Capítulo 8

Cuando el teléfono sonó a la mañana siguiente, Vanessa estiró la mano hacia el auricular que había junto al sofá. A pesar de que Zac había insistido en que ella ocupara la cama, en esa ocasión sí se había impuesto ella.

Ness: ¿Diga? -respondió mientras oía a Zac ducharse-.

**: ¿Quién es? -preguntó irritada una voz femenina-.

Ness: Vanessa Hudgens, una amiga de Zac.

**: Dígale a Zac que Kelly Prescott quiere hablar con él de inmediato.

Desde luego era autoritaria, pensó con desagrado.

Ness: Me temo que no puede ponerse, señorita Prescott. Pero le daré el mensaje para que la llame en cuanto esté libre.

Kelly: Más le vale que lo haga, o si no....

Zac: ¡Maldita sea, Prescott! -intervino de repente, cubierto solo por una toalla, tras quitarle el auricular a Vanessa-. Ya te lo explicaré luego; ahora no puedo hablar.

Vanessa trató de desviar la mirada, pero ¿adónde iba a mirar una mujer teniendo delante un  pecho desnudo como aquél?

El pelo le goteaba aún por los hombros y el torso hasta desaparecer por debajo de la toalla blanca...

Zac: Era Prescott -dijo tras colgar-. Una de mis socias.

Ness: No es asunto mío -respondió, tragándose sus celos-. Y lamento si mi estancia puede ocasionarte algún problema.

Zac: No se trata de eso. Prescott es, bueno, Prescott es Prescott. No es lo que estas pensando, Vanessa -le aseguró, tras dar un paso hacia ella-.

Ness: No estoy pensando nada -mintió-. Si ya has terminado con el baño, ¿puedo entrar unos minutos?

Zac: Sí, claro -accedió-.

Pero ninguno de los dos se movió.

Una tensión increíblemente erótica cruzó sus miradas. Su cuerpo reaccionó sin disimulo ante la proximidad de Zac, que se acercaba aún más, le rozo una mejilla y deslizó un dedo por sus labios.

Pero el teléfono volvió a sonar y Vanessa aprovechó la oportunidad para girarse e ir al baño.

Zac: Tranquilo, Will -lo oyó decir malhumorado-. No me has pillado en mal momento.

Vanessa miró hacia atrás un segundo, justo a la vez que Zac se giró hacía ella y sus ojos se encontraron durante un largo minuto.

Antes de que sus rodillas la traicionaran y perdiera su orgullo por completo, cerró la puerta del baño.


Zac estaba de pie junto a Will y observaba a Miley avanzar por la iglesia, del brazo de su padre. La marcha nupcial sonaba en el órgano y grandes ramos de flores impregnaban el aire can su fragancia.

Zac sintió un nudo en la  garganta. Solo había una cosa que detestara más que cuidar bebés, y ésa era asistir a una boda.

Pero él daría su vida por Mike o Will, del mismo modo que ellos lo harían por él. Y si Will quería que lo acompañara con un esmoquin ridículo en el día  de su boda, no podía llevarle la contraria.

De pronto, vio a una mujer sentada en uno de los bancos y dejó de mirar a Miley.

¿Vanessa? La había dejado en casa de July antes de ir a la iglesia con Will y Mike. Antes llevaba unos vaqueros y una camiseta y, de pronto... tragó saliva y respiró con el corazón disparado.

Aquel vestido ceñido, a juego con sus ojos perfectamente maquillados... Zac no pudo evitar imaginársela desnuda, cubierta solo por el collar que adornaba su delicado cuello.

Vanessa lo miró y, solo cuando el cura empezó a hablar, lograron ambos concentrarse en la ceremonia.

**: Queridos hermanos, estamos aquí reunidos...

Luego, después de que Will y Miley se juraran amor eterno y ambos se dieran  el primer beso como marido y mujer, la iglesia entera rompió aplaudir y a silbar.

Y mientras la feliz pareja salía al exterior entre las felicitaciones de todos los asistentes, Zac experimentó una extraña sensación en el pecho.


La  recepción se celebró en la sala de baile del Four Winds, el hotel más grande y elegante de Wolf River, cuyo dueño era el mismísimo Mike Hannigan. Mantelería fina y servilletas con lazo adornaban docenas de mesas redondas; decoradas también con jarrones de flores. Mientras la orquesta tocaba una balada, Zac se acercó al bar.

Mike: Desde luego, saben elegir bien a las chicas -le comentó mientras le pasaba una botella de cerveza-.

Zac dio un sorbo y frunció el ceño al ver a Vanessa bailando con Drake Bell. A juzgar por el entusiasmo con que la estaba sacando a la pista, daba la impresión de que todos los hombres pensaban igual que Mike.

Mike: Ese Drake es un gran bailarín, ¿no te parece? -lo provocó-.

Zac sabía que su amigo lo estaba pinchando y decidió no entrar al trapo. Él nunca había sido celoso y, al fin y al cabo, Vanessa no era su pareja

July: ¡Sorpresa!

July le hizo una foto justo cuando Zac se ponía verde al ver a Drake apretarse a Vanessa. Aun así, se forzó a esbozar una sonrisa.

Zac: Tienes suerte de haberte casado con esta mujer tan fabulosa, Hannigan -comentó-. De lo contrario, mi condición de soltero me obligaría a seducirla.

Mike: Inténtalo y eres hombre muerto -bromeó-. Es toda mía.

Zac observó con curiosidad como su amigo abrazaba a July y la besaba. De nuevo sintió que el pecho se le encogía. Si creyera en las premoniciones, no dudaría que aquello significaba algo...

Lo que era ridículo.

July: Vanessa está preciosa con ese vestido, ¿verdad que sí, Zac? -le preguntó después de dar un sorbo de champán-.

Zac: Le sienta bien -contestó sin más mientras miraba enfadado a Austin Butler, otro soltero, ofrecer el siguiente baile a Vanessa-.

July: ¿Bien? ¿Nada más que bien? -miró a Mike.

Mike: Está colado por ella -le dijo a su mujer-. Totalmente.

Zac: Cierra la boca, Hannigan -ladró-.

Will: ¿Quién está colado? -intervino de pronto-. ¡Ah! Supongo que habláis de Zac.

Zac: Que sea tu boda no quiere decir que no pueda darte una paliza -advirtió-.

Mike y Will: Pero colado, colado -repitieron al unísono-.

Zac dejó su cerveza sobre la mesa de un golpe y, dado que había sido Mike quien había empezado, fue a por él primero.

July: Oye, ¿no es Alden el que está bailando con Vanessa? -preguntó entonces-. ¿Lo has invitado, Will?

Will: Invitamos a sus padres -repuso con un suspiro-. Él se ha presentado con ellos.

¿Alden? ¿Brad Alden estaba bailando con Vanessa? Zac giró la cabeza, se levantó y se abrió paso hacia la sala de baile.


**: Debes de ser nueva en Wolf River -le decía el hombre rubio mientras se apretaba a Vanessa-. Me habría fijado en una mujer como tú.

Vanessa habría preferido un baile rápido a una balada. Aquél baboso la dejaba fría y, aunque hasta ese momento se había entretenido, el único hombre con el que de veras quería bailar no se había acercado a ella.

**: Me llamo Brad -se presentó al tiempo que esbozaba una sonrisa muy ensayada frente al espejo-. Brad Alden. Soy abogado.

Ness: Qué bien -repuso con cortesía-. ¿Eres amigo del novio o de la novia?

Brad: De los dos -mintió-. Éramos compañeros en el colegio. ¿Y tú? ¿Has venido con alguien o te tengo para mí solo? -añadió, acercando la cara-.

*: Está conmigo, Alden. Aparta las manos de ella.

Vanessa había estado tan ocupada tratando de no mirar a Brad, que no había visto llegar a Zac.

Brad: Hola, Zac. Había oído que estabas por aquí -lo saludó acobardado, tras soltar a Vanessa-. ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo te va?

Zac: Bien.

Vanessa se quedo sin respiración cuando Zac la tomó entre sus brazos y la sacó a bailar, dejando a Brad hablando solo.

Ness: Has sido un poco grosero -comentó-.

Zac: Deberías darme las gracias -sonrió a Walt y Helen, que estaban bailando mejilla contra mejilla-. Te he librado de ese idiota.

Ness: A mí me parecía agradable -mintió-. Y muy guapo -añadió para provocarlo-.

Zac: Así que agradable y guapo, ¿eh? -la miró fijamente y enarcó una ceja-. ¿Qué te parece si nos acercamos bailando hasta él y os dejo a solas de nuevo?  

Ness: Inténtalo y eres hombre muerto -lo advirtió. Zac rió con suavidad y ella notó que el cuerpo se le relajaba. Luego la atrajo un poco, al compás de una balada muy sexy-. ¿Por qué te cae tan mal Brad? -le preguntó mientras Zac la sujetaba por el talle-.

Zac: Brad era un matón. Atormentaba a todas las chicas en el colegio.

Ness: Tú también eres un matón. Y atormentas a las mujeres ahora. A mí sobre todo.

Zac: Ni la mitad de lo que tú me atormentas a mí, cariño -aseguró tras suspirar-.

Vanessa tuvo la sensación de que había hablado en serio y de que no se refería a su insistencia en que lo acompañara a Filadelfia. Hablaba de algo más profundo que los unía...

De pronto, varios invitados empezaron a golpear sus copas con tenedores de plata para pedir que los novios se besaran. Y cuando Charlie corrió a los brazos de su papá y su mamá, también lo besaron a él.

Ness: No te lo crees, ¿verdad? -le pregunto a Zac-.

Zac: ¿Qué no me creo?

Ness: Todo esto: las bodas, el matrimonio, los hijos...

Zac: ¿Por qué lo dices?

Ness: Cada vez que miras a Miley y a Will, o a July y a Mike, se te pone una cara de alucinado que tendrías que verte -repuso sonriente-.

Zac: Tonterías -la música cambió a un ritmo más animado, pero él siguió sujetándola-. Son mis mejores amigos. Me alegro por ellos.

Ness: Por supuesto que te alegras por ellos. Pero no lo comprendes.

Zac: Puede que me sorprenda un poco, pero nada más -se encogió de hombros-. Mike siempre puso su trabajo por delante de las mujeres y Will, bueno, Will no era de los que sientan la cabeza.

Ness: ¿Y cómo son los hombres que sí sientan la cabeza?

Zac: Responsables, fiables, seguros -esbozó una sonrisa-. Atontados, impulsivos, ilógicos.

Ness: Y tú no eres nada de eso, por supuesto -enarcó una ceja-.

Zac: Exacto.

Abrió la boca para responder, pero él giro con brusquedad, la inclinó hacia atrás y luego la retomó entre sus brazos.

Vanessa se permitió disfrutar del baile, acurrucada en el seno de su fornido pecho, que irradiaba calor por todo el cuerpo de ella, un calor, que en algún momento inconcreto, se convirtió en algo más intenso.

Los dos notaban la corriente eléctrica que circulaba entre ambos. Entonces, accidentalmente, se dijo Vanessa, Zac le rozó una mejilla con los labios y, a pesar de que estaban rodeados por otras parejas, ella sintió que se habían quedado solos en el mundo... hasta que Mike irrumpió y la arrancó de los brazos de Zac.

Mike: Es mi turno, Efron -dijo al tiempo que una rubia vestida con un traje rojo escotado se hacía cargo de Zac-. Vaya, parece que lo ha cazado Amber. Si consigue sobrevivir, seguro que Amanda lo estará esperando.

Ness: Se supone que eres su amigo -dijo tratando de no echarse a reír por la cara de pánico de Zac-. Deberías ayudarlo.

Mike: Seguro que sabrá cuidarse solo. Además, así estará ocupado mientras hablamos.

Ness: ¿De qué? -preguntó inquieta-.

Mike: De por qué Zac y tú nos habéis estado mintiendo -la miro a los ojos-. De quien eres y por qué estas aquí en realidad.

Vanessa pensó hacerse la tonta, pero vio que Mike la estaba mirando de veras preocupado por su amigo y no le pareció justo engañarlo.

Ness: No he mentido sobre quién soy -respondió con cautela-. Yo... nosotros... solo hemos mentido al fingir que sentíamos algo el uno por el otro. Respecto a por qué estoy aquí, creo que es mejor que se lo preguntes a Zac.

Mike: Está bien -aceptó-. Pero sigues sin ser sincera conmigo.

Ness: ¿Qué? -preguntó confundida-.

Mike: Dices que estáis fingiendo que sentís algo el uno por el otro, y eso, mi querida señorita Hudgens, es una mentira como una casa. Tú sientes algo por Zac, y él también por ti, aunque sea tan testarudo que se niegue a admitirlo.

Vanessa lo miró asombrada. Santo cielo, ¿tan obvio era que se había enamorado de Zac? Por que ésa era la verdad, se había enamorado de pies a cabeza y, según parecía, todo el mundo se había enterado.

Ness: Perdona, creo que necesito tomar un poco de aire -dijo por fin, separándose de Mike-.

Mike: Vanessa, perdona, yo...

Ness: No, July y tú habéis sido magníficos conmigo y os agradezco vuestra hospitalidad; pero me marcho mañana en cuanto recoja mi jeep del taller de Walt. Zac y yo no volveremos a vemos.

Entonces vio que Zac se había desembarazado de las dos mujeres y se dirigía hacia ella... Se dio media vuelta y echó a andar en dirección contraria.

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