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miércoles, 28 de junio de 2017

Capítulo 18


Zac: Estás cometiendo un gran error -le advirtió-. Estás huyendo, en vez de quedarte aquí a esperar.

Vanessa no se atrevía a mirarlo mientras se movía alrededor del dormitorio, haciendo la maleta.

Ness: ¿Qué es lo que tengo que esperar? -preguntó, incómoda por la forma en que la miraba-. ¿Esperar a saber qué va a ser de nosotros?

Zac no contestó, pero Vanessa no esperaba que lo hiciera. Y tampoco quería insistir en esa cuestión. Una cosa era fantasear con Zac, eso no le hacía ningún daño. Pero cuando comenzaba a pensar en lo que se había convertido su vida, se daba cuenta de que había llegado el momento de irse de su casa. No tenía muchas cosas que guardar, por supuesto, algo que encontraba en aquel momento curiosamente satisfactorio.

Ness: Ya llevo aquí demasiado tiempo.

Zac: ¿Demasiado tiempo para qué? -se reclinó contra la pared y se cruzó de brazos-.

Vanessa se preguntó si no echaría de menos dormir en su propia cama, pero, por supuesto, no se lo preguntó.

Ness: Demasiado tiempo como para no haber superado el impacto inicial. Tengo que empezar a hacerme cargo de mi vida -tomó una blusa y la metió en la maleta-. Es una suerte que nunca haya tenido un cariño especial a mi ropa. Apenas echo nada de menos -dobló el pijama y también lo guardó-.

Zac: ¿Qué echas de menos?

Ness: Exactamente, lo que cualquiera podría imaginar: mis diarios, la información que tenía en el disco duro, las fotografías, los recuerdos. Los objetos que pertenecían a mis abuelos en general. Esto no es un error, Zac. Tengo que seguir haciendo mi vida.

Zac tomó la maleta.

Zac: En ese caso, no dejes que yo te lo impida.

Él era el único que podría hacerlo, pensó Vanessa con el corazón palpitante. Zac era el único que podía retenerla allí. Bastaría con que dijera «te necesito» o «hay algo especial entre nosotros», para que ella se planteara la posibilidad de deshacer las maletas. Y no era fácil tener que admitir que bastarían dos palabras de Zac para que no se fuera.

Sin embargo, Zac no dijo nada. No lo haría nunca. Y tampoco hablarían de Derek. Zac se había quedado atrapado en la culpa y Vanessa sabía que tanto él como ella tenían la sensación de que aquello era algo que jamás conseguirían resolver. No había nada que hacer. Si Zac le pidiera que se quedara, se quedaría, sí, y terminarían envueltos en una especie de drama que acabaría en desastre y arruinaría su recién renovada amistad.

Salieron juntos al frío de la mañana. Vanessa se despidió de los perros y la gata. Al acariciarles la cabeza por última vez, sintió una inesperada tristeza. Zac ya tenía el motor del coche en marcha. Mientras recorrían la escasa distancia que los separaba de la estación, Vanessa alzó la mirada hacia las casas cubiertas de nieve y los árboles desnudos, contempló también el puente cubierto sobre el río, las iglesias y las tiendas. Todo aquello le resultaba tan familiar... Mentalmente hizo una fotografía de aquel lugar, con la que intentaría reemplazar todas las fotografías perdidas en el incendio.

Zac dejó el coche en el aparcamiento de la estación. Salieron y le llevó la maleta hasta la puerta. Allí permanecieron el uno frente al otro, bajo la nieve.

Ness: Bueno, al final me voy.

Zac: Espero que tengas mucha suerte.

Ness: Gracias, Zac. Gracias por todo.

Zac: ¿Puedo decir algo?

Ness: Claro, puedes decir lo que quieras.

Zac: Voy a echarte mucho de menos.

Vanessa se echó a reír, intentando disimular sus verdaderos sentimientos.

Ness: Por lo menos ahora podrás recuperar tu cama.

Zac: Eh, le tengo mucho cariño a mi sofá.

Ness: Bueno, pero podrás recuperar tu vida amorosa.

Zac: Yo no tengo vida amorosa.

Ness: ¿Y qué me dices de todas esas mujeres tan atractivas con las que sales?

Zac se echó a reír.

Zac: Eso no tiene nada que ver con el amor.

Ness: ¿Entonces por qué lo haces?

Zac volvió a reír.

Zac: No pienso contestar a eso.

Ness: Tienes que hacerlo. En una ocasión, me dijiste que estarías dispuesto a contarme cualquier cosa -algo que era completamente falso. Eran muchas las cosas que Zac escondía sobre sí mismo-. ¿Qué me dices de todas esas supermodelos con las que sales, jefe?

Zac: No tengo nada que decir. Vienen, se van y fin de la historia. Nunca han significado nada más que un poco de diversión en mis noches libres.

Ness: ¿Y eso cómo puedes saberlo? ¿Alguna vez le has dado a alguna de esas chicas una oportunidad?

Zac: ¿Que cómo puedo saberlo? -dio un paso hacia ella y la tomó por la barbilla para que alzara el rostro hacia él-. Creo que los dos lo sabemos -y, sin más, le dio un casto, aunque no por ello menos devastador, beso en los labios-. Que tengas un buen viaje -añadió, y se alejó de ella-.




Cortito... ¡pero se han besado! 😲
¡Aunque la próxima vez que no sea un beso casto! 😆

¡Gracias por leer!


2 comentarios:

Maria jose dijo...

Ohh mi dios!!!!
Ya quiero saber mas
Me quede con las ganas de seguir leyendo
Que buena novela
Siguela pronto por favor


Saludos

Lu dijo...

Diossss!
Quede con ganas de seguir leyendo, juuusto ahi termina el cap:(


Quiero yaaa saber como sigue jaja
Sube pronto :)

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