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jueves, 28 de mayo de 2015

Capítulo 2


Zac pulsó el botón de rebobinado del vídeo y se maldijo por estúpido. ¿Por qué diablos se había llevado la cinta con la final de la temporada de béisbol? Fue el último partido de su ilustre carrera, y verse en plena forma le producía un tormento inenarrable.

Zac: Te gusta castigarte, ¿no es así, Efron? -se dijo en voz alta-. ¿Cuántas veces vas a ver esa condenada cinta?

Se levantó, dejó el mando a distancia en el sillón y se dirigió a la cocina. Su estómago emitió un rugido y, con un rápido vistazo al reloj del horno microondas, comprobó que casi era mediodía. No había comido nada desde que se levantó, hacía cuatro horas.

Durante diez días se había aislado del resto del mundo, como un ermitaño. Al principio, ni siquiera había respondido al teléfono. Pero Miley le advirtió en sus insistentes mensajes que, si no contestaba, acudiría personalmente desde Nashville para darle una patada en el trasero.

Zac sacó una caja de cereales del armario, buscó una botella de leche en el frigorífico y se preparó un tazón. Los comestibles que le había llevado Vanessa Montez casi se habían agotado. En unos o dos días tendría que llegarse al pueblo o pedirle a Vanessa que le hiciera unas cuantas compras. Le gustaba la idea de llamarla. Más de una vez había estado a punto de telefonearle y atraerla a su casa con cualquier pretexto. Pero Vanessa había dejado perfectamente claro que no estaba interesada en un romance pasajero. Zac presentía que se trataba de esas mujeres que buscaban un compromiso duradero a la hora de entablar relaciones con un hombre. Y él, sencillamente, era incapaz de hacer promesas que luego no pudiera cumplir. Justo cuando tomaba la última cucharada de cereales, el teléfono empezó a sonar. ¡Maldición, Miley se había propuesto no dejarlo en paz! Tomó bruscamente el auricular del receptor de la pared y con-testó con un gruñido.

Zac: Sí, ¿qué quieres ahora?

Alex: Vaya, yo también te saludo.

Zac: ¿Alex?

Alex: Sí. ¿Quién creías que era?

Zac: Miley. Nuestra hermanita va a volverme loco con su manía de controlarme desde Nashville. Con un marido, un hijo y sus deberes de primera dama del estado, no sé cómo tiene tiempo para agobiarme.

Alex dejó escapar una risotada profunda.

Alex: Bueno, ya conoces a nuestra Miley. Nunca se resiste a meter la nariz en los asuntos de los demás.

Zac: ¿A qué se debe la llamada, hermanito? ¿O simplemente quieres saber cómo le va a la vieja gloria?

Alex: Dejarás de compadecerte a ti mismo más tarde o más temprano, Zac. ¿Por qué no nos haces un favor a todos y lo superas cuanto antes?

Zac emitió un gruñido.

Zac: Vas directo al grano, como siempre. Hablas como si fuera muy fácil. Pero lo único que he deseado desde niño es jugar al béisbol. Yeso lo he perdido. Para siempre. No tengo ni la más remota idea de qué hacer durante el resto de mi vida.

Alex: ¿Qué tal si empiezas agradeciendo el hecho de seguir vivo?

Zac sabía que su hermano mayor llevaba buenas intenciones, pero Alex ignoraba cómo se sentía uno al perder el control de su vida, al ver sus sueños destrozados y enfrentarse a un futuro incierto.

Zac: Sí, supongo que ser un lanzador de béisbol con el brazo derecho inútil es preferible a estar muerto.

Alex: ¿Sigues encerrado en la vieja casa? -inquirió-. ¿Todavía no has ido al pueblo? Seguro que la gente se muere por verte y dar la bienvenida al héroe de Crooked Oak. Y, probablemente, habrá más de una chica guapa dispuesta a aliviar tu soledad.

Zac soltó una risita. No tenía sentido negar su reputación de mujeriego, al menos a su hermano, que lo conocía mejor que nadie.

Zac: De hecho, conocí a una mujer muy interesante nada más llegar.

Alex: Creí que no habías salido de la casa.

Zac: Estaba aquí cuando llegué. Había hecho limpieza e incluso tenía la cena lista.

Alex: ¿Te refieres a la amiga de Miley? ¿Cómo se llamaba? ¿No es la hermana pequeña de Mike Montez? ¿La que se casó con Andrew Hudgens?

Zac: Exacto. Vanessa Hudgens.

Alex: Si no recuerdo mal, esa mujer no es de las que suelen gustarte.

Zac: Quizá quiera probar algo distinto, para variar. Ya he conocido a bastantes bellezas engreídas. Vanessa quizá sea una mujer sencilla, pero tiene algo que...

Alex: Algo que se llama «cualidad». Miley tiene un alto concepto de ella. Al parecer, lo ha pasado bastante mal al quedarse viuda y criar sola a su hijo. Piénsatelo bien antes de utilizarla para aliviar tu soledad, hermanito.

Zac: Si me estás advirtiendo que no le haga daño, puedes ahorrártelo. Miley ya me ha leído la cartilla.

Alex: Bien por ella -se aclaró la garganta-. ¿Por qué no vienes a Virginia y pasas una temporada conmigo?

Zac: Tal vez más adelante. Ahora quiero aclararme las ideas, descubrir qué puede hacer Zac Efron en la vida sin su puesto de lanzador estrella de los Atlanta Braves.

Alex: Lo superarás -exhaló un suspiro lo bastante alto como para que lo oyera su hermano-.

Zac: Hazme un favor, ¿quieres? Llama a nuestra hermanita y dile que me deje en paz, al menos por unos días.

Alex: Descuida. Volveré a llamarte dentro de un par de semanas.

Zac: Adiós.

Colgó el auricular y echó una ojeada por la ventana de la cocina, desde donde se divisaba el amplio jardín y la zona arbolada que se extendía detrás de la casa. Si le gustara la caza y la pesca, como a Alex, podría matar el tiempo con un rifle o con una caña. Y si fuera un cabeza loca, como David, podría recorrer todos los bares de la localidad y aliviar su frustración con unas cuantas peleas a puñetazo limpio.

Pero el béisbol había sido su única pasión durante tantos años, que apenas recordaba haber tenido otras aficiones. De adolescente, solo le había interesado su Cámaro de 1980... el coche que había destrozado y que Miley arregló años después.

Coches. Quizá debía comprarse un coche antiguo y... Diablos, ¿cómo podía restaurar un coche si tenía el brazo derecho inutilizado?

Vanessa y Mike tenían un taller, ¿verdad? Podía llegarse y pedirles que le ayudaran a encontrar algo especial, quizá otro Cámaro, y pagarles para que le ayudaran con todos los arreglos necesarios.

«Reconócelo, Efron. Necesitas buscar una excusa para ver a Vanessa de nuevo. Una excusa que ella se trague sin rechistar.»

Zac: Está bien, lo reconozco -dijo en voz alta-. No sé por qué no dejo de pensar en Vanessa. Quizá porque es muy distinta de las mujeres con las que siempre he salido. Quizá porque seducirla supone un auténtico desafío.

«Piénsatelo bien antes de utilizarla para aliviar tu soledad.»

Zac volvió a oír mentalmente la advertencia de Alex.

Vanessa no era ninguna niñita inocente, sino una viuda de treinta años.

Notó una súbita punzada de culpa.

Sí, Vanessa era una empollona ingenua e inocente cuando la conoció, doce años atrás. Y sí, estaba seguro de que era virgen la noche en que le hizo el amor. Aunque Zac no la había obligado en ningún momento. Ella había aceptado gustosamente que fuera el primero.

«¡Porque estaba enamorada de ti, bastardo!»

Pero aquello pertenecía al pasado. Vanessa ya no era una adolescente ingenua y obnubilada. Si tenían una aventura, sería en igualdad de condiciones... como dos personas solas necesitadas de compañía.

¿A quién diablos quería engañar? Ni siquiera tenía derecho a pensar en seducirla. Pero, que Dios lo ayudase, sabía que en cuanto tuviera la oportunidad la haría suya, y al infierno con todo lo demás.


Mike Montez puso el bocadillo y las patatas fritas en la mesa, delante de su hermana. Ella alzó la mirada del ordenador y sonrió.

Ness: Gracias. Estoy hambrienta -retiró la silla, se levantó y se dirigió al pequeño aseo contiguo al despacho-.

Mike: ¿No crees que ya va siendo hora de hablar sobre ello? -comentó-. Me has dado largas cada vez que he sacado el tema.

Dejando la puerta del aseo abierta, Vanessa se lavó las manos.

Ness: ¿De qué hay que hablar? Zac ha vuelto a Crooked Oak para pasar unos días, y en cuanto aclare sus ideas volverá a marcharse.

Mike: Pues no parece que tenga mucha prisa. Ya lleva aquí diez días y ni siquiera ha aparecido por el pueblo. La gente empieza a arder en deseos de ver a la gran celebridad.

Ness: Supongo que Zac habrá sido el tema de conversación en el Café de Pete, ¿verdad? -regresó a la mesa, retiró el envoltorio de la comida y tomó el bocadillo-.

Mike: En el pueblo solo se habla de Zac Efron desde que tu hijo les dijo a sus amiguitos que el gran hombre había llegado -se sentó en el borde de la vieja mesa de madera, alargó la mano y alzó el mentón de su hermana-. Escondiendo la cabeza en la arena no conseguirás nada, y lo sabes. Crooked Oak es un pueblo pequeño. Si Zac se queda, se encontrará cara a cara con Andrew antes o después. ¿Qué sucederá entonces?

Vanessa tragó un delicioso bocado de ternera con maíz.

Ness: No sucederá nada. Zac no tiene por qué sospechar. Al fin y al cabo, nadie en el pueblo ha puesto nunca en duda que Drew fuese el padre de Andrew. ¿Por qué iba a hacerlo él?

Mike: Porque Zac es una de las pocas personas que saben que te acostaste con él hace doce años -le soltó la barbilla-. ¿Has hablado con Ashley últimamente?

Ness: He evitado sus llamadas -admitió-. Sé que hará lo mismo que haces tú... atormentarme.

Mike: Cariño, es tu conciencia la que te atormenta. Te sientes culpable por haberle mentido a Andrew sobre su padre. Y tienes miedo de que, de algún modo, Zac y el pequeño lleguen a descubrir la verdad.

Ness: No permitiré que eso ocurra -partió una patata por la mitad-. No permitiré que Andrew sufra a causa de mis errores.

El teléfono empezó a sonar. Vanessa se levantó de un salto, y luego se quedó mirando el ruidoso aparato.

Mike: ¿Quieres que conteste yo? -sugirió-.

Ness: No, claro que no -descolgó el auricular-. Taller y grúas Montez, ¿dígame?

Miley: ¿Vanessa? ¿Has visto a mi hermano hoy?

Ness: Oh, hola, Miley. ¿Cómo estás?

Los ojos de Mike se abrieron de par en par, y sus labios se arquearon en una sonrisa.

Mike: Saluda a la primera dama de mi parte. Vuelvo al trabajo. El señor Jackman vendrá a recoger su Suburban dentro de una hora.

En cuanto Mike hubo salido de la oficina, Vanessa bajó la voz y dijo:

Ness: No he visto a Zac desde el día en que llegó al pueblo. ¿Qué te ha hecho pensar que lo vería hoy?

Miley: Me dijo que pensaba ir al taller para pediros que le ayudarais a encontrar un coche antiguo que pudierais restaurar juntos.

Ness: ¡Oh!

¡Dios santo! Lo último que Vanessa deseaba era un motivo para pasar tiempo con Zac. Pero si contrataba a Mike para restaurar un coche antiguo, ¿cómo iba a negarse? ¿Qué explicación convincente podía ofrecer para no aceptar su dinero?

Miley: Sé que puedo confiar en ti para que cuides de Zac. Se siente muy solo y vulnerable. Si alguien no lo vigila, es probable que acabe metiéndose en algún problema. Lo último que necesita es que alguna fan enloquecida le hinque el diente.

Ness: ¿Y qué esperas que haga yo? -inquirió-. Además, si nunca sale de la casa, es difícil que alguna «fan enloquecida» lo seduzca.

Miley: Zac necesitará compañía femenina mientras está en el pueblo, y lo único que te pido es que tú se la brindes.

Ness: Me temo que tu hermano y tú tenéis ideas muy distintas de lo que es la «compañía femenina». Y, créeme, no pienso acostarme con él por hacerte un favor.

Miley: Demonios -exclamó gimiendo dramáticamente-. No te pido semejante cosa. Pero se siente solo, tú también estás sola, y...

Ness: No estoy sola -protestó-. Tengo a mi familia. A Andrew. A Mike y Christie. Y últimamente he salido unas cuantas veces con Austin Butler.

Miley: ¿Austin Butler? Cielo santo, Vanessa, si eres varios centímetros más alta que Austin y cinco años mayor. Me cae bien, pero no es el hombre idóneo para ti.

Ness: Austin y yo medimos lo mismo. Y tiene veintisiete años, o sea, tres menos que yo.

Miley: Da igual. Austin no es el hombre adecuado para ti.

Ness: No estarás sugiriendo que el hombre adecuado para mí es Zac, ¿verdad?

Miley: Bueno, quizá no. Pero recuerdo una época en que estabas colada por mi hermano. Si Zac hubiera tenido un mínimo de sentido común por aquel entonces, te habría echado el lazo antes que Andrew Hudgens.

Ness: ¡Miley!

Miley: Está bien, está bien, dejaré de hacer de casamentera. Si no te interesa Zac, búscale alguna buena chica con la que pueda salir mientras está en el pueblo. Y lo de «buena» lo digo en serio.

Ness: Veré lo que puedo hacer.

Miley: Gracias. Llámame dentro de unos días para decirme cómo le va, ¿de acuerdo?

Ness: De acuerdo.

Tras colgar el auricular, Vanessa descansó los codos sobre la mesa y se apoyó la barbilla en las manos entrelazadas. Si Miley no fuera hermana de Zac, le habría contado la verdad doce años atrás. Sin embargo, al descubrir que estaba embarazada, Vanessa acudió directamente a Ashley Tisdale, amiga íntima de ambas.

Unos leves golpecitos en la puerta la alertaron de la presencia de un cliente potencial. Alzó la mirada y vio a Zac Efron en la puerta. Su figura alta y esbelta se recortaba contra el sol de la tarde.

Vanessa notó que el corazón se le aceleraba. Sintió un fuerte hormigueo en el estómago. Maldito fuera por trastornarla de aquel modo. Maldito fuera por haber regresado para alterar su pacífica vida. Y maldito fuera por poner involuntariamente en peligro la seguridad de Andrew.

Zac: Hola -la saludó-. ¿Tienes tiempo para mí?

Ella sintió el deseo de gritar que no con todas sus fuerzas. De decirle que se marchara y la dejara en paz, que no la atormentara más con su proximidad.

Ness: Claro que sí. ¿Qué deseas? -retiró la silla y se levantó-.

«Te deseo a ti, cariño» quiso decir Zac, pero se contuvo. «Deseo colocarte encima de esa mesa, separarte las piernas, bajarme la cremallera, y...» Aquellos pensamientos sembraron el caos en todo su cuerpo. Su sexo se excitó y se tensó incómodamente.

Zac se quitó la gorra y la retorció con sus enormes manos.

Zac: Pues, esto, he pensado que Mike y tú podrías ayudarme a encontrar algún coche antiguo para restaurarlo. No podré hacerlo solo -alzó el brazo derecho-, pero quizá con vuestra ayuda... En fin, me serviría para distraerme y matar el tiempo.

Ness: ¿Qué pasa? ¿Ya te has cansado de recluirte en la granja y compadecerte de ti mismo?

Él esbozó aquella irresistible sonrisa que había vuelto locas a tantas mujeres.

Zac: Sí, más o menos -avanzó unos cuantos pasos hacia el interior de la oficina-. Bueno, ¿crees que podréis encontrar algún coche?

Ness: Seguro que Mike lo encontrará sin problemas. Ahora mismo está arreglando una furgoneta. ¿Por qué no pasas al taller y hablas con él?

Zac: Todavía recuerdo cuando Andrew y mi abuelo abrieron el negocio a medias. Andrew había enviudado recientemente y había dejado su trabajo en Chatazooca para volver a Crooked Oak a reorganizar su vida.

Ness: Era un buen hombre, y nuestro matrimonio fue satisfactorio, a pesar de la diferencia de edad. Aún lo echo mucho de menos.

Zac: Sí, seguro que sí -su cuerpo se relajó lo suficiente como para permitirle acercarse a Vanessa-. Pero, al menos, te dejó un hijo.

Por un momento, Vanessa se quedó sin respiración. Deseó golpearle en el pecho con los puños y gritarle que Andrew no era hijo de Drew, sino suyo. Un silencio aparentemente eterno se hizo entre ambos. «Di algo» pensó Vanessa. «Di algo antes de que se pregunte por qué has reaccionado así.»

Sin embargo, antes de que pudiera pensar en una respuesta apropiada, una suave voz de mujer llamó desde la puerta.

**: Hola -saludó Sarah Parker al tiempo que sonreía a Vanessa-. Venía a ver si mi coche está listo.

Agradeciendo la interrupción, Vanessa exhaló un suspiro de alivio.

Ness: Oh, Sarah. Pasa.

La mujer, esbelta y elegantemente vestida, se detuvo al lado de Zac.

Sarah: Hola -lo saludó-. Creo que no nos conocemos. ¿Es usted amigo o cliente?

Zac tomó la mano de Sarah, apretándola pausadamente, y luego esbozó una sonrisa traviesa, casi coqueta. Y Vanessa notó que el monstruo de los celos rugía en su interior. ¿Acaso tenía que encantar a todas las mujeres que veía?

Zac: Soy un antiguo amigo de la casa y un cliente potencial. Zac Efron, para servirte.

Sarah: ¿Zac Efron? -repitió entusiasmada-. El hermano de Miley. El jugador de béisbol -apretó la mano de Zac-. Miley me ha hablado tanto de sus hermanos, que es casi como si os conociera.

Zac: Seguro que te habrá dicho que soy el más guapo -su sonrisa se ensanchó-.

Vanessa se levantó de la silla, cuadró los hombros y se colocó junto a Sarah.

Ness: Tu coche está terminado. Ya he hecho la factura.

Sarah rebuscó en su bolso, extrajo una tarjeta de crédito y se la pasó a Vanessa.

Sarah: Me encantaría quedarme a charlar, pero esta tarde tengo clase.

Ness: Muy bien. Aquí tienes las llaves. Encontrarás el Corvette en el aparcamiento lateral.

Sarah tomó las llaves, abrazó a Vanessa y le preguntó con un susurro:

Sarah: ¿Está Ashley embarazada ya?

Ness: Todavía no -respondió en tono bajo-. Cruza los dedos. Scott y ella van a hacerse unas pruebas la semana que viene.

Sarah meneó la cabeza, y a continuación se giró hacia Zac.

Sarah: Ha sido un placer conocer por fin a uno de los hermanos de Miley.

Zac: ¿Te interesaría conocer más a fondo a uno de los hermanos de Miley?

Sarah: Es una oferta tentadora, pero me temo que he de declinarla. Verás, llevaré a Inglaterra a un grupo de alumnos durante las vacaciones de primavera y estaré muy ocupada organizando el viaje.

Zac: Quizá cuando regreses.

Sarah: Quizá. Si aún sigues en Crooked Oak.

Zac observó a la atractiva mujer mientras salía, admirando el contoneo de sus torneadas caderas.

Ness: Sarah es muy guapa, ¿verdad? -comentó-.

De repente, Zac se dio cuenta de que Vanessa había presenciado su intento de flirteo con Sarah. ¡Maldición! Cuando conocía a alguna mujer atractiva, no lograba reprimirse.

Zac: Sí, muy guapa. Oye... ¿crees que debo invitarla a salir cuando vuelva de Inglaterra?

Ness: Esa decisión te corresponde a ti.

Zac: ¿Qué clase de mujer es?

Ness: Una buena mujer.

Zac: ¿Demasiado buena para mí?

Ness: Yo no he dicho eso.

Zac: ¿Crees que haríamos buena pareja?

Ness: En algunos aspectos, sí. Al igual que tú, Sarah no busca compromisos duraderos. Sale con hombres, pero no se toma ninguna relación demasiado en serio.

Zac soltó una risita.

Zac: Así que le gusta juguetear con los hombres; pero no...

Ness: Es viuda, y aún ama a su difunto marido. Como te digo, sale con hombres, pero no «juguetea» con nadie. Así que si buscas sexo, Sarah no es la más indicada.

Zac: ¿Y tú, Vanessa? ¿Sigues enamorada de tu difunto marido?

«Yo nunca estuve enamorada de Drew Hudgens, pero no puedo decírtelo, como tampoco puedo decirte que Andrew es hijo tuyo.»

Ness: Una parte de mí siempre querrá a Drew. Pero no, no estoy enamorada de él.

Zac: Mmm. Si Mike encuentra un coche, ¿querrás ayudarme a restaurarlo?

Ness: ¿Yo? No lo creo. Pero seguro que Mike te ayudará.

Zac: Tienes un corazón muy duro, Vanessa Hudgens.

Ness: Eso no es...

Andrew: Eh, mamá. El entrenamiento ha sido genial. Austin dice que seré el lanzador estrella de los Bulldogs el año que viene.

Andrew Hudgens entró a la carrera en la oficina. Una sonrisa ancha, cálida, idéntica a la de su padre, le cruzaba el rostro.

A Vanessa casi se le detuvo el corazón. Maldición, había olvidado que Austin dejaría a Andrew en el taller después del entrenamiento.

Ness: Es maravilloso, Andrew -dijo forzando una sonrisa-.

Bien, lo inevitable había ocurrido. Zac y Andrew estaban juntos en la misma habitación.

Zac: Éste debe de ser tu hijo.

Ness: Sí, éste es Andrew. Hijo, te presento a Zac Efron.

Andrew: ¡Uauh, Zac Efron! -se separó de su madre y corrió hacia Zac-. Es genial. ¡Cuando les cuente a los chicos que he conocido a Zac Efron! Y aquí, en el taller de mi madre y de tío Mike. Austin, mi entrenador, es un gran admirador suyo. Nos llamamos los Bulldogs. Debería venir a algún partido. Le...

Ness: Calma, Andrew, calma. Vas a agobiar al señor Efron.

Andrew: Sí, lo siento -agachó la cabeza con aire compungido. Sonriendo, miró de reojo de la misma manera en que solía hacerlo Zac cuando se arrepentía de algo-. Me gustaría mucho tener su autógrafo, señor Efron. Tengo una pelota nueva. ¿Podría firmarla?

Zac: Llámame Zac. E iré gustosamente a tu casa para firmar esa pelota cuando sea.

Andrew: ¿Qué tal esta noche? -alzó la cabeza y dirigió a Zac una radiante sonrisa-. Podrías venir a cenar. Hoy cenamos asado de ternera. Mi madre es una cocinera genial, y...

Ness: ¡Andrew! -volvió a reprender al pequeño-. Quizá Zac tenga ya planes para esta noche...

Zac: En realidad, no tengo ningún plan -le dio al niño un apretón en el hombro y le sonrió-. Me encantaría cenar con vosotros -miró a Vanessa a los ojos-.

Ness: Muy bien -respondió con resignación-. Pásate a las seis y media.

Zac: Gracias. Bueno, iré a hablar con Mike sobre el asunto del coche -clavó la mirada en Andrew momentáneamente-. Nos vemos esta noche, campeón.




¡Padre e hijo ya se han visto! Solo es cuestión de tiempo que Zac se de cuenta del parecido. Así se distrae y no mira a otras chicas XD

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¡Un besi!


2 comentarios:

Unknown dijo...

Wow wow que capitulo.
Creo que Miley quiere que Zac y Ness estén juntos.
Y espero que Zac y Miley no se enojen cuando se enteren de la verdad, de que Zac es padre y Miley es tía...

Sube prontoooo

Maria jose dijo...

O dios!!!! Este capítulo resultó ser muy emocionante
Presiento que zac se dará cuenta con el
Tiempo que Andrew es su hijo
Pobre Vanessa lo que le espera
Se ve que va a sufrir mucho
Síguela esta muy buena y emocionante

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