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jueves, 10 de julio de 2014

Capítulo 23


Vanessa pasó una noche en el hospital. Después, volvió a Rhode Island con un escolta policial. Alegó sufrir una conmoción y una improbable amnesia para evitar contestar las preguntas de la policía. Había esperado proteger a Zac, pero sabía que era demasiado tarde para eso. Sin embargo, no deseaba decir nada que pudiera empeorar su situación. La fuente del mal había desaparecido... Zac se merecía que lo dejaran en paz.

Al menos, se habría ido lejos. No habría regresado al garaje, donde podían encontrarlo. No, probablemente habría desaparecido para iniciar una nueva vida. Cuando Vanessa lo viera de nuevo, si es que volvía a verlo, tendría sesenta años y no lo reconocería.

La madre de Vanessa permaneció ingresada en el hospital dos semanas y luego volvió a casa con la fanfarria que correspondía a una duquesa. Había perdido mucha sangre, pero, afortunadamente, Mike no le había alcanzado ningún órgano vital. Isabella regresó como si nada hubiese ocurrido. Solemne, elegante y tan correcta como de costumbre, no quiso siquiera hablar de Mike. Y no hubo forma de saber si había hecho el tremendo esfuerzo de subirse en el coche y viajar hasta Connecticut para salvar a Vanessa. O a Mike.

En definitiva, no importaba.

Mike fue enterrado discretamente en la finca de la familia. Los días fueron convirtiéndose en semanas y, al final, la policía dejó de hacer preguntas. El caso quedó convenientemente cerrado y resuelto gracias a los milagros del análisis de ADN. Y Vanessa siguió sin saber nada de Zac.

Las navidades se adivinaban muy tristes. Isabella insistió en que debían poner un árbol, aunque a ninguna de las dos le apetecía celebrar las fiestas, y sería Vanessa la que tendría que encargarse de ir a comprarlo, decorarlo y fingir que no había pasado nada.

Las fiestas resultaban increíblemente solitarias cuando una tenía el corazón destrozado, se dijo mientras caminaba entre las hileras de árboles de Navidad recién cortados. Hacía frío y se ciñó la chaqueta vaquera. Su madre detestaba aquella chaqueta, pero Vanessa había dejado de hacerle caso. Incluso se llevaba la chaqueta a la cama por las noches. Si Zac podía aferrarse a su viejo vestido a rayas, ella tenía derecho a aferrarse a la chaqueta que él le arrojó la última vez que lo vio.

Vanessa agarró un árbol de Navidad y lo puso derecho para examinarlo. En realidad, no lo veía. Solo podía ver a Zac, observándola.

Parpadeó. Solo había sido una fantasía. Una parte de su vida que había quedado atrás. Así que ¿por qué lloraba?

Volvió a dejar el árbol donde estaba y regresó al coche. Ninguno de aquellos árboles satisfaría a su madre, pensó. Tendría que desplazarse a otro sitio para buscar uno en condiciones. Iba en el Cadillac, pues en el Mercedes de Isabella no habría cabido un árbol de gran tamaño.

Vanessa se detuvo en una gasolinera de las afueras para repostar gasolina. Casi había llenado el depósito cuando un coche de policía se detuvo junto a su lado. Vanessa vio que el teniente Druman salía del vehículo y caminaba hacia ella.

Druman: Bonito coche -dijo el policía a modo de saludo-.

Ness: Es de un amigo mío.

Comprendió que había cometido un error al ver que él le dirigía una mirada larga e inquisitiva. El teniente Druman había llevado el caso de la muerte de Mike, y siempre había sido amable y comedido con ella. Pero Vanessa no se fiaba.

Druman: Un hombre con suerte -murmuró-. ¿Pasará las vacaciones aquí?

Ness: Sí, voy a pasar las navidades con mi madre.

Druman meneó la cabeza.

Druman: Su madre es una mujer con carácter. Consiguió darme miedo, y eso que me he enfrentado a los peores criminales que pueda usted imaginarse.

Ness: Mi madre puede ser muy intimidante.

Druman sonrió burlón y se pasó una mano por el escaso cabello.

Druman: En fin, me dirigía al trabajo y, al verla, se me ocurrió pararme a saludarla y a ver cómo le va.

Ness: Se lo agradezco, teniente. Estoy bien.

Druman: Estupendo. He pensado que debería saber que Efron también ha quedado libre de todos los cargos que se presentaron contra él en Wisconsin. Han llegado a la conclusión de que debió de ser su primo Mike quien empujó el Volvo al barranco antes de marcharse de Wisconsin. Yo aún tengo mis dudas, pero imagino que Efron ya ha pasado bastante.

Vanessa parpadeó.

Ness: ¿Efron?

Druman: Vamos, señorita Hudgens. No pensaría que no sabíamos lo que ocurría, ¿verdad? Detuvimos a Zac antes incluso de que la metieran a usted en la ambulancia. Lo encontramos con su madre, esperándonos.

Ness: ¿Zac estaba allí? ¿Y adónde fue? -preguntó con voz débil-.

Druman: Me temo que pasó tres semanas en la cárcel. Dados sus antecedentes, el fiscal lo consideraba sospechoso. Pero las pruebas de ADN lo aclararon todo. Ya ve, las maravillas de la ciencia moderna. Lo dejaron salir de la cárcel el jueves pasado, y ha vuelto a Wisconsin.

Ness: ¿Ha estado en Connecticut todo este tiempo? ¿En la cárcel?

Druman: Sí. Su madre lo sabía. Pero nos pidió que no se lo dijéramos a usted. Aseguró que se disgustaría mucho.

Ness: Tenía razón.

Druman: En fin, me alegro de haberla visto. ¡Feliz Navidad!

Ness: Feliz Navidad -contestó en tono ausente-.

Había un centro comercial allí cerca. Vanessa encontró el árbol que quería en tiempo récord. Al regresar a casa, comprobó que Isabella estaba durmiendo la siesta. Tardó quince minutos en poner el árbol, cinco minutos en escribir la nota y otros cinco en hacer la maleta. Y salió de la casa antes de que su madre se enterase siquiera de que acababa de perderla.

Vanessa lo puso todo en el asiento trasero del Cadillac, incluida la billetera de Zac. Se detuvo un momento a contemplar el asiento de cuero, rememorando la primera vez que había estado en él. Y la última.

Empezó a nevar en cuanto entró en el estado de Wisconsin, y casi se echó a reír. Cuando detuvo el coche delante del garaje de Zac, era casi medianoche.

Vanessa paró el motor y permaneció sentada unos instantes en la oscuridad. Max había muerto, y ella ni siquiera había tenido tiempo para llorarlo. Todo había cambiado. Había cometido la locura de presentarse allí sin avisar. Lo más sensato sería largarse antes de que Zac reparara en su presencia.

Las luces del taller estaban encendidas, y la música de Nirvana sonaba a todo volumen. Vanessa podía simplemente entrar en la cocina, dejar las llaves y la cartera en la mesa y marcharse a pie. Naturalmente, estaba el problema de la maleta. Podía esconderla en alguna parte y volver por ella más tarde, cuando hubiese alquilado un coche.

Salió del Cadillac, agarró la cartera de Zac y se encaminó hacia la puerta.

No se había equivocado. La puerta estaba abierta, como siempre. Y sí se había equivocado: Zac no estaba en el taller. Estaba sentado a la mesa de la cocina. Mirándola con asombro.

Vanessa casi dio un paso atrás, llena de pánico.

Pero ya era demasiado tarde. Entró al cálido interior de la cocina y cerró la puerta tras de sí.

Zac: ¿Qué coño estás haciendo aquí?

¿Dónde había oído antes esas palabras?

Vanessa tragó saliva. La cocina parecía distinta. El frigorífico parecía otro, la mesa estaba aun más desconchada que antes. Solo había una silla. Y no había olor a cigarrillos en el aire.

Ness: ¿Has dejado el tabaco?

Zac: Hace un tiempo -respondió-. ¿Qué haces aquí?

Ella se acercó a la mesa cautelosamente.

Ness: Te traigo la billetera. No sé cuánto dinero había en ella cuando me la diste, pero si me lo dices te haré un cheque...

Zac: Cállate, Vanessa. No quiero tu dinero. Y la cartera podrías habérmela enviado. Diablos, podías haberla dejado en la cárcel.

Ness: No sabía que estabas allí. De lo contrario, habría ido...

Zac: ¿A llevarme una tarta con una lima dentro? -se burló-. Es mejor que no lo supieras. No me habría gustado verte allí.

Otra bofetada. Pero Vanessa ya se había hecho adicta al castigo.

Ness: También te he traído el Cadillac.

Zac: Creí que estábamos en paz. Yo destruí tu coche. Te debía uno. Debí imaginar que el Cadillac sería el último coche que deseabas tener. Dame un poco de tiempo y te compraré uno idéntico al que tenías. Aunque con menos kilómetros, quizá.

Ness: No me importa mi coche.

Zac: Bien. A mí no me importa el Cadillac. ¿Qué más?

Ness: No sé. Simplemente pensé que debíamos despedirnos. Decirnos adiós o algo.

Zac: Adiós.

La respuesta fue inmediata y contundente, y ella no tuvo elección.

Se volvió y echó a andar hacia la puerta. Pero estuvo a punto de tropezar con un gato que de repente se le enredó en los tobillos.

Vanessa se agachó para tomar al gatito, que ronroneó satisfecho y se frotó contra su mejilla.

Ness: ¿De dónde ha salido este gato?

Zac: Tengo tres. Un legado de Max. Supuse que necesitaba algo que me ayudara con las ratas ahora que Mike ya no está.

Vanessa se sorprendió tanto que estuvo a punto de echarse a reír. Pero se limitó a dejar el gato en el suelo y lo acarició una última vez.

No quería marcharse. No podía. Pero él no le daba nada a lo que pudiera aferrarse.

Ness: Mi madre se encuentra bien -dijo de repente-. La bala no le llegó al corazón.

Zac: La Duquesa no tiene corazón. Y no te he preguntado por tu madre. Me importa una mierda.

Ness: Ya. Claro. Siento haberte molestado.

Zac: Tú siempre me has molestado.

Vanessa ya tenía la mano en el pomo de la puerta, pero algo en la voz de Zac la detuvo. Un último atisbo de esperanza.

Ness: Pídeme que me quede -dijo de espaldas a Zac, tan bajito que él probablemente no la había oído-.

Zac: Quédate.

Vanessa se giró para mirarlo.

Ness: ¿Así, sin más?

Zac se levantó de la mesa.

Zac: Así, sin más.

Y cruzó la cocina para estrecharla entre sus brazos.

No la besó. No necesitaba hacerlo. Simplemente la abrazó, envolviéndola con su calor, con su fuerza, y ella se sintió completa por primera vez en varias semanas.

Zac le deslizó la mano del cabello y le acarició la nuca.

Zac: Esto no funcionará -murmuró contra su pelo-.

Ness: Claro que no -dijo frotando el rostro contra su pecho-. Pero piensa en cuánto les jodería a mi madre y a Mike.

Oyó cómo la risa de Zac retumbaba dentro de su pecho.

Zac: Con eso me basta -dijo dándole un fuerte beso-.

Y con eso le bastaba a Vanessa.


FIN




Awww! Un final un poco soso pero terminó bien ^_^
Que novela más llena de misterios y tipos asquerosos XD

¡Thank you por los coments!

Me alegro de que esta novela os haya gustado. Teniendo en cuenta que era muy diferente a las otras, tenía mis dudas. ¡Es que Zac era un bruto! Y Vanessa una arrastrada ¬_¬

De la próxima novela solo adelanto que nos encontraremos con un Zac más tierno. Y con una Vanessa con más dignidad.

¡Comentad mucho para que la empiece pronto!

¡Un besi!


3 comentarios:

Maria jose dijo...

Otras gran novela!!!! Me encantas tus novelas
No dejes de subirlas eres la única
Que sigue subiendo novelas tan lindas
Y buenas, esta novela me encanto
Fue muy diferente pero muy buena y entretenida
Sube ya la otra
Ya quiero leerla
Saludos a todas
Y sube pronto por favor

Unknown dijo...

Siiii!! El final creo que no estuvo a la altura de toda la novela porque esta nove es demasiado buenaaaaaaaaaaa!!!!!!!!! Me encantó!!!!!!!!!!!! Fue lo máximo!!

Sube pronto la siguiente! :D

Unknown dijo...

QUE FINAAAAAAAAAAAAAL!!
ME ENCANTOOOOOOO!!!!

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