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martes, 10 de diciembre de 2013

Capítulo 5


Vanessa no le pidió explicaciones acerca de su llegada, pero Zac se lo aclaró.

Zac: La señora Macgowan me llamó. Yo estaba más cerca, y ella pensó que a mí me gustaría saber lo de Brittany. Trata de no preocuparte, Vanessa. Tan pronto como llegue ella, te llevaré al hospital.

El alivio la embargó, pero se sintió obligada a añadir:

Ness: Pero debes de estar muy ocupado...

Zac: Vanessa, una de las ventajas de la gerencia es que puedes delegar tus funciones. Me gusta trabajar también en Navidad, pero esto es mucho más importante. La salud de Brittany tiene prioridad y tú -subrayó-, eres primordial para mí.


Ness: Llamé al hospital mientras esperaba -le dijo cuando se dirigían hacia allí-, pero aún no pueden decirme nada. Quizá podré ver a algún médico...

Zac: Nos quedaremos hasta que haya noticias -le aseguró-.

Ness: Qué amable de tu parte -comentó cuando se sentaban en la sala de espera-. Me siento culpable, quitándote tanto tiempo. Esperar noticias es una agonía. Tengo tanto miedo. Pero para ti debe de ser muy aburrido...

Zac: Tonterías -negó con firmeza-. Comparto tu preocupación. Estoy muy encariñado con Brittany. Además, no puedo aburrirme estando tú conmigo, y pienso estar a tu lado por mucho tiempo en el futuro. Vanessa, tenemos mucho de que hablar: dónde vamos a vivir, cuándo... Te advierto que no quiero esperar mucho. Te quiero toda para mí lo antes posible.

Ness: ¡Ah! -exclamó-.

No había pensado más allá del descubrimiento de su amor por Zac. Tendría que reflexionar mucho sobre si aceptar o no un compromiso permanente, ya que para ella sería para siempre. No se conformaría con menos y debía saber si él pensaba lo mismo. El matrimonio de Zac había sido feliz, y Vanessa había dado por supuesto que nunca se arriesgaría a otra relación permanente.

Hasta ese momento no había mencionado el tema del matrimonio, aunque...

Ness: Sé lo que dijiste de Drake. Pero creí que solo... -comenzó-.

Zac: Sé que aún no te he pedido que te cases conmigo, pero...

Ness: ¡Zac! -se apresuró a interrumpirlo-. Por favor, no digas más ahora. Verás, no estoy segura de que...

Zac: ¿Quieres decir que lo de anoche no significó nada para ti? -preguntó con labios apretados-. No creí que fueras el tipo de chica que...

Ness: No lo soy. Sí significó mucho -balbuceó-. Pero debo ser sincera: simplemente... sucedió. Yo no planeaba que pasara. Yo...

Zac: Ya veo -la interrumpió-. Parece que estaba pretendiendo demasiado.

En ese momento estaba sombrío, aislado en un lugar donde ella no podía alcanzarlo. Físicamente estaba con ella, pero no mental ni espiritualmente. Vanessa no podía soportarlo.

Ness: Oh, por favor, Zac, no te pongas así. No te lo tomes de esa manera. Nunca debimos hablar de eso ahora. No puedo pensar bien, porque Brittany...

Se atragantó al pensar en su hermana, y se apresuró a levantarse para mirar por la ventana.

Zac: ¡Vanessa! -la siguió y la tomó por los hombros-. Lo siento, soy un egoísta. Tienes razón, éste no es ni el tiempo ni el lugar para hablar de nuestro futuro -le hizo levantar la cabeza, y vio que tenía los ojos llenos de lágrimas y los labios temblorosos-. Está bien, querida, no te presionaré más. Será como tú quieras. Solo te pido que no me saques de tu vida ¿de acuerdo?

Ness: No... lo haré -prometió-. Yo soy la egoísta ahora, Zac. No... no puedo comprometerme... a nada en este momento, pero necesito que estés conmigo.

Zac: Me conformaré con eso... por ahora -la abrazó con fuerza y Vanessa se sintió segura-. Valor, amor mío. Estoy seguro de que todo saldrá bien. Brittany está en buenas manos.


Sin embargo, las horas que siguieron fueron las más difíciles de la vida de Vanessa. Se sentaron en silencio y Zac le sostenía la mano con ternura. Hablaron de Brittany, de los niños y de la posibilidad de que Andrew llegara a casa.

Ness: ¿Supón... supón que llega demasiado tarde? -sugirió-. ¿Cómo podría decirle...? -y una vez más se sintió muy culpable-. Si tan solo hubiera pasado la noche en casa...

Zac: ¡Basta ya! -la reprendió con suavidad-. Aunque hubieras estado en casa, quizá tu hermana no te habría despertado, así como no despertó a la señora Macgowan.

Ness: No lo sabemos. Yo soy su hermana y debí estar allí.

Zac: Así que te culpas -comentó-. Supongo que entonces también debes culparme a mí. -Lo miró, pero no pudo negarlo. En su ansiedad, así lo pensaba. Si él la hubiera llevado a casa cuando se lo pidió...-. Ya veo que sí me culpas -continuó-.

Ness: No... no puedo evitarlo.

En ese momento apareció una enfermera para decirle que el médico quería verla.

Con el corazón latiendo aceleradamente y el estómago contraído, Vanessa saltó de su asiento. Zac se levantó con ella y apoyó una mano en su brazo.

**: ¿Es usted pariente? -le preguntó la enfermera a Zac, dándole a entender que debía quedarse en la sala-.


El aspecto tranquilo del médico la calmó un poco, y le confirmó que los fuertes dolores de Brittany se habían debido a un ataque de apendicitis. En vista de la gravedad tuvo que practicar una cesárea y después extraer el apéndice.

**: Fueron necesarios dos equipos de cirujanos -explicó el médico-.

Ness: Con razón tardó tanto -comentó-, pero ¿ella está...?

**: Está bien -le aseguró el médico-. Ahora duerme y me temo que no puede verla. Tendrá que quedarse en el hospital por más tiempo. Por cierto -añadió-, es un niño.

Cuando Vanessa regresó a la sala de espera, las lágrimas corrían por sus mejillas. Toda la ansiedad contenida explotó de golpe.

Zac la miró y se acercó con expresión preocupada.

Zac: ¿Vanessa? ¡Dios! ¿Brittany no...?

Ness: No -tragó saliva y él la abrazó con fuerza-. Está bien. Lo siento; estoy llorando de alivio.

Zac: ¡Gracias a Dios! -la sujetó con fuerza-. Y no te disculpes. Llora todo lo que quieras. Fuiste muy valiente, y no llorabas. Empezaba a preocuparme por ti.

Mientras permanecía en sus brazos, Vanessa comprendió que deseaba compartir el resto de su vida con ese hombre, bajo cualquier término. Después de todo, pensó que en esos días muchas relaciones eran tan permanentes como el matrimonio; tendrían momentos de éxtasis y también problemas y ansiedades, pero Vanessa lo soportaría todo estando al lado de él. Pero le había dicho que no estaba segura...

Por un momento se sintió tentada de decirle que había cambiado de opinión, pero se sentía incómoda. No era el momento adecuado. Además, si realmente la amaba, volvería a hablar de eso. Zac era muy insistente.


Zac: No va a ser una buena Navidad para Brad y Jessica -comentó cuando la llevaba a casa-. Brittany en el hospital y su padre en el extranjero.

Ness: Y aunque Andrew tomara un avión de vuelta a casa, tendría que regresar casi de inmediato.

Zac: Tampoco tú lo pasarás bien -sugirió-. Sola en esa casa con dos niños.

Vanessa pensaba lo mismo, pero no tenía otra opción.

Ness: Ah, estoy acostumbrada a estar sola. Siempre lo he preferido.

Zac: ¿Si? -preguntó con tono extraño y Vanessa se dio cuenta de lo que él estaba imaginando-.

Ness: Quiero decir que no vivo con Brittany, y que nunca he compartido un apartamento con nadie. Prefiero ser independiente.

Zac: Ya lo he notado -admitió con tristeza. Se quedó callado durante un rato y después dijo-: Debes venir con nosotros.

Ness: ¿Nosotros?

Zac: Voy a pasar la Navidad con mis padres -explicó-.

Ness: Oh, no -sacudió la cabeza-. La Navidad es época familiar. No quiero molestar...

Zac: No molestarás. Tienen una casa enorme. Va a estar muy vacía este año. Soy el único que iré a casa. -Esperó escuchar de sus labios que deseaba que conociera a sus padres, pero en lugar de eso añadió-: Mis padres echarán de menos a todos sus nietos este año. Les encantará poder divertirse con Jessica y Brad.

Vanessa pensó que era obvio que le preocupaba más la Navidad de los niños y la de sus padres que la de ella. Bueno, era culpa suya, pero se sentía muy deprimida.

Zac la escoltó hasta la casa y después explicaron a la señora Macgowan que Brittany estaba bien. Vanessa le informó a Brad que tenía un hermanito.

Ness: Más pequeño que Jessica -explicó-.

Zac: ¡Bien! -exclamó-. Haz las maletas. Yo llamaré a mis padres para que nos esperen.

Ness: Pero si tu madre no espera invitados este año... ¿Qué hay de la comida? No va a haber...

Zac: ¡No te preocupes! -la interrumpió-. Mi madre siempre prepara comida como para un ejército. Nos haréis un favor a mi padre y a mí. Nosotros somos los que acabamos con las sobras.

Ness: ¿Y la señora Macgowan? -preguntó en voz baja-. Brittany la había invitado a...

Zac: No hay problema. Ella también viene.

Ness: Ni siquiera sé dónde viven tus padres. ¿Es muy lejos? ¿Puedo venir a visitar a Brittany?

Zac: No está lejos de Londres, así que te traeré todos los días. ¿Algún otro problema? -preguntó con ironía-.

Ness: No, claro que no.

Pasar la Navidad con Zac le parecía maravilloso, y además lo vería en familia. La mayoría de la gente tenía dos caras: una en público y otra privada. Sería muy importante ver cómo se comportaba en su hogar.


Media hora más tarde, estaban en camino. Se detuvieron en el apartamento de Vanessa para revisar la correspondencia. Había dos sobres de apariencia oficial, cuentas y estados financieros del banco. Vanessa metió todo en su bolso para verlo después.

Durante el camino, le explicó a Brad que su madre estaba delicada de salud, y que pasarían la Navidad con los padres del tío Zac. El niño se mostró muy divertido, ante la idea.

Brad: ¿Y cómo sabrá Santa Claus dónde llevar mis regalos si no estoy en casa? -preguntó con ansia-.

Vanessa sonrió, pensando en la maleta grande llena de regalos, y le aseguró:

Ness: Santa Claus es muy inteligente. Él te encontrará.

Zac le había dicho que su hogar era grande, pero la realidad dejó a Vanessa impresionada.

A dos horas de Londres, se presentó ante su vista una enorme mansión de estilo Tudor. La chica exclamó con deleite:

Ness: ¡Qué precioso lugar! ¿Es propiedad del estado?

La señora Macgowan se rió y Zac también parecía divertido.

Zac: Gracias a Dios, no -respondió-. Es la casa de mis padres.

Ness: ¿Esa es tu casa?

Por un momento lo miró con incredulidad, pero se dio cuenta de que no estaba bromeando.

De pronto, se sintió muy intranquila.

Rodeada por enormes árboles, la casa tenía un gran jardín en el cual pastaban ciervos.

Zac: Mi padre tiene un pequeño rebaño. En invierno lo guardan en un establo en la parte posterior de la casa.

Vanessa contempló la mansión. Cuanto más se acercaban, más se impresionaba y más decaía su humor. Sabía que la familia de Zac no era pobre, pero en ese momento podía comprobar que se trataba de gente millonaria, y que él sería el heredero principal.

Y ella que había pensado que pasar la Navidad con él le daría la oportunidad de retomar el tema de que vivieran juntos.

En ese momento iba a parecer que la riqueza de Zac había influido en su opinión. No quería que él la considerara como una cazafortunas. Aunque él volviera a sugerírselo, pensaría que ella aceptaba porque había visto la magnitud de su fortuna.

¿Y su familia? Seguramente sus padres desearían que su hijo mayor se casara y les diera nietos y futuros herederos de esa grandeza.

Vanessa suspiró. Parecía que no terminaban los problemas de esa relación. Pero aún así, se alegraba de haber conocido a Zac.

De pronto, no tuvo más tiempo para pensar. Brad bajó de inmediato y se dirigió hacia la amplia escalera; al fondo de la misma había una puerta de caoba donde una pareja bien vestida los estaba esperando. Era obvio que se trataba de los padres de Zac. De su padre, había heredado su estatura y complexión; de su madre, las facciones y el color de su piel.

Con Jessica en brazos, Zac guió a Vanessa hacia la escalera. La joven se sentía incómoda. Aún llevaba los vaqueros y el suéter con los que fue al hospital, y hacía tiempo que no acudía al salón de belleza. ¿Qué pensaría esa impecable pareja?

Por lo menos, la bienvenida fue cálida. La señora Efron tomó en brazos a Jessica, y el señor se ocupó de Brad con entusiasmo.

Zac: Mamá, papá, ésta es Vanessa Hudgens. Vanessa, mis padres.

La presentación de Zac fue sencilla, sin dar ninguna explicación de su relación. Bien podría tratarse de algún caso de caridad en la casa de los terratenientes, pensó Vanessa, pero de inmediato se reprendió por esa ocurrencia. No debía ser ingrata, aunque sí deseaba que Zac la hubiera presentado por lo menos como su amiga.

Ness: Han sido ustedes muy amables al invitarnos -dijo tímidamente a la señora Efron cuando entraron en la casa-.

Sra. Efron: ¡Válgame Dios! -exclamó la señora mirando a Jessica-. Esto no tiene nada que ver con la amabilidad, sino con el egoísmo. Supongo que mi hijo ya le comentó que esta Navidad no habrá niños aquí, así que sus sobrinos son una bendición para nosotros. Estas fechas no son lo mismo sin niños.

Apareció una doncella para enseñarle a Vanessa la habitación de los huéspedes, pero la señora Efron insistió en encargarse ella misma de Jessica y de Brad.

Sra. Efron: Es hora del té de la tarde, y tengo algo que le gustará a este jovencito. Venga con nosotros cuando se haya refrescado, señorita Hudgens.

¿Era una insinuación de que estaba muy desaliñada?, se preguntó Vanessa y siguió a la doncella por una impresionante escalera bordeada de vidrieras.

Su habitación era enorme. Había una cama de estilo imperial... Cada vez se sentía más segura de que no era el tipo de mujer que la familia de Zac deseaba para su hijo mayor.

Deshizo la maleta deprisa. Se veía muy escaso su equipaje una vez colocado en el guardarropa, pero al menos la ropa que había llevado consigo era muy elegante. Se duchó y se puso un vestido sencillo, pero precioso.

Zac la encontró en el vestíbulo, y la expresión de sus ojos le indicó que la admiraba. La tomó del codo con calidez.

Zac: Creí que era mejor esperarte y mostrarte el camino. A menudo, las visitas se pierden.

Ness: No me sorprende -comentó-.

Zac: Tomaremos el té en la sala de mi madre -explicó-. Dice que es menos formal.

Ness: ¿Menos formal para quién? -preguntó con sospecha-.

¿Acaso esperaba que apareciera en vaqueros?

Zac: Para Brad, claro -explicó con sorpresa-. Quiere que los niños se sientan como en su casa.

Para ellos era informal, pero para Vanessa era impresionante. La sala tenía muebles muy antiguos. Los altos ventanales ofrecían una vista completa del jardín posterior.

Sra. Efron: ¿Tiene jardín, señorita Hudgens? -preguntó cuando Vanessa expresó su admiración por el jardín-.

Ness: No, vivo en un apartamento.

Sra. Efron: ¿Entonces no sabe nada de jardinería?

Ness: No, pero yo...

Sr. Efron: ¿Sabe montar, señorita Hudgens?

Ness: No, me temo que no -replicó casi en un tono de disculpa-.

En ese momento lamentó haber aceptado la invitación de Zac.

Sr. Efron: Qué lástima. Zac podría mostrarle el resto de la propiedad. Es demasiado grande para recorrerla andando.

Por un momento, Vanessa se preguntó quién sería Zac; después Zac le comentó:

Zac: Podríamos llevar el todoterreno, si a Vanessa le interesa.

Sra. Efron: Estoy segura de que no -intervino antes de que Vanessa dijera que le encantaría-. Nosotros amamos mucho nuestra tierra, y por eso pensamos que a los visitantes necesariamente también les interesa. Es como ver las fotos de las vacaciones de otra gente.

Vanessa se mordió el labio. Para la señora Efron solo era una simple visitante. Era obvio que aquella señora no sabía nada de la relación entre ellos, ni tampoco la aprobaría. De hecho, era posible que hubiera pensado en otra candidata para su hijo. Quizá la hija de alguno de los terratenientes vecinos.

Cuando terminó su té, Vanessa se sentía muy mal. No era que la excluyeran, pero Zac y su padre conversaban acerca de la tienda, su madre monopolizaba a Jessica e intercambiaba murmuraciones con la señora Macgowan, mientras que Brad estaba interesado en uno de los perros de la familia.

Sra. Efron: No se moleste en cambiarse para la cena, señorita Hudgens -ofreció la madre de Zac cuando se retiraron a prepararse para la velada-. Lo que lleva puesto quedará muy bien. Supongo que no tuvo tiempo para preparar esta visita.

Cuando Vanessa subió a acostar a los niños, estaba furiosa. Había anhelado conocer a los padres de Zac y que le cayeran bien. El padre no habló mucho con ella, excepto el comentario que le dirigió acerca de los caballos. Pero la señora Efron mostró una falta total de atención hacia ella.

Jessica y Brad dormirían en una pequeña habitación comunicada con la de ella. Los dos estaban cansados y se durmieron de inmediato. Vanessa tuvo tiempo para pensar en sus propias reacciones ante el hogar de Zac.

Temía bajar a cenar. La señora Efron ya no tendría niños con quienes distraerse. Quizá la sometería a un interrogatorio detallado, ya que seguramente Zac y su padre hablarían de negocios.

Si pudiera estar a solas con Zac, sentir sus brazos alrededor de ella, podría encontrar consuelo para sus sentimientos. Pero al parecer no tendría esa oportunidad. Él no tenía intenciones de expresar su afecto hacia ella delante de sus padres, debido a la incertidumbre que mostró en el hospital y que no pudo aclarar después.

La cena ofrecía un fuerte contraste con el té. La mesa era enorme, capaz de albergar a veinte personas. Zac y su padre usaban trajes formales y, aunque la madre y la señora Macgowan no llevaban vestidos de noche, Vanessa deseó haberse cambiado.

Bueno, pensó que aún tenía el día siguiente para demostrarles que podía comportarse en la alta sociedad. Pensar en otras veinticuatro horas en ese rígido y estirado ambiente casi la hizo gruñir.

Zac estaba sentado entre Vanessa y su madre. Aunque la ignoraba, la señora Efron distraía mucho su atención, haciendo muchas preguntas a su hijo.

Sr. Efron: ¿Va a la iglesia, señorita Hudgens? -preguntó de pronto, sin preámbulos-.

Ness: Pues... no, no exactamente. Solo voy...

Sra. Efron: Mi marido se lo pregunta porque siempre vamos al servicio de medianoche en Navidad. Es una tradición familiar, claro, y no es obligatorio para usted, si desea acostarse temprano -terminó-.

Vanessa iba a decir que solo iba a la iglesia en Pascua y en Navidad, pero en ese momento no se molestó en corregir su opinión. Quizás era injusta, pero le dio la impresión de que los Efron preferían estar en familia.

Ness: Será mejor que me quede por si los niños se despiertan y se asustan -replicó con frialdad-.


La familia se marcharía a las once en punto.

Zac: Tenemos primero algunos villancicos -explicó mirándola con intensidad-. ¿Estás segura de que no quieres venir conmigo?

Nada le hubiera gustado más que estar a su lado en alguna preciosa iglesia del campo, cantando villancicos populares. A Vanessa le encantaba la Navidad, pero la señora Efron había subrayado que era una tradición «familiar», y ella no era de la familia, ni lo sería. Aunque él le pidiera matrimonio, cosa que no haría, Vanessa había causado una mala impresión entre sus anfitriones.

Ness: No, no iré -dijo con calma-.

Zac: Como quieras.

Sra. Efron: Molly le servirá una bebida caliente antes de acostarse -anunció-.


Mientras esperaba a que la doncella apareciera, el teléfono sonó. Al principio Vanessa dudó, pero finalmente respondió.

**: Hola, ¿está Zac? -preguntó una voz femenina y sensual. Vanessa le contestó que no estaba-. Oh, me dijeron que estaría en casa para Navidad -expresó la mujer con desilusión-. Mira, Molly, sé buena y dile que llame a Miley ¿de acuerdo?

Y después de eso, colgó.

Diez minutos después, cuando Vanessa tomaba la bebida, el teléfono sonó otra vez. Lo contestó de inmediato, ya que la doncella le informó que el resto del personal se había ido a la iglesia y que ella se iría a acostar.

Era otra mujer preguntando por Zac.

*: ¡Demonios! Claro, seguramente lo arrastraron a la iglesia al pobrecito. Llamaré a primera hora, mañana. Dile que le ha llamado Ashley, ¿vale?

Parecía que Zac era muy popular entre el sexo femenino. Así lo demostró la tercera llamada de una tal Taylor, que afirmó que «lo vería mañana por la tarde».

Con razón la señora Efron no había dado ninguna importancia a su llegada, pensó Vanessa cuando dejó el tercer mensaje anotado junto al teléfono. Parecía que Zac tenía montones de amigas.

Los niños dormían bien. Cuando colgó el calcetín de los regalos de Brad en la cabecera de la cama, Vanessa observó sus rostros inocentes a la tenue luz. Quería a esos niños, pero siempre había considerado el afecto que les tenía como el natural en una tía hacia sus sobrinos. Esa noche, en vista de sus sentimientos hacia Zac, le despertaron sensaciones maternales e imaginó cómo serían sus hijos con él. Pero no podía verlos, tal vez porque su existencia era imposible. Quizá pudiera olvidarse del matrimonio, si así lo quería Zac, pero era demasiado conservadora como para desear tener hijos fuera de un matrimonio.

Mientras se preparaba para dormir, Vanessa luchó contra la depresión. Durante cerca de un mes, Zac la había perseguido sin parar, y su corazón había tratado de no verse atrapado. Una vez que había decidido ser capturada, descubría que ella no era la única mujer en su vida.

Acostumbrada a dormir en una cama sencilla, Vanessa se sentía extraña en una cama grande, y muy sola. Quizá no le hubiera parecido así, de no haber sido por su reciente experiencia con Zac. De cualquier forma, no podía dormir porque su mente estudiaba una y otra vez los sucesos del día. No solo existía la confusión en su relación con Zac, sino que también la preocupaba el negocio. Cuando Drake y ella rompieron, Vanessa había puesto toda su energía en su tienda.

Mientras permanecía con los ojos abiertos, escuchaba los sonidos de la vieja casa. Para cualquier otra persona sería algo aterrador, pero ella se dijo que no estaba nerviosa.

Su habitación daba a la fachada y pudo escuchar la vuelta de la familia. Después escuchó pasos que subían por la escalera.

Vanessa estaba a punto de dormirse cuando algo la despertó. De inmediato se puso alerta. Había alguien en su habitación. Se sintió aliviada cuando creyó que se trataba de su sobrino que estaba asustado.

Ness: ¿Brad? -preguntó con suavidad-.

Buscó la lámpara de la mesilla, pero la cama era demasiado ancha. Entonces sintió que el peso que se apoyó en la cama era demasiado grande.

Zac: ¿Vanessa?

Nss: ¿Zac? ¿Qué diablos...? -por fin encendió la luz y parpadeó. Entonces vio a Zac vestido con una fina bata de seda-. ¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó en voz baja para no despertar a los niños-.

Zac: Quería ser el primero en desearte una feliz Navidad -explicó, pero sus ojos parecían indicar otra cosa-.

Ness: ¿Qué hora es?

Zac: Las dos -respondió con voz suave-. Al diablo con la hora. Ven aquí -sugirió-.

Ness: No. No deberías estar aquí, Zac.

Zac: ¿Por qué no? -se levantó y se dirigió hacia ella-.

Ness: Por muchas razones. Los niños están ahí -señaló-.

Zac: ¿Eso es todo? -preguntó y cerró la puerta de la habitación de los niños-. Ahora no se despertarán -avanzó hacia ella con expresión decidida-.

Ness: ¡No, Zac, por favor! Vete. Esto no está bien, no en la casa de tus padres. De por sí ya piensan mal de mí -eso lo detuvo-.

Zac: ¿De qué diablos estás hablando?

Ness: Me parece obvio, así que me sorprende que no lo sepas. Aquí me siento como un pez fuera del agua. No encajo bien.

Zac: ¡Tonterías! -se acercó a la cama y tomó sus manos, besando cada dedo con ternura-. Es maravilloso tenerte aquí -murmuró-.

Ness: No es cierto -insistió-. Sí, se portaron amablemente, pero les causé una mala impresión desde que me vieron toda desaliñada. ¡Basta ya, Zac! -exclamó cuando él le besó las palmas y muñecas de forma muy erótica-.

Zac: Vanessa, ¿puedes dejar de decir tonterías y concentrarte en cosas más importantes? -la sujetó con fuerza, pero ella se resistió-.

Ness: No estaba bien vestida, no sé nada de jardinería, ni se montar. Y resultó evidente que no querían que fuera a la iglesia con ellos. No trates de negarlo -añadió cuando él sacudió la cabeza-.

Zac: Por lo menos esta locura demuestra que te importa que te acepten. Creo que imaginas demasiadas cosas. No era ningún tipo de inquisición, o un examen de tus habilidades.

Ness: No te creo. Vaya -dijo con indignación-, tus padres ni siquiera me llamaron por mi nombre de pila. Siempre me llamaron «señorita Hudgens».

Zac suspiró con exasperación cuando ella evitó que se acercara más.

Zac: Bueno, mis padres proceden de una generación conservadora. Dales otra oportunidad. Espera un día más y te llamarán Vanessa.

Ness: No estoy segura de desear quedarme aquí un día más -murmuró-

Él frunció el ceño.

Zac: ¿Quieres privar a los niños del placer de la Navidad solo porque tienes un complejo de inferioridad con mis padres?

Ness: Zac -rogó-, yo lo creo así. Las mujeres tenemos un sexto sentido que los hombres no poseen. Sé que tus padres no...

Zac: Creo que te equivocas, pero olvídalos por un momento. Estás aquí porque yo lo quiero, y estás perdiendo el tiempo cuando podríamos hacer cosas más divertidas -agregó con sensualidad. La tomó del rostro y la besó, pero Vanessa lo empujó por los hombros-. Por Dios, ¿qué te pasa, Vanessa?

Ness: Sé lo que tratas de hacer, y no dormiré contigo bajo el techo de tus padres sin que ellos lo sepan.

Zac: ¿Quieres que vaya a decírselo y les pida permiso? -preguntó con sarcasmo-.

Ness: No seas ridículo. Sabes a qué me refiero.

Zac: Tú eres la ridícula. Dejas que tu imaginación se interponga entre nosotros.

Ness: No es solo eso. Sería un abuso de hospitalidad. Tengo mis principios, aunque parece que tú no los tienes. ¿A cuántas mujeres más les hiciste el amor aquí, en esta cama?

Zac: ¿Qué? -preguntó con consternación-.

Ness: Hablo de tus otras tres novias.

Él le tocó la frente.

Zac: No tienes fiebre -murmuró-.

Ness: No, ni tampoco soy tonta. Tres mujeres ansiosas por hablar contigo llamaron por teléfono y yo saqué mis propias conclusiones.

Zac: ¿Sí? -preguntó con sarcasmo-. No lo creo, pero...

Brad: ¿Tía Vanessa?

En el calor de la discusión había levantado la voz, y en ese momento, Brad asomaba la cabeza.

Ness: Está bien, cariño -lo reconfortó-. Aquí estoy. Perdona que te hayamos despertado.

Brad se subió a la cama con ella y Zac se volvió.

Zac: Para tu información no planeaba meterme en tu cama, aunque admito que esperaba alguna muestra de cariño; nada más. Yo también tengo mis principios. Terminaremos esto en otra ocasión -dijo por encima del hombro-, cuando recuperes la sensatez.




Wow! Zac habla de matrimonio. ¿Cuánto hace que se conocen? Apenas dos semanas, ¿no? ¡Eso es amor y lo demás son tonterías! Vanessa agarralo y no lo sueltes, que hombres así no se encuentran XD

¡Gracias por el coment y por las visitas!
¡Un besi!


2 comentarios:

Unknown dijo...

Wow... este capitulo fue raro!
Creo que me perdi a lo ultimo... que esta pasando? Hay algo raro me parece a mi... Y los padres de zac no aceptan a vanessa?
Y esas tres mujeres, quienes eran? ajaaj

Me ha encantado el capi :)


Sube pronto (:

Lau B. dijo...

Vanessa eres una estupida!
no tengo mas nada que decir!

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