Vanessa no quería volver a Seattle sin ver a Dave ni a su familia, pero él no estaba en Cedar Cove, ni su familia tampoco. Ben y Charlotte Rhodes iban a llegar al día siguiente, por la tarde, pero mientras…
La idea de que sus hermanos fueran a ver a aquella pareja mayor y les dieran aquella noticia, les hicieran exigencias indignantes, hacía palidecer a Vanessa. Su situación ya era lo suficientemente incómoda sin que sus hermanos acudieran en su rescate como si fueran superhéroes. Y seguramente, ya estaban de camino hacia Cedar Cove…
Vanessa miró a su alrededor y se dio cuenta de que la biblioteca estaba a punto de cerrar. Lo único que podía hacer era despedirse amablemente de Grace Harding y volver a Seattle. La bibliotecaria se estaba acercando a ella, y Vanessa comenzó a levantarse de la silla.
De repente, la habitación comenzó a girar. Había tenido más mareos, pero no como aquél. Le daba vueltas la cabeza, y tenía la sensación de que iba a desmayarse. Intentó aferrarse a algo ciegamente para no caer al suelo.
Grace: ¡Vanessa!
De no haber sido porque Grace la sujetó a tiempo, se habría desplomado. Grace la ayudó a sentarse de nuevo, lentamente.
Grace: ¡Laurie -gritó-, llama a emergencias!
Ness: Por favor… no -susurró-. Estoy bien. De verdad, estoy bien.
Grace: No, no estás bien.
Un momento más tarde, la ayudante se acercó a ellas.
Laurie: Ya vienen para acá.
Totalmente mortificada, Vanessa inclinó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Lógicamente, se había convertido en el centro de atención de toda la biblioteca. Todo el mundo la estaba mirando.
Grace le dio un vaso de agua, y ella lo aceptó con gratitud, porque tenía la garganta seca. Entonces oyó las sirenas que se acercaban a la biblioteca, y tuvo ganas de que se la tragara la tierra. Unos minutos después entraron dos sanitarios en la biblioteca, portando equipo médico. Al instante, uno de los hombres se arrodilló junto a ella.
**: Hola -le dijo el sanitario con calma-.
Ness: Hola -respondió débilmente-.
**: ¿Puedes decirme lo que ha pasado?
Ness: Me he mareado un poco. No era necesario que vinieran. Estoy bien.
Él hizo caso omiso de su comentario.
**: ¿Se puso en pie?
Ness: Sí. La habitación comenzó a dar vueltas y tuve la sensación de que me desmayaba.
Grace: Creo que se desmayó -dijo arrodillándose junto al hombre-. Yo la senté en la silla. Si no, se habría caído al suelo.
El sanitario miró fijamente a Vanessa. Tenía una mirada muy amable y, pese a la situación, ella se dio cuenta de que era un hombre atractivo, muy masculino, curtido. Debía de tener sólo unos cuantos años más que ella.
Zac: Me llamo Zac Efron. Y mi compañero es Brandon Hutton.
Ness: Yo soy Vanessa Hudgens.
Zac sonrió.
Zac: ¿Cuándo va a nacer tu bebé?
Ness: El siete de enero.
Zac: Más o menos dentro de dos semanas.
Ness: Sí.
Zac: ¿Has tenido otros mareos como éste?
Vanessa no quería confesar que sí los había tenido. Después de un momento, asintió.
Zac: ¿Hace poco?
Ella suspiró.
Ness: Sí.
Zac: Eso es común, ¿sabes? Tu cuerpo soporta mucha tensión por el bebé. ¿Has tenido algún estrés adicional?
Ness: Un poco.
Zac: ¿Por las fiestas?
Ness: No, en realidad no.
Zac: Soy nuevo en el pueblo. Creo que no te he visto por aquí -abrió el maletín de emergencia que había llevado a la biblioteca-.
Grace: Vanessa vive en Seattle -ahora estaba detrás de Zac, junto al otro sanitario-.
Zac: ¿Tienes familia en la zona?
Ness: No. Esperaba encontrarme con el padre de mi hijo, pero él no está aquí.
Zac: ¿Está en el ejército?
Ness: No. Yo entendí que su familia vivía en Cedar Cove, pero creo que ellos también están fuera del pueblo en este momento.
Grace: Ben y Charlotte Rhodes -murmuró-.
Zac se dio la vuelta para mirarla.
Zac: La madre de la juez, ¿no? Y su marido. Militar retirado.
Grace: Sí.
Ness: Dave Rhodes es el padre del niño. Ya no estamos juntos.
Dave le había dicho demasiadas mentiras, y Vanessa sabía por intuición que él no querría formar parte de la vida del bebé.
Zac no dijo nada mientras sacaba el tensiómetro y le ponía el manguito alrededor del brazo.
Zac: ¿Cómo te encuentras ahora?
Ness: ¿Aparte de mortificada?
Él sonrió.
Zac: Aparte.
Ness: Mejor.
Zac: Bien.
Entonces, él le tomó la tensión arterial.
Grace: ¿Cómo está? -preguntó con preocupación-.
Zac: No está mal. Sólo ligeramente elevada -se dirigió a Vanessa-. Lo mejor será que te relajes durante el resto del día. Guarda reposo y no hagas esfuerzos.
Ness: Lo intentaré.
Grace: ¿No tiene que ir al médico? Yo la llevaré a la clínica.
Ness: ¡No, no es necesario! Siento mucho causar tantas molestias. Me encuentro perfectamente.
Zac la miró, y debió de percibir la angustia que sentía.
Zac: Si descansas y te relajas, no tienes por qué ir al médico.
Ness: Gracias -susurró-.
Aunque la biblioteca estaba cerrando, de repente se abrieron las puertas y entró una mujer alta y majestuosa. Llevaba un abrigo de lana y una bufanda de punto roja, con gorro y guantes a juego.
Grace: Olivia. ¿Qué haces aquí?
Olivia: ¿Por qué está el coche de emergencias ahí fuera? -preguntó la recién llegada, y miró a Vanessa. Entonces, su expresión se volvió de alarma-. ¿Estás de parto?
Ness: No, no, sólo estoy un poco mareada -le aseguró-.
La mujer sonrió.
Olivia: Ya sabía quién eras, Vanessa. ¿Estás bien?
Grace: Te presento a Olivia, la hija de Charlotte Rhodes. Ella es la persona a la que llamé para que me dijera cuándo volvían Ben y Charlotte de vacaciones.
Ness: Ah -se encogió en la silla-.
Olivia: Dave Rhodes es mi hermanastro -sonrió comprensivamente a Vanessa-. Aunque, hasta el momento, no ha causado otra cosa que vergüenza a la familia. Ya veo que continúa igual. Aunque no pienses que te culpo a ti. Conozco demasiado bien a Dave.
Vanessa asintió sin decir nada, pero no pudo reprimir un sentimiento de culpabilidad y se ruborizó. Sí que tenía la culpa, por ser ingenua y enamorarse de un hombre como Dave, por ser descuidada y quedar embarazada, por permitir que las cosas llegaran tan lejos.
Grace: ¿Qué estás haciendo aquí? -le preguntó a su amiga por segunda vez-.
Olivia: He quedado con Will en la galería. Vamos a comer juntos. Vi el coche de emergencia aparcado aquí fuera y paré -se volvió hacia Vanessa de nuevo-. Temía que ocurriera algo así. Gracias a Dios, tenemos al joven Zac, aquí, y a su compañero -añadió, mirando a Brando, que estaba ayudando a una pareja mayor con las bolsas de la compra y un montón de libros-.
Vanessa no se sintió menos mortificada.
Ness: No debería haber venido -gimió-.
Olivia: Yo me alegro de que lo hayas hecho -dijo con firmeza-. Ben querrá saber que tiene un nieto.
Vanessa no se había esperado que todo el mundo fuera tan… agradable, tan amistoso. Ni que todos estuvieran tan dispuestos a aceptarla, a ella y a su dilema.
Ness: Es sólo que mis hermanos están disgustados, y empeñados en defender mi honra. A mí me parecía que era yo la que debía decírselo a la familia de Dave.
Olivia: Claro que sí.
Zac terminó de recoger sus cosas. Le puso una mano en la rodilla a Vanessa para llamar su atención. Cuando lo miró, ella se quedó asombrada de la preocupación que vio en sus ojos.
Zac: ¿Vas a hacer lo que te he dicho? Debes descansar, y procura no excitarte.
Vanessa asintió.
Zac: Si tienes algún otro problema, llama a emergencias. Estoy de guardia todo el día.
Ness: Lo haré, de veras. Muchísimas gracias.
Zac se puso en pie.
Zac: Ha sido un placer. Vas a ser una buena madre.
Vanessa tuvo que contener las lágrimas. Aquello era lo que más deseaba en el mundo: ser la mejor madre que pudiera. Su hijo iba a llegar al mundo con una desventaja de partida: su padre no tenía ningún interés en él, o en ella. Vanessa tendría que compensar a la criatura por aquella falta.
Ness: Gracias -susurró-.
Zac: Feliz Navidad -dijo antes de darse la vuelta para marcharse-.
Ness: Feliz Navidad.
Olivia: Tienes que descansar. ¿Cuándo comiste algo por última vez?
Ness: He tomado un descafeinado en Mocha Mama's antes de venir a la biblioteca.
Olivia: Tienes que comer.
Ness: Comeré en cuanto llegue a Seattle, de veras.
Tenía que resolver el problema de sus hermanos, pero llamaría enseguida a Mike y le diría que estaba de camino a casa.
Grace: ¿Has venido en coche?
Ness: No, tomé el ferry.
Grace y Olivia se miraron.
Olivia: Creo que lo mejor sería que vinieras a casa conmigo. No sería ninguna molestia, y me encantaría tenerte de invitada.
Vanessa negó inmediatamente con la cabeza.
Ness: Yo… no puedo.
Aunque Olivia era pariente política de Dave, ella no quería inmiscuirse en sus Navidades. Olivia y su familia no necesitaban compañía inesperada. Olivia había dicho que Dave era una vergüenza para la familia, y la presencia de Vanessa sólo iba a empeorar las cosas. Olivia debía de tener planes de celebración, y Vanessa no quería estropeárselos.
Grace: No. Vas a venir conmigo. Ya lo he organizado todo.
Aquella invitación era igualmente agradable, y también innecesaria.
Ness: Gracias a las dos -dijo mientras se ponía en pie con dificultad-. No puedo imponerme de esa manera. Se lo agradezco muchísimo, pero voy a volver a Seattle.
Grace: Tonterías. Ya he hablado con mi marido, y él está de acuerdo conmigo.
Ness: Pero…
Grace la interrumpió.
Grace: No vas a molestar, te lo prometo. Van a venir mi nuera y su familia, pero tenemos un apartamento sobre el establo, completamente amueblado. En este momento está vacío, y puedes alojarte en él. Debes pensar en lo que te ha dicho Zac; es importante que estés tranquila, relajada.
Ness: Sí, lo sé, pero…
Olivia: ¿Estás segura? -le preguntó a Grace-. Porque también puede dormir en mi sofá cama.
Grace: Claro que estoy segura.
Ness: No quiero molestar en Navidad.
Grace: No vas a molestar, de verdad. Tú tendrás tu intimidad, y nosotros la nuestra. El establo está muy cerca de la casa, por si necesitas algo, y tiene teléfono.
La idea iba ganando aceptación por parte de Vanessa.
Ness: Tal vez pudiera quedarme… -murmuró-.
En cuanto estuviera instalada podría llamar a sus hermanos, y les explicaría que había decidido quedarse en Cedar Cove a pasar la noche. Además, estaba cansada y deprimida, y no le apetecía celebrar nada. Lo que de verdad quería era estar sola.
Por otra parte, sus hermanos necesitaban un descanso de ella y de sus problemas. Durante las últimas semanas, Vanessa sólo había sido una carga para ellos, y había causado tensión en la familia. Debido a ella, los tres habían estado peleándose constantemente.
Al día siguiente, por la noche, ella ya se habría reunido con Ben y Charlotte, y tal vez con Olivia y con el resto de los parientes de Dave. Ellos la ayudarían a resolver aquella situación sin la participación de sus hermanos.
Grace: Una cosa. Sólo hay una pequeña complicación.
Vanessa debería haber sabido que todo aquello era demasiado bueno para ser cierto.
Grace: El establo está ocupado, en este momento, por un variado grupo de animales. Hay un buey, varias ovejas, un burro y una dromedaria.
Ness: ¿Una dromedaria?
Olivia: Una dromedaria con muy malas pulgas.
Grace asintió y señaló su brazo vendado.
Grace: Lo mejor es que no te acerques a ella.
Ness: Eh… son unos animales muy extraños para tener en un establo.
Grace: Oh, no nos pertenecen. Son para el belén viviente, que terminó anoche. Estamos guardándoselos a la iglesia.
Ness: Los animales no me molestan -dijo con una sonrisa-. Y yo no los molestaré a ellos.
Sonrió todavía más al pensar en que iba a pasar la Navidad en un establo, algo que otra Mary ya había hecho antes que ella.
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