topbella

domingo, 4 de agosto de 2013

Capítulo 15


Un grito cortó el aire.

El corazón le dio un vuelco en el pecho. Frenó bruscamente detrás del coche patrulla que Kane había robado en la comisaría. Bajó y echó a correr con todas sus fuerzas.

Había llamado a Donatelli. El FBI y la policía estaban en camino. Pero no podía esperarlos. Tenía que salvar a Ness antes de que fuera demasiado tarde.

Ni siquiera volvió la cabeza para mirar la casa rural, el refugio donde Vanessa y él habían hecho el amor la víspera. Kane no podía haberla llevado allí. Aún no. No hasta que estuviera muerta.

No hasta que decidiera exponer su cadáver en el mismo lecho en que se habían amado.

Pero el muy canalla no tendría esa oportunidad.

Corría por el césped mojado, hacia el bosque. Resbalaba a cada paso, pero se las arregló para conservar el equilibrio. Para seguir corriendo.

Otro grito resonó en sus oídos.

«Ness».

La imagen del cuchillo de Kane cortando su piel, arrebatándole su preciosa vida… parecía reverberar detrás de sus ojos.

No.

Le sudaban las manos. La culata de la pistola casi resbalaba en su palma. Corría en la dirección del grito. Cuando llegó al linde del bosque, aminoró el paso. No podía irrumpir en el bosque a toda velocidad. Necesitaba localizar a Kane. Y disparar un tiro limpio. Un tiro limpio que pudiera alcanzarlo sin herir a Ness.

Entró en el bosque, moviéndose con todo el sigilo de que fue capaz. Una mezcla de lluvia y sudor le empapaba el pelo, la frente, los ojos. Se pasó una mano por la cara e intentó distinguir algo entre la espesura. Entre la densa masa de ramas y hojas.

Algo más adelante, pudo escuchar la voz de Kane. Era como un sonido fantasmal. Pero no podía oír a Ness. Ya no gritaba. ¿Dónde estaría…?

«Oh, Dios».

¿Habría llegado demasiado tarde? Un zumbido de alarma le atronaba los oídos. No.

No podía perder a Ness. No podía. Ella era su luz. Su esperanza.

La voz de Kane todavía reverberaba detrás de las ramas de un roble, destacando sobre el repiqueteo de la lluvia sobre las hojas.

Conteniendo el aliento, se esforzó por comprender algo de lo que estaba diciendo. Y por escuchar algún grito, cualquier sonido de Ness. Una señal de que aún seguía viva.

Solo se escuchaba la lluvia. Y la voz de Kane.

Lo maldijo con todas sus fuerzas.

Una oleada de furia lo barrió por dentro. De pura rabia. Si Kane había matado a Ness, no saldría vivo de aquel bosque. Esa vez no esperaría a que los tribunales dictaran sentencia.

Alzó la pistola y echó a correr sigilosa y rápidamente hacia el lugar del que procedía la voz de Kane. El pulso le martilleaba en los oídos.

Descubrió una mancha de color destacando contra el verde de las hojas. Una mancha roja.

La blusa de Ness.

Siguió corriendo. Kane se encontraba detrás de Ness, agarrándola del cuello con una mano y empuñando un cuchillo con la otra. Tenía la blusa abierta, descubriendo su sujetador de encaje negro. Tenía sangre en el pecho.

Pero estaba viva.

Sintió una inmensa oleada de alivio. Apuntó contra la cabeza de Kane, con el dedo en el gatillo. Desde donde estaba, el disparo no sería limpio. Tendría que rodearlos y rezar para que Kane estuviera demasiado abstraído en su propio mundo para que pudiera oírlo. Bajó el arma y empezó a desplazarse con el máximo sigilo.

Kane alzó en aquel instante el cuchillo, presionando la hoja esa vez contra la garganta de Ness. Y, al levantar la mirada, descubrió a Zac.

Derek: Vaya, pero si es el FBI…

El corazón le dio un vuelco. Lo apuntó con su pistola.

Zac: Has perdido, Kane. Suéltala.

Ness lo miró. La anterior expresión de terror desapareció de su rostro, para ser sustituida por otra de confianza, de fe en él. Soltó un suspiro de alivio.

Kane miraba a Zac como si no hubiera pasado nada. Sus ojos, con las pupilas dilatadas, parecían muertos, sin vida. Como los de una muñeca.

Derek: No te había visto, Efron, desde que contaste todas esas patrañas sobre mí en el juicio.

Zac: Suéltala y baja el cuchillo.

Kane negó lentamente con la cabeza.

Derek: ¿Sabías que los humanos tenemos una vena en la garganta que se llama yugular? Un pequeño corte, y una persona puede desangrarse y morir en cuestión de segundos. Así que te sugiero que bajes tú esa pistola.

Zac calibró el ángulo de disparo. Con Kane sujetando a Ness frente a sí como escudo, no podía estar seguro de hacer blanco. Ni de impedir que le cortase la garganta a Ness. Tanto si le metía una bala a Kane en el cuerpo como si no.

Y no podía correr ese riesgo. Así que bajó la pistola.

Derek: Tírala al suelo, delante de ti.

Zac dudó. Sin su arma, se vería impotente para detener a Kane. Y se hallaba demasiado lejos. Para cuando lograra ponerle las manos encima, Ness ya estaría muerta.

Agudizó los oídos, esperando escuchar de un momento a otro un ruido de sirenas, el de los coches patrulla acercándose. Pero no oía nada más que el repiqueteo de la lluvia contra las hojas.

Derek: Suelta la pistola, Efron. A no ser que quieras ver lo que puedo hacer con este cuchillo.

Presionó la hoja contra el cuello de Ness. Un hilillo de sangre comenzó a resbalar por su piel.

Ness ahogó una exclamación, sin mover un músculo.

Zac: ¡Espera! -alzó las manos, sosteniendo la pistola con un dedo-.

No tendría más remedio que tirarla al suelo. No había otra opción.

Lanzó la pistola, que fue a aterrizar sobre la hierba. Una sonrisa se dibujó en los labios de Kane.

Derek: Así está mejor. ¿Sabes? Ha sido una grosera impertinencia por tu parte interrumpirme de esta manera, Efron. Llevaba mucho tiempo esperando cazar a esta pieza.

A Zac se le encogió el estómago. Hablaba de «piezas», no de seres humanos.

Zac: Más agentes están en camino, Kane. Junto con el departamento del sheriff al completo, claro. Tu única oportunidad es soltarla y escapar.

Derek: ¿Y por qué habría de hacer algo semejante? -ladeó la cabeza-. Ella es la razón por la que escapé de la prisión. No voy a abandonarla así como así -desvió la mirada hacia Ness-.

Un solo corte de cuchillo y estaría muerta. Zac se dijo que debía distraer la atención de Kane hasta que llegara la policía. No podía dejar que se concentrara en Ness. Dio un paso hacia él.

Derek: Quieto ahí, Efron.

Zac: ¿Cómo lo hiciste, Kane? ¿Cómo fuiste capaz de llevártela delante de nuestras narices? -mantenía fija la mirada en el rostro de Kane, resistiendo la tentación de mirar a Ness a los ojos. Ojos que, en aquel momento, estaban buscando los suyos. Ojos en los que brillaba la fe, la confianza. Que irradiaban fuerza, y luz. Sí, quería aquella luz. La necesitaba. Y se aseguraría, como fuera, de que Kane no la apagara. ¿Cuándo diablos empezarían a sonar aquellas sirenas…?-. Solo dime cómo lo hiciste, Kane.

Derek: ¿Por qué? ¿Tú también estás escribiendo un libro?

Zac no reaccionó. En lugar de ello, su rostro no reflejó expresión alguna, sino solamente pasividad. A Kane le encantaba proclamar lo inteligente que era, su habilidad para burlarse de la policía, del FBI. Una debilidad con la que Zac contaba para que se distrajera, hasta que llegaran los refuerzos.

Zac: A lo largo de mi carrera, han sido pocos los asesinos que han logrado engañarme, Kane. Pero tú lo has conseguido. ¿Cómo?

Derek: Simplemente puse en juego el balón -sonrió-. A partir de ahí, todo fue siguiendo su propio curso.

Bien. Eso era precisamente lo que Zac había esperado.

Zac: Dejaste que Brittany hiciera esa llamada.

Derek: ¿No pensarías que iba a dejarle un teléfono a su disposición por descuido, verdad?

Zac: Y sabías a quién llamaría.

Derek: A su hermanita mayor, por supuesto.

Miró a Ness, con su rostro apenas a unos centímetros del suyo. Sacando la punta de la lengua, la deslizó a lo largo de su mejilla, desde el mentón hasta la oreja.

Vanessa se encogió de asco.

Una oleada de rabia invadió a Zac. Cerró los puños. Pero no podía dejar que Kane descubriera lo mucho que le había afectado aquel gesto. Tenía que mantenerse tranquilo hasta que llegaran los refuerzos. Si no lo hacía, Ness moriría.

Zac: Pero, después de esto, no podías prever lo que sucedería…

Derek: Te equivocas. Sabía perfectamente lo que sucedería. Tú te la llevarías a algún lugar donde pudiera estar a salvo. Y luego, junto con tus legiones de policías y agentes del FBI, correrías a rescatar a Brittany.

Zac se dijo que el muy canalla tenía razón. Había llevado a Ness a la comisaría de Grantsville creyendo que allí estaría más segura. Más segura lejos de la acción, de los tiroteos, de él. Creyendo protegerla, en realidad la había puesto en peligro. Y se la había entregado a Kane en bandeja.

Derek: Eres un tipo tan previsible, Efron… Lo único que tuve que hacer fue matar a esos dos polis y llevarme a mi pieza… -sin dejar de mirarlo, retiró el cuchillo del cuello de Ness hasta situar la punta de la hoja justo debajo del centro de su sujetador-. Yo he ganado.

Pero Zac no estaba dispuesto a consentirlo. Tensó todos sus músculos, dispuesto a saltar sobre el asesino.

Las sirenas de la policía sonaron en aquel preciso instante, cada vez más cerca. Kane giró la cabeza en esa dirección.

Vanessa aprovechó entonces para asestarle un fuerte codazo en las costillas. Se quedó sin aire. Doblándose sobre sí mismo, intentó protegerse de un nuevo codazo.

Una vez libre, Ness se lanzó al suelo. Lejos de Kane. Lejos de su cuchillo. Lejos de la línea de fuego de Zac.

Zac, a su vez, saltó al suelo para buscar su arma. Hundió las manos entre la maleza, golpeándose los dedos con los arbustos.

Por el rabillo del ojo, vio a Ness levantarse justo cuando Kane se disponía a agarrarla de nuevo. Su mano se cerró sobre su brazo.

Renunciando a recuperar la pistola, se abalanzó sobre él, derribándolo y aterrizando encima. Sintió una violenta punzada de dolor en un costado.

Kane levantó otra vez el cuchillo, dispuesto a hundirlo de nuevo en su cuerpo. Pero Zac le sujetó la muñeca y lo obligó a bajar el brazo, procurando inmovilizárselo contra el suelo.

La mano libre de Kane encontró su rostro, clavándole los dedos en los ojos. Zac giró la cabeza, intentando protegerse, intentando ver algo.

Kane seguía aferrando el cuchillo.

A Zac le ardían los ojos. Le dolía terriblemente el costado. Incluso en el alboroto de la pelea, podía sentir la pegajosa humedad de la sangre empapándole la camisa, consumiendo sus fuerzas. Pero tenía que aguantar, que resistir. No podía dejar que Kane volviera a alzar su cuchillo. No podía…

De repente, un ruido sordo estalló prácticamente al lado de su oído.

Kane giró bruscamente la cabeza. Por el rabillo del ojo, vio que Ness volvía a tomar impulso para propinarle una segunda patada en la cara. Con otro golpe sordo, apagado, su bota se estrelló contra la sien de Kane.

Esa vez el cuchillo escapó de entre sus dedos agarrotados.

Al parecer, había quedado inconsciente. Sin perder tiempo, sacando fuerzas de flaqueza, Zac consiguió darle la vuelta y le inmovilizó las manos a la espalda. Las sirenas de la policía se oían cada vez más cerca. Estaban ya en la casa rural.

Ness: No pude encontrar la pistola. No pude… Oh, Dios mío, estás herido… -cayó al suelo de rodillas, a su lado-.

Se volvió para mirarla, buscando la luz, la fuerza, en sus ojos. Todo había concluido. Kane estaba acabado. Lo habían derrotado. Habían vencido al mal, a la oscuridad. Habían ganado.

«Juntos».

A pesar del punzante dolor del costado, una sonrisa asomó a sus labios.

Zac: Buena patada.

Ness: Déjame ver tu herida -ignorando sus protestas, le alzó la camisa y descubrió el profundo corte-. Oh, Zac…

Bajó la mirada a la herida, a la sangre. El corte no ofrecía buen aspecto, pero sobreviviría.

Zac: Brittany se encuentra bien, Ness. Sana y salva.

Ness: Gracias a Dios -repuso, con los ojos llenos de lágrimas-.

Ansiaba estrecharla entre sus brazos y decirle que todo había terminado. Pero primero tenía que asegurarse de que Kane no volviera a hacer daño a nadie nunca más.

Clavando una rodilla en la espalda del asesino, se dedicó a registrarlo. Encontró un objeto pequeño y duro en un bolsillo. Una llave.

Zac: Voy a abrirte esas esposas.

Ness le tendió las manos. Zac le quitó las esposas y se las puso a Kane. Vio que el asesino empezaba a volver en sí. Pero ya no había peligro. Esposado, no iba a ir a ninguna parte.

Excepto a una prisión de alta seguridad.

Ness se apresuró a quitarle la camisa a Zac. Haciendo con ella una bola, la aplicó contra la herida, que no dejaba de sangrar.

Ness: Inclínate hacia atrás -le ordenó-. Tenemos que detener esa hemorragia.

Zac obedeció. Necesitaban detener aquella hemorragia. Necesitaba conservar todas sus fuerzas. El destino les había dado otra oportunidad. Otra oportunidad para la vida, para el amor. Para la felicidad.

Y necesitaría de toda la fuerza que pudiera reunir para aferrarse a aquella oportunidad con las dos manos. Con todo su ser. Solo tenía que encontrar las palabras adecuadas.

De repente descubrió el largo pero superficial corte que le había hecho en el pecho, justo entre los senos, dañando su piel bronceada, perfecta.

Zac: Dios mío, te ha herido…

Se esforzó por sentarse, pero ella lo obligó a tumbarse de nuevo, suavemente.

Ness: Duele un poco, pero no es nada. No es un corte profundo. De veras.

Zac se dejó atender de nuevo. Se sentía aturdido. Pero no podía dejar que nada lo interrumpiera en lo que tenía que decir.

Zac: Tenias razón.

Ness: ¿En qué?

Una expresión de preocupación velaba su mirada.

Zac: En todo -necesitaba explicárselo. Necesitaba hacerle comprender que, en esa ocasión, sí que podría confiar en él-. Durante estos dos últimos años, dejé que el mal me consumiera. Que se fuera apoderando de mí. Poco a poco. -Se oyó el brusco frenazo de varios coches. Una batería de gritos resonó en el aire-. Primero, me obsesioné con ello. Y luego renuncié a todo lo bueno que podía existir en mi vida. Renuncié a ti. -Ness tenía los ojos llenos de lágrimas. Abrió la boca para hablar-. Espera. Escúchame primero. Quiero que comprendas…

Ness: Lo comprendo.

Zac: Entonces quiero comprenderlo yo. Quiero pronunciar las palabras en voz alta y hacerlas realidad. -Una temblorosa sonrisa asomó a los labios de Ness. Asintió con la cabeza-. Durante estos dos últimos años de oscuridad, le dejé ganar a Kane. Pero ya he aprendido. No voy a seguir renunciando a nada. Voy a luchar. Y necesito que me ayudes. -Unos pasos resonaron en el bosque. Oscuras figuras se abrían paso entre la maleza, hacia ellos-. Tú me haces fuerte, Ness. Mucho más de lo que podría serlo solo. -Lágrimas de emoción resbalaron por las mejillas de Ness, mezcladas con la lluvia. Lágrimas de alegría. De redención. Lágrimas que liberaban los pecados de Zac-. Te quiero, Ness. Nunca dejé de quererte, ni un solo momento. Amo tu obstinación, y tu vulnerabilidad, y esa maravillosa luz de esperanza que siempre está ardiendo en tus ojos.

Ness: Yo también te quiero, Zac. Y siempre te querré.

Vio que una sonrisa se dibujaba en sus labios. Una sonrisa nacida directamente de su corazón. De su alma.

Zac: Tú me has salvado, Ness. Tú me has hecho creer en la luz, en la esperanza. Y, durante todo el tiempo, tenias razón. Juntos somos más fuertes.




¡Gracias a Dios! Todo ha salido bien.
Aunque sé que alguien pensaba lo contrario XD.

¡Gracias por los coments!

Falta el epílogo. Así que quiero seguir viendo coments, chicas.
Ya os hablaré un poquito de la próxima novela si es que veo muchos coments ;)

¡Un besi!


4 comentarios:

Lau B. dijo...

Este capitulo fue GENIAL
Por fin el idiota de Kane va a pagar por todo el mal que hizo y por fin Zac comprendio, vio la luz, juntos SIEMPRE van a ser mas fuertes!
Te quiero informa con el mayor de los gusto que este es el primer capitulo de esta novela en la que le hago click como diez veces a HAPPY!
XD
Publica Pronto el Epilogo!
Bye
Xx

Lau B. dijo...

Aaaaa y una cosa mas! VIVA NESS! porque le dio esa patada al cerdo de Kaneeee!
LO DETESTO!
y viva tambien porque al final siempre hay paz! a menos que a la ingenua de Brittany se le ocurra casarse con otro perturbado mental
X_x
No, no, no, no... ni pensarlo...
espero que ahora todo sea paz y amor
XD
Publica Prontoooo!

Unknown dijo...

Falta el epilogo??? GENIAL!!
Por fin Zac se dio la oportunidad que se merecia!!! Zac te amooooooooo :D

Sube el epilogo pronto!!! Me encanto el capi :D

Unknown dijo...

AY LO AME!
NESS ES UNA HEROE, AME CUANDO LE DIO UNA PATADA A KANE.

Y LAS HERMOSAS PALABRAS DE ZAC HACIA VANE.. SO TAN TIERNOS, DE VERDAD.

POR FIN VAN A ESTAR JUNTOS Y VER LA LUZ Y TODO LO BUENO.. Y DISFRUTAR DE SU AMOR.

QUE EL EPILOGO SEA MUUUY LARGO PORFA! AME EL CAPI.

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