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domingo, 18 de junio de 2017

Capítulo 16


Miley había crecido rodeada de grandes expectativas sobre ella, pero siempre había tenido la sensación de que no estaba a su altura y, de vez en cuando, se llevaba algún chasco sobre sí misma. De modo que el trabajo en la panadería estaba siendo toda una revelación. Le gustaba y se le daba bien, algo completamente inusual en ella. Aquello le hizo ser consciente de que quizá el problema no fuera suyo. A lo mejor el problema era que estaba intentando satisfacer las expectativas de los demás.

Troy: Pareces contenta -dijo descargando las bandejas-.

Miley: Y lo estoy -contestó, saliendo al callejón con él-. Sé que puede parecer una locura, pero me gusta trabajar aquí. Me gusta como huele, me caen bien mis compañeros de trabajo, los clientes. Sí, me gusta trabajar en una panadería.

Troy contestó con una sonrisa.

Troy: Tienes razón, es una locura.

Miley: En ese caso, es una locura buena. ¿Sabes? Lo más curioso de todo es que he tenido muchos trabajos y ninguno me ha gustado. Cuando estaba en mi antiguo colegio, teníamos que rotar por diferentes trabajos, pero todos ellos eran trabajos relacionados con alguna carrera universitaria. Jamás se les habría ocurrido enviar a alguien a una panadería.

Troy bajó la puerta trasera de la furgoneta y la cerró. Habían decidido pasar el día de descanso dando un paseo, porque Miley quería hacer algunas fotografías. Cuando empezaron a caminar, Troy sacó un cigarrillo del bolsillo, pero Miley se lo arrancó de la mano antes de que hubiera podido encenderlo.

Troy: Genial, así que eres una no fumadora radical.

Miley: Ex fumadora -admitió-.

Troy: ¿Tú, ex fumadora?

Miley sabía lo que estaba pensando. Tenía el aspecto de la típica niña buena. Una niña incapaz de hacer nada malo. Ésa era la razón por la que estaba acostumbrada a salirse de rositas de todas sus diabluras.

Miley: Y lo más estúpido del caso es que no sólo sabía que fumar podía matarme, sino que mis padres se volverían locos si se enteraban.

Troy: ¿Y funcionó? ¿Conseguiste volverles locos?

Miley: No -contestó con una risa cargada de amargura-. Consiguieron hacerlo ellos solos. Terminaron divorciándose. A mí, sencillamente, me ignoraron.

La verdad era que cuando una pareja estaba haciendo aquella ruptura emocional, los hijos quedaban relegados a un segundo plano.

Se detuvieron en el parque, ideal en aquel momento para un estudio en blanco y negro: la verja de hierro forjado, los bancos y las mesas se recortaban contra un fondo nevado. También se perfilaban contra el fondo las barras de los columpios y la estatua de granito del fundador de Avalon. Miley sacó la cámara. Troy tomó el cigarrillo y lo encendió.

Miley no se dejó impresionar, aunque no pudo evitar pensar que Troy estaba muy atractivo con aquella pose de chico malo.

Miley: Apóyate contra ese árbol. Te haré una fotografía.

Troy se encogió de hombros y obedeció. Estaba acostumbrándose a las fotografías de Miley y ya conseguía relajarse delante de la cámara.

Miley hizo unas fotografías más. Troy tenía un rostro interesante, de estructura angulosa que contrastaba con sus labios llenos y con un pelo liso y muy claro. Coronado por el humo del cigarro, su semblante parecía intenso, y, por alguna razón, triste.

Miley: Una auténtica pose de Rebelde sin causa -comentó mientras capturaba su perfil-.

Troy tenía la mirada clavada en la distancia.

Troy: ¿Qué es eso?

Esa era otra de las cosas a las que Miley tendría que acostumbrarse. Entre los compañeros de su antiguo colegio, eran habituales las referencias a libros y películas clásicas. Desde que estaba en Avalon, eran muchas las cosas que tenía que explicar.

Miley: Es una película antigua sobre un chico de clase media que muestra una actitud rebelde sin ningún sentido -un argumento que le resultaba inquietantemente familiar-. Y, por cierto, ese adolescente también estaba enganchado al tabaco.

Troy: ¿Tú cómo conseguiste dejarlo?

Miley: Conocí a alguien el verano pasado.

Bajó la mirada. De pronto sentía unas ganas inmensas de sonreír.

Troy: ¿Un novio?

Miley: No, que va.

Desde luego, Jake era un chico suficientemente atractivo como para considerar la posibilidad de salir con él, pero, al igual que Miley, cuando se habían conocido, ninguno estaba buscando una relación.

Miley: Trabajábamos juntos en el campamento Kioga -le explicó a Troy-. Pero él volvió a California.

Era un chico absolutamente maravilloso, pero tenía una vida muy triste. Miley y él continuaban en contacto por correo electrónico. Se escribían todos los días, en una ocasión, se habían escrito hasta seis veces, pero no podía decir que fuera su novio.

Miley: Lo único que él quería era ir a la universidad y convertirse en piloto -le explicó a Troy-. En cualquier caso, fue él el que me hizo darme cuenta de que fumar era una tontería. Quemamos mi último paquete de tabaco haciendo una especie de ritual. Gracias a él conseguí darme cuenta de que lo único que estaba consiguiendo al fumar era hacerme daño a mí misma.

Troy: Si estás esperando que te diga que has conseguido convencerme y que yo también voy a dejarlo, te equivocas.

Miley: No espero que hagas nada.

Pero sería bonito, pensó Miley, puesto que para ella había sido un momento crucial en su vida el dejar el tabaco y los porros. Un momento decisivo con el que podría haber sellado su etapa de rebelión adolescente. Pero no había sido así porque al final su vida se había convertido en un caos. Miley era consciente de que no era ninguna coincidencia el que hubiera comenzado a tener relaciones sexuales con Logan O'Donnell el mismo día que su madre había anunciado que se iba a trabajar a Europa.

Troy: Mi padre también iba al campamento Kioga.

Miley: No lo sabía.

Troy: Sí, hace mucho tiempo.

Miley bajó la cámara y se estremeció. Cuando la madre de Sarah, Ashley Tisdale, le había preguntado que si había ido al médico, se había sentido como un cervatillo paralizado ante los faros de un coche. Y, por supuesto, su propia reacción la había traicionado.

Había intentado disimularlo diciendo que no entendía a qué se refería. Ashley no había querido presionar. En cambio, le había escrito un número de teléfono en un papel y se lo había tendido.

Ash: Supongo que siendo nueva en el pueblo, no te resultará fácil encontrar un buen médico.

De momento, Miley había marcado aquel número tantas veces que se lo había aprendido de memoria. Pero en cuanto una voz contestaba «consulta del doctor Benson», colgaba, aunque sabía que se estaba comportando como una estúpida y que cada día que pasaba se limitaban sus opciones.

Troy: ¿Estás bien? Te has puesto muy pálida.

Miley: ¿De verdad?

Troy: ¿Te pasa algo?

Y, por algún motivo, aquella pregunta hizo que se moviera algo dentro de ella. Durante mucho tiempo, Miley había estado ejerciendo un control absoluto sobre sí misma. Cualquiera que la mirara, vería en ella una adolescente normal, una estudiante, pero bajo aquella cuidada superficie, se escondía una chica histérica al borde de la locura. Sintiéndose de pronto liberada, comenzó a reír, y cuanto más estupefacto parecía Troy, más divertido le parecía.




Qué cortito 😅
El siguiente será más larguito 😉

¡Gracias por leer!


2 comentarios:

Lu dijo...

Me da mucha intriga lo que le pasa a Miley pero creo que tengo una sospecha.
Me gustó el capítulo


Sube pronto :)

Maria jose dijo...

Lo de miley se pone interesante
Ya quiero saber mas
Sube pronto




Saludos

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