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sábado, 21 de septiembre de 2013

Capítulo 5


A Miley, el viaje en ferry se le hizo muy corto. Pronto estarían solos. Mientras bajaban aprisa la calle en el coche de Will, ella miraba por la ventanilla. El barrio de Algiers Point le era desconocido. Solo había estado en aquel lado del Mississippi un par de veces. Lo cual no tenía nada de raro si se consideraba que los residentes del Algiers Point se pasaban la vida a aquel lado del río, sin aventurarse jamás en el Barrio Francés o en el centro de la ciudad.

Luego el río se convirtió en un recuerdo cuando William y ella entraron en una calle con casas de madera alineadas a ambos lados. En la siguiente manzana, mansiones imitando el estilo victoriano o el estilo griego se embutían entre casas más pequeñas con frisos de fantasía. Will redujo la velocidad y aparcó frente a una casita de estilo criollo.

El lugar donde ella pasaría la noche. Con él.

Una parte de Miley quería huir. El pasado se interponía entre Will y ella, y probablemente así sería siempre. Pero otra parte de ella deseaba tener acceso a la vida privada de Will. Sin embargo, y a pesar de que él le estaba mostrando su lado más amable, ella sabía que nunca olvidaría su traición ni la perdonaría.

Will abrió la puerta del coche y le tendió la mano. Ella le dio la suya con temor. Al primer contacto sintió una descarga eléctrica.

Will: Ten cuidado -dijo mientras la ayudaba a salir. Y cuando ella intentó acelerar el paso, él la sujetó y dijo-: No hace falta apresurarse, querida.

Miley: Tampoco hace falta que te preocupes por mí.

Will: A mí no tienes que demostrarme nada.

Ella achacó su confusión al golpe de la cabeza.

Dejó que Will la ayudara a subir por los escalones del porche, pero mientras esperaba a que él abriera la puerta, se le quedó la boca seca y el pulso se le aceleró. Nunca habían estado juntos así, y no sabía qué podía esperar. Él sostuvo la puerta abierta para que ella entrara.

Will: Lo siento, no dejé el aire acondicionado encendido -se acercó a un aparato de aire acondicionado que había en la ventana y lo encendió-. Esto tardará un poco en refrescarse.

Ella asintió y miró a su alrededor. La casa le pareció muy bonita. Las paredes amarillas y los muebles antiguos, que realzaban el sofá y las sillas, más modernos, brillaban suavemente. Will se acercó a ella por detrás, tanto que Miley sintió su calor.

Will: ¿Quieres irte a la cama ya? -preguntó, y su aliento rozó la oreja de ella-. ¿O quieres beber algo fresco primero? ¿Un té helado?

Ella se imaginó con él en la cama y dejó escapar un rápido suspiro.

Miley: Té, por favor.

Will: Querrás quitarte esa ropa mojada.

En efecto, la humedad de la camisa y los pantalones le estaba calando la piel. Pero la idea de quitarse la ropa y ponerse una camisa o una bata de Will le parecía demasiado turbadora.

Miley: Ya se secará.

Will: Como quieras -pasó junto a ella, rozándola, y se dirigió a la puerta que llevaba a la cocina-. No quiero que estés incómoda.

A ella le dieron ganas de preguntarle por qué, entonces, seguía insinuándose, pero se mordió la lengua. En la casa de los Daniels había ocurrido algo que trascendía sus antiguos resentimientos. Will se sentía atraído por ella, tal vez incluso tanto como ella. De momento, al menos, parecía haber abandonado todo sentimiento negativo hacia ella. Pero ¿qué iba a hacer ella al respecto?

Miley no dejaba de preguntárselo mientras se paseaba por la habitación buscando algo con lo que distraerse. Se acercó a la pared del fondo, cubierta de fotografías de personas que se parecían vagamente a Will. La parte materna de su familia, supuso. Pero luego se encontró con una fotografía que atrajo poderosamente su atención: un hombre y dos chicos, David y Zac. Will le había dejado entrever en el pasado sus desilusiones, pero nunca se había abierto a ella completamente.

Al oír sus pasos tras ella, Miley se volvió para mirarlo. Él le dio un vaso alto lleno de té con hielo. Ella bebió un largo trago antes de referirse a la foto.

Miley: ¿Saben Zac y David que tu padre te dio esta foto suya?

Él se encogió de hombros.

Will: En realidad, no me la dio. Y, si lo supieran, me daría lo mismo lo que pensaran.

Miley advirtió en su voz su antiguo resentimiento y pensó que mentía.

Miley: Si no te la dio tu padre, ¿quién te la dio?

Will: La hice yo mismo. De niño solía jugar a los espías. Me gustaba fingir que...

Al ver que dudaba, Miley acabó por él.

Miley: ¿Que formabas parte de la familia Efron?

Will: La familia es importante para mí, Mile, y aunque Zac no lo acepte, somos de la misma sangre.

Miley: Puede que acabe aceptándolo.

Will: Yo no cuento con ello. Ahora solo me habla porque quiere ayudar a David.

Miley: Pero el hecho de que ayudes a David tiene que significar algo para él. Para todos ellos -añadió, pensando en el padre de los tres-.

Will: Resulta irónico que haya tenido que pasarle esto a uno de sus otros hijos para que el viejo se fije en mí -sacudió la cabeza-. Desde que era un niño he intentado que se sienta orgulloso de mí.

Miley: Estoy segura de que lo has conseguido.

Will: Pues él nunca me lo ha demostrado.

Miley: Eso les pasa a muchos padres.

Will: ¿Se niegan muchos padres a reconocer a sus hijos?

Miley: Oh, vamos, Will...

Will: Lo digo en serio. Yo soy el primogénito, pero ¿de qué me sirve? Por el tiempo que he pasado con mi padre, nadie adivinaría que somos parientes. A mi madre no la tomaba en serio, ni a mí tampoco. Nos traicionó a los dos.

Miley no sabía qué decir para que William se sintiera mejor. Oscar Efron debía avergonzarse de sí mismo, no por haber engendrado a Will, sino por hacer que su hijo sintiera que no estaba a la altura, que no tenía valor, que era menos que los demás como hijo, como hermano, como policía y como hombre.

Sabiendo que aquella actitud tenía que afectar a Will, Miley apoyó impulsivamente una mano sobre su brazo. Él puso su mano encima de la de ella, y Miley sintió una extraña conexión con él. Al fin comprendía por qué era tan poco escrupuloso con los sospechosos, porqué le había resultado tan duro que ella corroborara la acusación y por qué su honestidad le había causado tanta amargura.

Traicionado por su padre, por su hermano Zac, y por su compañera. Siempre traicionado por la gente que más significaba para él.

Sin embargo, en ese momento Will no la miraba con rencor.

Will: A mi modo de ver, la sangre es lo más poderoso del mundo. Salvo, quizá, el amor.

Miley sintió que su corazón se aceleraba y que sus últimas barreras defensivas caían. Nunca se había sentido tan cerca de Will. Habían compartido muchas cosas en el pasado. Ahora, ella quería compartir más.

Dejó el té y se acercó a él. Siempre había querido tocar su cara de rasgos ásperos, ver cambiar su expresión de la sorpresa a la comprensión y luego al deseo como ahora, al acariciar su mandíbula con la punta de los dedos. Él la agarró de la mano y, sin apartar la mirada de ella, le besó la palma, le chupó la yema del dedo índice y luego se lo metió en la boca.

Miley dejó escapar un gemido. Sintió una oleada de calor. No era ninguna tonta. Sabía lo que estaba pasando entre ellos. Hacer realidad sus sueños, aunque fuera solo por una noche, estaba al alcance de su mano. Aprovechando la oportunidad antes de que se le escapara, murmuró:

Miley: Tenías razón en lo de la ropa. Está mojada y me incomoda. ¿Por qué no me la quitas?

Él bajó los párpados, pero ella siguió viéndole las pupilas de un azul hipnótico a la luz tenue de la habitación.

Will: Ese golpe en la cabeza te está afectando. Te hace decir tonterías.

Anhelando sus caricias, ella dijo:

Miley: Puede que el golpe me esté afectando, sí, pero no como tú imaginas. Hace falta rozarse con la muerte para darse cuenta de lo corta que es la vida y del tiempo que malgastamos por no pedir lo que deseamos.

Se acercó a Will y esta vez se lo pidió con los labios. Él la atrajo hacia sí y la hizo sentir como si se ahogara en aquel beso. De pronto, a ella empezó a darle vueltas la cabeza, y vio que Will la llevaba girando hacia la pared. Él empezó a besarla y a acariciarla, apretándola contra la pared. Le desabrochó la blusa, le bajó la cremallera de los pantalones y, después de quitarle la ropa, se desnudó él. Le besó la mandíbula y el cuello. Tomó uno de sus pezones entre los dientes y luego se lo metió en la boca. La sensación era tan dulce que un gemido de placer escapó de la garganta de Miley. Pero aquel pequeño placer fue fácilmente superado cuando Will siguió besándola más y más abajo, hasta que empezó a lamer la carne húmeda y caliente de entre sus muslos.

Ella frotó las caderas contra él y, echando la cabeza hacia atrás, apretó los hombros contra la pared. Él le abrió más las piernas, pasó un brazo bajo su muslo y le alzó la pierna.

Will la llevó al borde del éxtasis y luego se apartó de ella. Comenzó a ascender, depositando besos sobre su vientre, su ombligo, sus pechos, su boca. Cambió de postura ligeramente y ella sintió que la punta dura de su miembro presionaba contra su sexo. Él se detuvo allí, como si esperara permiso para entrar. Ella se abrió para él y empujó para que entrara. Luego se aferró a él, rodeándole el cuello con los brazos. Will se hundió en ella, la agarró por el muslo de la otra pierna y la alzó. Ella le rodeó las caderas con las piernas. Will la sostuvo contra la pared con su cuerpo. La agarró de las muñecas, tiró de sus brazos y se los sujetó contra la pared por encima de la cabeza.

La besó con dureza, moviendo la lengua a la misma velocidad que las caderas, entrando y saliendo con el mismo ritmo seductor. Con una mano le sujetó las dos muñecas mientras deslizaba la otra entre sus cuerpos unidos. En cuanto la tocó, ella llegó al borde del éxtasis, pero siguió moviéndose y la sensación siguió creciendo hasta que no pudo aguantar más.

Ola tras ola de placer sacudió el mundo, y ella dejó escapar un grito, solo para oír que Will lo repetía al llegar al orgasmo. Con las manos liberadas, Miley se abrazó a su cuerpo estremecido y se aferró a él como si le diera miedo soltarlo.




Solo tres capis más y nueva nove de Zanessa.

¡Gracias por comentarme siempre, Lucia!
¡Y gracias por las visitas anónimas!
¡Un besi!


1 comentarios:

Unknown dijo...

Holaaaaaaa!
Me ha gustado muchisimo el capi.
Y fue un trabajo encontrar la nove, pues mi computadora se ha roto y no tengo los enlaces :(

Pero me ha enncantado, sube pronto.


pd: siempre estoy atenta a ver si subes capi jajaja.

Lucia :)

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