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viernes, 23 de diciembre de 2022

Capítulo 7


Mike apretó los dientes. Eran más de las dos, y en Tacoma, los coches iban pegados los unos a los otros.

Chris: Ahí está la salida -dijo señalando el cartel que avisaba de la salida para la Autopista 16-.

Mike exhaló un suspiro de alivio. Se estaban acercando, y cuando encontraran a Vanessa, él pensaba decirle cuatro cosas. No podía marcharse de aquella manera, y menos a dos semanas del parto. No era seguro.

Apretó los dientes al darse cuenta de que con quien estaba molesto de verdad era con Dave Rhodes y no con su hermana. Si Mike pudiera estar cinco minutos a solas con aquel desgraciado…

Mike: Seguro que está casado -murmuró-.

Chris: ¿Quién? -preguntó mirándolo con curiosidad-.

Mike: Dave Rhodes. ¿Quién iba a ser?

La salida se aproximaba rápidamente, y aunque todavía les quedaban treinta kilómetros para llegar, el tráfico sería más fluido cuando hubieran salido de la carretera nacional.

George: No, no lo está -dijo desde el asiento trasero-.

Mike: ¿Cómo lo sabes? -preguntó mirando hacia atrás, brevemente, por encima del hombro-.

George: Me lo dijo Vanessa.

Chris: Seguramente le mintió, como en todo lo demás.

George: No.

Chris: ¿Por qué estás tan seguro?

George: Porque lancé una búsqueda sobre él en Internet. Es todo información pública: Dave Rhodes vive en California, y se ha divorciado dos veces. Sus dos matrimonios y sus dos divorcios están recogidos en el Departamento de Archivos de California.

Chris: Entonces, ¿ha estado casado más de una vez? 

George asintió.

George: Sí, según lo que yo he leído. Aunque no creo que Vanessa sepa nada de la segunda vez.

Aquello era interesante, y Mike lamentó no haberse enterado antes.

Chris: ¿Encontraste algo más? -le preguntó mientras tomaba la salida a la autopista-. 

Tal y como esperaba, el tráfico era más fluido en aquella vía.

George: Su primera ex mujer, que ahora vive en Florida, ha tenido problemas para cobrar la manutención de su hija.

Mike cabeceó.

Mike: No me sorprende. ¿Cuántos hijos tiene?

George: Sólo esa niña.

Chris: ¿Y Vanessa sabe que es un desgraciado? 

George: Yo no se lo he contado. No veía ningún motivo para entristecerla más todavía.

Chris: Buena idea. -Se inclinó hacia delante y miró hacia el cielo por el parabrisas-. Está empezando a nevar otra vez. Dijeron por la radio que va a caer diez centímetros.

Mike: Nieve -murmuró-.

George: Nieve -repitió con entusiasmo-. Va a hacer felices a muchos niños.

Chris asintió.

Chris: Sí, vamos a tener una blanca Navidad.

George: ¿Qué le vas a decir a Vanessa cuando la encontremos? -le preguntó a Mike-.

Mike: No nos preocupemos de eso ahora. Lo principal es que vamos a llevarla a casa.

George: ¿Y si no quiere volver con nosotros?

Mike: ¿Y por qué no iba a querer? Somos su familia, y es Nochebuena. Vanessa tiene que estar con nosotros. Además, el bebé puede nacer en cualquier momento -miró a George por el retrovisor-. ¿Desde hace cuánto sabías que Vanessa iba a tener un hijo?

George apartó la mirada y se encogió de hombros.

Mike: Te lo dijo en cuanto lo supo, ¿verdad? 

George carraspeó.

George: Tal vez.

Mike: ¿Y cuándo fue eso?

George: Pronto. Yo me enteré antes que Dave.

Chris: ¿Te lo dijo tan pronto? -preguntó indignado-. ¿Y por qué te lo dijo a ti y a mí no?

George: Porque tú se lo dirías a Mike. Ella quería mantenerlo en secreto tanto como fuera posible.

Mike no entendía aquello. ¿Por qué no había confiado Vanessa en él como había confiado en George? Aunque él se enorgullecía de su estoicismo, aquello le dolía.

Chris tamborileó los dedos sobre el salpicadero.

Chris: ¿Te contó cómo se tomó Dave Rhodes la noticia?

George: Sí. Me dijo que aparentemente se había alegrado.

Mike: Claro, ¿por qué no? -preguntó con sarcasmo-. Después de todo, a él no iba a causarle ningún inconveniente este embarazo.

George: Creo que por eso ha podido engañar a Vanessa durante todo este tiempo.

Mike: Sí. Seguramente tienes razón.

George: Yo se lo advertí, ¿sabéis? -dijo pensativamente-.

Mike: ¿Cuándo?

George: Cuando empezó a salir con ese tipo.

Mike: ¿Sabías lo de Dave Rhodes antes de que Vanessa se quedara embarazada? -preguntó sin dar crédito-. 

Era evidente que Vanessa se lo había contado todo a George, y George se lo había callado. Si él no tuviera tanta curiosidad por saber todo lo que sabía su hermano, se habría enfadado.

Chris: ¿Y cuándo lo conoció? 

George: Rhodes trabajaba en la misma compañía de seguros que ella, pero en la sede principal de la empresa, que está en San Francisco. En algo relacionado con las finanzas.

Su hermana trabajaba en el departamento contable, así que eso tenía sentido.

Mike: Debería haberse puesto a trabajar en la oficina de nuestro taller, tal y como yo le pedí -dijo no por primera vez-. 

Aquello era lo que le había sugerido a su hermana cuando ella había dejado los estudios.
Aunque, por su reacción, cualquiera habría pensado que le había propuesto a Vanessa que fuera una esclava. Él nunca había entendido sus objeciones. Mike estaba dispuesto a pagarle un buen sueldo, a darle vacaciones pagadas y días de asuntos propios y bajas por enfermedad. Además, el trabajo en sí no era exactamente agotador.

Sin embargo, Vanessa lo había rechazado de plano. Ni siquiera había pensado en trabajar en el taller de sus hermanos. Mike lamentaba no haberse impuesto en aquel asunto, después de ver todo lo que había sucedido. Tal vez ella tuviera casi veinticuatro años, pero todavía necesitaba su protección.

A medida que se acercaban a Narrows Bridge, comenzó a ponerse de buen humor. Sí, Vanessa lo necesitaba, y él estaba seguro de que, a aquellas alturas, estaría dispuesta a admitirlo. Ella dependía de sus tres hermanos mayores.

La idea de George de llevarle regalos había sido muy buena, porque seguramente la aplacaría y le demostraría que ella significaba mucho para los tres. Las mujeres, al menos por su experiencia, respondían bien a los regalos.

Salvo que seguramente aquélla era la misma técnica que había usado Dave Rhodes.

Mike: ¿Él le hizo regalos? -preguntó con el ceño fruncido-.

George: Si te refieres a Rhodes, entonces sí, le hizo unos cuantos.

Mike: ¿Como por ejemplo?

George: Le envió flores un par de veces.

Mike: ¡Flores! 

George: Al principio, sí. Y después, cuando se quedó embarazada, unos pendientes -explicó con una carcajada seca-. Le dijo que eran de brillantes, pero se soltó uno y yo se los llevé a Fred para que se los arreglara. Le pedí que comprobara si eran buenos.

Fred's era la joyería donde la familia Hudgens había comprado durante años.

Mike: Y eran falsos, ¿verdad?

George: Claro, como el mismo Dave Rhodes.

Chris se dio la vuelta y miró a George.

Chris: No se lo dirías a Vanessa, ¿verdad?

George: No. No quería causarle más pena.

Mike: Tal vez ella ya lo sabe. 

Tal vez su hermana fuera ingenua, pero no era estúpida.

George: Creo que pensó en empeñarlos -murmuró bajando la voz-. Al final no lo hizo, así que tal vez se lo imaginó…

La idea de que su hermana entrara en una casa de empeños con aquellos patéticos pendientes le causó una punzada de dolor en el estómago a Mike.

Mike: Si necesitaba dinero, ¿por qué no me lo pidió?

George: Eso tendrás que preguntárselo tú.

Mike: Pienso hacerlo. ¿Y para qué necesita dinero, de todos modos?

George: Quiere su propio apartamento.

Nadie tenía que recordárselo a Mike. Vanessa se lo decía a la menor oportunidad. Sin embargo, ya no iba a suceder. Con un bebé en camino, ella no iba a marcharse de la casa familiar en un futuro próximo.

A Mike le gustaba aquella idea. Así podría cuidarla a ella y al bebé, también. Aunque se casara con Jillian, algo que no era del todo seguro, la casa era lo suficientemente grande para todos. Su sobrino necesitaría influencia masculina, y él tenía intención de dársela.

Chris: ¿Cuánto queda para llegar? -preguntó por enésima vez-.

George señaló al cielo.

George. Eh, mirad. Está nevando cada vez más.

Mike: ¿Es que crees que no me había dado cuenta? 

A él no le preocupaba mucho conducir con mal tiempo. El problema eran los demás conductores. En Seattle no nevaba a menudo, y mucha gente no sabía cómo arreglárselas en la carretera.

Chris: Eh -dijo cuando se acercaban a la primera salida para Cedar Cove-. Ya estamos aquí.

Mike: Muy bien -como no tenía información específica sobre a qué lugar debían ir, tomó aquella salida-.

Chris: Y ahora, ¿adónde vamos?

Mike: Sé lo mismo que tú. Haremos lo que ha debido de hacer Vanessa. Buscaremos a la familia de Dave. Seguramente, nuestra hermana estará con ellos.

Chris asintió.

Chris: Está claro que nosotros no necesitamos una estrella que nos guíe.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra vez estos hermanos... jajaja me encantan sigue pronto

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