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miércoles, 16 de marzo de 2016

Capítulo 9


Zac maldijo entre dientes. La cara que le puso Vanessa pareció decirle todo lo que necesitaba saber.

Parecía enfadada, decepcionada y dolida. Y tenía todo el derecho a sentirse así. Pero su intención no había sido jamás la de hacerle daño; y sólo de pensar que lo había hecho le dolió a él.

Ness: ¿Cómo has llegado aquí? -repitió-.

Él suspiró.

Zac: El portero llegó con mi coche unos minutos después de verte a ti saliendo en el taxi -se encogió de hombros-. Dejé a mis hermanos para que se ocuparan de los guardas de seguridad del hotel. Subamos a tu casa y hablemos.

Ness: Ya he oído bastante por hoy.

Zac: Me vale con que hablemos en el vestíbulo, pero no voy a permitir que estés aquí con el frío que hace.

Ness: Qué amable por tu parte -respondió en tono ácido-.

Ella se dio la vuelta y fue hacia el edificio de apartamentos donde vivía; sacó la llave y abrió el portal. Él la siguió y evitó que la puerta se le cerrara en las narices.

Cuando llegó al pequeño vestíbulo, ella se dio la vuelta y lo miró a la cara.

Ness: Dime lo que tengas que decirme, y date prisa.

Él arqueó una ceja al percibir su tono estridente, pero decidió que era mejor no decir nada.

Zac: La noche antes de la boda, después de la cena de degustación -empezó a decir-, Andrew y yo acabamos en el bar del restaurante con los otros padrinos.

Ella esperó en tenso silencio para que él continuara.

Zac: Fuimos los últimos en llegar, y me di cuenta enseguida de que pasaba algo. Andrew parecía nervioso, y después de tomarse unas cuantas copas empezó a hablar. Después de llevar un buen rato escuchándolo, lo animé para que cancelara la boda.

Ness: ¡Así que no lo niegas!

Zac: No, no lo niego. Andrew tenía muchas dudas.

Ness: Y tú lo animaste para que siguiera teniéndolas -lo acusó-.

Zac: Sus dudas no tenían nada que ver con lo que yo le dije -respondió deseoso de hacerle entender-. Andrew es un tipo débil -continuó-. Se iba a casar para complacer a su poderosa familia, pero cuando finalmente se dio cuenta de que tú no eras precisamente lo que ellos tenían en mente para él, concluyó que prefería viajar por el mundo sin ataduras a sentar la cabeza y formar un hogar.

No quería darle detalles de lo que Andrew había dicho para no hacerle más daño. Había demasiado en juego, y no quería perderla. Pero si para no perderla tenía que decirle toda la verdad sobre Andrew, lo haría. Ella llevaba demasiado tiempo engañándose con ese tema; y en parte eso era lo que le había llevado a querer casarse con Andrew.

Ness: ¿Que no era lo que ellos tenían en mente para él? -repitió-. ¿Quieres decir porque mi familia no es adinerada o conocida?

Él asintió.

Zac: Tendrías que haber sabido que Andrew estaba poniendo el dinero para la boda de su bolsillo; sus padres no quisieron participar en los gastos de la cena de degustación porque no querían que te presentara a sus amigos y asociados.

Ness: Andrew pagó los gastos de la boda porque podía permitírselos -dijo en tono desafiante-.

Él negó con la cabeza.

Zac: Y porque sus padres se negaron a darle ni un centavo.

Ness: Supongo -dijo con una mezcla de amargura y desafío en su voz- que no esperaban que Andrew se presentara ante ellos con una mujer a la que había conocido en una fiesta de un club de la ciudad.

Zac: Andrew y tú no hicisteis nunca buenas migas -sabía que tenía que tener mucho cuidado-. Ni en el dormitorio, ni fuera de él. Tú misma lo dijiste después de estar tú y yo juntos por primera vez.

Ness: Si sabías todas esas cosas de Andrew, entonces ¿por qué lo tratabas? Me parece que deberías haber advertido a las solteras de Boston.

Él se encogió de hombros.

Zac: Fuimos compañeros en la facultad, pero nunca fuimos buenos amigos. Me pidieron que fuera uno de los padrinos porque era un contacto de negocios interesante. Así es como funcionan las cosas en el mundo al que pertenece Andrew.

Ness: El mismo mundo del que provienes tú.

En lugar de negarlo, no podía negarlo, continuó hablando con resolución.

Zac: Creo que no me equivoqué al animar a Andrew a que pensara un poco en las dudas que tenía. ¿Preferirías haber terminado divorciándote en un par de años?

Ness: ¿Entonces crees que hiciste bien? -Repitió con incredulidad-. ¿Justo la noche antes de mi boda?

Zac: Lo sé, no fue el mejor momento.

Ness: ¡Ni que lo digas! -echaba chispas por los ojos-. Tal vez, si no le hubieras dicho nada, habría encontrado el modo de resolver el problema que hubiera. ¿Cómo podías estar tan seguro de que acabaríamos divorciándonos? ¿Acaso lo sabes todo?

Zac: Un pensamiento interesante por parte de una mujer que se gana la vida anticipando la felicidad de dos personas.

Ness: No te pesa nada lo que hiciste, ¿verdad?

Zac: Me pesa que sufrieras.

Era cierto.

Ness: Viniste a Ideal Match sabiendo que habías contribuido a deshacer mi boda -gritó-. ¿Cuándo ibas a decírmelo? -levantó la mano para que él no respondiera-. No, espera. Estoy segura de que no me lo habrías dicho antes de convencerme para que me fuera contigo a la cama.

Zac: Tal vez cometiera un error.

Zac deseaba aplacar su rabia, pero no sabía cómo llegar a ella en ese momento.

Ness: No, he sido yo quien ha cometido un error -abrió los ojos como platos-. Fue un error aceptarte como cliente, un error salir contigo y un error acostarme contigo.

Él apretó los dientes.

Zac: Ni hablar.

Ness: No sé en qué estaría pensando. He puesto en peligro mi ética profesional y la buena fama de Ideal Match. ¿Y para qué?

Zac: Te alegraste de poder tener como cliente al soltero número uno de Boston, y te interesó que ello favoreciera a tu empresa -le recordó-.

Ella abrió la boca para decir algo, pero la cerró enseguida.

Ness: Lo normal sería que hubiera aprendido algo de lo que me pasó con Andrew para no salir con ninguna persona que hubiera tenido relación con él, por muy remota que fuera.

Zac: El hecho de que la relación entre Andrew y tú no terminara bien no tiene nada que ver con nosotros.

Ness: Al contrario -argumentó-. Tiene todo que ver con nosotros. O tal vez debería decir que «nosotros» ya no existe.

Él entrecerró los ojos.

Zac: Eso podríamos desmentirlo tú y yo.

Ness: Se me olvidaba que eres el soltero más cotizado de la ciudad -dijo haciendo una pausa significativa-. Y en lo que a mí respecta, seguirás siéndolo.

Él avanzó un paso hacia ella y vio el destello de desafío en sus ojos; al momento siguiente, la estrechaba entre sus brazos.

La besó en los labios apasionadamente, mostrándole todo el deseo y la necesidad que tenía de ella.

Cuando se separaron, los dos jadeaban.

Ness: ¿Es ésa la prueba que buscabas?

Zac: ¿Tú qué crees?

Ambos permanecieron así durante unos segundos que parecieron prolongarse eternamente. Entonces, ella se dio la vuelta y fue hacia el ascensor. Él se quedó mirándola con melancolía, observando cómo se abrían las puertas del ascensor y a ella entrar.

Vanessa no lo miró mientras apretaba el botón y finalmente se cerraban las puertas.


Zac: No quiero volver a saber nada de las mujeres -declaró-.

Alex: ¿Cómo? -Dijo con incredulidad-. ¿El soltero más cotizado de Boston reniega del plato más delicioso del mundo? Dime que estás de broma.

Era lunes por la mañana, y estaban en el despacho de Zac de Empresas Efron. Estaba detrás del escritorio, con las manos en jarras. Su hermano acababa de llevarle unos documentos que estaban sobre la mesa.

Alex, Zac notó con fastidio, tenía el aspecto de un hombre que se ha pasado el fin de semana practicado el sexo. No como él.

Habían pasado dos días desde la metedura de pata después de la cena de gala con Vanessa, y había pasado todo el fin de semana de un humor de perros, el mismo que tenía todavía esa mañana.

Zac: Lo digo en serio -le dijo a su hermano-. No entiendo a las mujeres.

Alex se echó a reír.

Alex: Acabas de hablar como un hombre enamorado. Eso es exactamente lo que yo dije justo antes de darme cuenta de que necesitaba pedirle matrimonio a Kayla.

Zac: Estás loco.

Alex era el bromista de la familia, siempre dispuesto a hacer comentarios divertidos.

Además, pensaba Zac, se sentía fatal, peor de lo que se había sentido jamás con una mujer, de modo que era poco probable que estuviera equivocando sus emociones.

Alex: No, amigo mío, estás loco -dijo con seriedad-. Locamente enamorado, quiero decir.

Zac: ¿Has venido a hablar de trabajo, o eres el nuevo psicólogo de la empresa?

Alex le echó una sonrisa.

Alex: He venido a pagarte por adelantado. Es una tradición familiar.

Zac: ¿Cómo?

Alex sacudió la cabeza.

Alex: Olvídalo. Digamos que el sábado por la noche fue la primera vez que te he visto llegar a las manos con alguien por una mujer. Y no sólo con cualquiera, sino con un hombre a quien hace cinco años decidiste apoyar.

Zac: Créeme, no estoy orgulloso de ello.

Alex: No es tu estilo -dijo con gesto pensativo-. La mayor parte del tiempo te muestras tranquilo y sereno.

Él se pasó la mano por la cabeza.

Zac: Mi buen nombre a nivel profesional va a sufrir un revés. No quiero ni leer los periódicos esta mañana.

Se había pasado años cultivando la imagen del empresario sereno, enigmático. Le gustaba mantener el suspense con sus rivales en los negocios.

Alex: Pensaba que era el apasionado de la familia. Pero, sabes, me alegra poder dejar por fin ese título.

Zac: Muchas gracias -dijo con sarcasmo-.

Alex ladeó la cabeza.

Alex: Vanessa parecía disgustada.

Disgustada era decir poco. No le apetecía que le recordaran la cara que había puesto Vanessa. Había sido una mezcla de ansiedad, dolor y sorpresa.

Alex: Pero entiendo por qué te peleaste por ella -lo miró con expresión lasciva-. ¡Qué bocado más delicioso!

Él apretó los dientes.

Zac: Estás casado.

Alex: Y tú no -levantó las manos-. Venga, no la tomes conmigo ahora. He visto el daño que los gerentes de finanzas sois capaces de causar con el puño derecho.

Zac empezó a gruñir. Las bromas de Alex solían dar en el blanco, además de contener siempre un comentario adecuado a sus intenciones.

Zac: Me mandó a la porra.

Alex sonrió.

Alex: Recuerda tus inmortales palabras durante mi hora de necesidad, Zac: «la resistencia es inútil», me dijiste.

Más tarde, cuando Alex se había marchado, Zac empezó a darle vueltas a lo que le había dicho su hermano. ¿Estaría enamorado de Vanessa?

Se recostó en el asiento. Se había mostrado tan reacio a la hora de pensar en esas cosas porque si empezaba por ahí acabaría teniendo que reconocer otras cosas de sí mismo.

Siempre había pensado, y seguía pensándolo, que había hecho lo correcto cuando Andrew había dado voz a las dudas que había tenido, la noche antes de la boda. Jamás se había permitido a sí mismo cuestionar la pureza de sus motivos.

Pero en ese momento sabía que había querido a Vanessa para él solo, que había abierto la puerta a la cuestión de cuánto tiempo la desearía.

Para siempre.

La respuesta fue inmediata en su pensamiento. Ella le había enseñado que la comunicación era la llave de toda buena relación... ¿Pero estaría ella lista para saber lo que él realmente deseaba?


Ness: Estamos arruinadas.

O más bien, era ella la que estaba arruinada.

Britt: Ay, no, por favor.

Era lunes por la mañana, y estaban sentadas en su despacho de Ideal Match. Había llamado a Brittany para celebrar una reunión de emergencia, tanto de trabajo, como personal; una conversación de mujer a mujer.

Britt: Al contrario. Esto es lo mejor que podría haberle pasado a Ideal Match. Dos solteros muy cotizados y con prominencia social han llegado a las manos por ti. Para las mujeres de Boston eres maravillosa. Vendrán todas a llamar a tu puerta.

Ness: En este momento, los únicos que están llamando a la puerta son los periodistas, que quieren saber qué pasó el sábado por la noche.

Britt: Bueno, a lo mejor ha sido la segunda cosa buena que podría haberle pasado a Ideal Match -concedió-; después de juntar a Zachary Efron, preferiblemente contigo.

Vanessa volteó los ojos.

Ness: ¿Es que no has oído lo que he dicho?

Le había contado a Brittany lo que había ocurrido previo al incidente del sábado; y también la acusación de Andrew, la respuesta de Zac, y más tarde la negativa de Zac a reconocer que había hecho mal.

Britt: De acuerdo, lo que hizo Zac no estuvo bien -concedió-, ¿pero te gustaría estar casada con Andrew ahora? Después de oír la descripción que has hecho de él el sábado por la noche, me parece que deberías estar contenta de haberte salvado de esa situación.

Vanessa sacudió la cabeza con confusión.

Ness: No puedo creer que te pongas de parte de Zac de este modo.

Britt: Cualquier tipo que tenga el detalle de comprarle joyas caras a una mujer ocupa un lugar primordial en mi valoración particular.

Se había olvidado del collar y de los pendientes durante su discusión con Zac. Pero no podía quedárselos.

Ness: Se los voy a devolver.

Brittany la miró confusa un momento.

Britt: ¿El qué? ¿Los diamantes?

Ness: Sí.

Brittany la miró con incredulidad.

Britt: Estás de broma.

Ness: No.

Britt: Bueno, eso dice mucho.

Ness: ¿Cómo? -no pudo evitar preguntarle, aunque conocía la ya respuesta-.

Britt: Empeñaste el anillo de compromiso de Andrew, que lo mereció por lo que te hizo, pero a Zac le vas a devolver los diamantes. ¿No eres demasiado indulgente con Zac?

Ness: En primer lugar, Andrew no pidió que le devolviera el anillo. Ni siquiera sabía yo dónde estaba.

Britt: Tampoco he oído que Zac te haya pedido las joyas. ¿O me he perdido algo?

Ness: En segundo lugar -continuó, que no quería hacer caso de lo que dijera Brittany-, he terminado nuestra relación, y no quiero sentirme en deuda con Zac de ninguna manera.

Britt: Bueno, el hecho de que se molestara en elegir unos diamantes para ti dice algo, ¿no?

Ness: Que aprendió algo siendo cliente de Ideal Match.

Brittany negó con la cabeza.

Britt: Para empezar, colaboró en el desfile de moda, para contribuir a que fuera un éxito.

Ness: Fue una publicidad estupenda para ponerse delante de mujeres bonitas.

Britt: Pensó primero en ti. Incluso accedió a encontrarse en tu casa contigo para...

Ness: Sí, en mi apartamento, donde procedió a… -cerró la boca-.

Se suponía que su recepcionista no debía saber qué había pasado esa noche.

Brittany sonrió con picardía.

Britt: ¿Donde procedió a utilizar sus artes de seducción cuando se suponía que eras tú la que tenías que estar aleccionándolo a él?

Ness: Sin comentarios.

Había dicho esas mismas palabras repetidamente esa mañana; a reporteros, a clientes, a socios y a otros chismosos.

Brittany se puso de pie para marcharse.

Britt: Entonces si el tipo se presenta con una disculpa, volverás a recibirlo, ¿no?

Ness: Como las posibilidades de que Zac haga eso son mínimas, es algo que no podría asegurarte.

Britt: Aun así -dijo, antes de fijarse en un cuestionario que tenía Vanessa delante en su mesa-. ¿Qué es eso?

Ness: Bueno...

Vanessa sintió que se ponía colorada. Había estado ojeando las respuestas que Zac había dado en el cuestionario que había completado aquel primer día en su oficina, antes de que entrara Brittany.

Brittany retiró la hoja de su mesa antes de que a Vanessa le diera tiempo a quitárselo.

Britt: Mmm -miró a Vanessa y frunció la boca-. El dosier de Zachary Efron. Veamos.

Vanessa suspiró.

Britt: Ni siquiera preguntaré por qué esto está en mi mesa -dijo mirándola-.

Vanessa notó que se ponía colorada. La verdad es que se había estado torturando, tratando de descifrar las respuestas de Zac, como si ellas fueran la clave al hombre, como si pudieran revelar alguna pista de su traición pasada y de su falta de formalidad. De pronto Brittany se echó a reír y dejó la hoja del cuestionario sobre la mesa.

Britt: Bueno, está claro que no fuiste capaz de juntarlo con nadie. ¡Te estaba buscando a ti!

Ella le echó a su recepcionista una mirada de incredulidad.

Britt: Échale otro vistazo. No es sólo los comentarios sobre el aspecto físico, sino todo lo demás. Tú eres su fantasía.

Ojeó el cuestionario con escepticismo.

Britt: Cualquiera se daría cuenta de que estáis hechos el uno para el otro -añadió al salir del despacho-.

Sin duda Brittany debía de haberse equivocado con lo del cuestionario; o tal vez no...

A pesar de su dolor, su corazón quería creer...

Pensó en lo que había pasado el sábado por la noche por enésima vez, fijándose en los momentos clave.

Sí, Zac había hecho mal al no hablarle de su conversación con Andrew, pero en el fondo le había hecho un favor.

Toda vez que se había calmado un poco, tenía que reconocer que Brittany tenía razón. Estaba mucho mejor no habiéndose casado con Andrew.

Tal vez Andrew y ella habrían seguido casados en el presente, pero seguramente no. ¿Pero al final, qué importaba? Lo más seguro era que habrían sido infelices incluso si hubieran conseguido seguir casados. Se daba cuenta entonces, después de ver el hombre en quien Andrew se había convertido, y consciente también de que ella tampoco era la misma.

Pensó de nuevo en Zac. Él había dejado a un lado su orgullo por ella. No le había importado exponerse a las bromas de sus hermanos y de otras personas por ayudarla en el desfile de modas benéfico de la Asociación Operística. Había hecho un cursillo intensivo para aprender a dar masaje sueco. Y le había llevado comida a Félix. Y, aunque se había resistido un poco a veces, había permitido que le cambiara el apartamento.

Y sobre todo, le había enseñado a experimentar la verdadera pasión.

Tenía que darle la oportunidad de explicarse, de explicarse de verdad, sobre por qué no le había hablado de la conversación con Andrew. E incluso si la explicación no resultara convincente, al menos ella tenía que hacerle ver su punto de vista en el tema. Porque al final no tenía elección. Y no tenía elección porque lo amaba.




En el próximo capi me huelo una reconciliación ^_^

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¡Un besi!


2 comentarios:

Lu dijo...

Me ha encantado el capitulo!
Por fin Zac se ha dado cuenta que esta enamorado de Ness y Ness se ha dado cuenta que la mujer del cuestionario de Zac fue siempre ella.
Espero que arreglen las cosas pronto!!



Sube pronto :)

Maria jose dijo...

Ya quiero la reconciliación!!!!!
Esta muy buenos los capítulos
Síguela pronto
Ya quiero saber más

Saludos

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