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lunes, 23 de noviembre de 2015

Capítulo 5


Vanessa estaba soñando. Lo sabía, pero no le importaba.

Tendida en una tumbona al lado de la piscina, dejó que la imagen de Zac la envolviera.

Zac: Te deseo -murmuró con ojos apasionados-.

Comenzó a acariciarla y ella gimió de placer.

En aquel momento, algo se interpuso en su sueño; le pareció oír voces y abrió los ojos con un suspiro. Tres rostros pequeños la miraban fijamente. Dio un respingo y se incorporó en el acto.

Los niños se echaron a reír.

Alex: Eh, Vanessa. Somos nosotros. ¿Te hemos asustado?

La joven respiró hondo y sonrió.

Ness: Desde luego que sí.

Alex: ¿De verdad? -sonrió-.

Ness: Mucho. -Ajustó la tumbona para poner el respaldo en posición más vertical-. ¿Qué hacéis aquí? ¿Habéis encontrado una nueva niñera?

El trío negó con la cabeza al unísono.

Alex: No -repuso muy contento-. La señorita Hannigan se ha asustado de David, a la señora Key solo le gustaban los canarios. Papá ha echado de casa a la señorita Marks y la señora Levens ha intentado robarnos. Y luego, cuando papá ha llamado a la agencia, le han dicho que no pueden enviar a nadie más porque nuestra casa es un peligro.

David: Papá ha dicho una palabra fea -añadió-.

Mike: Últimamente lo hace a menudo. ¿Quieres oírla?

Ness: No.

Ya se había hecho una idea de la situación.

Alex echó la cabeza a un lado.

Alex: ¿Tenías una pesadilla?

La joven se ruborizó.

Ness: ¿Por qué lo preguntas?

Mike: Porque hacías unos ruidos muy raros.

Alex: Queríamos despertarte antes -la informó-, pero papá ha dicho que no lo hiciéramos.

Al oír aquello, Vanessa giró la cabeza hacia la derecha y vio a Zac de pie al lado de la caseta del baño.

¡Cielo Santo! Aparte de unas gafas de sol y un minúsculo bañador negro, iba desnudo. Recorrió su cuerpo con la vista hasta llegar a su rostro. El hombre tenía el ceño fruncido.

Zac: Creí que os había dicho que no despertarais a la señorita Hudgens.

Alex: No lo hemos hecho -protestó-.

Mike: Solo queríamos asegurarnos de que estaba bien -corroboró-.

Alex: Hacía unos ruidos muy raros -comenzó a explicarle-.

Ness: Me he despertado sola -lo interrumpió-. No me han molestado, se lo aseguro.

Zac: Me alegro.

El hombre dio un paso hacia adelante y los niños echaron a correr.

Alex: Ahora que estás aquí tú para vigilar, ¿podemos volver al agua? -preguntó corriendo hacia la piscina-.

Zac: Sí -repuso tenso-. Podéis ir -pasó al lado de Vanessa y se sentó en una de las sillas agrupadas en torno a una mesa con sombrilla, a poca distancia de la joven-. Pero portaos bien.

Miró a Vanessa y la joven se estremeció al notar sus ojos sobre su piel. Zac señaló la lata de refresco que llevaba en la mano.

Zac: ¿Quiere una?

Ness: No -repuso con voz ronca-. No, gracias.

Zac colocó los pies en otra silla, abrió la lata de Coca Cola y tomó un trago.

En la piscina, Mike se subió sobre los hombros de Alex y los dos la saludaron con la mano.

Vanessa soltó una carcajada y les devolvió el saludo.

Ness: Tiene suerte -le dijo a Zac-. Son unos niños fantásticos.

El hombre hizo una mueca.

Zac: A menos que cometa usted el error de querer ser su niñera. Entonces se vuelven locos.

Ness: ¿Ha sido un día duro?

Zac: Podríamos decir que sí.

Ness: Los niños me han dicho que no ha encontrado a la persona adecuada.

Zac guardó silencio tanto rato, que Vanessa creyó que no iba a contestarle. Pero entonces, él suspiró y la miró por encima de sus gafas.

Zac: No es cierto. Aparte de la señorita Marks, las demás no estaban tan mal. Claro que nunca lo sabré de cierto, ya que una se marchó convencida de que tengo un hijo pirómano, otra cree que mi casa está plagada de murciélagos y a la tercera le tiraron un cubo de hormigas encima.

Vanessa se mordió el labio inferior. Estaba segura de que a él no le gustaría que se echara a reír.

Ness: Tengo entendido que la última tenía además algunos problemas.

Zac se encogió de hombros.

Zac: Habría dado igual que fuera la Madre Teresa. Los niños le tiraron las hormigas antes de que supiéramos que era cleptómana. No se puede confiar en ellos.

Ness: A lo mejor es que no ha encontrado a la persona idónea.

El hombre negó con la cabeza.

Zac: No creo que sea eso. En el último año y medio hemos tenido diez niñeras. No, el problema son ellos.

A lo lejos, Alex, fuera del campo de visión de su padre, salió de la piscina y se acercó al jardín que la rodeaba, donde arrancó los capullos de unas petunias, dejando detrás solo los tallos.

Zac, ignorante de lo que acababa de hacer su hijo, siguió desahogándose.

Zac: Son caprichosos, desobedientes y no sienten ningún respeto por la autoridad.

Vanessa lo miró con incredulidad. En su opinión eran unos niños imaginativos, listos y desesperados por atraer la atención de su padre. Le resultaba tan evidente que no comprendía cómo él no se daba cuenta.

Alex miró en dirección a su padre y arrojó las flores al agua.

Alex: Vamos a jugar a los hombres X -propuso-. Esto será nuestra munición.

Cogió un puñado de flores mojadas y las lanzó contra su hermano pequeño. David le disparó a su vez. Mike entró en la batalla y los tres niños se echaron a reír.

Zac: No necesitan una niñera -concluyó-. Necesitan un carcelero.

Vanessa decidió que no necesitaban una niñera sino un padre. ¿Habría algún modo de conseguir que Zac se portara como tal? No lo sabía, pero estaba dispuesta a intentarlo.

Se volvió pensativa hacia él.

Ness: ¿Sabe? -dijo, eligiendo con cuidado sus palabras-. Tiene algo de razón. No sabía que habían tenido tantas niñeras. ¿Ha dicho diez?

Zac: Así es.

La joven movió la cabeza.

Ness: Eso es terrible. ¿Sabe ya lo que va a hacer?

El hombre se encogió de hombros.

Zac: No lo he decidido todavía.

Vanessa apoyó la barbilla en su mano.

Ness: ¿Ha pensado usted en un internado?

Zac: ¿Un internado?

Ness: En la costa este hay varias academias militares excelentes. Cuando empezaba, hice unos artículos sobre ellas. Una en especial, Markhurst, era sensacional. Si quiere, puedo llamar al comandante.

Zac: Creo que no.

Ness: Tal vez fuera la solución ideal. Dios sabe que el comandante Kreig sabría inculcarles disciplina. Uno o dos años de obedecer órdenes e inspecciones diarias les vendrían muy bien.

Zac: ¡Cielo Santo! David solo tiene cuatro años -la miró con incredulidad-. No habla usted en serio, ¿verdad?

Ness: Eh, solo era una sugerencia. No se ponga así. En realidad, yo nunca he tenido ningún problema con los niños. A decir verdad, cuando yo estaba, todo iba bien -hizo una pausa y añadió pensativa-. Los niños perciben cuándo uno se siente seguro de su autoridad.

Hubo una pausa.

Zac: ¿Insinúa usted que yo no lo estoy?

Ness: Claro que no -se disculpó mentalmente con los niños por lo que estaba a punto de hacer-. Aunque tienden a ignorar lo que les dicen, ¿verdad? Y pueden ser algo gamberros.

Zac: ¿Y qué quiere decir exactamente con eso? -preguntó con fiereza, como un león que defendiera a sus cachorros-.

Ness: Bueno… -se mordió el labio inferior y luego prosiguió de mala gana-: mire lo que están haciendo ahora. Todas esas flores acabarán atorando el filtro.

Zac se puso en pie de un salto.

Zac: ¿Qué diablos? ¡Niños! ¡Dejad eso de inmediato!

Alex, Mike y David se quedaron inmóviles. Habían añadido algunos geranios y botones de oro a su provisión de municiones. Una mezcla de pétalos rojos, amarillos y rosas cubrían el agua, además de su pelo y sus rostros. Los tres miraron a su padre sorprendidos.

Mike: ¿Qué pasa? -preguntó inocente-.

Zac se acercó a ellos con la espalda rígida.

Zac: Sabéis muy bien que no tenéis que meter palos, piedras, hojas ni flores a la piscina.

Alex: Pero es munición -protestó-.

Zac: No me importa lo que sea. Quiero que saquéis todo eso y salgáis de la piscina -cruzó los brazos en torno al pecho y esperó-.

Alex: Pero no hace falta que te pongas así -murmuró-. Si tuviéramos a alguien como Vanessa para cuidarnos, no nos portaríamos así.

A Zac no le gustó aquello. Lo miró con rabia.

Zac: Ya es suficiente.

Alex miró a sus hermanos, se encogió de hombros y comenzó a recoger las flores mojadas. Mike y David lo imitaron y unos minutos después los tres salieron de mala gana de la piscina.

Zac: Coged las toallas y entrad a lavaros a la caseta. Esperadme en la puerta.

Alex: Sí, papá.

Vanessa endureció su corazón al verlos pasar a su lado con la cabeza baja. Aquél no era el momento de ablandarse. Cogió su bolsa de playa, sacó su agenda, un bolígrafo y una libreta y se puso en pie. Se acercó a la mesa y copió un nombre y número de teléfono en una de las hojas de la libreta.

Cuando Zac se acercó a coger sus gafas de sol, le tendió el papel.

Ness: Tome.

El hombre lo cogió con desconfianza.

Zac: ¿Qué es esto?

Ness: El número de la Markhurst.

Zac lo miró un momento y luego lo arrugó.

Zac: No lo necesito -dijo cortante-.

Ness: Pero…

Zac: He decidido aplazar mi viaje. Puede esperar unas semanas, hasta que los niños estén asentados.

Ness: ¿En serio? -preguntó encantada-. ¿Está seguro de que es lo mejor?

Zac: Desde luego. Les enseñaré algunos modales y les recordaré que un mal comportamiento siempre trae repercusiones. Cuando la agencia consiga encontrar al fin una niñera adecuada, estarán preparados.

Ness: Oh, bueno. Si hay algo que yo pueda hacer.

El hombre negó con la cabeza.

Zac: Puedo arreglármelas solo -dijo con decisión-. Disculpe, por favor.

Ness: Oh, desde luego.

Echó a andar hacia la caseta, pero se detuvo después de unos cuantos pasos. Vanessa lo vio vacilar antes de volverse hacia ella.

Zac: Tal vez haya una cosa que puede hacer.

Ness: Lo que usted diga.

Zac: ¿Sabe usted por casualidad si los gatos tienen ombligo?

Vanessa abrió mucho la boca.

Ness: Claro que tienen -repuso automáticamente-. Son mamíferos. No les vemos el ombligo a causa del pelo.

Zac: Gracias.

Sin añadir ninguna explicación, se volvió y entró en la caseta.

Vanessa se quedó mirando la puerta por la que había desaparecido. Era un hombre estirado, autoritario y muy difícil de comprender.

Entonces, ¿por qué deseaba ella conocerlo mejor y de un modo que no tenía nada que ver con los niños y sí mucho con el hombre?

¿Era porque siempre le gustaban los retos? ¿O porque enfrentarse a él le hacía sentirse más viva de lo que se había sentido en mucho tiempo?

¿O quizá se debía solo a esa maldita atracción física?

Después de todo, el hombre tenía un cuerpo sensacional.

Lanzó un gemido, se acercó a la piscina y se lanzó al agua.


Alex: ¿Tú vas a cuidar de nosotros? -preguntó incrédulo-.

Los cuatro Efron estaban sentados en torno a la mesa del comedor pequeño, situado al lado de la cocina. Zac había probado de nuevo a hacer sándwiches tostados de queso, aquella vez con éxito. Esperó al final de la comida para anunciarles su decisión. Tenía la vaga idea de que los niños podían emocionarse tanto con su anuncio, que quizá no fueran capaces de comer si se lo decía antes.

Pero no tenía por qué haberse preocupado. Al menos, en lo referente a Alex. Aunque su hijo mayor no parecía precisamente descontento, estaba muy lejos de parecer entusiasmado. Se había quedado pensativo.

Alex: ¿De verdad vas a quedarte con nosotros?

Zac: Así es. Me he dado cuenta de que hace mucho que no pasamos tiempo juntos.

Mike: Nunca hemos pasado tiempo juntos.

Zac lo miró sorprendido por su declaración.

Zac: Eso no es cierto. ¿Qué me dices del viaje que hicimos a Disneylandia en Navidad?

Alex: Pero fue la señora Barnale la que nos llevo a ver a Mickey Mouse y las demás cosas -señaló-. Tú te quedaste en el hotel a trabajar.

Zac: Se llamaba Barnstable -murmuró. Levantó la voz-. Y lo importante no es lo que haya ocurrido en el pasado, sino que ahora sí vamos a pasar tiempo juntos. Será divertido.

Pensó para sus adentros que, además, les serviría para aprender unas cuantas cosas, pero no lo dijo. También quería demostrarle algunas cosas a Vanessa Hudgens.

Cuando pensaba en su último encuentro con ella, se ponía tenso. Ya había sido bastante malo encontrársela allí, vestida solo con un minúsculo traje de baño. No quiso mirarla, pero, allí dormida, parecía joven y muy vulnerable. Aun así, se disponía a alejarse cuando percibió algo curioso en la respiración de ella.

Dios sabía que no había tenido intención de presenciar el modo en que se estiraba ni observar la sonrisa de placer que entreabría sus labios.

Pero lo había visto y había tenido que pagar las consecuencias. Necesitó nadar un rato y una ducha fría para librarse del deseo que lo embargó al verla.

¿Y qué había hecho después ella?

Ni gritó a los niños por despertarla, ni pareció avergonzarse de que la sorprendieran durmiendo en su piscina ni hizo o dijo nada que sugiriera que aquella terrible atracción física que sentía él pudiera ser mutua.

En lugar de eso, le sugirió que era más capaz que él de cuidar a sus hijos.

Pues le demostraría que no era así.

Alex: ¿Papá?

Zac: ¿Qué, Alex?

Alex: Estarás aquí para mi cumpleaños, ¿verdad?

Zac pensó en la fecha y vio que faltaban tres semanas. Supuso que su viaje podría esperar hasta entonces. Recordó, además, lo mucho que le gustaba cumplir años de niño; no podía perderse el de sus hijos.

Zac: Por supuesto.

Alex: Perfecto. ¿Puedo retirarme?

Mike: ¿Yo también? -pidió-.

Zac se encogió de hombros.

Zac: Desde luego.

Mike: ¡Estupendo!

Los dos se alejaron corriendo.

Solo David se quedó detrás. Se levantó de su silla y se acercó a él.

David: ¿Papá?

Zac: ¿Qué quieres, David?

El niño dobló un dedo para indicarle que bajara la cabeza.

Zac obedeció, asumiendo que querría hablarle al oído como otras veces.

David lo besó en la mejilla.

David: Me alegro de que vayas a ser nuestra nueva niñera -dijo con timidez-.

Salió de la estancia y Zac miró la puerta vacía con el corazón galopante. Todo el valor de que había hecho gala desde que tomara aquella decisión lo abandonó de repente.

Cielo Santo. ¿Qué diablos acababa de hacer?




Qué mono Zac que va a cuidar de sus hijos. ¡Como debe ser! Aunque es un poco tonto no sabiendo que los gatos tienen ombligo. ¡Por Dios santo! Si Vanessa lo encontraba atractivo, se va a echar para atrás porque va a decir: ¡qué hombre más tonto! XD

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¡Un besi!


2 comentarios:

Maria jose dijo...

Qué lindo final del capítulo
Me gusto mucho y la novela me es muy divertida
Mientras la leía en el trabajo me está riendo sola
Con mi celular y mis compañeros solo me
Preguntaban si estaba bien jajaja
Fue muy divertida este capítulo
Sube pronto
Ya se acerca más el capítulo que todas esperamos
Quiero un primer beso!!!

Síguela
Besos

Unknown dijo...

Que lindo capítulo, me ha encantado!!
Los hijos de Zac cada vez mas terrible... Igual son un amor.
Zac es medio frío con Ness, pero supongo que es para mantenerse lejos de ella, hay mucha atracción entre ellos.



Sube pronto

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