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lunes, 14 de septiembre de 2015

Capítulo 9


Ness: Prefiero dormir a la derecha de la cama.

Zac: Yo también.

Ness: Es mi dormitorio.

Zac: Y, como tu invitado, ¿no crees que debería tener el privilegio de elegir en qué parte de la cama quiero dormir?

Ness: No, si mi invitado es un caballero.

Vanessa pensó que aquella conversación, para ser una mantenida antes de meterse con un hombre en la cama, era bastante patética. Se preguntó en qué habría estado pensando al aceptar la oferta de Zac.

No había actuado con lógica ni coherencia.

Había tomado aquella decisión en un impulso, guiada por el deseo de no estar tumbada sola a oscuras con sus angustiados pensamientos.

Acababa de regresar del cuarto de baño de su dormitorio vestida con la camiseta blanca y los pantalones grises que utilizaba para dormir y vio que él solo llevaba puestos unos calzoncillos negros que dejaban intuir su sexo. Tenía unos anchos hombros y una espectacular musculatura.

Deseó acariciar el oscuro vello que le cubría el pecho y que bajaba por su abdomen para esconderse por debajo de sus calzoncillos…

Ness: Tal vez primero debas ir a tu dormitorio a ponerte un pijama… -dijo sin convicción-.

¡Como si el que Zac se pusiera pijama fuera a evitar que estuviera tan abrumada por él!

Zac: Sería buena idea… si utilizara pijama.

Ness: En ese caso, puedes dormir a la derecha de la cama…

Zac: Solo estaba bromeando sobre eso, Vanessa -confesó-. El lado izquierdo está bien -añadió, muy excitado al haber visto a su anfitriona vestida con aquella fina camiseta que le marcaba sensualmente los pechos. Supuso que debía estar agradecido por el hecho de que ella tuviera una cama de matrimonio en su dormitorio-. ¿Vamos a meternos ya en la cama para calentarnos o nos quedamos toda la noche aquí de pie mirándonos el uno al otro?

Ness: Tal vez no haya sido tan buena idea el que pases aquí la noche… ¡Oh! -exclamó al ver que Zac levantaba el edredón del lado izquierdo de la cama y se metía en ella-.

Zac: Aquí dentro se está mucho más calentito que ahí fuera -comentó levantando el edredón de la parte derecha de manera incitante-.

Ella no sabía si necesitaba aquella calidez extra. Estaba sintiendo como si un intenso fuego le estuviera recorriendo el cuerpo. Estaba ruborizada y tenía húmedas las palmas de las manos.

Zac: Mejor así -murmuró al finalmente meterse Vanessa en la cama-.

Entonces se giró para apagar la luz de la mesita de noche. El dormitorio se quedó a oscuras. A los pocos segundos tomó a Vanessa por la cintura para atraerla hacia sí y que apoyara la cabeza en su hombro.

Pero ella no sintió ningún alivio. ¿Cómo iba a relajarse al estar acurrucada en el cálido y casi desnudo cuerpo de Zac? Al reposar una mano sobre el pecho de este, finalmente pudo acariciar el aterciopelado vello que cubría su piel. Con el codo tocó ligeramente el revelador bulto que había debajo de sus calzoncillos…

Zac: Cierra los ojos y duérmete, Vanessa.

Ness: No estoy segura de poder dormirme -confesó-.

Zac: Supongo que podría cantarte una nana.

Ness: No sabía que podías cantar.

Zac: Y no puedo -respondió riéndose. A continuación le acarició el pelo-. ¡Qué agradable!

Vanessa pensó que no era agradable… ¡era como estar en el cielo! Era un placer ilícito.

Zac: Estate quieta -ordenó al moverse ella de manera nerviosa-.

Ness: Simplemente estaba poniéndome cómoda -aseguró-.

Zac la deseaba tanto que temió perder el control si ella seguía moviéndose. Sentir su cabello sobre sus pectorales, sus pechos presionados contra su costado y una de sus piernas sobre una suya, estaba volviéndole loco… En un momento dado, ella le puso una mano en el estómago y se acurrucó aún más en él. Pocos minutos después, el sonido de su serena respiración dejó claro que había logrado dormirse.

Consciente de que él no iba a poder encontrar el alivio a su propio purgatorio, tenía una potente erección, se quedó allí tumbado mirando al techo en la oscuridad…

Zac: ¿Estás despierta? -preguntó en voz baja-.

Ness: Umm… -gimió sin abrir los ojos, disfrutando de la exquisita sensación que estaban provocando en ella las manos de él, que no dejaban de acariciarle todo el cuerpo-.

Parecía como si Zac hubiera querido recordar de memoria cada curva y contorno de su fisionomía. En un momento dado, le bajó uno de los tirantes de la camiseta y dejó expuesto uno de sus pechos.

Ella gimió entrecortadamente al tomar él con los dedos su endurecido pezón y comenzar a incitarlo. Un intenso placer le recorrió por dentro al alternar Zac aquellas deliciosas caricias con las caricias de su lengua.

Ness: ¡Zac…! -exclamó, abriendo los ojos y mirándolo bajo la tenue luz del amanecer-. Por favor, esta vez no pares… -lo animó, ansiosa-.

Entrelazó los dedos con el castaño cabello de él y Zac, con el placer reflejado en los ojos, volvió a centrarse en su pecho, el cual chupó, mordisqueó y acarició antes de hacer lo mismo con su otro seno. A continuación le separó los muslos y se posicionó entre estos. Ella introdujo las manos por debajo de sus calzoncillos y le apretó el trasero. Él la agarró entonces por las caderas, levantó la cabeza y respiró profundamente.

Vanessa rodeó su erección con las manos y comenzó a acariciar la humedad que se escapaba por la punta… Durante la madrugada, Zac finalmente se había quedado dormido, pero no había descansado bien y se había despertado tan solo unas horas más tarde. Había estado muy excitado y no había sido capaz de resistir el despertarla. Había necesitado tocarla, pero se había prometido a sí mismo que solo iban a ser un par de caricias… pero no había sido lo suficientemente fuerte.

Y en aquel momento, al notar como ella le acariciaba su sexo, se sintió a punto de explotar.

Ness: Túmbate, Zac, y permíteme que te quite los calzoncillos -dijo sentándose en el colchón para quitarse la camiseta y poder moverse con libertad-.

A continuación le quitó los calzoncillos a él y lo miró con la ansiedad reflejada en los ojos. Entonces se humedeció los labios… Zac pensó que si ella lo tocaba con aquellos húmedos y carnosos labios iba a…

Zac: ¡Oh, Dios santo! -exclamó, levantando las caderas al bajar Vanessa la cabeza-.

Ella le agarró el sexo con firmeza mientras con la otra mano lo sujetaba contra el colchón. En ese momento separó los labios y lo tomó por completo… lo lamió, lo chupó, lo saboreó… Él podía oler la excitación de Vanessa, un aroma caliente de olor a almizcle que estaba volviéndole loco.

Aquello era demasiado. ¡Ella era demasiado!

Zac: Tienes que parar. ¡Ahora! -espetó, agarrándola por los hombros y separándola de él. Su erección cayó sobre su estómago-. Es mi turno.

Aunque los ojos de Vanessa reflejaron una gran decepción, la tumbó sobre las almohadas y la desnudó por completo. A continuación se sentó de cuclillas sobre el colchón para admirar la brillante perfección de su cuerpo; tenía una preciosa piel, bronceada, unos exuberantes pechos con unos hermosos pezones rosas y unos rizos negros cubriéndole la entrepierna.

Le separó los muslos con delicadeza para revelar ante él su belleza oculta. Disfrutó del gemido de placer que emitió ella cuando le acarició con los dedos el clítoris antes de acercar la boca para acariciarla con la lengua, una y otra vez, hasta que Vanessa arqueó el cuerpo hacia él.

En ese momento la penetró con los dedos y ella emitió un profundo gemido. Un intenso placer la embargó al comenzar a sentir un potente orgasmo… orgasmo que Zac le hizo sentir hasta el último segundo.

Saciada y completamente exhausta, a ella le pareció oír un fuerte estruendo.

Aturdida, miró a Zac.

Ness: ¿Qué…?

Zac: Me gustaría ser el responsable de ese fenómeno, pero me temo que no lo soy.

Vanessa miró a su alrededor, completamente desorientada… tanto por la debilidad que se había apoderado de ella tras el primer orgasmo que había sentido jamás como por aquel inexplicable estruendo.

Miró de nuevo a Zac al no poder encontrar razón alguna que justificara aquel ruido.

Ness: ¿Qué es?

Él creía saber qué era, mejor dicho quién era. Se trataba de alguien que iba a borrar la expresión de saciedad de la bella y relajada cara de Vanessa. Miró el desnudo y satisfecho cuerpo de esta por última vez antes de levantarse de la cama y acercarse a la ventana. Apartó una de las cortinas para poder ver el jardín de la vivienda.

Zac: Sí, me temía que fuera esto -comentó, esbozando una mueca de dolor-.

A continuación corrió la cortina de nuevo y volvió junto a Vanessa, que se había sentado en el borde de la cama.

Ness: ¿Te temías que fuera el qué? -quiso saber desconcertada-.

Zac: Es tu abuelo. Acaba de llegar en helicóptero.

Ness: Él… yo… tú… nosotros… -balbuceó levantándose abruptamente de la cama. Completamente desnuda, se acercó a su vez a una de las ventanas del dormitorio-. Oh, Dios mío… -gruñó, obviamente embargada por el pánico. Se giró y se acercó a Zac para agarrarlo por el brazo-. ¡Debemos vestirnos! No… ¡primero tienes que marcharte a tu propio dormitorio! -añadió, soltándole el brazo y comenzando a tomar frenéticamente la ropa de él del suelo. A los pocos segundos hizo un fardo con las prendas y se lo dio a Zac-. Tienes que llevarte esto contigo…

Zac: ¿Podrías calmarte? -dijo dejando la ropa sobre una silla cercana a la cama. Entonces agarró a Vanessa por los brazos y le dio un ligero apretón-. Por el amor de Dios, tienes veintinueve años.

Ness: Y mi abuelo está ahí fuera -contestó angustiada-.

Zac: No hemos hecho nada malo -aseguró-.

Ness: Si estuviéramos en mi apartamento o en un hotel, estaría de acuerdo contigo… ¡pero esta es la casa de mi abuelo! -espetó pálida-.

Se apresuró a ir al cuarto de baño y regresó con su bata.

Zac: No creo que lo primero que vaya a hacer Geoffrey cuando entre en casa sea venir a tu dormitorio para comprobar si por casualidad hemos pasado la noche juntos…

Ness: Por favor, no discutas más… ¡simplemente márchate, Zac! -interrumpió mirándolo-.

Zac: Voy a regresar a mi dormitorio, Vanessa -aseguró con brusquedad-. Pero creo que primero debería vestirme, ¿no te parece? No sería apropiado que me encontrara por los pasillos con tu abuelo o con algún miembro del personal estando completamente desnudo. -Ella tuvo que reconocer que Zac tenía toda la razón-. Y tampoco me parece aceptable salir a hurtadillas de tu dormitorio como si fuera un jovencito que acabara de hacer algo malo -continuó con un obvio desagrado reflejado en la voz-.

Ness: No estaba implicando eso…

Zac: ¿No? -dijo tomando su ropa-. Pues a mí me parece que es precisamente eso lo que estás implicando -añadió, vistiéndose a toda prisa-.

Ness: ¿Podemos hablar de esto después, Zac?

Zac: ¿De qué tenemos que hablar? En mi profesión he aprendido que las acciones valen más que mil palabras, Vanessa -espetó-. Y tus acciones, la prisa que tienes para librarte de mí, me deja claro que te arrepientes de lo que acaba de ocurrir entre ambos.

Ness: Estás comportándote como ese jovencito del que hablabas -comentó-.

Zac: Olvídalo, Vanessa -respondió con una seria expresión reflejada en la cara-.

Ella pensó que le resultaría imposible olvidar los increíbles momentos que había pasado con él en la cama. Había sido maravilloso, increíble. Al contrario de lo que le había ocurrido con sus dos anteriores relaciones, se había abierto completamente ante Zac. Y no sabía muy bien por qué, no sabía si ello implicaba que se había enamorado de él… No. No podía ser. ¡Jamás se enamoraría de nadie! Zac era un amante experimentado que estaba acostumbrado a conquistar a todas las mujeres con las que se acostaba. Y esa era la razón, ¡la única razón! por la que ella había perdido el control al estar con él en la cama.

Ness: Está bien -dijo, levantando la barbilla-. Entonces supongo que no hablaremos después.

Él la miró con el ceño fruncido. Sabía que no debía haberse enfadado tanto con ella, pero le había molestado haber sentido que Vanessa lo consideraba solo una indiscreción que tenía que ocultar.

En un intento de reconciliación, acercó una mano para acariciarle la mejilla.

Ness: Realmente creo que debes marcharte, Zac -insistió apartándose a un lado para evitar la caricia de él-.

Zac bajó la mano y se quedó mirando a Vanessa durante varios segundos.

Zac: Hablaremos de esto antes de que me marche de Hudgens House -prometió antes de marcharse sigilosamente de la habitación-.




A Vanessa le va la marcha XD
Lo malo que llegó el abuelo y les cortó el rollo. A ver que nos cuenta el abuelo...

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¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

Ay por dios!
Iba taaan bien y justo tenía que llegar el abuelo de Ness, no puede ser esto!
Pero se nota que se desean mucho.
Me ha encantado el capítulo de hoyy


Sube pronto

Maria jose dijo...

Pero q buen capítulo!!!!
Qué lástima que el abuelo llego el mal momento
Pobre zac, esta desilusionado de Vanessa
Espero que las cosas entre ellos mejoren
Y Vanessa por fin admita lo mucho
Que lo quiere
Sube pronto!!!!

Lau B. dijo...

No se cual de los dos este mas loco así que me voy por lo seguro... Zac tiene razón!
Apurándolo ... Como si su abuelo no supiera... Apuesto que hasta los dejo solos a propósito
En fin lo que mas curiosidad me da es saber cual es el misterio del abuelo!
Publica pronto
Xx

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