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domingo, 18 de diciembre de 2022

Capítulo 5


Vanessa no quería volver a Seattle sin ver a Dave ni a su familia, pero él no estaba en Cedar Cove, ni su familia tampoco. Ben y Charlotte Rhodes iban a llegar al día siguiente, por la tarde, pero mientras…

La idea de que sus hermanos fueran a ver a aquella pareja mayor y les dieran aquella noticia, les hicieran exigencias indignantes, hacía palidecer a Vanessa. Su situación ya era lo suficientemente incómoda sin que sus hermanos acudieran en su rescate como si fueran superhéroes. Y seguramente, ya estaban de camino hacia Cedar Cove…

Vanessa miró a su alrededor y se dio cuenta de que la biblioteca estaba a punto de cerrar. Lo único que podía hacer era despedirse amablemente de Grace Harding y volver a Seattle. La bibliotecaria se estaba acercando a ella, y Vanessa comenzó a levantarse de la silla.

De repente, la habitación comenzó a girar. Había tenido más mareos, pero no como aquél. Le daba vueltas la cabeza, y tenía la sensación de que iba a desmayarse. Intentó aferrarse a algo ciegamente para no caer al suelo.

Grace: ¡Vanessa!

De no haber sido porque Grace la sujetó a tiempo, se habría desplomado. Grace la ayudó a sentarse de nuevo, lentamente.

Grace: ¡Laurie -gritó-, llama a emergencias!

Ness: Por favor… no -susurró-. Estoy bien. De verdad, estoy bien.

Grace: No, no estás bien.

Un momento más tarde, la ayudante se acercó a ellas.

Laurie: Ya vienen para acá.

Totalmente mortificada, Vanessa inclinó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Lógicamente, se había convertido en el centro de atención de toda la biblioteca. Todo el mundo la estaba mirando.

Grace le dio un vaso de agua, y ella lo aceptó con gratitud, porque tenía la garganta seca. Entonces oyó las sirenas que se acercaban a la biblioteca, y tuvo ganas de que se la tragara la tierra. Unos minutos después entraron dos sanitarios en la biblioteca, portando equipo médico. Al instante, uno de los hombres se arrodilló junto a ella.

**: Hola -le dijo el sanitario con calma-.

Ness: Hola -respondió débilmente-.

**: ¿Puedes decirme lo que ha pasado?

Ness: Me he mareado un poco. No era necesario que vinieran. Estoy bien.

Él hizo caso omiso de su comentario.

**: ¿Se puso en pie?

Ness: Sí. La habitación comenzó a dar vueltas y tuve la sensación de que me desmayaba.

Grace: Creo que se desmayó -dijo arrodillándose junto al hombre-. Yo la senté en la silla. Si no, se habría caído al suelo.

El sanitario miró fijamente a Vanessa. Tenía una mirada muy amable y, pese a la situación, ella se dio cuenta de que era un hombre atractivo, muy masculino, curtido. Debía de tener sólo unos cuantos años más que ella.

Zac: Me llamo Zac Efron. Y mi compañero es Brandon Hutton.

Ness: Yo soy Vanessa Hudgens.

Zac sonrió.

Zac: ¿Cuándo va a nacer tu bebé?

Ness: El siete de enero.

Zac: Más o menos dentro de dos semanas.

Ness: Sí.

Zac: ¿Has tenido otros mareos como éste?

Vanessa no quería confesar que sí los había tenido. Después de un momento, asintió.

Zac: ¿Hace poco?

Ella suspiró.

Ness: Sí.

Zac: Eso es común, ¿sabes? Tu cuerpo soporta mucha tensión por el bebé. ¿Has tenido algún estrés adicional?

Ness: Un poco.

Zac: ¿Por las fiestas?

Ness: No, en realidad no.

Zac: Soy nuevo en el pueblo. Creo que no te he visto por aquí -abrió el maletín de emergencia que había llevado a la biblioteca-.

Grace: Vanessa vive en Seattle -ahora estaba detrás de Zac, junto al otro sanitario-.

Zac: ¿Tienes familia en la zona?

Ness: No. Esperaba encontrarme con el padre de mi hijo, pero él no está aquí.

Zac: ¿Está en el ejército?

Ness: No. Yo entendí que su familia vivía en Cedar Cove, pero creo que ellos también están fuera del pueblo en este momento.

Grace: Ben y Charlotte Rhodes -murmuró-.

Zac se dio la vuelta para mirarla.

Zac: La madre de la juez, ¿no? Y su marido. Militar retirado.

Grace: Sí.

Ness: Dave Rhodes es el padre del niño. Ya no estamos juntos.

Dave le había dicho demasiadas mentiras, y Vanessa sabía por intuición que él no querría formar parte de la vida del bebé.

Zac no dijo nada mientras sacaba el tensiómetro y le ponía el manguito alrededor del brazo.

Zac: ¿Cómo te encuentras ahora?

Ness: ¿Aparte de mortificada?

Él sonrió.

Zac: Aparte.

Ness: Mejor.

Zac: Bien.

Entonces, él le tomó la tensión arterial.

Grace: ¿Cómo está? -preguntó con preocupación-.

Zac: No está mal. Sólo ligeramente elevada -se dirigió a Vanessa-. Lo mejor será que te relajes durante el resto del día. Guarda reposo y no hagas esfuerzos.

Ness: Lo intentaré.

Grace: ¿No tiene que ir al médico? Yo la llevaré a la clínica.

Ness: ¡No, no es necesario! Siento mucho causar tantas molestias. Me encuentro perfectamente.

Zac la miró, y debió de percibir la angustia que sentía.

Zac: Si descansas y te relajas, no tienes por qué ir al médico.

Ness: Gracias -susurró-.

Aunque la biblioteca estaba cerrando, de repente se abrieron las puertas y entró una mujer alta y majestuosa. Llevaba un abrigo de lana y una bufanda de punto roja, con gorro y guantes a juego.

Grace: Olivia. ¿Qué haces aquí?

Olivia: ¿Por qué está el coche de emergencias ahí fuera? -preguntó la recién llegada, y miró a Vanessa. Entonces, su expresión se volvió de alarma-. ¿Estás de parto?

Ness: No, no, sólo estoy un poco mareada -le aseguró-.

La mujer sonrió.

Olivia: Ya sabía quién eras, Vanessa. ¿Estás bien?

Grace: Te presento a Olivia, la hija de Charlotte Rhodes. Ella es la persona a la que llamé para que me dijera cuándo volvían Ben y Charlotte de vacaciones.

Ness: Ah -se encogió en la silla-.

Olivia: Dave Rhodes es mi hermanastro -sonrió comprensivamente a Vanessa-. Aunque, hasta el momento, no ha causado otra cosa que vergüenza a la familia. Ya veo que continúa igual. Aunque no pienses que te culpo a ti. Conozco demasiado bien a Dave.

Vanessa asintió sin decir nada, pero no pudo reprimir un sentimiento de culpabilidad y se ruborizó. Sí que tenía la culpa, por ser ingenua y enamorarse de un hombre como Dave, por ser descuidada y quedar embarazada, por permitir que las cosas llegaran tan lejos.

Grace: ¿Qué estás haciendo aquí? -le preguntó a su amiga por segunda vez-.

Olivia: He quedado con Will en la galería. Vamos a comer juntos. Vi el coche de emergencia aparcado aquí fuera y paré -se volvió hacia Vanessa de nuevo-. Temía que ocurriera algo así. Gracias a Dios, tenemos al joven Zac, aquí, y a su compañero -añadió, mirando a Brando, que estaba ayudando a una pareja mayor con las bolsas de la compra y un montón de libros-.

Vanessa no se sintió menos mortificada.

Ness: No debería haber venido -gimió-.

Olivia: Yo me alegro de que lo hayas hecho -dijo con firmeza-. Ben querrá saber que tiene un nieto.

Vanessa no se había esperado que todo el mundo fuera tan… agradable, tan amistoso. Ni que todos estuvieran tan dispuestos a aceptarla, a ella y a su dilema.

Ness: Es sólo que mis hermanos están disgustados, y empeñados en defender mi honra. A mí me parecía que era yo la que debía decírselo a la familia de Dave.

Olivia: Claro que sí.

Zac terminó de recoger sus cosas. Le puso una mano en la rodilla a Vanessa para llamar su atención. Cuando lo miró, ella se quedó asombrada de la preocupación que vio en sus ojos.

Zac: ¿Vas a hacer lo que te he dicho? Debes descansar, y procura no excitarte.

Vanessa asintió.

Zac: Si tienes algún otro problema, llama a emergencias. Estoy de guardia todo el día.

Ness: Lo haré, de veras. Muchísimas gracias.

Zac se puso en pie.

Zac: Ha sido un placer. Vas a ser una buena madre.

Vanessa tuvo que contener las lágrimas. Aquello era lo que más deseaba en el mundo: ser la mejor madre que pudiera. Su hijo iba a llegar al mundo con una desventaja de partida: su padre no tenía ningún interés en él, o en ella. Vanessa tendría que compensar a la criatura por aquella falta.

Ness: Gracias -susurró-.

Zac: Feliz Navidad -dijo antes de darse la vuelta para marcharse-.

Ness: Feliz Navidad.

Olivia: Tienes que descansar. ¿Cuándo comiste algo por última vez?

Ness: He tomado un descafeinado en Mocha Mama's antes de venir a la biblioteca.

Olivia: Tienes que comer.

Ness: Comeré en cuanto llegue a Seattle, de veras.

Tenía que resolver el problema de sus hermanos, pero llamaría enseguida a Mike y le diría que estaba de camino a casa.

Grace: ¿Has venido en coche? 

Ness: No, tomé el ferry.

Grace y Olivia se miraron.

Olivia: Creo que lo mejor sería que vinieras a casa conmigo. No sería ninguna molestia, y me encantaría tenerte de invitada.

Vanessa negó inmediatamente con la cabeza.

Ness: Yo… no puedo.

Aunque Olivia era pariente política de Dave, ella no quería inmiscuirse en sus Navidades. Olivia y su familia no necesitaban compañía inesperada. Olivia había dicho que Dave era una vergüenza para la familia, y la presencia de Vanessa sólo iba a empeorar las cosas. Olivia debía de tener planes de celebración, y Vanessa no quería estropeárselos.

Grace: No. Vas a venir conmigo. Ya lo he organizado todo.

Aquella invitación era igualmente agradable, y también innecesaria.

Ness: Gracias a las dos -dijo mientras se ponía en pie con dificultad-. No puedo imponerme de esa manera. Se lo agradezco muchísimo, pero voy a volver a Seattle.

Grace: Tonterías. Ya he hablado con mi marido, y él está de acuerdo conmigo.

Ness: Pero…

Grace la interrumpió.

Grace: No vas a molestar, te lo prometo. Van a venir mi nuera y su familia, pero tenemos un apartamento sobre el establo, completamente amueblado. En este momento está vacío, y puedes alojarte en él. Debes pensar en lo que te ha dicho Zac; es importante que estés tranquila, relajada.

Ness: Sí, lo sé, pero…

Olivia: ¿Estás segura? -le preguntó a Grace-. Porque también puede dormir en mi sofá cama.

Grace: Claro que estoy segura.

Ness: No quiero molestar en Navidad.

Grace: No vas a molestar, de verdad. Tú tendrás tu intimidad, y nosotros la nuestra. El establo está muy cerca de la casa, por si necesitas algo, y tiene teléfono.

La idea iba ganando aceptación por parte de Vanessa.

Ness: Tal vez pudiera quedarme… -murmuró-.

En cuanto estuviera instalada podría llamar a sus hermanos, y les explicaría que había decidido quedarse en Cedar Cove a pasar la noche. Además, estaba cansada y deprimida, y no le apetecía celebrar nada. Lo que de verdad quería era estar sola.

Por otra parte, sus hermanos necesitaban un descanso de ella y de sus problemas. Durante las últimas semanas, Vanessa sólo había sido una carga para ellos, y había causado tensión en la familia. Debido a ella, los tres habían estado peleándose constantemente.

Al día siguiente, por la noche, ella ya se habría reunido con Ben y Charlotte, y tal vez con Olivia y con el resto de los parientes de Dave. Ellos la ayudarían a resolver aquella situación sin la participación de sus hermanos.

Grace: Una cosa. Sólo hay una pequeña complicación.

Vanessa debería haber sabido que todo aquello era demasiado bueno para ser cierto.

Grace: El establo está ocupado, en este momento, por un variado grupo de animales. Hay un buey, varias ovejas, un burro y una dromedaria.

Ness: ¿Una dromedaria? 

Olivia: Una dromedaria con muy malas pulgas.

Grace asintió y señaló su brazo vendado.

Grace: Lo mejor es que no te acerques a ella.

Ness: Eh… son unos animales muy extraños para tener en un establo.

Grace: Oh, no nos pertenecen. Son para el belén viviente, que terminó anoche. Estamos guardándoselos a la iglesia.

Ness: Los animales no me molestan -dijo con una sonrisa-. Y yo no los molestaré a ellos.

Sonrió todavía más al pensar en que iba a pasar la Navidad en un establo, algo que otra Mary ya había hecho antes que ella.


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