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martes, 3 de diciembre de 2013

Capítulo 2


En el momento en que la puerta se cerró, Vanessa se volvió para reprocharle a su hermana su comportamiento.

Ness: ¿Que diablos te pasa? -exigió-. Lo invitaste a cenar.

Britt: Me pareció agradable. Es el tipo de hombre que...

Ness: Bueno, tú puedes quedártelo. Yo...

Britt: Gracias, pero yo solo quiero a Andrew.

De pronto su hermana pareció muy cansada y deprimida, y Vanessa se sintió fatal.

Ness: Oh, perdón, cariño. Soy una cascarrabias.

Britt: No, no lo eres -le dio unas palmaditas en el brazo-. Pero Zac te altera, ¿verdad? -la miró con curiosidad-. Y no puedo evitar preguntarme por qué. Por lo general, nunca pierdes la compostura, y mucho menos con los hombres. ¿No será tal vez que él te atrae, pero tú te niegas a admitirlo?

Ness: Claro que no. Simplemente, no me gusta la gente entrometida.

Se dio cuenta de que era una excusa débil.

Britt: Bueno, creo que él no se echará atrás -comentó-. Pienso que es el tipo de hombre que necesitas para romper tus barreras.

Vanessa apenas podía contener la ira que sentía contra su hermana. Y todo, pensaba, era por culpa de ese hombre.

Ness: Por Dios, olvidémoslo -sugirió-.

Era más fácil de decir que de hacer. Durante toda la velada, estuvo pensando en él. Algo la hacía ser muy consciente de ese hombre y tener miedo. ¿Miedo de qué? De inmediato supo la respuesta. Tenía miedo de que la hirieran otra vez.


Los días siguientes Vanessa se repitió que no quería saber nada más de Zac Efron. Sin embargo, cuando pasaron tres días sin recibir noticias suyas, se sintió molesta.

El viernes escuchó el sonido sordo del buzón, cuando el cartero entregó la correspondencia. Miró a su hermana, pero ésta estaba muy ocupada dando de comer a Jessica.

Ness: No estoy segura, pero me pareció oír al cartero -comentó con indiferencia-. ¿Quieres que vaya a ver?

Había mucha correspondencia y Vanessa se apresuró a examinarla. Había sobres blancos de forma cuadrada en su mayoría. Se trataba de tarjetas de Navidad para su hermana y su cuñado, quien seguramente no las vería. Esperaba que Brittany no se entristeciera. Había también un sobre con el nombre de su hermana con una escritura muy familiar.

Por un momento pensó en esconderlo, pero no era atrevida y, además debía admitir que tenía curiosidad por lo que Zac Efron le escribía a su hermana. Lentamente regresó al comedor.

Brittany empezó a abrir los sobres, dejando para el final el que le interesaba a Vanessa. No podía evitar mirarlo con fascinación y su hermana la sorprendió.

Britt: ¿Qué pasa? Miras ese sobre como si fuera una bomba -sonrió de pronto-. ¡Ajá! ¿Acaso sabes de quién es?

Ness: Pues, yo... -se molestó ante su titubeo-.

Britt: ¿No será de Zac? -Vanessa asintió-. ¿Quieres abrirlo tú?

Ness: ¡Claro que no!

Vanessa fingió desinterés mientras su hermana empezaba a leer. Brittany se echó a reír y después le pasó la nota. La curiosidad pudo al fin con ella.

Ness: «Estoy libre este fin de semana para aceptar la invitación a cenar» -leyó-. Debajo de su firma está su número de teléfono. ¡Qué desfachatez! -murmuró, pero por dentro estaba emocionada-.

Britt: ¿Y bien?

Ness: ¿Qué?

Britt: ¿Lo invito?

Ness: Como quieras. Ésta es tu casa -respondió con fingida indiferencia-.

Britt: Y es tu vida -hizo un gesto de exasperación-. ¿Sabes? Tengo el presentimiento de que una vez que entre, no podrás librarte de él con facilidad.

Ness: Eso crees tú, hermanita -se burló-. Nadie me obligará a hacer nada que yo no quiera. Invítalo a cenar si quieres. Vamos, pequeño -se dirigió a Brad-, es hora de ir a jugar.


Britt: Ya lo he hecho -anunció más tarde mientras tomaban café al mediodía-. Está invitado a cenar mañana por la noche.

Ness: He estado pesando que no deberías trabajar tanto en estos días -comentó con sinceridad, pero su hermana estaba decidida-.

Britt: Yo no voy a trabajar -dijo con calma-. Puedes cocinar tú. ¡Es tu oportunidad de presumir de tus habilidades!

Ness: Ah, muchas gracias, pero no tengo deseos de presumir de nada con Zac Efron. ¿No sería un riesgo? ¿Cómo sabes que no lo envenenaré? Así me libraría de él.

Britt: Me arriesgaré -se rió-. No te considero una mujer fatal ¿sabes? Además, protestas mucho. Vamos, admítelo, estás intrigada.

Ness: Bueno, tengo curiosidad por saber hasta dónde es capaz de llegar para conquistarme. Solo eso -se apresuró a añadir-.


Britt: ¿Qué habrá para la cena? -preguntó mientras curioseaba la cesta de la compra-.

Ness: Tendrás que esperar hasta la noche -le informó retirando la cesta-, como castigo por haber alentado a ese hombre.

Britt: Llevas horas en la cocina. ¿No sería mejor que pensaras en arreglarte? Después de todo, él viene a verte a ti.

Ness: No hay prisa. Además, puede verme así como estoy. No quiero que piense que me esfuerzo por impresionarlo.

Miró el reloj de la cocina y reflexionó. Solo tenía media hora antes de que Zac Efron llegara.

Negaba la necesidad de presentarse bien ante él, pero tampoco quería que la encontrara con unos vaqueros y un suéter manchado de comida. Una mirada en el espejo de la escalera le indicó que tenía harina en la cara y que estaba muy despeinada.

Normalmente a Vanessa le encantaban las reuniones, ya que era muy sociable, pero no deseaba esa velada. Zac Efron la hacía sentirse incómoda e insegura.

Aun así, tenía curiosidad. ¿Cuáles eran sus planes? ¿Por qué ella? Maldijo en silencio. No tenía tiempo para especular acerca de las motivaciones de Zac Efron.


Si alguien la hubiera visto en ese momento, jamás habría pensado que había pasado horas en la cocina. Se había puesto su vestido favorito; era de color negro, sencillo pero elegante. Llevaba el cabello negro recogido en una trenza.

El timbre sonó cuando bajaba por la escalera; de inmediato se sintió inquieta.

Britt: Sé buena y abre -le gritó desde la habitación de su hija-. Jessica se está portando mal esta noche. No se está quieta.

Vanessa aspiró profundamente y abrió la puerta. El umbral estaba ocupado por un enorme ramo de flores. Detrás de él, Zac Efron era apenas visible.

Ness: Ojala no hubieras hecho esto -comentó con incomodidad-. No tenías por qué haberte gastado tanto dinero. Yo...

Zac: No te preocupes -la interrumpió-. Estas flores son para mi anfitriona, tu hermana.

Ness: Oh -se sintió muy estúpida y se hizo a un lado para despejarle el paso-. Brittany bajará en un momento.

Se volvió y lo guió hacia la sala. A cada paso que daba, era más consciente de su presencia. Toda su aparente seguridad se desvaneció cuando se lo imaginó observándola. Vanessa se sentó y al momento se arrepintió, pues temía que él pudiera pensar que era una invitación para sentarse junto a ella.

Zac puso las flores en una mesita y Vanessa lo observó. Llevaba un traje oscuro, de corte impecable.

Zac: Las flores no son para ti -anunció él acercándose-, pero esto sí.

Le tendió lo que parecía una cajita envuelta en papel de regalo.

Ness: Oh, no... no puedo -negó-. No está bien; apenas te conozco.

Zac: Digamos que es un regalo anticipado de Navidad.

Ness: No hay razón para que me hagas regalos de Navidad ahora... o después -anunció-. Los regalos son para la familia, amigos cercanos...

Zac: Cuando llegue Navidad, espero que seamos amigos cercanos -dijo con calma-.

Ness: No será así. Yo...

Zac: Oh, vamos. Si de verdad creyera eso, me sentiría muy desilusionado -esbozó su característica sonrisa encantadora y Vanessa se alegró de estar sentada-. Odio las desilusiones -continuó-, desde que era un niño y no me regalaron el tractor rojo que pedí. ¡Toma! -se sentó a su lado y le puso la caja en las manos-. No lo rechazarás. No me gustaría admitir que mi novia no lo ha aceptado.

Ness: No soy tu…

Zac: Pero lo serás -anunció con seguridad-.

Vanessa lo miró con frustración. De pronto se levantó y puso la cajita al lado de las flores.

Zac: ¿No lo vas a abrir?

Ness: Yo... quizá... más tarde.

Zac: Lo siento, pero eso no basta. Cuando entrego regalos, me gusta que los abran -se levantó, desenvolvió la caja y la abrió delante de ella. Se trataba de un precioso broche, con un extraño diseño-. Es muérdago -explicó-. Será suficiente hasta que te convenza de que llegaremos a estar juntos bajo uno real. A ver, déjame ponértelo

Prendió el broche en uno de los hombros del vestido.

Una extraña sensación recorrió a la joven ante el tibio contacto de sus manos. Asombrada de su propia respuesta, Vanessa retrocedió, pero lo hizo tan deprisa que tropezó con la alfombra. Habría caído de no ser por la rápida reacción de él, que la sujetó de los antebrazos, demasiado cerca. Parecía no tener prisa por soltarla; sus preciosos ojos azules la hipnotizaban.

Ella tragó saliva. Su aroma la invadió. Había una sensualidad en aquellos ojos, en aquellos labios.

Cuando él percibió su incomodidad, sonrió ampliamente acercándola más hacia sí.

Britt: No os preocupéis por mí -se anunció con diversión, contemplando la escena íntima-.

Con una exclamación de sorpresa, Vanessa retrocedió ruborizada.

Ness: Sírvele al señor Efron una bebida, Brittany -ordenó con voz tensa-. La cena estará lista en cinco minutos.

Trató de no salir apresurada de la habitación, pero sabía que su hermana y Zac Efron notaron su nerviosismo.

Cerró la puerta de la cocina y se apoyó en ella hasta que su pulso se normalizó. Lo maldijo en silencio; apenas llevaba dos minutos en la casa y ya había destrozado su compostura, desconcertándola por completo.

Por un momento, cuando la estaba sosteniendo, pensó que la iba a besar. Pero lo que más la alteraba era el hecho de que ella misma hubiera permanecido inmóvil, hipnotizada por esos ojos. Él debió de pensar que estaba dispuesta... Si Brittany no hubiera...

Dejó de pensar en esas cosas y se dedicó a servir. No iba a dejar que él echara a perder aquella estupenda cena.

Zac: Supongo que tú has cocinado hoy -comentó cuando Vanessa entró con el primer plato. Zac y Brittany estaban sentados a la mesa, enfrascados en una conversación, pero cuando ella apareció, él se levantó- Me halagas -continuó-. Yo...

Ness: No hay necesidad -se apresuró a interrumpirlo, pero después se tranquilizó-. Es solo el primer día de un nuevo programa. De ahora en adelante yo cocinaré siempre porque Brittany necesita descansar más.

Su hermana arqueó las cejas, pero por fortuna para Vanessa, no la contradijo. «¡Qué desfachatez la de este hombre!» pensó la joven cuando le servía. Aunque fuera cierto, él no debía señalar explícitamente que ella se había esmerado por impresionarlo.

Pero Zac Efron no se quedó callado.

Zac: Entonces es mi día de suerte. Si lo haces todo tan bien como cocinar -anunció, haciéndola sonrojarse-, será un placer, excepto por tu actitud hacia mí. Deja mucho que desear, ¿no crees? Pero estoy seguro de que puede solucionarse. Sé que en el fondo te gusto -sonrió, desafiándola con la mirada-.

Brittany se echó a reír, pero cuando vio la expresión tensa de su hermana, acudió en su rescate.

Britt: Dime, Zac ¿siempre has trabajado para la compañía de la familia?

Zac: Desde que salí de la universidad, sí. Estaba administrando una sucursal en el extranjero, pero hace seis meses que estoy al cargo de la que se encuentra en la calle Oxford. Quizá Vanessa te haya contado que soy el gerente, pero me interesa más el departamento de modas. Es el área donde pienso que necesitamos crecer.

Britt: Mi hermana también se dedica a la moda -exclamó muy complacida-. Tiene su propia tienda de ropa.

Ness: Una sociedad -corrigió y después añadió con cierto sarcasmo-: Claro que solo se trata de una empresa modesta comparada con el poder de Efron...

Zac: Bueno, por algo se empieza -sonrió con cortesía-.

El tono deliberado de autoridad y su mirada burlona la irritaron, pero no podía replicar nada. De hecho, su tienda de ropa ya tenía cierta reputación, clientes fieles, y varias empresas más grandes le habían hecho algunas ofertas de compra.

Pero Brittany se encargó de la conversación e hizo que Zac hablara de su trabajo.

De todas formas, él no necesitaba que lo alentaran. Hablaba rápidamente y con fluidez. Era un conversador interesante que intercalaba comentarios astutos y anécdotas graciosas sobre su trabajo. De cuando en cuando Vanessa se reía con ganas, pero de repente un pensamiento la contuvo: el temor de que contara el episodio con Santa Claus.

Se sentaron a la mesa para tomar el café cuando se oyó un gemido procedente del piso superior.

Ness: Yo iré -se ofreció pero Brittany la contuvo-.

Britt: No, será mejor que vaya yo. Ya me lo esperaba. Creo que a Jessica le va a salir otro diente.

El estar sola con Zac Efron en una habitación tenuemente iluminada a la luz de la chimenea, la hizo sentirse inquieta. Le preocupaba su sorprendente atractivo, además del hecho de que no podía mirarlo sin sentir una turbadora reacción en su interior.

Era consciente de que él la estaba observando, pero no quiso mirarlo.

Zac: No muerdo -anunció rompiendo el tenso silencio-. Así que no necesitas quedarte ahí como si te hubieran dejado a solas con el fiero perro guardián de la familia. -A pesar de su tensión, Vanessa se rió-. Así está mejor -aprobó-. Estés triste o alegre, eres preciosa, pero una simple sonrisa da calor y luz a tu rostro -caminó hacia ella-. ¿Sabes? Tu belleza es poco común, novedosa para mi experiencia.

Y seguramente tenía mucha, pensó Vanessa. Parecía el tipo de hombre que había conocido a muchas mujeres. Se tensó cuando pensó que quizás fuera el típico soltero mujeriego.

Zac se sentó junto a ella al lado de la chimenea. Vanessa se revolvió nerviosa, pero él impidió que se retirara.

Zac: No te vayas -la urgió con suavidad, poniéndole una mano en el brazo-. No huyas de mí. Déjame mirarte bien. Hasta ahora solo he podido tener algunas evidencias provocativas, poco satisfactorias, como un espejismo en el desierto, imaginado por un hombre sediento.

«Sí que sabe hablar», pensó ella. Vanessa pensó que su trabajo quizá consistía en halagar a las mujeres para que se sintieran bien. Ella nunca lo hacía con sus clientes cuando usaban algo que no les favorecía. Tenía un gran respeto por la verdad.

Pero todo pensamiento coherente la abandonó cuando él la tomó de la barbilla y la obligó a mirarlo. Se inclinó, observándola.

Zac: Sí, poco común -comentó de nuevo-. Una belleza con chispa, obsesionante. Por lo menos a mí me ha obsesionado desde que te vi por primera vez.

Ness: ¿Aunque pensaras que era una «chica revoltosa»? -quiso recordarle-.

Zac: Y esos enormes ojos marrones -continuó con una sonrisa-. No dan ninguna pista de tus pensamientos. Son remotos, como si estuvieras lejos, evasivos. ¿Dónde estás, Vanessa? No trates de eludirme -hablaba con sensualidad-. Déjame conocerte.

Ness: Estás... diciendo tonterías -balbuceó-. Solo se trata de fórmulas ¿no? Palabras de negocios. Una línea de trabajo que sigues con las mujeres. A mí... no me gusta.

Zac: Quizá porque no te las ha dicho el hombre indicado, o porque no lo expresó con sinceridad. Ya te acostumbrarás a mí. Aprenderás a disfrutarlas, y algún día será como el alimento que necesitas, comida para tus emociones. Actualmente están muy hambrientas ¿no?

Ness: No -negó. Se apartó, molesta por no haberlo hecho antes. No le gustaba la suposición de que se sentía frustrada por la falta de un hombre en su vida-. Tengo muchos amigos.

Era cierto. Desde hacía mucho tiempo, conocía hombres con los que se sentía a gusto, pero no buscaba una relación íntima.

Zac: Todos buscamos a alguien -insistió-, lo admitamos o no.

Ness: Habla por ti -replicó-. Quizá tú no sabes lo que quieres, pero yo sí.

Se dijo que ella nunca era tan agresiva. La culpa era de Zac Efron por negarse a aceptar que no estaba interesada en él.

Zac: Sí lo sé. Sé muy bien lo que quiero en este momento.

Ness: Entonces sugiero que te acuerdes del tractor rojo y te prepares para otra desilusión -sugirió nerviosa. Zac se quedó callado durante tanto tiempo que creyó que por fin había ganado. Sin embargo, él no dejaba de observarla y el silencio se volvió agresivo-. Por Dios, ¿quieres dejar de mirarme?

Zac ignoró su queja.

Zac: Dicen que las apariencias engañan, y yo no creo que seas una feminista rabiosa. Dime, ¿qué tienes contra los hombres?

La joven lo maldijo en silencio. ¿Por qué tenía la capacidad de ponerla a la defensiva? ¿Por qué debería importarle a ella que él la considerase poco femenina? Sin embargo, le importaba.

Ness: No contra todos los hombres -explicó-. Solo contra algunos, sobre todo los arrogantes y presuntuosos.

Zac: ¿Así me consideras? -arqueó una ceja-.

Ness: ¿Me culparías por ello? -declaró-. He tratado de decirte, sin ser grosera que no estoy interesada en ti, pero tú...

Zac: Oh, vamos, Vanessa. ¿Por qué no te sueltas un poco el pelo, literalmente hablando? -preguntó al tiempo que acariciaba la suave trenza-. La primera vez que te vi, volaba libremente sobre tu espalda. Es el tipo de cabello donde un hombre desearía hundir el rostro.

Ness: Por favor -rogó consciente de la debilidad que la abrumaba-. Yo no...

Zac: Podríamos divertirnos juntos -sugirió-. No me digas que no tienes sentido del humor bajo esa máscara de dignidad. No lo creo, no después de haber conocido a tu hermana.

Ness: Claro que lo tengo. Lo que pasa es que no me gusta que se burlen de mí.

Zac: ¿Eso crees que estoy haciendo? -preguntó con suavidad-. Sí, creo que eso es lo que piensas. Te equivocas. De verdad quiero conocerte, Vanessa. Quizá estemos comenzando mal -le tomó una mano-. Tal vez debamos empezar de nuevo.

Ness: Yo... mira -trató de liberar su mano, sonrojándose-. Tengo que hacer que comprendas que yo no quiero...

Zac: Sigues huyendo -suspiró-. Mira, Vanessa, sé lo que quiero. Solo seremos dos personas que se divierten juntas, que disfrutan de su compañía, si así lo prefieres. Puedo garantizarte que te lo pasarás bien si es que realmente tienes ese sentido del humor que dices tener.

Vanessa no dijo nada, porque en ese momento, Brittany volvió. Retiró rápidamente la mano, y recibió una mirada especulativa por parte de su hermana.

Britt: Por fin Jessica se ha dormido -se dejó caer en un sillón y bostezó-. Perdón por mi larga ausencia. Creo que también yo me dormí. Espero que mi hermanita te esté cuidando bien.

Zac: Quizá no como yo deseara. Estáis cansadas -anunció-, y no debo quedarme por mucho tiempo -miró a Vanessa-. No, Brittany, no te levantes -se inclinó y le tomó la mano-. Me ha encantado esta velada y me gustaría corresponder a vuestra hospitalidad. ¿Puedo invitaros a cenar un día?

Britt: Gracias, pero no -sonrió-. No debo salir en estos días, pero puedes invitar a Vanessa. Ella...

Ness: No puedo -la interrumpió-. Estoy aquí para hacerte compañía. Yo...

Britt: Estoy segura de que puedo conseguir a alguien para que se quede aquí por una noche -la interrumpió-.

Zac: ¿Y bien, Vanessa? -la miró-.

La joven pensó que no era justo; no debería presionarla así. Además, era irritante que ella, que había decidido no sucumbir, se sintiera tan afectada por esa presión. Zac Efron podía ser muy peligroso. Era un hombre decidido a conseguir lo que quería.

Ness: Está bien. ¿Y por qué pareces tan complacida? -preguntó a Brittany cuando la puerta se cerró detrás de Zac Efron-.

Britt: Porque tenía razón. Es simpático. Quizás uno de los más simpáticos que conozco.

Ness: ¿Sí? -hizo una mueca-.

Consideraba que su hermana estaba exagerando.

Britt: Sí, y nada aburrido. Además, de verdad le gustas, cualquiera puede darse cuenta de ello.

Ness: Razón de más para no comprometerme.

Britt: ¡Vanessa! -Se quedó asombrada por el tono tan mordaz de su hermana-. Aquí estás, con docenas de hombres atractivos muriéndose de ganas de estar contigo. Te encuentras con el más guapo de todos y te comportas como un pedazo de hielo. Mientras tanto, yo necesito a un hombre conmigo ¿y qué tengo? -se le quebró la voz, y Vanessa corrió a su lado-.

Ness: Oh, Britt, ojala pudiera ayudarte. ¿Por qué no conociste a alguien que pudiera estar contigo siempre? Alguien como Zac. Él es tan... -se interrumpió, dándose cuenta de que había estado a punto de revelar sus emociones-. Bueno, no te mereces estas preocupaciones -se apresuró a añadir-.


Zac llamó dos días más tarde, justo cuando Vanessa pensaba que había abandonado.

Ness: ¡Ah, eres tú! -saludó con ironía, y se maldijo por estar enfadada con él-.

Zac: ¿Puedes cenar conmigo esta noche? Te recogeré a las ocho. ¿Te gusta bailar? Pensaba que después de cenar...

Ness: Oh, no puedo volver tarde -se apresuró a decir, ya que bailar sería una actividad muy íntima-. Por si Brittany...

Zac: Ah, eso se arregla fácilmente -comentó él y a continuación colgó-.


Cuando llegó a buscarla esa misma noche, lo aclaró todo.

Zac: A las ocho en punto -dijo cuando Vanessa abrió la puerta-. ¿Te estás dando cuenta de que quiero impresionarte? Sobre todo porque la señora Macgowan te dirá que no soy precisamente el más puntual de los hombres -lo acompañaba una mujer de edad a quien presentó como su secretaria-. La señora Macgowan está dispuesta a quedarse con tu hermana durante el tiempo que sea necesario -le informó mientras la aludida hablaba con Brittany-, y además, tiene su propio coche.

La suposición de Zac de que sus disposiciones serían aceptadas sin protesta molestó mucho a Vanessa.

Ness: Eres un... -empezó a decir, pero él la interrumpió-.

Zac: No me lo agradezcas -dijo con diversión-. También lo he hecho por el bienestar de Angy. Es viuda y trabaja por las mañanas; supongo que sus veladas son muy solitarias.

Ness: Bueno -murmuró-, siempre y cuando Brittany esté de acuerdo.

Pudo ver que él descartaba ese tema para dedicarse a observarla.

Zac: Estás magnífica -comentó con sensualidad-.

Vanessa se sintió reconfortada, pero por otro lado deseó no haberse esmerado tanto en arreglarse.

El vestido, una creación personal de Vanessa, le pareció de pronto muy provocativo, con su línea ajustada y su escote pronunciado. Quizá Zac pensaba que se había vestido para seducirlo.

Ness: Gracias -replicó con voz tensa-.

Él interpretó mal sus emociones y adoptó una expresión irónica. Vanessa se sintió culpable.

Zac: ¿Ni siquiera puedo decirte un cumplido?

Ness: Lo... lo siento, no quise decirlo así... me temo que estoy demasiado acostumbrada a la gente que dice una cosa, pero piensa lo contrario.

Zac: Yo siempre hablo en serio. Una de mis virtudes es que respeto mucho la verdad. Te he dicho que estás magnífica, y es cierto. ¿No te das cuenta de lo impresionado que estoy?

Se estaba comportando de forma cómica y Vanessa no pudo evitar reírse.

Ness: Lo siento -repitió pensando que él había sido muy sincero desde el principio-. Señor Efron, yo...

Zac: Vamos. ¿Por qué no me llamas por mi nombre? Prefiero que me llames Zac. Nunca me sentí como un Efron.

Ness: ¿Cómo es eso? -preguntó con diversión-.

Nunca había pensado si su propio apellido le quedaba bien o no.

Zac: Da una imagen demasiado sombría -explicó-. Tengo un tío que ahora tiene ochenta años, pero a mí siempre me pareció muy viejo.

Ness: Nadie podría acusarte jamás de ser tan sobrio -pactó-.

Zac: Entonces, dejémoslo en Zac -sugirió y ella aceptó-. ¡Bien! -expresó su satisfacción tomándola del brazo-. Es un buen comienzo.

Ella no tenía idea de a dónde pretendía llevarla, y era lo mejor, porque nunca habría acertado. No se trataba de un elegante restaurante con una pequeña pista de baile que sirviera de excusa para estar abrazados. Se trataba de un complejo muy grande, con su propio restaurante y una enorme pista donde una orquesta tocaba música moderna para bailar. Vanessa sintió alivio y desilusión a la vez, ya que durante el baile ni se tocaron.

Ness: Debo admitir -confesó divertida en un intermedio-, que nunca pensé que éste fuera tu tipo de escenario.

Zac: ¿Por qué no? No te molesta ¿o sí? -preguntó, y Vanessa tuvo la impresión de que él la llevaría de inmediato a otro lugar si ella así lo deseaba. Sacudió la cabeza y Zac continuó-: A mí me gusta bailar lo que sea. Me gusta la variedad. Creí que éste... -indicó el lugar- ...sería un lugar más seguro para nuestra primera cita.

Ness: ¿Seguro? -inquirió con curiosidad-.

Zac: Sí -sonrió-. Conozco mis debilidades, y abrazarte en una pista de baile sería demasiado para mi dominio de mí mismo.


Cuando el coche se detuvo ante la casa de Brittany, Zac se volvió hacia Vanessa y la tomó del rostro.

Zac: Quieta -la reprendió cuando ella quiso apartarse-. Es solo una forma de agradecerte esta velada. Realmente me he divertido.

Ella también, pero por nada del mundo lo admitiría. Zac bajó lentamente la cabeza, como si tuviera miedo de asustarla, y sus labios rozaron su boca.

Las sensaciones que ese roce provocó en la joven fueron intensísimas, como millones de descargas eléctricas por su cuerpo.

Vanessa comprendió que él se había dado cuenta de su reacción. Supuso que Zac se aprovecharía, pero la soltó.

Zac: Buenas noches, Vanessa -se despidió-.

No la escoltó hasta la puerta, pero se quedó esperando hasta que ella entró.

Le temblaban las piernas cuando subió por la escalera. Se recordó que ella misma había querido que ese beso continuara. Era ilógico, porque antes había dicho que Zac Efron no le interesaba.

Britt: ¿Vanessa? -la llamó desde la sala-.

De mala gana, Vanessa bajó. No quería enfrentarse a la mirada astuta de su hermana.

Britt: ¿Todo está bien? ¿Te has divertido?

Su hermana parecía cansada, pero Vanessa adivinó que no la dejaría en paz hasta que se lo contara todo. Pero la secretaria de Zac estaba allí, recogiendo sus cosas, y la joven no quiso hablar en su presencia.

Ness: Sí, gracias.


Si Vanessa creía que iba a conseguir evitar el interrogatorio en su habitación, no conocía bien a su hermana.

Britt: ¡Vamos! ¡Habla!

Ness: Tendrías que estar acostada -sugirió con molestia-. La señora Macgowan te iba a cuidar y no tenías que estar despierta.

Britt: No quise dejarla sola -explicó-. Además, me cae bien, y deberías oír las cosas que dice de Zac. Parece que es un hombre muy decente y cariñoso -tomó asiento en un sillón-. Bien, ¿cómo te ha ido?

Ness: Como en cualquier cita para salir a cenar. Comimos, hablamos y bailamos un poco.

Britt: ¿Te besó? -inquirió-.

Vanessa no pudo evitar reírse, recordando sus años de adolescente cuando charlaban durante horas de sus aventuras. Ya en aquel entonces había una diferencia marcada en sus actitudes.

Brittany, romántica, hogareña, estaba ansiosa por comprometerse y casarse. En cambio, Vanessa declaraba que sus relaciones eran superficiales y que no se casaría hasta que tuviera treinta años.

«Primero quiero ser alguien, una persona, y no solo una esposa», solía decir y esa decisión se hizo más fuerte después del engaño de Drake.

Ness: En realidad no fue un beso -explicó-. Solo un roce de labios.

Quizá, pero si un simple beso la había hecho sentirse así, un beso intenso causaría verdaderos estragos, pensó Vanessa con inquietud.




Admítelo Vanessa, ¡Zac te gusta mucho! Es inútil que sigas negándolo.
Aunque por parte de Zac me ha parecido muy descarado que ya diga que serán novios XD
Realmente sabe lo que quiere y va a por ello caiga quien caiga.
Lástima que el de la vida real no se esfuerce tanto ¬_¬
¡Yo también tengo ganas de que vuelvan!
Porque en mi opinión Vanessa y Austin no pegan ni con cola.

Bueno, gracias por los coments.
Seguid comentando mucho que de cada vez se pondrá más interesante.

¡Un besi!


2 comentarios:

Unknown dijo...

ME ENCAAAAAAAANTO!
ZAC SABE LO QUE QUIERE Y VA POR ELLO! YO LO APOYO!!!


Y VANE... DEBERIA DEJAR DE SER TAN FRIA CON ZAC.


SUBE PRONTO :)

Maria jose dijo...

esta nove me esta gustando mucho
ya quiero saber mas
me encanta que vanessa se sienta asi
sube pronto!!!!!


vanessa y austin la verdad no crei que esten
tanto tiempo juntos
pero yo siempre creere que ZANESSA
VOLVERA!!!!!
(seria el dia mas feliz de mi vida)

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