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jueves, 26 de junio de 2014

Capítulo 19


Mike Hudgens empezaba a llegar a la desagradable conclusión de que podía no estar muerto, después de todo. Llevaba mucho tiempo en los pisos superiores del garaje de Zac, observando, esperando, un espectro que aguardaba el momento propicio para vengarse. Cuando necesitaba fuerza corpórea, lograba extraerla de alguna fuente desconocida.

Pero no debería haberle costado tanto arrastrar el cuerpo ensangrentado de Max hasta el maletero del Volvo. No debería haber sentido la deliciosa presión del cuchillo mientras grababa el mensaje en la piel de Vanessa. Ni debería haberle resultado tan difícil parar cuando lo hizo.

Si hubiese hecho los cortes más profundos, habría habido mucha sangre y Zac no habría entendido su mensaje. Se habría echado a llorar sobre el cadáver de Vanessa, ajeno al desafío que Mike le había lanzado.

Asesino era un tonto. Un tonto débil y sentimental que suspiraba por Vanessa como un adolescente. Pero esa pasión desaparecería una vez que ella hubiese muerto.

Mike podría haberla matado mucho antes. La noche en que Paul Jameson la violó habría sido la ocasión perfecta, de no ser por la intromisión de la policía. Más tarde, se había planteado matarla en la espléndida fiesta que Victor e Isabella organizaron cuando Vanessa se graduó en el instituto, pero había demasiada gente y no tuvo oportunidad.

Estuvo a punto de conseguirlo el día del funeral de tío Victor. Se había pasado el rato haciendo fotos. Quería darle una a Zac como regalo final de despedida. Pero, de nuevo, el destino se interpuso, esta vez bajo la forma de la indulgente tía Isabella. Mike casi sospechó que ella conocía sus intenciones. Pero tía Isabella era una mujer muy simple. Poseía la intuición necesaria para apreciar la singularidad de Mike, pero ignoraba hasta qué extremos era capaz de llegar.

Estaba preparado para zanjar las cuentas pendientes. Llevaba demasiado tiempo esperando para lograr lo que era legítimamente suyo, para vengarse de aquellos que habían intentado interponerse en su camino. Sabía en qué categoría encajaba Vanessa. Ella había sido la única persona capaz de robarle el afecto de Zac, la única persona a la que Zac no había podido olvidar. Y, además, la favorita de tío Victor.

Y lo había querido a él con una devoción ciega. Solo por eso debía morir. Mike no sabía con seguridad por qué; solo sabía que era necesario.

En cuanto a Zac... En fin, si no podía tenerlo, al menos podría matarlo.


El cemento absorbió el aceite como una esponja. La mancha de sangre y el mensaje quedaron ocultos bajo la fina y viscosa capa de aceite reciclado, y nadie podría verlos.

Lo primero que hizo Zac fue registrar el garaje de cabo a rabo. Pero no había ni rastro de Mike. Ningún indicio de que alguien hubiese estado vigilando en los pisos superiores del edificio.

A última hora de la tarde, mientras revisaba un Mustang de 1963, oyó que alguien llamaba con insistencia a la puerta.

Zac: ¡Un momento, ya voy! -gritó mientras se limpiaba las manos con un trapo-. ¡Pase, la puerta está abierta!

Cuando llegó a la cocina, vio que su visitante era el teniente MacPherson en persona, uno de los pocos polis con cerebro que Zac había conocido.

Teniente: ¿Has dado una fiesta, Zac, o siempre tienes la casa así?

MacPherson cerró la puerta después de entrar.

Zac miró de reojo la cocina revuelta.

Zac: Me cabreé -explicó apoyado en la puerta del taller-.

Teniente: ¿Con alguien en particular? ¿He de buscar un cadáver?

Zac ni siquiera parpadeó.

Zac: Esa mujer agarró mi Cadillac del cincuenta y seis y se fue. Intacta.

Teniente: ¿Intacta?

Zac: Ilesa -corrigió-. ¿Qué le importa a usted?

Teniente: Oí decir que alojabas a alguien en tu casa. Pensé que tal vez habrías decidido sentar la cabeza, casarte y formar una familia.

MacPherson se sacó del bolsillo un paquete de cigarrillos y ni siquiera se molestó en preguntar si podía fumar. Sabía, por sus visitas anteriores, que Zac era fumador. El aroma del pitillo recién encendido provocó en Zac un deseo casi tan intenso como el que sentía por Vanessa.

Zac: Yo no soy de los que se casan, teniente. Usted debería saberlo.

Teniente: Ya no estoy seguro de lo que sé. Pero tengo que hacerte un par de preguntas.

El policía exhaló una bocanada de humo, y Zac se sintió tentado de acercarse para saborearlo. Pero, pensó en Max y permaneció donde estaba.

Zac: Pregunte. ¿Necesito llamar a mi abogado?

MacPherson se rió.

Teniente: ¿Tienes abogado?

Zac: No.

Teniente: Pues dejémonos de juegos. ¿Sabes algo de un coche que ha aparecido en el barranco de Tucker con un cadáver en el maletero?

Mierda. Lo habían encontrado demasiado pronto.

Zac: No. ¿Qué clase de coche es?

Teniente: Creen que es un Volvo, aunque quedó bastante calcinado. Además, debieron de haberlo robado. Alguien borró los números de serie y todo aquello que hubiese permitido identificarlo. Mis hombres opinan que lo hizo un profesional.

Zac: Hace casi diez años que no robo un coche, teniente.

Teniente: No sé por qué, pero te creo. Simplemente creí que a lo mejor conocías a alguien que tenga por costumbre de robarlos.

Zac: Puede que sea un caso aislado.

Teniente: No. El Volvo lo encontraron anoche, pero esta mañana tuvimos noticia del robo de un Audi. Estaba equipado con toda clase de mecanismos antirrobo, pero se lo llevaron.

Zac: ¿Qué ha dicho el dueño?

Teniente: El dueño está en el hospital con el cráneo roto. No podemos hablar con él hasta que se estabilice. Suponemos que sorprendió al ladrón en el momento más inoportuno. Tiene suerte de seguir vivo. Le dieron una buena paliza.

Zac se encogió de hombros.

Zac: Es una lástima.

Teniente: Sobrevivirá. Simplemente me acordé de que los Audi solían ser tu especialidad en otros tiempos.

Zac: Nunca se demostró nada, MacPherson. Y usted lo sabe.

Teniente: Sí, lo sé. Pero también sé sumar dos y dos.

Zac: Yo no robé ese Audi ni le di una paliza al dueño.

Teniente: No he dicho que lo hicieras. Pero pensé que podrías saber quién lo hizo.

Zac: No puedo ayudarle.

MacPherson fue hasta el fregadero y abrió el grifo para apagar el cigarrillo.

Teniente: Ya lo suponía. Pero me dije que valía la pena probar -se dirigió hacia la puerta, pisando los platos rotos mientras caminaba-. Ah, otra cosa.

Zac: ¿Sí?

Teniente: Estamos pensando en someter algunas pruebas del asesinato de Hudgens a un análisis de ADN. Es posible que la cosa no fuese tan sencilla como creíamos.

Zac: Yo identifiqué el cadáver. ¿Insinúa que mentí para encubrir a Mike?

Teniente: Los dos vimos el estado en que quedó el cuerpo. Ni su propia madre habría podido reconocerlo. No, creo que si el cadáver no pertenecía a Hudgens, simplemente cometiste un error bienintencionado.

Zac: ¿Me cree capaz de cometer errores bienintencionados, teniente?

Teniente: Creo que eres un testimonio vivo del poder de la redención, Efron. Antes eras un desgraciado que desperdiciaba su vida, y ahora eres un miembro productivo de la sociedad. No quiero que vuelvas a meterte en líos.

Zac: No pienso hacerlo.

MacPherson se quedó mirándolo y luego asintió.

Teniente: Pues cuídate.

Cuando el teniente hubo salido, Zac cerró la puerta. En la caja fuerte tenía guardado un poco de dinero en metálico, así como un permiso de conducir falso. No creyó que fuese a necesitarlo nunca, pero algunos hábitos no podían cambiarse.

Con suerte, no lo necesitaría. Con suerte, lograría llegar a Connecticut, a las ruinas de «la Mazmorra», para el enfrentamiento definitivo con su viejo amigo Mike.

Zac había esperado poder combatir a Mike en su propio terreno, pero debió suponer que no sería tan fácil. La palabra escrita con sangre en el suelo era un llamamiento, así como los arañazos en la suave piel de Vanessa. El Audi había sido el mensaje final.

Zac había sido un experto desmontando los Audi que solía llevarle Mike. Otra gente le llevaba Mercedes, Ferraris e incluso coches americanos clásicos, pero Mike solo robaba Audis.

Su único consuelo era saber que Vanessa se hallaba lejos y a salvo. Ella ni siquiera sabía dónde estaba «la Mazmorra». Ya se encontraría a mitad de camino de su casa, libre de peligro.

Zac, no obstante, decidió llamar para asegurarse. Hacía doce años que no oía la voz de la Duquesa.

Zac: ¿Está Vanessa?

Ni siquiera se tomó la molestia de cambiar la voz.

Isabella nunca le había prestado atención, y no era probable que lo reconociese. Zac sabía que Vanessa aún no habría llegado, pero tal vez la Duquesa sabía algo de ella.

Bella: ¿Quién llama, por favor?

Zac: Soy un antiguo amigo suyo de la universidad -respondió él con calma-. James MacPherson. ¿Puedo hablar con ella?

Bella: No se encuentra en casa.

Zac: ¿Dónde está?

Bella: No recuerdo que Vanessa mencionara a ningún James MacPherson -dijo con voz desconfiada-. Y no pienso decirle a un desconocido dónde está mi hija...

Zac: ¿Dónde coño esta?

Bella: Zac.

No era una pregunta, sino una afirmación.

Él ni siquiera se molestó en negarlo. Su pánico era demasiado grande.

Zac: ¿Va de camino a casa? ¿Sabe usted dónde está?

Bella: Pues sí, lo sé. Iba a hacer una parada antes de volver a casa, pero no pienso decirte dónde...

Zac: Mierda -cerró los ojos-. ¿Ha ido a Connecticut? ¿A «la Mazmorra»?

El silencio de la Duquesa fue respuesta suficiente. Zac colgó el teléfono con fuerza, maldiciéndose a sí mismo. ¿Cómo pudo ser tan estúpido? El mensaje de Mike no había sido solo para él, sino también para Vanessa. Mike siempre despreció a su prima, incluso antes de que los celos hicieran su aparición. Seguramente sabía lo que habían estado haciendo esos días, y su odio habría alcanzado proporciones inconmensurables. No quería matar solo a Zac.

Si no llegaba a «la Mazmorra» a tiempo, Vanessa moriría. Y para Zac no sería suficiente consuelo destrozar a Mike con las manos desnudas para asegurarse de que esta vez no había ningún error.

Pero eso no iba a suceder. Llegaría a «la Mazmorra» antes de que el desastre se consumara. Era preciso.




¿Se confirman las sospechas? ¿Mike está realmente vivo?
Sea como sea, ¡Ness está en peligro!
¡Y Super Zac va al rescate! XD

¡Thank you por los coments, girls!
¡Comentad, please!

¡Solo dos capis!

¡Un besi!


3 comentarios:

Maria jose dijo...

Si mike esta vivo, lo sabía!!!!!
Ya quiero leer el próximo capitulo
Súbelo pronto por favor, esta nove me trae
Con los nervios siempre
Espero que zac llegue pronto

Unknown dijo...

What? Entonces sí está vivo?? Pero no entiendo!!! No me explico cómo es que se ha pasado todo este tiempo practicamente viviendo en el edificio de Zac sin que nadie se diese cuenta, aunque no pudo haber matado a Max siendo un fantasma.. Y ahora qué pasará con el carro y el cadáver??? Zac se quedó practicamnete solo sin Max, aunque tiene a Vanessa no? Bueno, ya va al rescate!!!!

Síguela pronto!! :D

Unknown dijo...

OH DIOS MIO.
Acabo de leer toda la novela ajajajajjaja
Amo que sea tan distinta al resto!!!
Necesito saber ya que pasa, necesito que zac corra a salvar a nessie, necesito saber si mike esta vivo, necesito mas novelaaaaaa
Besos!

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