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lunes, 28 de julio de 2014

Capítulo 5


Ness: Hay otros, por supuesto, pero estos son los más importantes -decía-. Entre los dos cerca del cincuenta por ciento del mercado. Creo que Carter debería concentrar toda su atención en él.

Zac revisó las cifras dadas por Vanessa acerca de las dos principales compañías competidoras de Carter Software.

Zac: ¿Crees que seria más seguro tratar de enfrentar a los competidores menores? -sugirió-.

Ness: ¿Para qué perder tiempo? -replicó-. Carter Software tiene un producto tan bueno como el de las dos compañías más fuertes. Creo que podríamos irrumpir fácilmente en su merca¬do.

Zac metió en su carpeta la hoja de estadísticas, y se volvió hacia Vanessa.

Zac: Te gusta pensar en grande -murmuró-.

Ness: Si el cliente puede trabajar en grande, sí, así es como yo pienso.

Su compañero de trabajo la miró durante largo rato, con los ojos iluminados por un extraño resplandor.

Zac: No sabía que eras una jugadora tan arriesgada -comentó con admiración-.

Ness: Hay muchas cosas que no sabes sobre mí, Efron.

Estaban sentados uno al lado del otro en el sofá de cuero de la sala, saboreando el resto del vino y revisando la información que Vanessa había reunido sobre Carter Software y sus competidores. Media hora antes, Zac había dormido al niño mientras Vanessa fregaba los platos. Después de echar el resto del vino en sus vasos, se había retirado a trabajar en la sala.

A pesar del vino, de la tenue iluminación de la sala y la cercanía de Zac, Vanessa no percibía ninguna intención seductora en él. Sus anteriores comentarios sobre su escasa propensión a sonreír habían sido menos románticos que críticos, decidió ella. Según el punto de vista de Zac, las mujeres debían sonreír automáticamente en su presencia.

Y en cuanto a la leve carga erótica que había sentido cuando él la había tocado en el hombro y la había mirado a los ojos, al parecer no había sido compartida por Zac. Sin duda el sistema nervioso de Vanessa estaba un poco alterado. Zac era un hombre atractivo y ningún hombre, aparte del lascivo Frank Carter, la había tocado o mirado con tanta intensidad desde que ella y Tom habían dado por terminada su relación en marzo de aquel año. Vanessa carecía de compañía masculina, eso era todo. Zac era uno de esos hombres que disfrutan tocando y abrazando constantemente a las mujeres. El que la hubiera tocado a ella no tenía nada de particular.

Aunque no hubiera hecho ningún nuevo intento por tocarla, ella le seguía encontrando turbadoramente atractivo. Tenía el pelo un poco en desorden y olía a colonia y talco para bebé, una combinación embriagadora.

Pura soledad, se aseguró la joven. El mero deseo de una mujer normal por reanudar una vida social. Era por eso por lo que estaba tan perceptiva a la atractiva presencia de Zac. Se había recuperado de su ruptura con Tom y era el momento de empezar a salir otra vez con hombres. Sin duda, esa era la única razón por la que encontraba excitante la inocente fragancia del talco infantil.

Extendió la mano para coger su vaso de vino y advirtió que Zac la estaba observando.

Zac: Dime algo, entonces.

Ness: ¿Qué?

Zac: Háblame de ti. Acabas de decir que hay mucho que desconozco sobre ti.

Ness: ¿Por qué quieres que hable de mí? -preguntó riendo-.

Zac apoyó un brazo en el respaldo del sofá y la escudriñó.

Zac: Quizá porque esta es la primera vez que hemos conseguido ser amables el uno con el otro durante más de dos minutos seguidos. Es mi gran oportunidad. Si no averiguo algo sobre ti ahora, creo que no lo haré nunca.

Ness: No sé por qué dices eso, Efron -aseguró-. En general esquivo tu presencia y cuando tratas de atacarme es por lo regular a mis espaldas, como por ejemplo excluyéndome de un proyecto interesante o llamando por teléfono a algún compañero del colegio.

Zac: Ya te he dicho que mi llamada a Carter no tuvo que ver nada contigo a nivel personal. No fue un ataque contra ti.

Ness: ¡Ya! -se llevó una mano a la garganta y fingió asustarse-. ¿Vas a lanzarte ahora sobre mi cuello? Si alguien ha sido demasiado exagerado respecto a este asunto, has sido tú.

Su comentario hizo que Zac hiciera una pausa. Se recostó contra el respaldo del sofá y la observó con atención.

Zac: Tienes razón -admitió-. He tenido un día muy duro y creo que estoy cansado -se pasó una mano por el pelo y suspiró-. Has sido sumamente amable conmigo, Hudgens, y te lo agradezco de verdad.

Vanessa se sintió un poco incómoda por aquella muestra de gratitud. Sabía que había sido muy amable con Zac y  no entendía la razón.

Un gemido procedente del cuarto de arriba le ahorró cualquier comentario.

Zac soltó una leve maldición y se puso de pie.

Zac: El deber me llama -gruñó, mientras se dirigía al cuarto-.

Vanessa también se puso de pie para seguirle. Quería ver que clase de guardería había improvisado Zac y observar en acción su técnica para calmar a un bebé.

Las estanterías llenas de libros de consulta, los archivadores y el escritorio con un ordenador personal denotaban que en circunstancias normales él usaba aquella habitación como despacho. La mayor parte del escritorio estaba llena de objetos para bebé, pañales, frascos de talco y biberones. Zac había colocado la cuna en un rincón. El oso estaba a un lado de la cuna. Una maleta grande estaba abierta sobre el suelo, revelando su contenido: ropa para bebé, baberos y juguetes.

Zac se agachó y sacó al bebé de la cuna. No por primera vez aquel día, a Vanessa le asombró la suavidad y el cuidado con el que un hombre tan grande sostenía a una criatura.

Zac: Bien, jovencito -dijo al pequeño-. ¿Qué te pasa ahora? -La respuesta de Michael fue un sollozo entrecortando-. ¿Tan grave es el problema? -llevó al bebé hasta el escritorio y le tumbó sobre la manta limpia-. ¿Tienes hambre? ¿Sed? ¿Estás mojado? ¿Todo junto? -ante el persistente gimoteo de Michael, Zac masculló algo ininteligible-. Bien. Dame un indicio. ¿De cuántas sílabas?

Ness: Revisa su pañal -sugirió-.

Zac la miró.

Zac: ¿Por qué no se lo revisas tú?

Ness: Yo he fregado los platos.

Zac abrió la toca para replicar algo, pero lo pensó mejor. Desnudó al bebé y le quitó el pañal, evidentemente mojado. Vanessa observó fascinada como Zac deslizaba con eficiencia el pañal limpio debajo del bebé, sacudía un poco de talco entre las piernas oscilantes del pequeño, lo distribuía con los dedos y luego abrochaba el pañal.

Zac: ¿Ves? Es muy sencillo -alardeó, dirigiéndose a Vanessa-.

Ness: Para alguien con instintos maternales -se burló-.

Zac le dirigió otra mirada rápida y sonrió también.

Zac: Si el mundo se entera de esto, mi reputación quedará destrozada.

Ness: Creo que tu reputación mejoraría -apuntó, esta vez en serio-.

Zac se incorporó y se limpió la mano en el muslo, dejando una mancha blanca sobre el pantalón. Estaba a punto de preguntar a su colega qué había querido decir, pero los lamentos de Michael se lo impidieron. Se colocó un trapo sobre el hombro y cogió al bebé.

Zac: ¿Conoces alguna canción de cuna, por casualidad? -preguntó a la joven-. ¿O eso es algo que tampoco te enseñó tu madre?

Ness: Conozco algunas canciones de taberna -ofreció-.

Zac: ¿Tu madre te enseñó canciones de taberna?

Vanessa soltó una carcajada.

Ness: La verdad es que mi madre no es la única persona que me ha enseñado cosas, Zac. Quizá Michael se callara si dejas una luz encendida -sugirió-. Tal vez tenga miedo a la oscuridad. ¿Tienes alguna lámpara de baja intensidad o algo parecido? -Zac movió la cabeza. Vanessa recorrió la habitación con la mirada-. ¿Y si dejamos encendida la luz del pasillo? -sugirió-. Puedes dejar la puerta entornada y así entrara algo de luz en la habitación. Quizá sea eso lo que quiere.

Zac: Bien, podemos intentarlo -asintió-.

El llanto de Michael aumentó cuando él le dejó con cuidado en la cuna, pero cuando, al salir del cuarto, dejaron la puerta entornada para que entrara un poco de luz, el bebé se calmó.

Zac y Vanessa permanecieron en el pasillo un momento, para asegurarse de que Michael se había quedado dormido.

Zac: Has tenido una buena idea -murmuró dirigiéndose hacia las escaleras-. ¿Cómo se te ocurrió?

Ness: Yo también tenía miedo a la oscuridad cuando era niña. Dormí con una luz tenue hasta los diez años de edad.

Zac: ¿De verdad? -pareció sorprendido y conmovido por la revelación. No había la menor burla en su voz cuando preguntó-: ¿Por qué? ¿De qué tenías miedo?

Ness: No estoy segura -contestó con voz suave-. De lo que tienen miedo los niños por lo regular, supongo. De la soledad, de lo desconocido… no sé.

Zac: ¿Todavía tienes miedo a la oscuridad? -preguntó con tono suave-. ¿A la soledad?

Vanessa sonrió.

Ness: Por supuesto que no. Estar solo cuando se es adulto es a veces algo deseable. ¿No crees?

Zac: Por el momento no me ha molestado estar solo -dijo dirigiendo una significativa mirada a la guardería improvisada-.

Vanessa decidió utilizar su comentario como excusa para decir:

Ness: Bien, Efron, entonces te haré un favor dejándote solo. No creo que quieras organizar toda la estrategia para Carter Software esta noche, ¿verdad?

Zac meditó un momento y luego se dirigió hacia el sofá. Observó los dos vasos de vino vacíos y frunció un poco el ceño.

Zac: ¿Crees que podrás conducir?

A Vanessa no le habían hecho mucho efecto los tres vasos de vino que se había tomado. Le pareció divertida la inquietud solícita de su colega, hasta quizá un poco halagadora.

Ness: Me siento bien -le aseguró-.

Zac la miró durante un momento, luego volvió a mirar los vasos.

Zac: Creo que será mejor que te prepare un poco de café.

Su voz tenía un tono definitivo y Vanessa no quiso molestarse en rechazar su ofrecimiento. Después de todo, no le vendría mal una taza de café caliente antes de salir.

Ness: Espero que sepas hacer café -comentó, mientras le seguía a la cocina-.

Zac: Sí, instantáneo -dijo llenando de agua un recipiente-.

Ness: ¿Instantáneo? ¡Vamos! Ni siquiera yo soy tan inepta.

Zac: Entonces prepáralo tú -decidió en el acto-. Allí está la cafetera y tengo por aquí unos filtros -localizó los filtros en el fondo de un cajón y se los entregó. Al notar el ceño reprobador de la joven, soltó una risita divertida-. Este no es un truco, Vanessa. Es verdad que preparo el café más espantoso que te puedas imaginar.

Ness: ¿Qué tomas cuando no hay ninguna tonta que te prepare el café? -preguntó con tono gruñón mientras aceptaba la lata de café que él le ofrecía-.

Zac: Café instantáneo.

La observó con atención mientras ella colocaba el filtro en la cafetera y luego sacaba el café de la lata.

Ness: Es muy sencillo hacer café en una de estas cafeteras eléctricas. Es tan simple como… como...

Zac: ¿Como cambiar el pañal a un bebé? -continuó con una sonrisa juguetona-.

Ness: Más fácil -colocó el filtro en su sitio y comenzó a medir el agua-. En la oficina tenemos una de estas cafeteras. ¿Nunca preparas café cuando encuentras vacía la cafetera?

Zac: Por supuesto que no -respondió-. Eso es asunto de las secretarias.

Ness: Debía haber supuesto que ibas a decir eso -masculló-.

La abierta risa de Zac la hizo esbozar una sonrisa.

Zac: Me gusta que sonrías, Vanessa -murmuró-.

Definitivamente debía haber rechazado el café, pensó ella, presa de una súbita oleada de pánico. Aunque no podía asegurar que hubiera nada especialmente seductor en la conducta de Zac, le resultaba imposible dejar de sentir cierta inquietud por el tono acariciador de su voz y la intensidad de su mirada. Desde que él había tratado de limpiarle la camisa en la oficina, había reaccionado de forma extraña ante él, y esto no le gustaba lo más mínimo. Se sentía más tranquila odiándole, o si no odiándole, aborreciéndole... o sintiendo antipatía por él.

Zac: Y otra cosa, ya que hablamos del tema -continúo avanzando un paso hacia Vanessa-. Deberías dejarte crecer el pelo. Estabas preciosa cuando lo tenías largo.

Ness: Por eso es por lo que me lo corté -dijo con una risa nerviosa-. Quería estar menos bonita.

Zac: ¿Por qué?

Ness: Para que la gente me tome más en serio como asesora financiera. Es obvio que esa táctica no siempre funciona -añadió con ironía, encontrándose con la mirada de su interlocutor-.

Zac: Dios no permita que alguien te tome en serio como mujer, ¿verdad? -dijo acercándose más a ella-.

Vanessa buscó apoyó en la mesa, sintiéndose inexplicablemente acorralada. Vanessa deseaba no percibir el seductor olor del talco infantil en él; deseaba que él retrocediera y le dejara un poco de espacio.

Ness: No creo que mi sexo tenga nada que ver con el asunto -murmuró-.

Zac: No -declaró con voz sedosa-. Incluso con el pelo corto eres una mujer, y muy guapa, además. Sí me permites decirlo, el hecho de cortarte el pelo no te ha quitado la belleza.

Como en un trance, le vio alzar la mano hacia su cabeza, le apartó con suavidad un mechón de la frente y luego trazó la delicada curva del lóbulo de su oreja. Un estremecimiento recorrió la espina dorsal de la joven. Cerró los ojos, incapaz ya de mirarle a la cara.

Ness: No me hagas esto, Zac -susurró-.

La mano de Zac se posó en su garganta.

Zac: Tienes miedo de mí, ¿verdad, Vanessa?

Ness: No tiene nada que ver con el miedo -protestó abriendo otra vez los ojos para posarlos en el cuello desabrochado de la camisa masculina-. Pareces olvidar que no me caes muy bien.

Zac ignoró sus palabras.

Zac: No soy la oscuridad, Vanessa -murmuró-, No estás sola -deslizó los brazos por su cintura y la apartó de la mesa para atraerla hacia él. Le rozó la frente con los labios-. No temas.

Vanessa supo que su boca iba a encontrarse con la suya un segundo antes de que sucediera. Lo supo porque ella esperaba anhelante aquel beso. La joven echó atrás la cabeza y sus bocas se fundieron en un beso lleno de sensualidad.

Vanessa ya había sido besada por Zac y, a pesar de que ya habían pasado cuatro años nunca había olvidado el poder avasallador que había ejercido sobre ella. Igual que en aquella lejana ocasión, todo su cuerpo respondió al beso, los músculos de sus muslos y su vientre se pusieron tensos, su pulso se aceleró y su garganta se contrajo en un gemido ahogado. Deslizó las manos entre sus cuerpos y las presionó contra el torso masculino con la vaga idea de apartarle de ella. Su palma detectó el agitado palpitar del corazón masculino bajo la tela de la camisa y la joven descartó la posibilidad de deshacerse del abrazo. La idea de que él pudiera estar tan excitado como ella por el beso, la incitó aún más y terminó por ceñirse con más fuerza contra él.

Zac: ¿Es así como besas a los hombres que no te caen bien? -preguntó cuando sus bocas se apartaron-.

Su brusco comentario bastó para romper el hechizo.

Ness: Suéltame -gruñó controlando con dificultad el deseo de abofetearle-.

Zac mantuvo firmemente sus brazos alrededor de la joven y cuando se apoyó contra el borde de la mesa, sus largas piernas atenazaron las de ella. No podía escapar. Esta vez no era el deseo lo que se lo impedía sino la fuerza de los brazos masculinos y la presión de sus piernas. Estaba furiosa con él por ser tan fuerte.

Zac: Lo que he querido decir, Vanessa, es que no te disgusto tanto como tratas de aparentar -murmuró colocando un dedo bajo la barbilla de la joven para hacerla levantar la cara hacia él-. Quizá incluso te guste un poco -añadió con una sonrisa-.

Ness: No estés tan seguro.

Zac: Puedes decir lo que quieras, Hudgens, pero la reacción de tus labios no ha podido ser más significativa.

Inclinó la cabeza para besarla otra vez y ella se opuso con todas sus fuerzas, sorprendido por su brusco movimiento, Zac la soltó. Vanessa fue hasta la puerta y allí se aferró al quicio para controlar el impulso de salir intempestivamente del apartamento. Hacerlo sería como admitir que le tenía miedo, y no se lo tenía, y aunque así fuera, nunca permitiría que él lo descubriera. Pero no le temía, se juró a si misma. No le temía lo mas mínimo.

La respiración de Zac era todavía más agitada de lo normal mientras la miraba.

Zac: ¿Qué te pasa? ¿Por qué huyes de esa manera? -preguntó con tono frustrado-. ¿Te dolería mucho admitir que te ha gustado mi beso?

Ness: No tengo la menor intención de convertirme en otra más de tu lista, Efron.

Zac alzó los ojos al cielo.

Zac: ¡Por amor de Dios, Vanessa! ¿Eso es lo que crees que está sucediendo aquí?

Ness: No sé ni me importa lo que está sucediendo aquí -dijo con voz severa, pero apacible-. Te he visto tontear con todas las mujeres de P&D y no voy a darte el gusto de completar tu colección de conquistas.

Zac optó por emitir un suspiro y sonreír.

Zac: Al menos eres constante -comentó por fin-. La primera vez que te besé, inventaste toda clase de excusas ridículas para huir de mí. Y ahora estás haciendo lo mismo.

Vanessa tardó un minuto en recobrarse del asombro que le causó saber que Zac no había olvidado aquel beso furtivo de hacía cuatro años. Sintió la tentación de interpretar sus palabras como un elogio cubierto, pero no lo hizo.

Ness: Aquella vez ambos estábamos borrachos -observó con tono seco-.

Zaac: No es cierto -rebatió-. Yo estaba perfectamente sobrio -aventuró un paso hacia ella-. Tú también lo estabas.

Ness: Yo había tomado demasiado ponche y...

Zaa: Esta noche has tomado demasiado vino -observó-. Y sigues sobria. Tienes aguante para la bebida, Hudgens. Las mujeres borrachas no me gustan, tú me gustas. Me gustaste entonces y me gustas ahora.




Muy sutil, Efron XD
Si todavía no habías asustado a Vanessa con tus armas de seducción, con esa declaración lo has conseguido.
No se puede ser más directo XD
Al menos él admite lo que siente, Hudgens (¬_¬)

¡Esto se pone cada vez mejor, chicas!

¡Thank you por los coments!
¡Comentad, please!

¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

Por dios que capitulo!
Me quede con esta frase: Me gustaste entonces y me gustas ahora. BIEN EFRON BIEN! POR FIN DICE LO QUE SIENTE, igual espero que Ness no salga corriendo.
Ame este capituloo!!!!!!!
Pero sigo con la duda... de quien es el bebe? y quien es miley?


SUBE PRONTOOOOOOOOOOOO

Unknown dijo...

Wooohooo!!!!! Se besaron!!!!!!!!!!!!!!! Y Por Dios, Zac!! Con esa última frase que dijiste yo también caigo!!! jajajaja..
Me encantó el capi!!! Zac le dijo lo que siente y ahora faltas tú Vanessa, faltas tú!!! Apúratee!! y no huyas!!! :v :v :v

Síguela pronto!!! *.*

Maria jose dijo...

Omg!!!!! Que lindo capitulo en verdad que esta novelas
Es de mis favoritas, amo a zac en esta novela y
Porsupuesto amo a vanessa los dos son muy
Inteligentes
Sube pronto ya quiero seguir leyendo la novela
Saludos y besos
Gran capitulo!!!!

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