor, por favor lléveme a casa de mi tío Will esta noche.

Zac estudió su rostro. Tenía los enormes ojos marrones llenos de lágrimas, y le temblaban los labios.

Zac: Haces que me sienta como una rata -murmuró-. Asustando a una preciosa joven y haciéndola llorar. ¡Maldita sea, soy una rata!

Estiró la mano y recorrió la sensual curva de sus gruesos labios. Al recordar la dulzura de su cálida boca, y su reacción apasionada, Zac sintió una dolorosa tirantez en el bajo vientre.

Ness: No... no estoy llorando -protestó con voz temblorosa-.

El roce de Zac la excitaba y levantó la mano para apartarlo, pero Zac consiguió entrelazar sus dedos con los de ella. Se llevó la mano de Vanessa a la mejilla y la sujetó allí. Ella sintió su rostro ligeramente áspero y sensual, y se le aceleró el corazón. Tenía que alejarse de él antes de que...

Ness: Yo... sólo quiero...

Zac: Lo sé, lo sé -la calmó-. Has sido muy valiente, Vanessa. Siento que te sientas tan mal. Maldita sea, soy peor que una rata.

Ness: En realidad no es culpa tuya -admitió compasivamente-. Mi tío Will debería haberme contado toda la historia. Así nos habríamos ahorrado este desafortunado mal...

Zac: ...entendido -completó la frase-.

Sus miradas se encontraron y se sonrieron. La sonrisa de Vanessa hizo que Zac sintiese la necesidad de poseerla. La deseaba. Eso lo alentó para continuar con su plan.

Zac: Te llevaré a casa del Reverendo -dijo en tono suave-. Pero antes, me gustaría ver si ha vuelto Tom y si los niños no se han matado entre ellos.

Aliviada y más calmada, Vanessa no tuvo inconveniente en ceder a su razonable petición.

Ness: Por supuesto, no me importa esperar mientras ves a los niños.

Zac sonrió con satisfacción. Vanessa se había creído su promesa de llevarla a la ciudad. Pero al ver los cálidos ajos de Vanessa, llenos de confianza, se sintió peor que una rata.

Ness: Gracias, Zac -dijo afectuosamente-. Llamaré a mi tío para decirle que estoy aquí y que voy a su casa.

Zac: Buena idea. Llama al Reverendo. -Se bajó del jeep y le abrió la puerta a Vanessa con caballerosidad. Incluso la tomó del brazo y la ayudó a bajar. Entonces tomó su mano y se la llevó a los labios-. Bienvenida a Doble R, Vanessa -le dijo, sonriéndole y mirándola a los ojos. Vanessa sintió que le fallaban las piernas, al encontrarse perdida en sus profundos ojos azules-. ¿Llevamos dentro al gato? -preguntó amablemente-.

Ness: Sí... será mejor. Unos minutos aquí fuera serían terroríficos para Foxi.

Zac: Eso mismo estaba pensando yo.

Zac le soltó la mano y agarró la jaula del gato. Se dirigieron al porche, acompañados de los maullidos de Foxi. La puerta estaba abierta. Zac la empujó y entró, seguido de Vanessa.

Entraron a un enorme vestíbulo con el suelo de madera. Al fondo había un pasillo que llevaba a otras partes de la casa.
Vanessa miró a su alrededor. A la izquierda había una puerta cerrada y otra que debía de ser el comedor, con una enorme mesa de madera rectangular que ocupaba casi toda la habitación.
A la derecha había una habitación muy amplia dominada por una gran chimenea de granito sobre la que había una cabeza de alce. De una de sus astas colgaba una gorra de béisbol. Una de las paredes tenía grandes ventanales que indudablemente ofrecerían una vista espectacular durante el día. Las otras paredes estaban forradas de madera oscura, dando a la habitación un aspecto rústico de cabaña gigante.
Un niño y una niña estaban echados sobre grandes cojines en el suelo delante de un gran televisor. Ninguno de los dos levantó la vista cuando Zac y Vanessa entraron. Ni siquiera los maullidos de Foxi atrajeron su atención.

Zac: Esos son Alex y Alysson -murmuró-. Les encanta la televisión. Eso los mantiene entretenidos durante horas.

Ness: ¿Qué están viendo ahora? -preguntó con curiosidad, ante el estruendo procedente de la pantalla-.

Zac: Eh, chicos, ¿qué estáis viendo?

Alex: Una película buenísima -respondió el pequeño sin apartar la vista del televisor-. Vampiros en la Universidad.

Zac: Ah, una película educativa -observó irónicamente-.

Alysson: Los vampiros han entrado en los dormitorios de las chicas y se han escondido hasta que llegue la noche -explicó-. Cuando yo vaya a la universidad me llevaré una cruz y agua bendita, por si acaso. ¡Ohhh!

La niña ocultó el rostro en el cojín ante una sangrienta escena.

Ness: ¿No tendrán pesadillas por la noche? -murmuró-. Es tan sangrienta que me da nauseas.

Alex: Es sangre de mentira -dijo tranquilizadoramente-. Los vampiros no existen.

Alysson: Pero sí hay asesinos que fingen ser vampiros y se beben la sangre de la gente -replicó con entusiasmo-.

Zac hizo una mueca de desagrado.

Zac: Apagad eso y venid a conocer a Vanessa. Es una... um... amiga mía.

Como los niños no se movieron, Zac cruzó la habitación y apagó el televisor. Dos pequeños rostros ceñudos se volvieron hacia Vanessa. El de Alex estaba cubierto de pequeñas costras.

Zac: ¿Te he dicho que Alex estaba recuperándose de la varicela? -preguntó no con mucho entusiasmo-. La semana pasada no fue al colegio, y probablemente tenga que quedarse otra semana más en casa.

Ness: Y necesitas a alguien que se quede con él mientras tú trabajas -supuso, empezando a entender su acto impulsivo de conseguir una esposa-.

Zac: No soy una buena enfermera -admitió-. Y Alex tampoco es muy buen paciente. El picor nos ha vuelto locos.

Alex: ¡He sido malísimo! -pactó-. Me he rascado todo el tiempo, incluso cuando el tío Zac me pagaba para que no lo hiciese.

Ness: ¿Le pagabas para que no se rascase? -le preguntó incrédula-.

Zac se encogió de hombros, incómodo.

Zac: Era lo único que funcionaba. Ni lociones, ni medicinas, ni amenazas de las cicatrices que le quedarían para toda la vida.

Alex: Ahora soy muy rico -confesó-. Pero todavía me rasco algunas veces.

Alysson: ¡Hay un gato aquí dentro! -exclamó, acercándose a la jaula de Foxi-. Oh, es preciosa. ¿Cómo se llama?

Ness: Es macho y se llama Foxi. Está muy molesto después de un viaje tan largo.

Alysson: ¡Pobre gatito! -canturreó-. ¿Podemos sacarlo de la jaula?

Ness: No creo que...

Antes de que Vanessa pudiese terminar la frase, Alysson ya había abierto la jaula. Foxi saltó fuera y empezó a correr por la habitación hasta desaparecer por el vestíbulo.

Alex: ¡Le gusta esto! -gritó entusiasmado-. ¡Quiere que juguemos al escondite con él!

Y salió corriendo de la habitación a buscar a Foxi.

Alysson: ¡Yo le he visto primero! -vociferó, siguiendo a su hermano-. ¡Lo buscaré yo, no tú!

Vanessa y Zac intercambiaron miradas.

Zac: Justo como una grata escena de una de esas películas familiares, ¿mm? -dijo, sonriendo sin sarcasmo-. ¿Hay algo más encantador que niños y animales jugando juntos?

Ness: Puede que unos vampiros sueltos por la universidad -murmuró. Zac soltó una carcajada y Vanessa se sintió ridículamente contenta de haberle hecho reír-.

Las voces de los niños llegaban del vestíbulo, pero no se oían maullidos. Por lo visto Foxi estaba bien escondido.

Tom: ¡Zac! ¡Gracias a Dios que has vuelto! -dijo una profunda voz masculina al otro lado de la habitación-.

Un hombre alto y bronceado, de cabello rubio, entró por una puerta vacilante. Llevaba botas y vaqueros descoloridos, y una camisa de cuadros sin remeter.

Zac: Así que ya has vuelto, Tom. ¿Dónde está Miley?

Tom: Tengo a la bruja de tu sobrina atada en la cocina.

Miley: ¡Tío Zac! -llamó una indignada voz femenina-. ¡Socorro!

Zac atravesó la habitación a grandes zancadas y desapareció por la puerta vacilante. Vanessa y el alto vaquero rubio lo siguieron.
La cocina era grande y espaciosa y poseía toda clase de aparatos eléctricos modernos, desde un abridor de latas hasta un microondas, lo que parecía reñido con la rústica decoración del salón, excepto por la cabeza de otro alce de impresionantes astas. En una pared había un banco en curva y delante una mesa ovalada. Alrededor había cuatro sillas y en una de ellas estaba una preciosa jovencita de cabello castaño claro y ojos azules. ¡Atada!
Los ojos de Vanessa se abrieron de asombro.

Zac: ¿Qué pasa aquí, Tom? -demandó mirando furiosamente a su capataz-.

Tom: El sheriff me dijo que me la llevase de aquel bar o la encerraría en una celda hasta que tú llegases -refunfuñó-. Debería haber dejado que la encerrase...

Miley: Eres un pervertido, Tom -lo interrumpió burlonamente-. Apuesto a que lo que te hubiese gustado sería atarme a tu cama.

Llevaba un jersey muy ajustado y se arqueó en la silla, exhibiendo sus exuberantes pechos.

Tom: Lo que me hubiese gustado es amordazarte -gruñó-.

Miley: ¡Oooh! Lo que he dicho, un pervertido -se burló, pasándose la lengua provocativamente por los labios-. ¿Qué te parece con los ojos vendados, Tom?

Zac: ¡Oh, basta! -rugió-.

Como ninguno de los hombres se movió para desatar a la chica, Vanessa se puso a hacerlo. Se arrodilló al lado de Miley, intentando deshacer los fuertes nudos de sus muñecas.

Miley: Gracias -dijo con una sonrisa que no se reflejó en sus duros ojos azules-. Quienquiera que seas.

Ness: Soy Vanessa Hudgens, una... una amiga del Reverendo Will Carter y su familia.

Miley: Pues te has debido de equivocar de camino -dijo fríamente-. Este asilo está bastante lejos de la casa de los perfectos señores Carter.

Después de desatarle las muñecas, Vanessa siguió con los tobillos.

Tom: Eh, se le da muy bien -dijo el capataz con verdadera admiración-. Normalmente nadie puede deshacer mis nudos.

Cuando Vanessa se incorporó, el vaquero extendió su mano y le dijo respetuosamente:

Tom: Soy Tom Beckett, señorita Hudgens.
Encantado de conocerla.

Miley: Cualquier amiga del Reverendo es amiga tuya, ¿eh, Tom? -dijo sacudiéndose las cuerdas y dirigiéndose hacia Tom-.

Repentina e inesperadamente, la chica le lanzó el puño, intentando golpearlo en el pecho. Pero Tom Beckett fue más rápido y le sujetó la mano, retorciéndole los brazos por la espalda.

Tom: Tendrás que ser más rápida si quieres darme un puñetazo, pequeña -gruñó Beckett-.

Zac: Miley, no puedes ir por ahí dando puñetazos a la gente -exclamó exasperado-.

Miley: ¿Ni siquiera si me ha atado a una silla? -dijo forcejeando para soltarse de Tom-. Dile que me suelte, tío Zac.

Zac: Tienes que prometer que no intentarás golpearlo otra vez -la amonestó-.

Miley detuvo su forcejeo bruscamente y se recostó sobre el fornido cuerpo de Tom.

Miley: Pensándolo bien, me quedaré donde estoy. Me gusta tener un hombre fuerte en el que apoyarme.

Arqueando las cejas, Miley le dirigió una sensual sonrisa, restregándose provocativamente contra él. Instantáneamente, Tom Beckett la soltó.

Tom: Me largo lo más lejos posible de esta bruja consentida -gruñó el capataz, saliendo furiosamente de la cocina-.

Zac: ¡Maldita sea, Miley! ¡Sólo me falta que mi capataz decida marcharse! -gritó siguiendo al irritado hombre para calmarlo-.

Miley se volvió a Vanessa, encogiéndose de hombros.

Miley: ¿Qué puedo decir? Me chifla ese tipo.

Ness: Bromeas, ¿verdad? -preguntó con incertidumbre-. No habrás perdido la chaveta por él.

Miley: ¿La chaveta? ¡Qué infantil! -se rió-. Lo que pasa es que me excita con ese cuerpo musculoso que tiene. Deberías verlo sin camisa... ¡Guau! Y es tan fuerte que puede levantarme con un solo brazo. Así me sacó esta noche del bar. ¡Qué tipo! Igual que en las películas.

Ness: Pero es mucho mayor que tú -protestó-.

Miley: Tampoco tiene noventa años. Tiene treinta y cuatro.

Ness: El doble que tú -precisó-.

Miley: ¿Qué eres? ¿Una calculadora humana? De todas formas, ¿a quién le importa la edad con un hombre así? -miró ceñuda a Vanessa-. Claro que si eres amiga de esos remilgados de los Carter pensarás que tengo que salir con alguien del colegio o algo así.

Ness: ¿Sabe tu tío Zac lo que sientes por su capataz? -preguntó con curiosidad-.

Miley: ¡Oh sí, claro! -se burló despreciativamente-. ¡Como si el tío Zac y yo fuésemos a tener una conversación íntima sobre mi vida amorosa! O sobre la que él no tiene.

Ness: ¿No tiene muchas... citas? -preguntó, un poco avergonzaba por sonsacar información de Zac a su sobrina-.

Miley: ¡Ninguna! Eh, ya que eres nueva en la ciudad, ¿por qué no sales con mi tío? No creo que el pobre haya tenido relaciones sexuales desde que mis hermanos y yo nos vinimos a vivir aquí.

Ness: ¿No?

A Vanessa se le aceleró el corazón. Esa era una prueba definitiva de que su reacción anterior se había debido a una privación sexual y no a una verdadera atracción por ella.

Miley: Por lo que he oído, el tío Zac era el mayor ligón de Bear Creek, con un montón de chicas peleándose por él... y por meterse en su cama -añadió perversamente, con los ojos brillantes-. Entonces llegamos nosotros cuatro, y ¡zas!, se acabaron sus días de juerga. Se volvió un hombre familiar y a sus amiguitas eso no les gustó.

Ness: ¿Tiene muchas... amiguitas en Bear Creek? -preguntó, mordiéndose el labio pensativamente-.

Miley: Suficientes, creo. Y mi tío las ha tenido a todas. Pero no desde junio.

Vanessa se ruborizó ligeramente al recordar los tempestuosos momentos en el Jeep, cuando Zac la había tomado en sus brazos y la había besado. Probablemente se habría reído de ella por su falta de experiencia.

Miley: ¿Qué son todas estas preguntas sobre mi tío Zac? -preguntó Miley perspicazmente-. ¿Te atrae o algo?

Zac entró en la habitación y vio el rostro divertido de Miley y el angustiado de Vanessa.

Zac: Deja de atosigar a Vanessa, Miley -le ordeno-.

Ness: No está atosigándome -replicó enseguida-. Sólo estaba hablándome de... de algunas personas de Bear Creek.

Miley: Sí -admitió-. Y todavía no he llegado a sus amigos los Carter. Hay mucho que decir de ellos. La remilgada de Sophie con su falsa sonrisa, y la asquerosa de Jessica que finge ser amiga de todo el mundo y luego te ataca por la espalda.

Zac: Ya basta, Miley -la amonestó-. Estoy seguro de que Vanessa no quiere oír cómo insultas a sus amigos.

Alex y Alysson irrumpieron en la habitación.

Alysson: ¡No encontramos al gato! -gimió-. Es como si hubiese desaparecido.

Miley: ¿Qué gato? ¿Alysson, de verdad hay un gato o es una de tus fantasías paranoicas?

Alex: No, de verdad hay un gato -insistió-. Lo ha traído ella -señaló a Vanessa con el dedo-. Pero no quiere jugar con nosotros. ¡Dile que juegue con nosotros! -le ordenó a Vanessa-.

Zac: A los gatos no se les puede decir lo que tienen que hacer -explicó-. Tal vez si os tranquilizáis y no gritáis como dos locos decida salir de su escondite. Id a ver la tele.

Alex y Alysson salieron por la puerta vacilantes dándose empujones.

Zac: No volváis a poner la película de vampiros. ¿Por qué no ponéis la cinta de La Sirenita que os compré? -se volvió a Vanessa-. Bueno, ya has conocido a tres de ellos. Ahora sólo queda localizar a Nick. ¿Dónde está tu hermano, Miley?

Miley: ¿Y yo qué sé? Nick va donde quiere y cuando quiere, y está claro que a mí no me lo va a decir -se encogió de hombros y volvió su atención a Vanessa-. ¿De verdad vas a visitar a los Carter?

Vanessa asintió con la cabeza.

Ness: De hecho, debería llamar y...

Miley: ¡Oh, es perfecto! -exclamó alegremente-. Con lo inocente que pareces. ¡Vas a visitar a los Carter con un gato! ¡Qué diabólica! ¡Me encanta!

Zac: ¿Tú también sabes lo de la alergia de Jessica a los gatos, Miley? -preguntó en tono casual-.

Miley: Todo el mundo que conoce a los Carter, conoce la historia.

Vanessa sintió que le fallaban las piernas, y se apoyó en el respaldo de una silla.

Ness: Sinceramente no sabía nada de la alergia de Jessica -murmuró-. ¿Qué voy a hacer con Foxi?

Miley: Suéltalo por la habitación de Jessica -dijo con entusiasmo-. Frótale la piel en su almohada.

Zac: Siempre podrías dejarlo aquí -se ofreció-. A Alex y a Alysson les encantaría.

Vanessa se imaginó al pobre Foxi, escondiéndose aterrado por el rancho.

Ness: Me... me gustaría llamar a mi tío Will, si no te importa.

Zac: Claro. Ahí está el teléfono -señaló el teléfono inalámbrico que había en una esquina-.

Miley: ¿Tío Will? -repitió-. ¿El Reverendo Carter es su tío?

Zac: Te lo explicaré luego. Dejemos a Vanessa para que haga su llamada -dijo llevándose a su sobrina por el brazo-.

El Reverendo Will Carter contestó el teléfono.

Ness: Tío Will, soy Vanessa.

Will: ¡Vanessa! -repitió jovialmente-. ¿Ya has hecho el equipaje? ¡Mañana es el gran día! Estoy deseando verte, mi niña. Estaré en el aeropuerto esperándote. He pensado que podíamos cenar en Helena antes de venir a Bear Creek.

Vanessa estaba confusa.

Ness: Tío Will, ya estoy aquí. He llegado hoy.

Will: ¿Qué? ¿Aquí? ¿Hoy? -el Reverendo parecía completamente desconcertado-. ¿Pero cómo es eso? Tengo apuntado en mi agenda que llegabas mañana.

Ness: ¿Quién te lo dijo? -preguntó empezando a sospechar-. ¿Fue Zac Efron?

Will: Pues sí -confirmó el Reverendo, y hubo una pausa-. Oh... ¿ya lo has conocido?

Vanessa empezó a verlo todo claro. ¿Pero por qué Zac le había dado una fecha diferente a su tío?

Ness: ¿Cuándo ibas a hablarme de Zac Efron y de este... este complot para que me case con él, tío Will? -preguntó con tirantez-.

Will: ¿Te lo ha contado todo?

Ness: Todo -confirmó-.

Miley ¿Casarse? -exclamó al otro lado de la puerta de la cocina, donde ella y Zac estaban escuchando-. ¿Tío Zac, vas a casarte con ella?

Zac: Adelante, dime lo horrible que te parece la idea -gruñó-. Ya sé que intentarás estropearme todo el plan.

Miley: La verdad es que creo que es una buena idea, tío Zac. Alysson y Alex necesitan una madre, y apuesto a que no estarías de tan mal humor si tuvieses una mujer para...

Zac: ¡Cállate! -la chistó furiosamente-. Y apártate de esta puerta. No deberías espiar a Vanessa.

Miley: Vale, te dejaré ese trabajo a ti -dijo maliciosamente, dirigiéndose hacia donde estaban Alex y Alysson-. Te deseo suerte con ella, tío Zac. La vas a necesitar. Por lo que he oído, has metido bastante la pata.

Ness: ¿Por qué no me dijiste nada, tío Will? -demandó-. Me hiciste creer que me habías comprado el billete porque querías que viniese a visitarte.

Will: Y quería que vinieses a visitarme, mi niña. Estaba deseando verte. Te he echado muchísimo de menos todos estos años, Vanessa. Por eso pensé en ti para... compañera de Zac. Parecía la solución perfecta para todos. Zac necesita una esposa que le ayude con los niños, y tú parecías tan sola y perdida en la gran ciudad. Sé que siempre has deseado tener una familia, y aquí había una para ti. -Vanessa respiró hondo. Se sentía profundamente humillada-. Will: Si te casases con Zac, vivirías en Doble R, cerca de Bear Creek y yo volvería a ser parte de tu vida -continuó el Reverendo melancólicamente-. Sé que debería habértelo dicho, pero me parecía muy violento hacerlo por teléfono. Pensé que si venías aquí, te presentaría a Zac, os harías novios y las cosas procederían de una manera natural.

Ness: Y yo nunca habría sabido que se trataba de un matrimonio de conveniencia -dijo sintiéndose traicionada por su tío-. Deberías haber hablado antes con Zac, tío Will. Él detesta la idea de un noviazgo, y espera una compensación inmediata a su inversión. El quiere evitar... ¡Oh!

Vanessa dio un respingo cuando la puerta se abrió con tal fuerza que golpeó la pared.
Zac entró en la cocina con una furiosa expresión.

Zac: Me gustaría hablar con el Reverendo, ahora mismo.

Vanessa lo miró y se puso el teléfono detrás de la espalda.

Ness: Deberías calmarte antes de hablar con él, Zac. Puede que digas algo de lo que luego te arrepientas.

Zac: Es muy generoso de tu parte que nos protejas al Reverendo y a mí de nosotros mismos -murmuró roncamente-. Y muy dulce.

Se acercó a ella, tanto que Vanessa podía sentir el aliento de Zac en su cabello, y el calor de su cuerpo. Intentó respirar, pero no pudo. Repentinamente sus pechos estaban rebosantes y ardientes, y sintió las manos de Zac cubriéndoselos y acariciándole los pezones endurecidos.
Vanessa retrocedió un poco, pero Zac avanzó con sus azules ojos chispeantes. Su sonrisa era pura sensualidad masculina.

Ness: Zac -dijo utilizando su nombre como advertencia-.

Zac: Vanessa -dijo con ternura-.

Al intentar apartarlo con la mano, Vanessa sintió la caliente dureza de su pecho bajo los dedos. Él la sujetó por las caderas, apretándola contra su palpitante virilidad.

Ness: Zac -susurró, sintiendo que se derretía-.

Will: ¡Hola! -la voz del Reverendo se oyó al otro lado del teléfono-. ¿Vanessa? ¿Zac? ¿Hay alguien ahí?

Zac: Ignóralo -murmuró dándole una patada al aparato-.

Vanessa parpadeó, emergiendo del hechizo sensual de Zac. Se apartó de él y corrió a recoger el teléfono del suelo.

Ness: ¡Tío Will!

Zac: Dile que te quedas aquí -le ordenó con tranquilidad-.

Ness: Yo... yo -apartó los ojos de la intensidad de su oscura mirada-. ¿Tio Will, Jessica es alérgica a los gatos?

Will: Sí, lo es -respondió el Reverendo, perplejo-. El día de su cumpleaños, Sophie y yo le compramos un gatito porque...

Y continuó con toda la historia, sin dejar detalle. Vanessa intentó no parecer aburrida, pero lo estaba.
Zac se sentó en una de las sillas de la cocina con los hombros agitados por la risa.

Zac: Se lo has preguntado -murmuró perversamente-, pues ahí lo tienes. La desgracia de Jessica, íntegra.

Alex: ¡Hemos encontrado al gato! -irrumpió en la cocina con el rostro lleno de excitación-. Está en las vigas de tu dormitorio, tío Zac, justo encima de tu cama.

Zac: Claro -dijo arrastrando las palabras-. ¿Dónde iba a estar si no? ¿Todavía no ha vomitado en mi cama?

Alex: ¡Genial! -exclamó alegremente.

Ness: Tío Will, tengo que dejarte -dijo rápidamente en el teléfono-. Me... me quedo aquí, en el rancho, esta noche. Te llamaré mañana.

Colgó enseguida y siguió a Zac y a Alex por el pasillo hasta un dormitorio con las paredes forradas de madera, dominado por una enorme cama cubierta por un edredón de plumas. Había una chimenea de granito en una pared y encima la cabeza de un carnero con una magnífica cornamenta y unos ojos acusadores.

Ness: ¿Hay cabezas de animales muertos en todas las habitaciones? -preguntó con una mueca de desagrado-.

Alex: En mi habitación hay una cabra montesa -alardeó-. ¡Es genial!

Alysson: Mi habitación tiene un oso -acababa de entrar en la habitación-. Me daba miedo y el tío Zac lo tapó con una manta.

Zac: El abuelo era un gran cazador -dijo irónicamente-. Y nos dejó muchos recuerdos a las futuras generaciones Efron.

Alex: ¡Ahí está Foxi!

Alex señaló el techo con el dedo, donde Foxi estaba acurrucado encima de una viga de madera, mirando hacia abajo ferozmente.
Alex y Alysson se subieron a la cama y empezaron a dar saltos con los brazos extendidos para intentar atraparlo.

Ness: Puedo hacer que baje con algo de comer -sugirió-. Debe de tener hambre porque no ha comido nada en todo el día. Tengo algunas latas en mi maleta, pero tendré que quedarme sola con él porque es muy tímido con los desconocidos.

Zac: Te dejaremos sola, Vanessa -dijo, sujetando a un niño en cada brazo-. Tómate todo el tiempo que necesites.

Y salió del dormitorio con los dos pequeños chillando y retorciéndose en sus brazos.
Era extraño estar en el dormitorio de Zac. Después de llenar un plato de comida para gatos y ponerlo en el suelo para hacer bajar a Foxi, Vanessa miró a su alrededor. No había fotografías en la mesilla ni en la cómoda, ni libros, ni cosas personales.
Posó la mirada en la cama y su mente se llenó de imágenes de él ahí tumbado bajo el grueso edredón. Se preguntó cómo dormiría. ¿En pijama? ¿En ropa interior? ¿Sin nada? El provocativo calor entre sus muslos se fue haciendo más intenso según iba desnudándolo.
Se sentó en la enorme cama con un gemido de desesperación. ¿Qué le estaba sucediendo? ¡Jamás había pensado esas cosas de un hombre! ¿Cómo iba a mantenerse firme ante sus demandas de matrimonio cuando casi era su esclava a las pocas horas de haberse conocido?
Se agarró la cabeza con las manos, nerviosa y preocupada, invadida de una peligrosa excitación. Cada vez que intentaba planear su salida del rancho, se distraía con escenas eróticas de Zac Efron besándola, acariciándola, echándola sobre la cama y haciéndole cosas que sólo había visto en las películas.

Zac: Veo que Foxi ha decidido bajar a cenar.

Vanessa levantó la cabeza de golpe y se encontró con los ojos de Zac. Estaba en el umbral de la puerta, contemplándola con tal intensidad sexual, que hizo que se levantara de un salto y se apartase de la cama.
La casa estaba en silencio.

Zac: Los dos pequeños se han ido a la cama. Miley también se ha acostado, después de confesarme que Nick estaba pasando la noche en casa de su amigo David Dickson -suspiró-. Los dos son bien conocidos en Bear Creek por sus aventuras.

Ness: Sí que estás ocupado con los chicos. Te admiro por haber aceptado esa responsabilidad, Zac. Pocos hombres lo harían.

Zac se encogió de hombros.

Zac: No vayas a pensar que soy un santo, Vanessa -se aproximó a ella-. Te aseguro que no lo soy. Sólo soy un hombre.

La sujetó por debajo de los brazos y la atrajo hacia sí.
Vanessa tragó saliva, y dejó los brazos estirados en sus costados, combatiendo la tentación de echárselos al cuello.

Ness: Según Miley, no has tenido relaciones sexuales desde que llegaron los chicos. Y tú eres de los que tienen a las chicas a sus pies, esperando acostarse contigo.

Zac: No creas todo lo que oyes, y menos cuando es Miley la que te lo cuenta -dijo sosteniéndole la mirada-.

Ness: Sabía que dirías eso -dijo temblorosamente-. No esperaba que fanfarroneases de tus... tus...

Zac: ¿Mis hazañas? ¿Mis conquistas? -sonrió mirándola maliciosamente-. ¿No has visto las marcas en el cabecero de la cama? Siempre tengo un cuchillo a mano para hacerlas, momentos después del acto.

Vanessa sabía que estaba riéndose de ella, y de él mismo. Una parte de ella deseaba sonreír con él, pero su parte celosa deseaba saltar enfurecida al imaginárselo con otra mujer. Sin embargo, no hizo ninguna de las dos cosas.

Ness: En tu cabecero no hay ninguna marca -dijo con práctica calma-.

Zac frotó su áspera mejilla con el suave rostro de Vanessa, deslizando sus manos por las curvas de su cuerpo.

Zac: Estamos hablando del pasado, y es irrelevante -la tranquilizó, inclinando la cabeza para besarla en el cuello-. Lo que importa es el presente, Vanessa. Y el futuro que vamos a compartir. -Deliciosos estremecimientos recorrieron el cuerpo de Vanessa. Era fácil sucumbir a ese calor sensual que provocaba en ella con su exuberante- masculinidad. Olvida todas esas tonterías, Vanessa -la levantó en el aire-. Vas a ser mi esposa. -La llevó a la cama y se sentó en el borde, sentándola a ella en su regazo-. Eres tan sexy -musitó en sus labios-. Tan guapa. Te deseo muchísimo, muñeca.


5 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

Waoooo
esta super..
sera que Zac si es sincero con lo que siente por vanessa??
ahora que pasara, ya estan muy calenton zac hahah
siguela
:D

Anónimo dijo...

Caromix27:
Aja! Zac sta aguantado xD!
pero si le gusta Nessa!
miley me da risa xD
comenten mas chicas!!
para q el cap q sigue lo ponga rapido!!
xq me muero x saber q pasa!!
bye loki! tkm!

ҳ̸Ҳ̸ҳĸaʀყҳ̸Ҳ̸ҳ dijo...

Por Dios!!!zac esta de calenturiento,jajaja pobre nessa ya me la imagino cuidando de eso diablillos,encerio le gustara como dice o no?,jajaja miley me mata de la risa es como yo pero en una version mas depravada jajaja siguela pronto amix amo esta novela
baii baii xoxo

이지준 dijo...

OMG ese zac
es un perver
jejeje hay amo la
nove y nessa mas
linda jeje y eso
de que zac la llame
muñeca es sexi jejeje
sigue la nove
bye
cdtm

Natalia dijo...

Me encanta la novela:D
Me dejas siempre con la intriga ¬¬
Siguela pronto.
Muack

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