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lunes, 28 de noviembre de 2016

Capítulo 7


Zac se despertó cuando llamaron a la puerta de su dormitorio.

Ness: ¿Zac? Son las ocho y media.

¿Las ocho y media? Se incorporó y se frotó los ojos.

Zac: ¿Cómo está David?

Ness: Mejor. Te he preparado café. Si estás visible, te lo traigo a la habitación -dijo desde fuera-.

Zac: Vale -se miró y le dijo con tono vacilante-. Deja que me ponga una camisa.

Ness: Ya te he visto una vez sin camisa -asomó la cabeza por la puerta y fue hacia él-. Espero que te guste el café solo.

Zac: Está bien.

Lo que sí podía llegar a gustarle era que se lo llevara a la cama.

Ness: He llamado a la consulta del pediatra y pueden ver al niño a las nueve y media.

Zac: Estupendo. Eres fabulosa.

Ness: Y no se te olvide -llegó hasta el baúl que había a los pies de la cama, lo miró y se detuvo-.

Como Ness no le pasó la taza, Zac estiró el brazo para alcanzarla.

Entonces, él dejó caer el brazo y la miró con expresión inquisitiva.

Zac: ¿Ness?

Ella pestañeó, luego miró fijamente a la taza como si la viera por primera vez.

Ness: Bueno, te la dejo aquí y puedes… esto… -hizo un gesto con la mano y retrocedió-. Cuando quieras.

Se volvió rápidamente y salió volando del dormitorio.

Zac sintió una pizca de orgullo al ver que Ness se había puesto nerviosa porque estaba con el torso desnudo. Sonrió y alcanzó la taza, pero tan distraído estaba que se quemó la lengua al dar el primer sorbo.

Ella evitó su mirada cuando entró en el salón después de la ducha.

Ness: He preparado a David y la bolsa con los pañales y todo lo que puedes necesitar. Aquí he apuntado el tiempo que me ha llevado hacer cada cosa para que lo veas. Terminé de escribir los artículos y se me ocurrió poner una lavadora con ropa de los niños. Cuando Alex se despierte… Estoy hablando como una cotorra.

Zac: Ya veo -dijo sin poder evitar sonreír-.

Inesperadamente, Zac se sentía alegre. Estaba claro que Ness se sentía atraída por él y, como a él le pasaba lo mismo, estaba feliz de saber que no era el único. Estaba resultando ser una mujer muy interesante.

Se había equivocado con ella al pensar que era una de esas personas que van por la vida sin rumbo fijo. A Zac le gustaba hacer planes y marcarse objetivos y no toleraba a los que iban de un lado a otro y eran parásitos de la sociedad sin contribuir a ella. Sin embargo, cuando él le había demostrado la necesidad de cumplir un programa y de organizarse, ella no le había fallado. A lo mejor, todo lo que necesitaba era a alguien que le enseñara el camino.

Zac le había enseñado el camino a muchas personas; esa era su particular contribución a la sociedad.

Se sirvió más café y la observó mientras arreglaba un poco el salón. Sí, cuando los niños estuvieran de vuelta con Mike y Stephanie, Zac tenía la intención de estudiar con mayor detenimiento sus sentimientos hacia Ness.

Zac: Será mejor que vaya preparando a Alex. Gracias por todo lo que has hecho, Ness. Lo habría pasado muy mal si no me hubieras ayudado.

Ella arrugó el entrecejo.

Ness: No despiertes a Alex. Me quedaré aquí y será más fácil para ti si no te lo llevas.

Zac: Siento que ya he contado contigo demasiado.

Ness: No me importa.

Zac: ¿Cuándo vas a dormir?

Ness: Cuando vuelvas. Ir a la consulta no te va a llevar todo el día.

El hecho de pensar en no tener que luchar con los dos niños le pareció una tentación irresistible.

Casi igual de irresistible que la misma Ness.


Zac tuvo que esperar dos horas hasta que le recibió el médico. Después de contar todos los patos que había en el papel pintado de la sala de espera, de darle a David el biberón que Ness había metido en la bolsa y de cambiarle el pañal, Zac estaba dispuesto a darle caza al médico y obligarlo a que viera al niño.

Aquella no era forma de llevar un negocio. Le había dado cita a las nueve y media y el médico ni siquiera estaba cerca. ¿Era así como trataba a sus pacientes, haciéndolos esperar durante horas en una sala llena de niños enfermos contagiándose enfermedades mutuamente?

Se sentía insultado. Su tiempo era tan valioso como el del médico.

Eran más de las doce cuando él y David llegaron a casa. La pobre Ness debía de estar hecha polvo.

Desde el rellano de la escalera oyó la ya conocida música de Barrio Sésamo. Cuando entró se encontró a Alex sentado en el suelo, rodeado de juguetes de plástico.

El pequeño vio a Zac y señaló el televisor.

Alex: El Pajado Gande.

Zac: Sí, el Pájaro Grande.

Zac no lograba verle la gracia a un enorme avestruz amarillo, pero no iba a discutir con Alex.

Dejó la bolsa de los pañales en el suelo y miró a su alrededor. No había rastro de Ness. Zac se puso nervioso.

Zac: ¿Alex, dónde está Ness?

El pequeño señaló el sofá.

Alex: Nez se ha ido al país de los sueños.

Entró con David en el salón y se asomó por el respaldo del sofá, donde encontró a Ness dormida en el suelo.

La observó y un torrente de sentimientos desconocidos lo recorrieron de pies a cabeza. El primero de ellos fue de culpabilidad. Había sacrificado una gran cantidad de tiempo para ayudarlo, y nadie era más consciente del significado del tiempo que Zac.

Alex: El Pajado Gande se marcha -se levantó y corrió al lado de Ness, se puso de cuclillas y empezó a darle palmaditas en la cabeza-. Nez. El Pajado Gande se marcha.

Ella se despertó inmediatamente.

Ness: ¿Ya se ha terminado Barrio Sésamo? Vale, quieres comer, ¿verdad? -se incorporó y lanzó una exclamación al ver a Zac-. ¿Cuánto tiempo llevas ahí de pie?

Zac: Unos minutos.

Colocó a David en el parque para que siguiera durmiendo.

Ness: Debería haberme despertado. ¿Cómo está David?

Zac: Tiene un resfriado de campeonato. El médico me ha explicado lo que tengo que hacer.

Tenía que darle unas medicinas, utilizar una perilla nasal, aunque no le hacía ninguna gracia, y el humidificador.

Zac: Si no está mejor en un par de días, tengo que volver a llevarlo o, con un poco de suerte, lo harán sus padres -siguió a Ness y a Alex a la cocina-. Tuve que esperar dos horas. ¡Dos horas! Y no fui el único.

Mientras le contaba lo que había pasado en la consulta, Ness le puso el babero a Alex y abrió una lata de raviolis, una de las cosas que Alex solía comer, y la metió en el microondas.

Zac estaba de pie junto a la puerta. De pronto se dio cuenta que era él el que debía prepararle la comida a Alex en vez de estar ahí mirando cómo lo hacía. Pero parecía dársele tan bien.

Ness le colocó a Alex un tazón lleno de raviolis sobre la bandeja de la trona y el niño se estremeció de alegría. Ness le puso una cuchara de plástico para niños en la mano, mientras con la otra Alex se iba metiendo raviolis en la boca.

Ness: Alex -lo regañó sin enfadarse-, utiliza la cuchara.

Alex: Cuchada -repitió diligentemente y la utilizó para jugar con los raviolis que seguidamente se metía en la boca con la mano libre-.

Tanto Ness como Zac se echaron a reír.

Zac: Alex, no conseguirás nada en los negocios si no aprendes a tener modales en la mesa.

Ness: Tampoco conseguirás muchas citas -estaba apuntando algo en el programa-.

El programa. Zac se sintió muy culpable. Los chicos eran responsabilidad suya, no de ella.

Zac: Oye, Ness, sé que estás reventada y yo estoy aquí mirándote mientras tú lo haces todo.

Ness: No me importa. Alex y yo nos lo hemos pasado fenomenal esta mañana, ¿verdad, Alex?

Al oír su nombre, Alex levantó la cabeza. Tenía un bigote de zumo de manzana. Zac humedeció un pedazo de papel cocina y lo limpió.

Ness: Esto es lo que hemos hecho hasta ahora -le pasó a Zac el programa y se puso a su lado-. Como había terminado los artículos, empecé a idear diferentes situaciones en las que he variado el número de niños, sus edades y bien si uno de los padres estaba en casa o si los dos trabajaban fuera de casa -le pasó un fajo de papeles-. He utilizado tu impresora; espero que no te importe.

Zac: Claro que no -seguía ojeando las actividades de aquella mañana-. ¿Te ha dado tiempo a hacer todo esto y de lavar, además, la ropa de los niños?

Ness asintió.

Ness: Alex me ha ayudado.

Alex estaba mezclando el zumo de manzana con los raviolis.

Alex: Alex, nene grande.

Por mucho que sonriera, Zac estaba fastidiado.

Zac: Me parece que has terminado -le dijo mientras retiraba los tazones-.

Alex se puso a chillar, con los brazos estirados.

El timbre del grito de Alex le agujereó de tal manera el tímpano que tenía que parar aquel ruido a toda costa.

Volvió a colocar los tazones sobre la bandeja de la trona. Alex rápidamente se metió un puñado de raviolis empapados en zumo de manzana.

Ness: Siempre había creído que los raviolis en lata eran algo sosos -dijo sonriendo y se metió las manos en los bolsillos traseros del pantalón-. ¿Qué te parecen las programaciones?

Zac se centró en los papeles que tenía en la mano, contento de poder evitar mirar a Alex.

Aunque no incluían ninguna de las Normas Efron, había algunas cosas que le podrían resultar útiles.

Zac: Te has esforzado mucho.

Se había esforzado más de lo que él habría querido. No habían hecho ningún trato, ni formal ni de ningún otro tipo.

Ness: Bueno, tenía muchas ideas que luchaban por salir -pasó tres páginas y señaló un párrafo-. A Tess le ha gustado mucho ésta.

Zac: ¿Cuándo has hablado con Tess?

Ness: Oh, llamó hace un par de horas. Iba a decírtelo.

Zac: ¿De qué habéis hablado?

Ness: De las programaciones.

Zac: ¿Y no te ha parecido que deberías habérmelas enseñado antes?

Ness: No estabas aquí.

Zac se sorprendió a sí mismo a punto de soltarle un sermón como el que le había soltado a un empleado que había ignorado el protocolo. Ness no era una empleada, y cuanto antes ella y Tess se dieran cuenta, mejor.

Podría decirle lo que pensaba en ese momento, algo que seguramente la molestaría y le haría daño, o bien pasarlo por alto ya que Stephanie iría el viernes a por los niños. Después, él y Ness no trabajarían juntos más. En realidad, no debería haber ninguna razón para volver a llamarla.

Estaba pensando en todo eso mientras Ness lo miraba, claramente esperando su aprobación. No podía decepcionarla, especialmente después de todo lo que había hecho.

Zac: Después de un solo vistazo, me parecen unos programas muy interesantes. Los leeré más detenidamente cuando Alex se eche la siesta. Muchas gracias.

Al verla sonreír, Zac supo que había dicho lo correcto.

Ness: Dímelo si necesitas que te ayude -dijo sin dejar de sonreír, mientras recogía su ordenador portátil-.

Zac la acompañó a la puerta.

Zac: No voy a poder pagarte todo lo que has hecho.

Ella se volvió.

Ness: He disfrutado mucho con los niños.

En ese momento, Alex tiró uno de los tazones al suelo y Zac gimió profundamente.

Zac: Espero que estuviera vacío.

Ness abrió la puerta riéndose.

Ness: Y yo estoy encantada de dejarte para que lo limpies tú.

Después de haberse marchado, Zac se dio cuenta de que no le había dicho nada con referencia a la votación para desalojarla. No importaba. Si todo marchaba como pretendía, no tenía por qué enterarse nunca.

Después de limpiar la cocina, Zac se pasó todo el tiempo que duró la siesta de Alex rehaciendo los programas de Ness. No dudaba que funcionarían, pero quería más que eso, pretendía que fueran eficientes al máximo. Su idea era planear un hogar que marchase tan bien que fuera capaz de aguantar crisis, como por ejemplo enfermedades inesperadas, o problemas con la canguro, sin que todo se fuera abajo.

Alex entró en la habitación medio dormido.

Alex: ¿Nez?

Zac: Está en casa durmiendo. -Lo pensó mejor y añadió-: Se ha ido al país de los sueños.

De todas formas, Alex empezó a recorrer la habitación. Zac se puso de pie apresuradamente para recoger del suelo los papeles. Normalmente, los hubiera archivado, pero aún no había tenido tierno de hacerlo. Estaba claro que Alex no estaba demasiado contento de que no estuviera Ness. Zac fue hacia la cocina, esperando evitar así que Alex empezara a llorar.

Zac: ¿Quieres un poco de zumo?

Alex lo siguió y David empezó a despertarse. Estupendo. Había llegado el momento de poner en práctica su nuevo plan.

Pero su plan no funcionó por una razón muy simple: Alex no estaba dispuesto a quedarse metido en el salón y Zac no podía reprochárselo. Él mismo estaba un tanto agobiado de estar encerrado en casa.

Así, en lugar de clasificar el correo o archivar sus notas, sacó a los niños a la calle. Cruzando el aparcamiento, había un camino que corría paralelo a los márgenes de la bahía. Alex no quería seguir el camino; prefería acercarse demasiado a la orilla y darle unos sustos tremendos a su tío. También le interesaba llevarse a la boca todo lo que se encontraba por el suelo: piedras, ramitas, malas hierbas y basura.

Zac intentó sentarlo en la sillita con David, pero Alex empezó a chillar.

Alex: ¡No!

Y entonces echó a correr. Zac lo siguió, empujando la sillita del bebé.

A David no le gustó mucho el traqueteo del paseo y empezó a llorar.

Zac alcanzó a Alex, lo agarró por la cintura e intentó sentarlo en la sillita. Alex se puso tenso y chillaba sin parar.

Alex: ¡No!

Finalmente consiguió sentarlo y ponerle la correa, pero las patadas que daba molestaron a David, que estaba sentado delante de él.

Zac se vio obligado a levantar en brazos a Alex, que seguía forcejeando, y al mismo tiempo cruzar el aparcamiento lo más rápidamente posible.

El cemento y el acero del vestíbulo donde estaba el ascensor amplificaban los berridos de los niños.

Afortunadamente, el pequeño estudio de Ness estaba situado en el extremo opuesto del vestíbulo, aunque era imposible pensar que pudiera dormir con tales chillidos.

**: ¿Señor Efron? -una mujer mayor abrió la puerta de su casa-. ¿Qué está ocurriendo?

Zac: Estoy cuidando de mis sobrinos.

Se quedó mirando fijamente al ascensor como si su mirada pudiera hacer que las puertas se abrieran en ese mismo instante.

**: Estoy con el grupo de bridge de los miércoles por la tarde. No podemos centrarnos en el juego con este ruido.

Zac: Lo siento, señora Garner -murmuró y alzó al niño para que estuviera más cómodo. Ella se lo quedó mirando detenidamente hasta que llegó el ascensor-. ¿Es que pensará que lo hago adrede? -murmuró entre dientes-.

Alex siguió llorando durante bastante rato después de entrar en casa.

La cena fue un desastre y el baño una calamidad. Nada de cuentos antes de dormir; Alex lanzó el libro contra el parque. Si David hubiera estado dentro podría haberle hecho daño.

Para vergüenza propia, Zac perdió los estribos y pegó un grito. Alex gritó aún más fuerte.

Entonces, alguien llamó a la puerta; en realidad, más que llamar, la estaban aporreando.

Ness; tenía que ser ella. Zac suspiró aliviado.

Zac: Me alegro de que…

Al abrir la puerta se encontró a la señora Garner con cara avinagrada.

Sra. Garner: Todavía no ha conseguido callar a estos niños.

Zac: Hago lo que puedo -se defendió-.

Sra. Garner: Debe hacerles saber quién es el que manda, señor Efron.

Zac: Oh, creo que lo saben perfectamente -dijo con sequedad-.

Tras ese comentario se hizo un silencio y, en ese momento, Alex salió al vestíbulo. Como llevaba un pijama con pies se resbaló y se cayó de culo, con lo cual empezó a llorar de nuevo.

Sra. Garner: Vivo en Roble Blanco porque no quiero que me moleste el llanto de ningún niño.

Zac levantó a Alex del suelo.

Zac: Me parece bien pero…

Sra. Garner: Por lo tanto, voy a presentar una queja a la junta.

Zac: Yo soy miembro de la junta.

Sra. Garner: Eso ya lo sé. Me estoy quejando a usted.

Zac: ¿Y quiere que me denuncie a mí mismo?

Sra. Garner: Ya he hablado con los demás.

Magnífico. No estarían muy dispuestos a hacerle ningún favor la tarde siguiente.

Zac: Discúlpeme -dijo secamente-. Necesito atender a los niños -y cerró la puerta-.

Después de pasear al niño en brazos un par de minutos, el pequeño se calló y se metió el pulgar en la boca. Poco después cerró los ojos. Sin cambiar la cadencia del paso, Zac entró en el dormitorio donde dormía Alex y lo metió en la cama. Luego, observó el desorden de su salón y se preguntó cómo había podido Ness con todo.

Y fue entonces cuando rompió la rutina vespertina, apagó la luz del salón y dejó todo como estaba.




Que rancia es la gente de ese edificio ¬_¬

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2 comentarios:

Lu dijo...

Me encantó el capitulo.
Creo que Zac tendrá problemas con los de la Junta...




Sube pronto

Maria jose dijo...

Que buena novela
Me encantó este capítulo
Zac y vanessa se entienden muy bien
Pobre Zac ya tiene problemas con los del edificio
Síguela pronto


Saludos

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