Epílogo

Dos de la madrugada, seis años después.

Ness le dio suavemente con el codo.

Ness: Will está llorando; te toca a ti levantarte.

Zac: ¿Cuándo me has dicho que van a dormir toda la noche sin despertarse?

Ness se echó a reír, medio adormilada.

Ness: Probablemente estará echando los dientes.

Zac recordó el nerviosismo de su hijo durante las noches pasadas.

Zac: Ni probablemente ni nada. Seguro que está con los dientes. -Se sentó en el borde de la cama y de pronto se quedó quieto. Aquel llanto era diferente-. No es Will el que está llorando, es Jessica.

Ness se incorporó inmediatamente.

Ness: Ya sabía yo que esto iba a ocurrir.

Zac: ¿El qué? ¿Qué va a pasar?

Ness: Casi todos los niños de la escuela infantil se han acatarrado durante las últimas dos semanas.

Zac: Quizá sólo haya sido una pesadilla -sugirió esperanzado-.

Ness estaba ya fuera de la habitación.

Zac: O quizá no -murmuró y la siguió-.

Cuando se trataba de asuntos relacionados con sus hijos, Ness solía tener razón.

Zac llegó al dormitorio de su hija cuando Ness encendió la lámpara de la mesilla de noche.

Ness: ¿Qué te pasa cariño? -le retiró a Jessica los cabellos de la frente-.

Jess: ¡He tenido un sueño muy malo! -chilló-.

Ness: No tiene fiebre -dijo mientras acurrucaba a su hija en brazos-.

Bueno, la cosa tenía gracia, por una vez no se había equivocado. Zac cruzó el vestíbulo sin hacer ruido, entró en el dormitorio de Will y llevó la mecedora al de su hija.

Ness arropó a la niña con una manta y se sentó con su hijita de cuatro años en la mecedora mientras la niña seguía sollozando.

Zac: Me parece que necesitas mi poción mágica que ahuyenta los malos sueños. ¿Qué te parece?

Jess: Sí, papi.

Ness le sonrió, con la mirada repleta de amor.

Al ver el gesto de su esposa, Zac no se sintió tan mal por haber tenido que levantarse a mitad de la noche. Fue hacia la cocina y calentó un poco de leche a la que le añadió una pizca de azúcar y otra de canela. Se había inventado la poción mágica una noche que estaba desesperado. Vivir junto a Ness le había enseñado a ser mucho más creativo.

Volvió al dormitorio y le dio la taza a su hija, después se sentó en la cama y observó cómo Ness mecía a Jessica. Le encantaba ver a Ness con los niños. Qué suerte había tenido de conocerla y de haber conseguido su amor.

Cuando Jessica se terminó la leche, Ness la besó en la frente y Zac recordó la noche en que se enamoró de ella mientras cuidaba de Alex. Después se había imaginado que tendrían niños con el pelo rizado y la sonrisa de los Efron.

Jessica y Will tenían el pelo de su padre y la sonrisa de su madre, pero le asombraba que todo lo demás fuera tan parecido a como se lo había imaginado. Ness era una madre estupenda y tan activa como se había imaginado. En realidad, su agenda era más detallada que la de él. También le había obligado a ser un padre más práctico, y lo cierto era que le gustaba.

Su vida estaba menos estructurada, pero era maravillosa.

Y, en realidad, no deseaba cambiarla por otra.

FIN

So beautiful!

Muero de amor y ternura con esta novela y sobre todo con el final.

Espero que os haya gustado tanto como a mí.

¡La próxima novela es navideña, espero que os guste!

¡Gracias por los coments!

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¡Besis!