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domingo, 30 de marzo de 2014

Capítulo 12


Vanessa decidió que un ofendido silencio era la mejor actitud a tomar. Cuando entraron en el West Side, las casas y las calles empezaron a parecer más viejas, los comercios más pequeños. Era como otra ciudad dentro de Manhattan.

Ness: ¿Te criaste aquí? -preguntó al ver la expresión de ensimismamiento de Zac-.

Zac: Sí. De hecho nací en el apartamento al que vamos.

Ness: ¿Quieres decir que ese apartamento ha pertenecido a tu familia desde hace más de treinta años?

Zac: Tengo treinta y tres -dijo sonriendo-. Y ese piso ha sido de mi familia desde 1922. Mi padre pertenecía a la alta burguesía moscovita que escapó de la revolución y vino a América. Siempre había querido ir al Oeste, ver vaqueros e indios... Creo que nunca llegó a pasar de Nueva Jersey.

Ness: ¿Murió joven?

Zac: ¡No! -dijo arrellanándose en el amplio asiento de cuero-. Tenía cincuenta años cuando nací yo, y murió a los setenta y cinco. Hubiera vivido mucho más, pero cuando murió mi madre, él no quiso vivir más. Y no lo hizo.

Ness: No recuerdo bien lo que decía la revista People de tu familia. Cuéntamelo.

Zac: ¿Ves? Por eso la Casa de Cristal acabará siendo mía. Yo me entero de todos los detalles de lo que me interesa. Lo sé todo sobre tu familia, dónde estudió cada uno, y sobre todo, cuánto dinero tienen.

Ness: Entonces mis nobles esfuerzos por mantener una lucha limpia y profesional son vanos.

Zac: Yo no llamaría lucha limpia y profesional a poner azúcar en los depósitos de máquinas que cuestan en total más de un millón de dólares. Ni tampoco me parece precisamente noble.

Ness: Denúnciame.

Zac: Mis abogados lo están pensando.

Vanessa intentó ocultar el nerviosismo que le producían aquellas palabras.

Ness: Cuéntame más cosas de tu familia. No me hagas perder el tiempo con denuncias inútiles.

Zac parecía desconfiado, pero deseoso de complacerla.

Zac: Deberías prestar más atención a la revista People. Cuando mis padres dejaron Rusia, eran unos adolescentes. Tuvieron cinco hijos, Alex, Hayley, Miley, Heather y finalmente David. Yo fui una sorpresa. Mi madre tenía cuarenta y cuatro años, y creía que ya le había llegado la menopausia cuando me tuvo. Todos mis hermanos se fueron a otras ciudades. Solo Heather se quedó en Nueva York.

Cuando Vanessa quiso darse cuenta, ya se habían detenido delante de un viejo edificio de aspecto descuidado. Algo más abajo de la calle se veían las cúpulas orientales de una iglesia rusa ortodoxa. Los carteles de la tienda que había en la esquina estaban en ruso, y dos de las ancianas que se acercaban por la calle llevaban babushkas.

Ness: Bonito barrio.

Zac notó el sarcasmo en su voz, pero no parpadeó.

Zac: Es mi casa.

**: ¡Zacky! -gritó la mujer que les abrió la puerta en el tercer piso-.

Podía muy bien haber sido la madre de Zac, en lugar de su hermana. Estaba vestida limpia, pero modestamente. Llevaba recogidos sus cabellos grises. Debía tener cincuenta y muchos o sesenta años, y sus altos pómulos y los ojos ligeramente rasgados eran lo único que recordaba a su hermano pequeño. Le dio un fuerte abrazo y entonces volvió sus ojos azules hacia Vanessa.

**: Zacky -dijo entonces-, ¡vas a volver a casarte!

Sin una palabra más extendió un brazo y acogió también a Vanessa en su poderoso abrazo, sin soltar a su hermano.

Vanessa no sabía si oponer resistencia, protestar o llorar. Pensó brevemente que July jamás la había abrazado.

Zac: Heather -dijo pacientemente-. No es mi novia.

Heather los soltó inmediatamente, retrocediendo para mirar más detenidamente a Vanessa.

Heather: ¿Quién es entonces?

Zac: Una espina que tengo clavada en un pie. Vanessa Hudgens, te presento a Heather Efron Garret. Mi hermana. ¿Qué tal están Jack y los chicos?

Heather: Jack está estupendamente, como ya sabes -dijo sin dejar de mirar a Vanessa-. Y los chicos harían que te sintieras orgulloso. Sam está encantado en la facultad de Derecho de Harvard, Harry acaba este año en Stanford y Jane está entusiasmada en Bennington. Eres demasiado generoso.

Zac: ¿Para qué sirve el dinero si no?

Heather todavía miraba a Vanessa con gesto curioso. Sacudió la cabeza levemente.

Heather: ¿Entonces vas a volver a casarte con una de esas mujeres altas, huesudas e inútiles?

Zac: Ahora mismo no estoy pensando en casarme con nadie.

Heather: Te estás haciendo mayor, Zacky. Necesitas niños.

Zac: Cuando yo nací, padre tenía cincuenta y tres.

Heather: Bueno, si no quieres más que uno... -dijo indiferente-. Creo que te equivocas, Zacky. Cásate con esta chica. Te dará un montón de niños.

Vanessa estaba sintiendo que palidecía por momentos. Zac dio a su hermana un afectuoso empujón.

Heather: No empieces con tus maquinaciones de celestina. Nos has prometido comida y té ruso. Vete a la cocina.

Heather: ¿Ves? Ya estás protegiéndola -dijo mientras se alejaba por el oscuro pasillo de la casa-. Tienes que casarte con ella.

Ness: ¿Por qué me has traído aquí? -preguntó entre dientes-.

Zac: No estoy seguro. Es lo único que se me ha ocurrido para no estrangularte.

Ness: No vas a impresionarme con eso de que estás costeando la educación de tus sobrinos.

Zac: Siéntate, por favor.

Ness: No.

Zac: Estás en casa de mi hermana, y vas a comportarte como es debido -siseó-.

Vanessa se sentó en el sillón, mirando cuidadosamente a su alrededor. El salón parecía sacado de una película. Le recordó a «Hechizo de Luna». Estaba abarrotado de grandes y antiguos muebles, y no había un centímetro de pared libre. Estaban cubiertas de viejos retratos de familia, iconos religiosos y recuerdos. Vanessa pensó que hubiera debido parecerle sofocante y deprimente, pero era al contrario. Se quitó los zapatos y se sentó en el sofá, enroscando las piernas cómodamente.

Zac la miraba, posiblemente estaba estudiando su reacción. Pero antes de que tuviera tiempo de decir nada, Heather volvió a aparecer con una bandeja de vasos altos.

Zac: ¿Dos vasos solo, Heather? -preguntó sentándose en un viejo butacón-. ¿No vas a quedarte con nosotros?

Heather: Eres tú el que no va a quedarse con nosotras, Zacky. El padre Dimitri quiere hablar contigo del programa de actividades extra-escolares. Le llamé para decirle que venías. Te está esperando.

Zac: Heather...

Heather: No te preocupes, hermanito. Haré exactamente lo que me pediste. Le enseñaré a Vanessa cómo se bebe el té ruso y cómo se hace la mermelada, y hablaremos de ti. Vuelve dentro de una hora.

Vanessa vio fascinada el efecto de las tajantes órdenes de Heather sobre el autoritario Zac.

Zac: Una hora... -dijo no muy convencido-.

Pero obedeció. Heather ni siquiera se enteró de que se iba su hermano, ocupada en preparar el té.

Heather: Yo prefiero la frambuesa -dijo mientras servía una gran cucharada de oscura mermelada en cada vaso-. Aunque la de grosellas negras tampoco está mal. Si Zacky me hubiera avisado con más tiempo, podríamos haberla hecho juntas.

Ness: ¿Qué es lo que te contó Zac exactamente? -dijo aceptando el vaso con toda la seguridad de una bebedora incorregible de café-.

No había ninguna maceta a la vista. No iba a tener más remedio que beberse aquello.

Hather: Que iba a venir una joven a tomar té ruso conmigo. Nada más. Yo pensaba... bueno, ya sabes lo que pensaba. Y sin embargo me dice que eres su enemiga. No puedo creerlo.

Ness: ¿No puedes creer que Zac tenga enemigos? Estoy segura de que tiene más de los que puedes imaginar.

Heather asintió.

Heather: ¿Cómo le llaman? ¿«El Torbellino»? Siempre ha sido así, incluso de pequeño. Pero no es cruel. A veces un poco atolondrado, eso sí. Pero no puedo comprender que tú seas su enemiga.

Ness: Él quiere un edificio mío. Y no voy a vendérselo.

Heather: ¿Por qué no?

Ness: Fue diseñado y construido por mi abuelo. Mi abuela me lo legó en su testamento, con la esperanza de que lo mantuviera intacto. Cualquier otro miembro de mi familia lo habría vendido a la primera oportunidad. Y voy a conservarlo, no me importa a qué precio.

Heather sacudió la cabeza.

Heather: No, no lo conservarás si Zacky lo quiere. Nunca acepta una negativa. De mí es de la única persona que la admitiría.

Ness: Díselo entonces por mí.

Heather: No creo que sea fácil. Incluso para mí es muy difícil cuando Zacky ya se ha decidido. Cuando decidió que teníamos que irnos de este viejo edificio, no atendió a razones. Nos compró una lujosa casa en Park Avenue, pero le dijimos que queríamos vivir aquí, en el viejo barrio.

Ness: ¿Y qué ocurrió?

Heather: Compró el edificio y nos echó a la calle.

Ness: ¡No! -exclamó horrorizada-.

Heather: Sí. No teníamos elección. Jack tiene un modesto puesto de trabajo en Correos. Vince no ha querido aceptar ninguno de los trabajos que le ha ofrecido Zacky. Siempre ha querido mantener él mismo a su familia. Así que nos mudamos a Park Avenue. Y allí fuimos muy infelices. Cinco meses después, Zacky abandonó, y me regaló este edificio por mi cumpleaños, vendió la casa de Park Avenue y puso el dinero en una cuenta de estudios para mis hijos. Es un buen chico, pero muy testarudo.

Ness: Eso no funcionará con mi edificio. Si dependiera solo de él, haría tiempo que la Casa de Cristal estaría enterrada bajo los cimientos del Efron Plaza.

Heather: Oh, Dios mío. ¿Es un obstáculo para el Plaza? Ese ha sido el sueño de Zacky desde hace años. No creo que haya ninguna posibilidad de hacerle razonar.

Ness: Lo sé. Pero a mí tampoco. No abandonaré el edificio de mi abuelo.

Heather asintió.

Heather: Zac comprendería eso. Él comprende lo importantes que son las familias y las tradiciones.

Ness: No cuando se interponen en su camino.

Vanessa se dio cuenta de que había acabado con el vaso de té, e incluso le apetecía repetir.

Heather: Quizá no. Creo que deberías casarte con él. Necesita a una esposa que atenúe su ambición. Y cuando vengas a ayudarme a hacer mermelada el verano que viene, podrías llevar un hijo suyo en el vientre.

Ness: Me gustaría hacer mermelada contigo, y me encantaría tener niños, pero voy a casarme con otro hombre.

Heather se encogió de hombros filosóficamente.

Heather: Me alegro por ti, pero lo siento por Zacky. Creo que necesita a alguien como tú.

Ness: Él va a casarse con otra modelo, como su primera esposa. Una mujer alta y decorativa. Eso es lo que necesita.

Heather: Eso cree que necesita. No me escucha. Ese es su problema. ¿Y tú con quién te vas a casar, con otro alto y delgado modelo?

Ness: No, es un granjero.

Los ojos azules oscuros de Heather se abrieron por la sorpresa.

Heather: No es lo que yo hubiera elegido para ti, y créeme que entiendo de esto.

Ness: Es un hombre fuerte y tierno. Un buen hombre.

Heather: También lo es mi hermano.

Ness: Tu hermano no me quiere.

Heather: Entonces es un idiota -dijo secamente-. Si vas a casarte con un granjero, será mucho más importante que sepas hacer mermelada. Ven en primavera con un hijo de ese granjero en el vientre, y te enseñaré a hacer mermelada. A no ser que ya te hayas ido.

Ness: Viviremos en Nueva York.

Heather: ¿Qué va a hacer un granjero en Nueva York?

Vanessa no lo había pensado hasta aquel momento.

Ness: Quizá podamos hacer una huerta en la azotea de la Casa de Cristal.

Heather: Vanessa -dijo suavemente-, ya no tendrás la Casa de Cristal.

Ness: Sí, la tendré.

Heather: Espero que tengas razón. Mi hermano no debería salirse siempre con la suya. Ven conmigo y prepararemos la mesa. ¿Te ha gustado el té?

Ness: Mucho -dijo siguiendo a Heather hacia la cocina-.

Heather: ¿Sorprendida, eh? Tomaremos más en la comida. Zacky dice que nadie lo hace como yo. Es una pena que no me avisara antes. Así Jack podría haber venido. Le gustaría conocerte.

Ness: ¿Por qué? Ya te he dicho que no hay nada entre tu hermano y yo.

Heather: Creo que le gustaría ver a alguien que le lleva la contraria a Zacky.

Al rato llegó Zac, y se pusieron a comer. No dejó de mirar a Vanessa ni un momento durante toda la comida, pero Vanessa no quiso mirarle, sabiendo que no podría averiguar lo que estaba pensando. Solo se atrevió a hacerlo cuando ya se estaban despidiendo.

Heather: Vuelve a verme, Vanessa -dijo junto a la puerta-. Y ven con tu marido la próxima vez. Quiero ver quién te ha parecido mejor que mi hermano.

Zac: ¿Marido? -dijo sin levantar la voz-.

Heather: Se va a casar con un granjero -dijo sonriendo a Vanessa-. Ella sabe lo que es importante en la vida. La familia y la tierra. Vanessa, me gustaría que cambiaras de idea. Mi hermano te necesita más que un granjero. -Vanessa simplemente sacudió la cabeza, devolviendo a Heather el abrazo. Antes de separarse de Vanessa, Heather acercó la boca a su oído-. No te dejes ganar. Necesita perder de vez en cuando.

Ness: Haré lo posible por darle una lección. Te lo prometo.

Cuando ella salió a la calle, Zac estaba apoyado contra el Bentley, esperando.

Zac: Tengo que llevarte al centro. Llego tarde a una reunión y esta noche he quedado con Britt.

Ness: Ya lo sé. Yo también tengo planes para esta noche.

Zac: ¿Con el granjero?

Ness: Exactamente.

Zac: No deberías liarte con un hombre de rebote -dijo secamente-.

Ness: ¿Y por qué sales tú con Britt? -contraatacó-.

Zac: No tenía idea de que Britt tuviera el corazón destrozado. No creo ni siquiera que lo tenga.

Ness: Eso es lo que necesitas. Nada que despierte tus emociones.

Él no dijo nada durante un momento, pero Vanessa pudo ver que una vena en el cuello le latía violentamente.

Zac: No puedo imaginarte con un granjero.

Ness: No es asunto tuyo.

Zac: No quiero ver que echas a perder tu vida.

Ness: ¿Por qué?

Él la miró con sus turbulentos ojos azules.

Zac: Ya va a ser bastante duro para ti tener que vivir sin la Casa de Cristal.

Ness: Creo que eres tú quien debe ir haciéndose a la idea de vivir sin la Casa de Cristal.

El Bentley había llegado a toda velocidad a la calle Sesenta y Seis. Frenó suavemente, pero Zac no hizo gesto de abrir la puerta.

Zac: Estoy cansado de discutir contigo.

Ness: Entonces ríndete. Admite que estás vencido.

Él sonrió entrecerrando los ojos.

Zac: Yo nunca me rindo.

Ness: Yo tampoco.

Zac: Que lo pases bien con tu granjero.

Vanessa le dedicó su sonrisa más seductora.

Ness: Tengo la intención de que así sea. Disfruta de tu modelo.

Entonces salió del coche, apretando contra el pecho su cargamento de mermelada.

Una vez en la oficina, Ashley le estuvo informando de las novedades del día.

Ness: ¿Qué hay de Scott, has sabido algo de él?

Ashley: Nada -dijo cambiando de tema rápidamente y tendiéndole un sobre con el sello «PERSONAL»-. Ha llegado esto para ti.

Ness: ¿Qué es?

Ashley: No lo he abierto. Creo que tienes derecho a mantener tus secretillos.

Ness: No los tengo -dijo cogiendo el sobre y abriéndolo-. Será algún anuncio...

Se le quebró la voz al ver la hoja de papel que contenía el sobre. Las palabras habían sido recortadas de periódicos. Y el mensaje era horrorosamente claro.

Ashley: ¿Qué es? -preguntó bruscamente-. Estás blanca como un papel.

Ness: Parece que sí tengo secretos al fin y al cabo -dijo arrugando el papel-.

Ashley: ¿Me vas a decir qué hay en esa carta o te lo voy a tener que arrancar por la fuerza? Soy bastante más fuerte que tú.

Ness: Sí, pero yo juego sucio -replicó con una triste sonrisa-. Tengo que pensarlo. Mañana te lo diré.

Ashley: Vanessa...

Ness: Mañana, Ashley. Mientras tanto, puedes ayudarme a buscar sitio para esta mermelada.

Ashley sabía cuándo era inútil insistir.

Ashley: ¿Qué vas a hacer con todo esto, por Dios?

Ness: Té -dijo sonriendo levemente-. Voy a hacer té.




¡Claro que sí! Yo estoy con la hermana de Zac. ¡Se tienen que casar!
Zac no necesita una modelo cabeza hueca y Ness no necesita a un granjero de pueblo. ¡Que cabezones son los dos! No solo Zac XD

Espero que os haya gustado el capi.

¡Thank you por los coments!
¡Comentad, please!

¡Un besi!


4 comentarios:

Unknown dijo...

Ame la hermana de Zac, es una genia!!!

Y que decia la carta que recibio Ness?
Ame el capi, sube pronto :)

Unknown dijo...

Me encantoo!! sube un cap! (:

Lau B. dijo...

OH MY GOD! I'm soooooooo sorry!!!!
Perdon por no haber comentado... o leido si soy sincera, he estado un poco ocupada pero ya estoy aqui!! :D
esta novela! agjdhcvich!!
Me encanta!
Me encanta!
Me encanta!
Publica prontoooooo!!
Bye
Xx

Lau B. dijo...

PS: me encantaria hablar contigoooo :))))))
esa carita da bastante miedo, lo siento!
:/ XD

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