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jueves, 13 de marzo de 2014

Capítulo 7


El teléfono sonó suavemente. Tras dos timbrazos, el contestador automático se puso en marcha; primero sonó el zumbido de la cinta, luego una voz, fuerte en el silencio, cargada de pánico.

Ashley: ¿Scott? Soy yo otra vez, Ashley. ¿Dónde estás? He estado en todas partes, he llamado a todas partes. Dime que estás bien. Vanessa está preocupada por ti. Yo... yo estoy preocupada por ti. Por el amor de Dios, Scott, coge el maldito teléfono.

Hubo una larga pausa durante la que solo se escuchó una respiración entrecortada, y luego el teléfono se desconectó.

Scott estaba sentado en la oscuridad, con una ligera sonrisa iluminando su cara.

Debería haber contestado al teléfono. Debería haberla llamado. Era el tercer mensaje en una hora. Pero la cuestión era que no podía contestar.

No podía levantarse. Estaba gloriosa y espléndidamente borracho, y si intentaba llegar hasta el teléfono, se caería de cara contra el suelo. No es que su cara le sirviera ya de mucho, pensó, mientras daba otro trago a la botella de whisky y dejaba que el cálido líquido le quemara la garganta. Aunque pudiera llegar hasta el teléfono, dudaba que pudiera articular una frase coherente. Si Ashley le oía balbucear y tartamudear, se presentaría allí en un instante. Y en su estado actual eso no sería bueno para ninguno de los dos.

No, Ashley tendría que preocuparse un poco más de tiempo. El pensamiento de Ashley preocupándose por él le hizo derramar unas cuantas lágrimas de borracho, que rápidamente se quitó de la cara. No estaba acostumbrado a beber tanto, y eso siempre le ponía sensiblero. Al día siguiente tendría un terrible dolor de cabeza, y el estómago revuelto. No estaba castigando a nadie salvo a sí mismo. Al día siguiente no estaría en mejor forma para enfrentarse a Ashley, para decirle lo que finalmente había aceptado.

Así que por qué esperar hasta mañana, se dijo, levantándose con una oscilante dignidad. Se tambaleó. Antes de que pudiera moverse el teléfono volvió a sonar, tras unos segundos volvió a oír la voz de Ashley.

Ashley: Scott. Tengo trabajo para ti, si lo quieres. No es demasiado, pero es dinero. En Seaport, tendrán todo preparado. A las diez en punto. Scott, lo siento. Yo...

El resto era incomprensible, y el teléfono se desconectó.

Scott parpadeó en la oscuridad.

Scott: Yo también te quiero, cariño.

Y entonces se derrumbó, quedándose dormido en la alfombra, donde había caído, con una sonrisa beatífica en su rostro.


Ahora que lo había encontrado, no sabía qué hacer con él. Vanessa miraba al hombre, manteniendo una cara inocente mientras le observaba. Lo primero que quería hacer era comprarle ropa nueva. No de Armani, Zachary Efron llevaba ropa de Armani, y ella no quería que hubiera comparaciones. Con sus amplios hombros, sus grandes manos y su guapa cara, parecía un hombre de campo. Lo más apropiado serían vaqueros y cuero, y quizá lana, pensó evaluándole con aire profesional.

Se recostó aún más en su sillón de cuero, con la mitad de su cerebro ya haciendo planes de boda. Tendrían unos hijos sanos y fuertes, rubios y de ojos azules. Tres, con dos años de diferencia entre ellos. Si es que lograba apartarle de Britt.

Ness: Llamaré a Brittany Anne. ¿Cómo me dijo que se llamaba?

**: Andrew -murmuró-. Andrew Seeley. Pero no la llame.

Vanessa dejó la mano sobre el teléfono, mirándole con expresión de interés.

Ness: ¿Por qué no?

Andrew: Ella no quiere verme -dijo triste-.

Ness: ¿Por qué no me lo cuenta todo? -sugirió-. Le prometo que soy una buena oyente. A propósito, soy Vanessa Hudgens. Llevo la agencia Rostros de Cristal.

Por un momento, la cara de él se iluminó con la sorpresa.

Andrew: No es lo que me esperaba.

Ness: ¿No?

Andrew: Creía que sería vieja y fea -dijo con ingenuidad-.

Él estaba sonriendo, una sonrisa cálida y atenta que Vanessa le devolvió; hasta que él se acordó de por qué estaba allí, y su sonrisa se desvaneció.

Andrew: Brittany Anne y yo estábamos prometidos. Llevábamos comprometidos desde que ella acabó el instituto. Yo creía que sería feliz conmigo. Ella me decía que lo sería, hasta que de repente desapareció. Dejó una nota para mí y para su madre, diciéndonos que era lo mejor y que no nos preocupáramos, pero empecé a pensar que ella no iba a volver nunca.

Vanessa no sabía qué decir, así que no dijo nada.

Andrew: Brittany Anne llamó a su madre hace un par de días desde un hotel de Nueva York. Ella no iba a decírmelo, pero Gisele Snow no podría guardar un secreto ni aunque su vida dependiera de ello. Así que volé hasta aquí, fui directamente al hotel, y la seguí mientras salía a comer con un tipo que parecía de la mafia.

Vanessa sonrió ante la descripción de Zachary Efron.

Ness: ¿Te vio él?

Andrew: Él no, pero ella sí. Pero miró a través de mí como si fuera de cristal. Nunca creí que ella pudiera mirar así. Fría y dura como el hielo.

Ness: Ella está empezando una nueva vida -dijo suavemente-. Una vida muy excitante. Estoy segura de que no intentaba ser cruel.

Andrew: Quizá -murmuró-.

Ness: Todavía no entiendo ¿qué es lo que quieres?

Andrew: Supongo que necesito hablar con ella, asegurarme de que se ha acabado. No puedo seguir con mi vida, esperando a que llame, esperando que vuelva a casa. Necesito saber si solo me ha estado diciendo mentiras, si me ha querido alguna vez.

Ness: La gente cambia.

Andrew: Solo ha estado fuera una semana y media.

Ness: Puede que haya cambiado antes y tú no te dieras cuenta. ¿Cuándo querrías hablar con ella?

Andrew: No lo sé.

Ness: Intentaré preparar algo -dijo haciéndose cargo de la situación-. ¿Estás alojado en algún lugar?

Andrew: Tengo un cuarto en el Holiday Inn. No sabía que el Holiday Inn pudiera ser tan caro.

Ness: ¿Sabes? ¿Por qué no preparo un encuentro con Britt para mañana por la tarde? Tú y yo podemos quedar para comer, y discutir antes el asunto.

Andrew: ¿Britt?

Ness: Ese es el nombre profesional de Brittany Anne.

Andrew: No me gusta.

Vanessa se le quedó mirando. Cada vez le encontraba más agradable.

Ness: ¿La quieres mucho? -preguntó suavemente-.

Andrew: Yo quiero a la que era antes. Amo a Brittany Anne. No estoy tan seguro de que quiera a Britt.

Ness: Vuelve al hotel, duerme profundamente, y mañana aclararemos todo esto.

Él sonrió. Tenía una sonrisa encantadora, pensó Vanessa. Una sonrisa tan bonita y sincera, que Vanessa no recordaba haber visto una igual.

Andrew: Has sido muy amable conmigo.

«Eso es lo que tú te crees», pensó Vanessa.

Ness: Déjame que te acompañe hasta el vestíbulo. Es tarde y llevo demasiadas horas sentada aquí.

Andrew: Lo siento -se levantó de repente-, te he estado entreteniendo y a lo mejor tienes algo importante que hacer.

Ness: No tenía nada planeado.

Él agitó la cabeza mientras se dirigían al recibidor.

Andrew: ¿Una chica tan guapa y sin una cita? -murmuró-. Nueva York es un sitio muy extraño.

Ella le sonrió.

Ness: Sí lo es -dijo mientras entraban en el ascensor-.

Bajaron en él sonriéndose mutuamente. La vida de Vanessa parecía haber dado un giro de noventa grados, y aunque esta sensación era un poco inquietante, también era muy excitante.

Sus pensamientos agradables duraron hasta que se encontraban a medio camino del vestíbulo de la Casa de Cristal, hasta que se cruzaron con Zachary Efron que se apresuraba hacia los ascensores, tirando de su corbata.

Se detuvo, mirando a Vanessa, mirando a su acompañante, pero lo último que quería Vanessa en ese momento era hacer presentaciones. ¿Qué podría decir? ¿Antiguo novio de Britt, te presento al futuro novio de Britt? Hubiera sido extraño. Y aunque Andrew parecía un hombre agradable, podría tener tendencias agresivas.

Andrew: ¿Quién era ése? -preguntó mientras salían al exterior del edificio-.

Ness: ¿Quién?

Andrew: El hombre con el que nos hemos cruzado en el vestíbulo. El que estuvo comiendo con Brittany Anne hoy.

No podía hacerse la ignorante.

Ness: Se llama Zachary Efron. Es un millonario...

Andrew: Incluso en Rigby, Kansas, hemos oído hablar del «Torbellino» -se interrumpió pensativo-. ¿Qué estaba haciendo con Brittany Anne? -Vanessa no dijo nada-. ¡Qué pregunta más tonta! ¿Ella sale con alguien más, o es él mi principal rival?

Vanessa agitaba un brazo, esperando que apareciera pronto un taxi, para poner fin a tan delicada conversación. Como de costumbre, cuando más necesitabas uno, más tardaba en aparecer. Ella se volvió para mirar los cálidos ojos azules de Andrew Seeley.

Ness: No creo que él sea tu principal rival -dijo con sinceridad-. Creo que lo es Britt.

Durante un momento, él no dijo nada. Luego asintió.

Andrew: Te recogeré a mediodía -dijo mientras un taxi paraba al lado de ellos-.

Ness: Puedo pasarme yo por el Holiday Inn...

Andrew: Vendré yo a buscarte -dijo con firmeza-, y te llevaré a comer. Tú escoges el restaurante, pero yo pago. ¿Está claro?

Ness: Está bien, eres muy amable -dijo ella mientras se metía en el taxi-. Buenas noches, Andrew.

Ella estaba contenta mientras volvía por el vacío vestíbulo. No se veía a Efron por ningún sitio, y suspiró aliviada al ver que la numeración del Otis indicaba el piso noveno. Había temido que estuviera esperándola. Debería haber sabido que él tenía otras cosas en qué pensar.

Apretó el botón de llamada de uno de los viejos ascensores. Las puertas se abrieron, Zac estaba dentro, con la chaqueta quitada y la camisa medio desabrochada.

Ness: Debería haberlo sabido -dijo con acritud entrando en el ascensor-. ¿Por qué has mandado el ascensor a tu piso? No tenías que molestarte tanto. No te temo.

Zac: No me parece que le temas a nadie -contestó apretando el botón del piso noveno y apoyándose en la pared del ascensor-. Subí al ascensor y apreté mi piso antes de cambiar de idea y decidir averiguar quién era ese hombre.

Ness: ¿Y a ti qué te importa?

Ella alargó la mano para apretar el botón del piso onceavo, pero él la detuvo.

Zac: Me importa porque he pasado una comida muy incómoda con los ojos de ese hombre fijos en mí.

Ness: Creía que estabas acostumbrado a que la gente te mirara.

Él todavía estaba sujetando la muñeca de ella. Los dedos de él eran largos, finos y muy fuertes. A ella no la habían sujetado en contra de su voluntad desde que tenía dieciocho años, y no le gustaba.

Ness: ¿Quieres hacer el favor de soltarme?

Ella intentó mantener la voz tranquila, ocultando el pánico y la cólera que bullían dentro de ella; una parte de ella estaba dispuesta a luchar, a patalear y chillar si era necesario.

No fue necesario. Él la soltó inmediatamente, y ella comprobó que no le había dejado marca en la muñeca. No la había agarrado tan fuerte como ella creía.

Zac: Pensé que a lo mejor te apetecía tomarte una copa conmigo -sugirió suavemente mientras las puertas del ascensor se abrían en el piso noveno-.

Ness: ¿Por qué iba a hacer eso?

Zac: Para descubrir qué es lo que tiene en mente el enemigo -dijo sujetando las puertas con una fuerte mano-.

Ness: ¿Y tú qué ibas a conseguir?

Zac: Lo mismo.

Si la sonrisa de él se suponía que era amistosa es que no se había mirado al espejo, pensó Vanessa. Zachary Efron parecía un lobo dispuesto a devorar a cualquier corderillo que se aventurara en su guarida.

Pero ella no era un corderillo, se recordó a sí misma. Y no temía al «Torbellino», ni siquiera un poquito.

Ella salió del ascensor, pensando que él no era tan alto como Andrew, ni tenía los hombros tan anchos, pero por alguna razón era intimidante. Sonrió dulcemente.

Ness: ¿Te gustó la orden de suspensión? -murmuró mientras entraba en el apartamento-.

Intentaba no recordar lo que había ocurrido la última vez que había estado allí.

Zac: No -dijo mientras se quitaba la chaqueta y la corbata-.

Las arrojó sobre el sillón de cuero y se dirigió al mueble bar. Empezó a preparar las bebidas sin decir nada más. Luego, se volvió y le dio un Lillet con hielo.

Ella lo tomó con cautela y se sentó en el sillón.

Ness: ¿Cómo sabías que bebo Lillet?

Su sonrisa de lobo volvió a aparecer en sus labios.

Zac: Sé todo acerca de ti, Vanessa. A pesar de que menosprecies a mis detectives privados.

Ella se negó a dejarse intimidar. Si pensaba en ello, antes se moriría que dejarle saber ciertas cosas sobre ella. Mejor no pensar en ello. Por lo menos se había equivocado en algo. Le gustaba el Lillet con un poco de naranja.

Zac: Siento no tener naranjas -dijo sentándose al lado de ella, demasiado cerca-.

Ness: Sobreviviré.

Zac: Bueno ¿quién era ese hombretón, y por qué me odia?

Zac tomo un sorbo de su whisky.

Ness: Es el anterior novio de Britt.

Esperó para ver cómo reaccionaba él. Si estaba esperando que Efron mostrara celos o desencanto fue una desilusión.

Zac: Entonces ¿por qué te estaba mirando como si le hubieras hecho el mayor favor de su vida? ¿Le prometiste devolverle a Britt?

Ness: ¿Te importa?

Zac: Es más que nada curiosidad. ¿A quién quiere a ti o a Britt?

Vanessa se atragantó a la mitad de un trago.

Ness: ¿Es en serio la pregunta?

Zac: ¿Parece que esté bromeando?

No, no lo parecía, pensó Vanessa mirándole. Con esos fríos ojos azules y la angulosa mandíbula, parecía decidido y peligroso. No el tipo de hombre que haría preguntas estúpidas y menos que aceptaría respuestas estúpidas. No, solo aceptaría la respuesta exacta a lo que preguntaba.

Ness: Quiere a Britt -dijo intimidada-, pero tendrá que conformarse. Supongo que eso es algo a lo que tú no estás acostumbrado.

Zac: No -dijo terminando su bebida-. Y en este caso supongo que tú eres con lo que se tendrá que conformar.

Ness: Un poco presuntuoso, lo sé, pero él parece estar deseando que le distraigan.

Debería levantarse y marcharse, ella sabía que debía hacerlo, pero el sofá era tan cómodo, y coquetear con el riesgo era algo peligrosamente atrayente. Ella miró a su alrededor, las paredes vacías, el escaso pero elegante mobiliario.

Ness: ¿No crees que deberías traer más cosas? Vas a estar aquí bastante tiempo. Pienso que te cansarás de vivir en un sitio tan espartano.

Zac: Mi madre era una acaparadora. No creo que tirara nada en toda su vida, y el apartamento en que crecí estaba atestado de baratijas, cojines bordados, imágenes religiosas, viejas fotografías, manteles de ganchillo. Intentar llegar hasta la puerta de la cocina era como una carrera de obstáculos.

Ness: Así que prometiste ser completamente diferente. ¿No te gustaba tu madre?

Zac: Mi madre era la mujer más maravillosa que ha habido nunca. Ella y mi padre estuvieron felizmente casados y afortunadamente murieron con pocos días de diferencia. No creo que ninguno de los dos hubiera sobrevivido solo. Pero mi madre era un poco anticuada. Un poco sofocante tanto en su casa como en su papel de madre. Lo cual está bien para una madre, pero no para una esposa.

Ness: ¿Qué tipo de esposa te gustaría?

Aquella era una conversación extraña, pero Vanessa estaba demasiado cómoda como para detenerse.

Zac: Una mujer guapa. Inteligente, pero que no intente demostrarlo constantemente. Alguien que me dé hijos y los cuide adecuadamente. Una buena anfitriona, una compañera interesante, pero que no esté pidiendo cosas imposibles todo el rato. Alguien que sea buena en la cama.

Ness: Una lista de requisitos estupenda. Eres uno de los mayores cerdos machistas de la historia ¿sabes? ¿A qué te referías con lo de pedir cosas imposibles?

Zac: No quiero una esposa que necesite atención constante. Tendrá que cuidarse un poco por sí misma. Estoy demasiado ocupado para perder el tiempo estando agarraditos de la mano.

Vanessa sacudió la cabeza.

Ness: ¡Pobre hombre! A veces el estar agarrados de la mano ayuda a suavizar el estrés. Deberías probarlo alguna vez.

Zac: ¿Así?

Él cogió una mano de ella, y por un instante ella intentó retirarla. Pero los dedos alrededor de los suyos eran fuertes. Además, era culpa de ella. Le había provocado adrede.

Ness: Algo así, pero estás perdiendo el tiempo conmigo.

El pulgar de Zac acariciaba suavemente la palma de ella, sus largos dedos entrelazándose con los de ella, acariciando sus nudillos, recorriendo sus anillos.

Zac: Quizá tengas razón -murmuró en voz baja-. Esto puede ser calmante y estimulante al mismo tiempo. -Puso su palma contra la de Vanessa-. Solo hay una cosa que despierta mi curiosidad.

Ness: ¿Sí?

Zac: ¿Por qué tiembla tu mano?

Ella retiró de repente su mano, apretándola en un puño que hubiera querido estrellar contra la cara de él.

Ness: Estoy cansada. Me voy arriba.

Zac: Me temo que yo tengo que marcharme antes. -Se levantó de repente del sillón-. Tengo que ir a una fiesta dentro de veinte minutos. ¿Por qué no te quedas y terminas la copa? Apenas la has tocado.

Él se dirigió hacia el dormitorio, quitándose la camisa. Ella se quedó mirando su fuerte y morena espalda, antes de volver a mirar hacia su vaso.

Ness: ¿Te fías de dejarme sola aquí?

Zac: Claro -su voz burlona de le llegó clara desde el dormitorio-.

Al cabo de poco rato volvió abrochándose una camisa limpia y con otra corbata sobre su hombro.

A Vanessa no le gustaba estar sentada allí mientras él se anudaba la corbata, mientras se metía con rápidos movimientos los faldones de la camisa dentro del pantalón y se ponía la chaqueta. Era una escena demasiado familiar.

Zac: Siéntete como en tu casa -dijo dirigiéndose hacia la puerta-.

Ella todavía no se había movido.

Ness: Diviértete.

Zac: Tú también.

A ella no le gustó la sonrisa con la que él salió por la puerta.


El aire nocturno era más fresco cuando Zachary Efron salió a la acera. El Bentley le esperaba, Frank y Brooke estaban dentro, y él miró su atuendo con un encogimiento de hombros resignado. Debería llevar esmoquin. No había querido perder tiempo cambiándose del todo. Había temido espantar a Vanessa. Había conseguido llevarla hasta su apartamento, y la trampa estaba dispuesta y con cebo. Ahora solo quería ver si ella picaba.

Frank se asomó por la puerta abierta del Bentley.

Frank: ¿Qué pasa?

Zac: Es solo un instante -dijo mirando hacia arriba-.

Al poco, obtuvo la respuesta que estaba esperando. Las luces del décimo piso se encendieron. Vanessa Hudgens había caído en la tentación de ponerse a registrar sus oficinas.

Una sonrisa iluminó su cara mientras entraba en el coche. Besó en la mejilla a Brooke.

Zac: Preciosa noche ¿no?

Y mientras el coche se ponía en marcha se rió para sus adentros.




Vanessa, hija mía, ¿recién conoces a un hombre y ya piensas en los hijos que vais a tener? XD
No se ha dicho en la novela, pero seguro que también pensaba en los nombres y en el campamento de verano al que los van a mandar XD XD XD

¡Y Zac es un capullo manipulador y tramposo! ¿¡Como ha sido tan malo de pararle a Ness esa trampa!?
¿¡Y como ha sido Ness tan estúpida de caer!? XD XD

¡Comentad, please!

¡Un besi!


2 comentarios:

Unknown dijo...

woooooooooooooow.
Nessa es una tonta y Zac un manipuladorrr.
Me encanto el capi.


Sube pronto

Unknown dijo...

Jajaja ya está pensando en hijos!! Pero insisto, no entiendo por qué ninguno quiere comprometerse con alguien en un matrimonio, pero bueno, son 19 capítulos, así que falta mucho :D !!! Jaja y Zac le tendió una trampa!!! Pero no creo que ella caiga la verdad.. veremos!

Síguela pronto! :D

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