Ashley movió el jarrón transparente de rosas blancas un par de centímetros a la izquierda.
Ash: Ahí.
Aunque no veía la diferencia, Vanessa asintió con la cabeza.
Habían transformado la mesa larga de Pasar la página forrándola de lino blanco. Con el buen criterio de Ashley, una serie de jarrones cuadrados llenos de rosas blancas recién abiertas y unas velitas de té blancas en portavelas de plata decoraban lo que haría las veces de barra de postres y champán.
Claire se podía haber opuesto a una boda de blanco, pero su despedida de soltera iba a ser completamente blanca.
Ash: Los regalos aquí, la comida aquí, los postres y el champán aquí. -En jarras, Ashley describió un círculo en el Comedor-. Las sillas te han quedado divinas.
Ness: Me he sorprendido hasta yo.
Habían colocado una de las sillas de respaldo alto presidiendo la habitación. Coronándola había un enorme lazo de tul blanco cuyos extremos caían hasta el suelo. Los asientos, los brazos, las patas estaban tejidos de guirnaldas blancas y rosa pálido.
Ash: Siempre se me olvida lo mucho que me gusta organizar cosas para chicas hasta que tengo ocasión de preparar alguna.
Taconeando por la tarima con sus fantásticos zapatos rojos, Ashley se acercó a mover un poquitín las velas.
Ash: Voy a poner un poco de vino y algo de picoteo en el Salón para que la gente pueda moverse un poco o instalarse donde más le apetezca.
Ness: Ya sabes que muchas de las personas que vienen no han visto el hotel todavía. Te vas a pasar la noche enseñándolo.
Ash: Me lo imagino. Lástima que aún no haga buen tiempo para salir al Patio. De todas formas, esto ha quedado precioso y nosotras estamos… -dijo al tiempo que se volvía. Se colgó del brazo de Vanessa y se miraron las dos en el espejo enmarcado en oro- divinas.
Ness: Totalmente de acuerdo.
Ash: Bueno… ¿una copita de champán prefiesta?
Ness: No me lo digas dos veces.
Entraron en la cocina, donde Ashley sirvió dos copas. Brindó con Vanessa.
Ash: Por las damas de honor y las madrinas.
Ness: Que somos nosotras.
Ash: Y, dentro de ocho meses, haremos una fiesta por el bebé.
Ness: Cuatro hijos. Uau -dio un sorbo, luego alzó de nuevo la copa-. Que la fuerza los acompañe.
Ash: Ya lo hace. Los mueve el amor.
Ness: ¿Tú crees?
Ash: Sí -se subió a un taburete-. ¿Cuánto crees que van a poder guardar este secreto? Los dos están absolutamente radiantes.
Ness: Muchos pensarán que es por la boda, y en parte es así. Si consigue ocultarlo hasta después de la luna de miel, que es lo que pretende Claire, podrán respirar un poco.
Ash: Me cuesta creer que tú pudieras ocultármelo a mí un día entero.
Ness: Me moría por contártelo -con su vestido verde de primavera, subió también a un taburete estirándose la estrecha falda-. Habría venido a contártelo todo después del trabajo, pero lo de Zac fue rarísimo.
Ash: ¿Qué esperabas? -Como aún la divertía, Ashley se echó hacia atrás y rió-. En serio, entra en la parafarmacia justo cuando estás comprando un test de embarazo.
Ness: Una broma cruel del destino.
Ash: Pobrecillo. Imagina lo que se le pasaría por la cabeza.
Ness: Pues eso, que ni me lo imagino, y suelo entenderlo, pero se puso tan serio… No acabo de entender si estaba cabreado, asustado o qué.
Ash: Una mezcla de todo, supongo.
Ness: ¿Aun después de habérselo explicado? -Le seguía fastidiando, un poquito-. Los dos nos olvidamos del tema, pero, claro, no estoy segura. Cabreado y asustado porque igual estaba, o no, y no le había dicho nada.
Ash: Supongo que tuvo que digerir el «vale, es Claire, pero ¿y si no hubiera sido?», ¿no te pasó a ti?
Ness: Puede. Un poco. Pero porque tuve que pensar qué habría pasado de haber sido cierto lo que sospechaba, teniendo en cuenta cómo reaccionó. Ya sabes cómo es Zac. Todo lo planifica. Todo a su tiempo, en su sitio. Es de esos que siempre miran la fecha de caducidad de la leche antes de comprarla.
Ash: Yo también.
Ness: A lo mejor por eso lo entiendes. ¿Un embarazo no planeado? -puso los ojos en blanco-. Eso sacudiría los cimientos mismos de su plan de vida.
Ash: ¿Cuál es su plan de vida?
Ness: No sé, pero seguro que tiene uno.
Ash: Creo que te equivocas -rellenó las copas-. Lo digo porque él y yo tenemos muchos rasgos y manías en común. Sí, probablemente tenga un plan básico, que comprenda objetivos, logros, eventos, pasos, pero también es capaz de modificarlo. -Levantó una mano y señaló alrededor-. Yo lo he hecho.
Ness: Claro que es capaz. -Organizado y eficiente no implicaba inflexible, se dijo. Solo algo… rígido para su gusto-. Vale, ya que jugamos a los «y-si», si hubiera estado comprando ese kit para mí y el resultado hubiera sido positivo, se habría amoldado y modificado el plan desde ahí. El primer paso del nuevo plan habría sido el matrimonio.
Ash: ¿Eso te molesta?
Ness: No. No. Pero, para él sería lo correcto, lo que toca. No me gustaría casarme porque toca.
Ash: Mejor eso a que no toque -señaló-.
Ness: Ya sabes a lo que me refiero. Yo querría casarme porque quiero casarme, porque estoy lista, enamorada, entusiasmada con la idea de pasar mi vida con alguien.
Aprovechando que estaban allí, Ashley cogió un caramelo de azúcar de un cuenco de la isla.
Ash: Dirías que no.
Ness: No lo sé.
Ash: Yo sí. Dirías que no porque te sentirías obligada a demostrar algo y a dejarlo, ambas cosas en igual medida. -Cruzando las piernas en la otra dirección, Ashley estudió a Vanessa mientras daba otro sorbo al champán-. Puedo cuidar de mí misma y no estás obligado a casarte conmigo. Compartir la responsabilidad del niño, sí, ser parte esencial e integral de la vida del niño, sí, pero sin ninguna obligación contigo, individualmente.
Ness: Eso suena muy radical.
Ash: Sabes bien que no. Suena a ti: orgullo, prudencia, corazón, entremezclados con traumas infantiles.
Ness: ¿Se habrían casado ellos dos si ella no se hubiera quedado embarazada de mí? -Algo triste, le dio un trago al champán-. No lo creo.
Ash: De no haber sido así, no estarías aquí preguntándotelo. Tomaron una decisión; tú eres el resultado.
Vanessa levantó un hombro.
Ness: «La clase práctica de lógica de Ashley Tisdale.»
Ash: Suele funcionar. Mira, yo no estaría sentada aquí contigo si Jhon no hubiera tomado una elección, que provocó la mía. Lo he pensado mucho estos meses. Soy feliz aquí, más que cuando estaba con Jhon, cuando pensaba que mi vida seguía su curso conforme a un plan muy sólido, muy de clase práctica de lógica.
Vanessa meditó un instante.
Ness: Te entiendo, pero, Ashley, Jhon era un gilipollas.
Riendo, Ashley alzó su copa.
Ash: Sí, pero era mi gilipollas. -Se miró el reloj-. Deberíamos ir sacando el resto de la comida.
Apenas habían empezado cuando Claire llamó a la puerta del Vestíbulo.
Claire: Sé que llego algo pronto -dijo cuando Vanessa abrió-. He dejado a los críos en la casa nueva, que ya casi es una vivienda habitable. Alex y sus hermanos los van a poner a trabajar. Que Dios los asista a todos. ¡Uau! Madre mía, ¡qué flores!
Ness: Espera a ver el Comedor. Dame el abrigo primero. Hemos puesto un perchero en la Lavandería. ¿Cómo vas? Solo estamos Ashley y yo. No ha venido nadie más aún.
Claire. Bien. -Riendo un poco, se apartó el pelo dorado de los hombros-. Cuando he vomitado esta mañana, solo podía pensar en que voy a tener un bebé. Alex y yo vamos a tener un bebé. Así que estoy bien.
Ness: Se te nota. No me refiero al bebé -aclaró con una risita cuando Claire se llevó las manos a la tripa-. Ven a ver.
Cuando arrastró a Claire al Comedor, Ashley se apartó del bufet.
Ash: ¿Qué te parece?
Claire: Precioso. Ay, precioso de verdad. Las flores, las velas. ¡Me habéis decorado una silla! -pestañeó para poder contener las lágrimas que le llenaban los ojos-. Ya estoy lloriqueando otra vez. No sé si de felicidad o por las hormonas, igual las dos. Me he puesto tonta esta mañana cuando Alex ha fregado los platos del desayuno.
Ash: Una novia tiene derecho a ponerse tontorrona en su despedida -aseguró-.
Claore: Eso espero, porque me da la sensación de que… Muchísimas gracias por todo. Por todo esto. Por ser mis amigas.
Ness: Venga, sigue, que vamos a terminar llorando todas -le advirtió-. Voy a colgar esto.
Salió corriendo, colgó el abrigo de Claire al lado de su chaqueta. Cuando volvía, algo la hizo cruzar el Vestíbulo y bajar a los pies de las escaleras. ¿Había oído algo? Fue más una sensación, se dijo Vanessa. Se acercó despacio, alejándose de las voces de Claire y Ashley.
La puerta de Elizabeth y Darcy estaba abierta, claro que todas las habitaciones estaban abiertas porque Ashley quería que las invitadas pudieran verlas, disfrutarlas cuando ellas estuvieran ocupadas haciendo de anfitrionas.
En E y D, también el balcón estaba abierto. El aire fresco de marzo que soplaba suave en la estancia estaba perfumado de madreselva.
No oyó ni vio nada, sino que volvió a sentir algo. Y lo que sintió fue pena.
Ness: Entra, por favor -susurró-. Entra. Sé que estás triste. Debe de ser difícil, muy difícil de aceptar. Zac está buscando a Billy. Puedes estar segura que si alguien puede encontrarlo, averiguar qué paso, ese es Zac. Pero, mientras tanto, estás sola aquí. Sé lo que es, porque yo también me he sentido sola. -Dio un paso más hacia la puerta, esperó-. Pero estaba muy equivocada. Siempre tuve a alguien a quien le importaba, incluso cuando todo parecía tan difícil, tan triste. Tú también. A nosotros nos importas.
Titubeó, luego optó por ser impulsiva. Casi todo el tiempo, Lizzy parecía feliz, hasta juguetona. Romántica, se dijo Vanessa. Una joven de carácter alegre.
Ness: Tengo un secreto. Creo que te lo puedo contar porque apuesto a que sabes guardar un secreto. Sobre todo un buen secreto como este. Entra, por favor.
El balcón se cerró muy despacio.
Dando por seguro que estaba allí, Vanessa se sentó al borde de la cama.
Ness: Hoy vamos a celebrar una fiesta abajo. Una despedida de soltera para Claire. -No estaba segura de si las despedidas de soltera eran tradición en la época de Eliza-. Solemos hacerlo. Las mujeres, digo. Una fiesta para celebrar que nuestra amiga se casa. Hay comida, juegos y regalos. Es divertido. Solo algunas de las que vienen esta noche saben el secreto, pero sé que a Claire no le importará que te lo cuente. Tú quieres mucho a Alex, a Claire, a los niños. Van a ser una familia preciosa. Y, dentro de unos meses, serán más. Claire está embarazada. Alex y ella tendrán un bebé el próximo invierno.
El aroma aumentó, dulce e intenso como el verano, y caldeó el ambiente.
Ness: ¿No es genial? Tú los has visto enamorarse. Todo empezó aquí, en el hotel. Ahora se van a casar aquí, dentro de un par de semanas. Lo que tienen es tan sólido, auténtico, perfecto. Eso no abunda, ¿no te parece? ¿Lo sólido, auténtico, perfecto? Cuesta encontrar a una persona que encaje, te llene, te atrape. No sé cómo decirlo.
Bajó la mirada, notó que agarraba fuerte la llavecita que Zac le había regalado. Y, en el dorso de la mano, tenía lágrimas, sus propias lágrimas.
Ness: Lo de las hormonas de Claire debe de ser contagioso. No estoy triste. No.
Notó que algo le acariciaba el pelo y cerró los ojos admirada del consuelo que le proporcionaba aquella caricia.
Ness: No estoy triste -repitió-. Lo que pasa es que no soy tan fuerte ni resuelta como quisiera ser. ¿Cómo arriesga tanto la gente? Tú debes de haber arriesgado mucho por Billy. ¿Cómo se hace?
Mientras miraba, una especie de vaho cubrió el cristal de la puerta del balcón. Brilló en él el contorno de un bonito corazón.
Ness: Parece sencillo -susurró-. ¿Por qué no lo es? -Se oyeron voces y risas por las escaleras-. Empieza la fiesta. Tengo que bajar. -Se puso de pie, se acercó al espejito para asegurarse de que ya no tenía lágrimas en los ojos-. Deberías venir. Estás invitada oficialmente. No tienes que estar sola -añadió, y bajó con sus amigas, consciente de que hablaba tanto consigo misma como con Eliza-.
Se adentró en la fiesta. Sí, disfrutaba de las cosas de chicas cuando tenía tiempo. Vestidos bonitos, buena comida, conversaciones de bodas, hombres, moda y cotilleos.
Más vale que recordara que ella tenía un cotilleo muy jugoso, que solo conocía un puñado de las mujeres asistentes, y una fantasma.
Bebió y sirvió champán, comió minisándwiches y llevó platos a la cocina. Mientras Ashley anotaba con eficiencia los regalos que le hacían a Claire y quienes eran las que los habían traído, ella fue guardando los envoltorios. Amy diseñó un centro de mesa con las cintas y los lazos.
Tonterías y cosas de mujeres. Los aromas, los sonidos sobre el blanco nupcial y las velas titilantes. La novia y futura mamá bebiendo ginger ale en una copa de champán y riendo con los silbidos y vítores cuando abría un picardías negro casi transparente.
Rachel: Lo habéis hecho fenomenal, chicas. -En medio del bullicio de algún juego, Rachel le dio un apretón a Vanessa-. No podíais haberlo hecho mejor.
Ness: Hemos disfrutado cada segundo.
Rachel: Se nota. Claire tiene mucha suerte con sus amigas.
Ness: Yo pienso igual de mí misma.
Rachel: Eso también se nota. Me parece que no vendría mal otra botella de champán. ¿Me echas una mano?
Ness: Claro.
Rachel: En realidad, quería hablar contigo un momentito -le dijo mientras entraban en la cocina-.
Ness: Vale.
Rachel cogió la botella que Vanessa sacó del frigorífico y la dejó en la encimera.
Rachel: Soy muy buena madre.
Ness: No conozco una mejor.
Rachel: Ni la conocerás. -Le devolvió la sonrisa a Vanessa, luego su gesto se suavizó mientras le acariciaba el pelo-. Siempre te he visto como si fueras hija mía, aun antes de que Tracy se marchara.
Ness: Ay, Rachel…
Rachel: Siempre he supuesto que lo sabías, pero nunca te lo he dicho. Quizá debería haberlo hecho.
Conmovida, muy emocionada, Vanessa no pudo más que negar con la cabeza.
Ness: Siempre he sabido que podía contar contigo, que podía acudir a ti.
Rachel: Eso espero, y confío en que nunca lo olvides. Vanessa, eres una de las lucecitas más brillantes que conozco, para mí, la más brillante. Siento que estas últimas semanas esa luz haya estado apagándose y encendiéndose.
Ness: Intento impedirlo.
Rachel: No tienes que hacerlo. Sientes lo que sientes.
Zac le había dicho exactamente lo mismo, recordó Vanessa. Aquello la consoló, como una caricia en el pelo.
Rachel: Ahora me voy a arriesgar a decir algo que llevo muchos años queriendo decir. Tracy era, y aún es, una mujer frívola y egoísta que siempre quería más de lo que tenía y siempre culpaba a otros si no lo conseguía. Si lo conseguía, nunca estaba contenta, nunca le parecía bastante, y siempre era culpa de otros. Tú no te pareces en nada a ella. Te he visto crecer y sé quién eres, lo que eres.
Ness: ¿Crees que alguna vez me quiso?
Rachel: Sí. -Sin titubear, le apretó la mano a Vanessa-. Sí, te quiso, y creo que aún te quiere. Solo que no lo suficiente.
Nes: No lo suficiente podría ser peor que nada en absoluto -murmuró-.
Rachel: Puede, pero eso no depende de ti, cielo. No es cosa tuya, sino solo de Tracy. Quiero pensar que eso, en el fondo, lo sabes. A lo mejor aún no lo has descubierto. Entretanto, has elegido bien a tus amigas, y puedes contar con ellas. Aun así, a veces, una niña necesita una madre. Me tienes a mí.
Vanessa se echó a sus brazos, la abrazó fuerte.
Ness: Ya lo sabía. Siempre lo he sabido, pero me viene bien oírte decirlo. No quiero que te preocupes por mí.
Rachel: Gajes del oficio, aunque tú no me preocupas. -Le levantó la cara a Vanessa, sonrió-. Luz brillante. Tú siempre has sabido encontrar tu camino.
Tras la fiesta, tras la limpieza -y cuando Amy se encargó de las dos invitadas que iban a pasar la noche en el hotel-, Vanessa convenció a Ashley para que la acompañara a su piso para desconectar un rato.
Ness: Pies en alto -se dejó caer y puso los pies en la mesa de centro-. Enhorabuena, coanfitriona.
Ash: Lo mismo digo. Dios, estoy agotada.
Ness: La mitad es descarga de adrenalina. Un subidón.
Ash: Cierto, pero la fiesta ha sido la bomba.
Ness: Y la boda será otra. -Satisfecha consigo misma, Vanessa estiró los brazos, giró los hombros-. Ahora mismo nos preparo un té, luego podemos hablar de Jannet y de en qué estaría pensando cuando se ha puesto esos pantalones. Hacen que su culo parezca un enorme bistec.
Echando la cabeza hacia atrás, Ashley cerró los ojos y rió.
Ash: Dios, cierto. Leslie, en cambio, estaba preciosa, y emocionada con su boda. Lástima que reservaran el sitio antes de que el hotel estuviera terminado.
Ness: Eres masoquista.
Ash: Puede. Christi me ha cogido aparte. Ella y las otras chicas de la librería quieren hacerle una despedida a Leslie. Y ahora quieren hacerla en el hotel. Tengo que hablar con Rachel y pensar en una tarifa para un evento así.
Ness: Y yo que me creía adicta al trabajo. -Se levantó, se quitó los zapatos de camino a la cocina, luego se desvió al oír que llamaban a la puerta-. Por favor, que no haya problemas abajo, que no haya problemas abajo -murmuró-. Zac.
Zac: He visto la luz. He pensado que podríamos… Hola, Ashley.
Ash: Hola. Yo ya me iba.
Ness: No, no se iba. Estaba a punto de tomarse un merecido té. Amy se ha quedado a cargo del hotel durante un par de horas. ¿Te apetece un té? -le preguntó a él-. También tengo cerveza.
Zac: Tomaré una cerveza. También nosotros nos hemos pegado una buena paliza. Me la puedo llevar si vosotras…
Ness: Anda, siéntate. -Lo empujó hacia la silla-. Tanta cortesía me da dentera. Además, me duelen los pies.
Zac: Siempre es así de maja -pasó de largo la silla y se sentó en el sofá-. Anoche y esta mañana he tenido un poco de tiempo para investigar -le explicó a Ashley-.
Ash: En cuanto pase la boda, juro que le dedicaré más tiempo y te echaré una mano.
Zac: No pasa nada. Hoy no he podido ponerme más porque estamos muy liados con la casa de Alex.
Ness: ¿Cómo va? -gritó-.
Zac: Casi la tenemos. Mucha pintura, retoques, detalles.
Ash: Me suena familiar -dijo con una sonrisa-.
Zac: Estoy ajustando el planning…
Ness: Eso también me suena -intervino desde la cocina-.
Zac: Vamos a ir muy justos, pero la tendremos lista para las últimas inspecciones antes de la boda. He estado pensando que podíamos amueblarla durante la luna de miel. No podremos ponerlo todo donde lo quieren, los cuadros y todos los adornos, pero sí podríamos meterles los muebles, equiparles la cocina, esa clase de cosas…
Vanessa salió de la cocina con una bandeja en la que transportaba unas tazas de té y un botellín de cerveza. La dejó en la mesita, se inclinó y besó a Zac.
Ness: Así eres tú. Así eres tú de detallista.
Zac: Estaría bien que al volver pudieran instalarse sin más.
Ash: Es una gran idea. Ayudaré en todo lo que pueda -prometió-. Yo sé dónde tiene pensado Claire poner un montón de cosas. Lo hemos hablado.
Ness: Ashley tiene una memoria de elefante.
Ash: Pero mi culo no es como un tomate enorme.
Zac arqueó las cejas al ver que Vanessa soltaba una carcajada y después sorbía un poco de té.
Ness: Cosas de chicas -le dijo-.
Zac: Vale. Bueno, ya lo planificaremos. ¿Qué tal os ha ido hoy?
Ash: Ha sido perfecto -subió las piernas, se hizo un ovillo-. Hemos tenido una invitada inesperada. He percibido su aroma a ratos durante la fiesta, y estoy segura de que se ha servido champán, si eso es posible. He encontrado una copa en E y D, después de haberlo comprobado todo y cuando ya se habían marchado todas.
Ness: La he invitado yo -sorbió su té-. Subí antes de la fiesta y, no sé, tuve la impresión de que estaba deprimida. Triste. Le conté lo del bebé y lo de la fiesta. Me pareció que se alegraba.
Zac: Así eres tú -susurró-. Así de detallista. Quizá tenga algo más de ella. He investigado a su familia. Tenía dos hermanos mayores y una hermana más pequeña. Uno de los hermanos murió en la guerra. Otro volvió a casa, se casó, tuvo cuatro hijos, así que hay más pistas que seguir si las necesitamos. La hermana se casó un par de años tras la guerra. Cinco hijos, aunque uno murió siendo un bebé. Por lo que he averiguado, la hermana vivió hasta los noventa y tantos. Se mudaron a Filadelfia un par de años después de casarse. Quizá podrías investigar tú eso, Ashley, dado que tu familia es de ahí.
Ash: Podría.
Zac: ¿Sabes algo del colegio Liberty House?
Con el rostro inundado de sorpresa, Ashley alzó la vista del té.
Ash: Lo cierto es que sí. ¿Por qué?
Zac: Aún no he ahondado mucho, pero terminé haciendo una búsqueda tangencial, ya sabes cómo son estas cosas, y me topé con el colegio Liberty House para chicas, fundado en 1878. La hermana fue una de las fundadoras, y una gran impulsora de la educación femenina cuando la mujer no importaba mucho. Ahora es un centro mixto, pero sigue siendo una respetada escuela privada.
Ash: Lo es. Yo estudié allí.
Zac: ¿En serio? -Asombrado, Zac se inclinó hacia delante, con los antebrazos apoyados en los muslos-. Qué pequeño es el mundo.
Ash: Sí. -Ceñuda, dejó el té en la mesa-. ¿Cómo se llamaba la hermana?
Zac: Eh… Catherine.
Ash: ¿Nombre de casada?
Zac: Darby. Catherine Darby. He leído que la biblioteca lleva su nombre.
Ash: Así es, y el mundo es espeluznantemente pequeño. Esa tal Catherine Darby que ayudó a fundar el centro en 1878 es mi tatarabuela.
Ness: Madre de Dios .exclamó.. ¡Madre de Dios y del amor hermoso! Ashley, si todo esto es correcto, estás emparentada con Lizzy. Eres su tatarasobrina nieta.
Zac: ¿Estás segura de eso, Ashley?
Ashley se limitó a mirar a Zac.
Ash: Fui al Liberty House desde el jardín de infancia hasta secundaria. Igual que hicieron mi madre y mi tío, y mi abuela materna, mi hermano, mi hermana. Tradición familiar. Y antes de que me preguntéis, no sé mucho de la historia de la familia, menos aún de hace tantísimo tiempo. Imaginaba a Catherine Darby como la señora mayor, mayor para una niña, del cuadro de la biblioteca de la escuela. Nunca he oído decir que tuviera una hermana que hubiese muerto. Ni siquiera sabía su nombre de soltera.
Zac: ¿Crees que alguien de tu familia sabría más, esa clase de detalles personales que no salen en las búsquedas?
Ash: Lo cierto es que no lo sé, pero puedo investigarlo. Todo esto es… muy raro. -Tanto que se notó un cosquilleo en la garganta-. Necesito tiempo para digerirlo. Aún no puedo pensar con claridad sobre este tema. Me voy a marchar.
Ness: ¿Quieres que vaya contigo? ¿Que me quede a dormir allí esta noche?
Ash: No, no, no tengo miedo. Ni estoy disgustada. Solo necesito procesarlo.
Zac: ¿Quieres que te acompañe?
Ash: Dejadlo -insistió riendo antes de que Zac se pusiera de pie-. Creo que puedo cruzar yo sola la Plaza. Solo necesito aclarar mis ideas, luego pensar. Todo esto es rarísimo.
Vanessa se levantó como un resorte y acompañó a Ashley a la puerta.
Ness: Llámame si no consigues relajarte. Promételo.
Ash: Bien. Tengo que digerirlo. -Se dio unos golpecitos en la sien-. Ya sabes cómo funciono.
Ness: Sí, de lo contrario no te dejaría marchar sin mí. Pero, Ashley…
Ash: ¿Ajá?
Ness: Uau.
Ash: Sí, desde luego.
Cuando Ashley salió, Vanessa volvió con Zac, y lo dijo.
Ness: Uau.
Zac: La hermana -susurró-. No sé por qué seguí esa línea de investigación. Solo quería información. Ya sabes, cuanto más sepas… Pero no veía de qué podía servir para encontrar al Billy que busca Lizzy. Y ahora… sé que a veces se dan coincidencias, ¿pero esto? Esto es una pasada.
Ness: ¿Y qué es… el destino?
Zac: ¿Qué si no? -se levantó, inquieto-. Tú naces y te crías en Boonsboro, Ashley en Filadelfia. Acabáis siendo compañeras de cuarto en la universidad, y amigas. Buenas amigas. Tanto que ella viene a verte, se hace muy amiga de Claire. La misma con la que mi hermano está a punto de casarse. Mi madre se enamora del viejo hotel, consigue comprarlo, lo rehabilitamos con sangre, sudor y lágrimas. La persona a la que íbamos a contratar de gerente se queda embarazada, tiene que retirarse y Claire y tú proponéis a Ashley.
Ness: Que se propone cambiar de aires porque el gilipollas de su novio y su familia le hacen la vida imposible.
Za: Ella es perfecta para el trabajo -prosigue-. Directora de hotel, conoce los entresijos del oficio, y algunas cosas en las que no habíamos pensado antes. Más que preparada, nunca se le habría ocurrido buscar trabajo aquí. Mi madre la contrata al instante; sin hablar apenas con ella, zas, contratada. Ashley acepta igual: zas.
Ness: Viéndolo todo así…
Za: Así es como ha sido -dejó de pasearse para mirarla-. Un giro, otro, una decisión, otra, todo ello para acabar en el mismo lugar. El hotel, Lizzy, Ashley, y quizá, si la cosa sigue así, hasta el tal Billy.
Ness: ¿Tú crees que lo sabe… Eliza, digo?
Zac: No sé. Si lo supiera, lo lógico habría sido que se hubiera esforzado un poco más por conectar con Ashley. Si lo piensas bien, ha sido más con nosotros, con Alex, conmigo, con David, aunque David no hable mucho de ello. Con mi madre. Incluso contigo.
Ness: Y con Mark. Él fue el primero que la vio, que sepamos.
Zac: Los críos -dijo mientras se encogía de hombros- aún no saben no creer en lo imposible. Anda…
Ness: ¿Anda, qué?
La miró y una sonrisa le iluminó el rostro.
Zac: Es fantástico. Y… un segundo. Estaba distraído. Acabo de darme cuenta.
Ness: ¿Darte cuenta de qué?
Zac: De tu pelo. Ha vuelto a su ser. -Se acercó a ella, le pasó los dedos por los mechones negro azabache-. Vuelve a ser el pelo de Vanessa.
Ness: He decidido intentar ser yo una temporada, a ver qué tal.
Zac: Como más me gustas.
Ness: ¿En serio? -Fascinada, se lo quedó mirando-. ¿Por qué no decías nada?
Zac: Es tu pelo, pero este es el de verdad. -Inclinándose, lo olió-. Y huele a eso, tiene su tacto, y ahora también su aspecto. Tu pelo me vuelve loco.
Ness: Venga ya.
Zac: Siempre ha sido así. Nunca he hecho el amor contigo con tu pelo de verdad.
Ella rió, luego rió más cuando él la cogió en brazos. Complaciente, le enroscó las piernas en la cintura.
Zac: Creo que debería -prosiguió-, solo por ver. Por poder comparar.
Ness: Te encanta investigar, ¿eh?
Zac: Y unas cosas más que otras -coincidió mientras la llevaba al dormitorio-.
Qué empalagosa esta parejita XD
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¡Comentad, please!
¡Besis!
2 comentarios:
Me encantó este capitulo!!
Lo que son las coincidencias...
Amo a Zanessa.
♡♡♡♡♡♡♡
Sube pronto.
esta parejita esta hermosa
buen capitulo y muuy interesante
siguela pronto quiero mas de esta pareja
y mas del fantasmna
sube pronto
saludos
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