topbella

domingo, 19 de febrero de 2012

Capítulo 6


Los actores se marcharon bajo la luz dorada del amanecer. Vanessa los había esperado la noche anterior para anunciarles que la actuación que­daba cancelada y, en contra de lo que esperaba, habían reaccionado como si se sintieran desilusionados. Por su parte, el amargo sabor del fracaso le recordó a los tiem­pos en que tenía la sensación de cometer un error tras otro. El recuerdo de Zac y la frustración de no poder concluir su trabajo la mantuvieron despierta hasta poco antes de que sus compañeros se marcharan.

Hacía un calor insoportable y un viento seco y caluroso levantaba nubes de polvo que secaban el aire. Un día perfecto para los incendios. Pero mientras conducían hacia Catastrophe, Vanessa observó nubes cargadas de lluvia en la distancia. Supuso que Zac tam­bién las estaría contemplando. Cerca del pueblo vio una columna de humo elevarse en el aire.

Ness: Deben de estar quemando rastrojo -le dijo a Alex, que la acompañaba en la furgoneta-.

Quizá Zac estaba inspeccionando posibles focos de incendio. Había dejado la casa sin esperar a despedirse y Joyce les anunció que se había marchado antes del amanecer.

El aire olía cada vez más a humo y Vanessa se in­quietó. ¿Quién podía ser tan descuidado como para encender una hoguera en un día de viento? Paró el vehí­culo e hizo señales a Will y a Brittany para que aparcaran el coche.

Ness: Puede ser un incendio. Quiero subir a un terreno más alto para poder echar un vistazo.


Brittany puso los ojos en blanco.

Britt:
¿Por qué? Ya se ocupará alguien.

Pero Vanessa estaba intranquila y quería asegurarse de que no había peligro. Tuvieron que retroceder hasta encontrar un desvío.

Alex:
La próxima vez que te entre este espíritu aventurero recuérdame que me quede en casa, cariño -dijo cubriéndose el rostro con un pañuelo para protegerse de la nube de polvo que levantaban a su paso-.

Cuando llegaron a lo alto de una colina, pudieron ver claramente el humo. Vanessa miró por los binoculares con la sensación de estar haciendo el ridículo. Lo más seguro era que se tratara de un granjero. Pero cuando enfocó al fuego vio que no estaba cerca de ninguna granja.

Ness:
Será mejor que demos la voz de alarma. Por si acaso.

Después de pasar por las oficinas de control de incendios, los actores se marcharon, despidiéndose de Vanessa con un evidente sentimiento de culpabilidad por dejarla sola.

Britt: ¿Seguro que estás bien? El viaje a Sydney es muy largo para ir sola.

Ness:
No te preocupes. Que tengáis buen viaje. Siento que las cosas no hayan salido bien.

El ensayo de la ceremonia de inauguración fue agotador. La temperatura siguió ascendiendo y a medida que el humo avanzó sobre el pueblo el cielo fue adquiriendo una tonalidad anaranjada. Cerca del mediodía, cuando recorría por última vez el perímetro del escenario, un helicóptero aterrizó en el prado de al lado.

Zac. Vanessa tragó para intentar humedecerse la garganta. Cuando Zac apareció, todos los hombres que estaban en la zona se aproximaron a él.

Dio una serie de órdenes y los demás se marcharon a cumplirlas presurosos. Zac se acercó a Vanessa,
secándose el sudor del rostro con un pañuelo. Tenía los ojos enrojecidos por el humo.

Zac: Me han dicho que fuiste tú quien dio el aviso -dijo con aspereza, logrando que Vanessa sonriera ante tal muestra de agradecimiento-. No tengo tiempo para volver a despedirme -dijo en tono sarcástico-.

Vanessa, que ya estaba sofocada por el calor, enrojeció intensamente.

Ness: Eres un animal, Zac.

Zac: ¿Dónde está tu gente?

Ness: Se han ido a Sydney.

Zac: ¿Y te han dejado sola? No han perdido el tiempo -dijo con desdén-. Deberías haberte ido con ellos. Si las cosas siguen así, no va a haber ceremonia de inauguración ni celebraciones de ningún tipo.

Vanessa lo miró con gesto preocupado.

Ness: ¿Tan grave es la situación?

Zac le devolvió una mirada pensativa.

Zac: Apenas hay humedad y la temperatura sigue subiendo. El fuego va a seguir avanzando a gran velocidad. El calor que irradian las llamas va prendiendo nuevos focos, adelantándose al foco central.

Ness: Pero las nubes parecen cargadas de lluvia -dijo en tono esperanzado-.

Zac sonrió con tristeza, mirando a lo lejos.

Zac:
Por culpa de las nubes no se forma una capa que limite la cantidad de oxígeno al fuego -volvió los ojos hacia Vanessa-. ¿Has visto a Steve?

Vanessa sacudió la cabeza.

Ness: ¿No volvió ayer por la noche?

Zac apartó la vista.

Zac: Mandaré alguien al
pub a avisarte si vale la pena que te quedes. Si no, más vale que te vayas -se tocó el ala del sombrero sin que Vanessa supiera si intentaba protegerse los ojos del sol o si era un gesto de despedida. Fuera lo que fuera, se alejó sin decir ni una palabra más-.

Vanessa pasó las dos horas siguientes en el vestíbulo del
pub, escuchando en la radio los informes sobre el incendio. Un nuevo frente había adquirido fuerza y avanzaba hacia el primero. El viento había atizado focos menores que dificultaban la labor de bomberos y voluntarios. La población y el ganado tuvo que ser evacuada de varias zonas. Las cosechas eran devoradas. Dos voluntarios habían tenido que ser llevados al hospital con síntomas de asfixia, junto con el conductor de un tractor, herido mientras volcaba arena sobre las llamas. Dos turistas sufrieron quemaduras al escapar de su coche cuando huían. El cielo pasó de naranja a un tono gris amarillento.

Vanessa no recibió ningún mensaje de Zac, pero sus compañeros volvieron.

Will: Al oír la gravedad de la situación por la radio, hemos vuelto para asegurarnos de que estabas bien.

Alex: Han dicho que se necesitaban más vehículos y más voluntarios -añadió-. ¿Te parece que echemos una mano, jefa?

Vanessa los miró con cara de sorpresa.

Ness: Solo si queréis. No está en el...

Alex: Contrato. Debes haberme contagiado tu espíritu aventurero -suspiró-.

Brittany y él fueron al ayuntamiento para preguntar cómo podían ayudar, mientras Vanessa y Will se dirigían a las oficinas de control de in­cendios para ofrecer la furgoneta y el equipo de luz y
sonido del teatro. Nadie tomó en serio la oferta hasta que vieron que faltaban vehículos para llevar bebida y comida a los puestos de control.

Vanessa y Will se dirigieron al primero de ellos al atar­decer, llevando consigo agua, tanques de oxígeno y máscaras antigás, además de sandwiches, termos con té y café, y una camilla para los posibles heridos.

En un principio la visión de la furgoneta de teatro pintada de colores causó la risa general.

**: Las cosas deben de estar poniéndose muy mal si nos mandan a los de la compañía de teatro -exclamó un hombre-.

Pero a medida que pasaron las horas y los voluntarios tuvieron que ser trasladados de un incendio a otro, la furgoneta de la compañía, con sus cuatro focos de luz sobre el techo, empezó a ser bienvenida. Al final, a medida que sus viajes se intensificaban llevando provisiones y voluntarios de un lado a otro, las peticiones de asistencia no cesaban.

*: Mandadnos a los del teatro -dijo alguien por radio-. Tengo entendido que están haciéndolo muy bien.

Ness: Oye eso, Zac -dijo entre dientes, mientras avanzaban hacia uno de los puestos de control-.

Fue precisamente Zac la primera persona que vio cuando llegaron. Su silueta destacaba entre las sombras que a toda velocidad cortaban ramas y arbustos para privar de alimento a las llamas. Era imposible no reconocer sus hombros. Cuando la furgoneta llegó con los focos encendidos, Zac se volvió a mirarla con el ceño fruncido. Era imposible contentarlo. Le molestaba que se fueran y parecía molestarle que volvieran. Miró en otra dirección, se quitó la máscara anti gas y llevándose las manos a la boca en forma de bocina, gritó algo.

Vanessa y Will cumplieron su misión, trabajando de forma tan compenetrada como solían hacerlo sobre el escenario. Ambos sabían que en los momentos de peligro no había nada como transmitir sensación de eficacia. Los voluntarios se alegraban de ver llegar las provisiones y parecían relajarse al reponer energía. Y las luces rompían la oscuridad, dándoles un respiro psicológico.

Vanessa conectó el micrófono y se acercó a Zac.

Zac: ¿Qué quieres que haga?

Ness: ¿El monólogo de Hamlet? -dijo sarcástica-. Hemos visto que algunos de tus hombres no tienen
walkie-talkies. Puedes avisarlos de que han llegado las pro­visiones. Y de paso, asegurarte de que no hay ningún herido.

Zac se aclaró la voz y llamó por el micrófono. Un hombre y dos mujeres salieron tambaleantes de la oscuridad.

**: Creía que había llegado mi hora -dijo el hombre- Cuando te he oído llamarme, he creído que eras Dios.

Zac: Te comprendo perfectamente -dijo devolviéndole el micrófono a Vanessa-.

Una de las mujeres se abrió el mono y sacó una pequeña zarigüeya.

*: Su madre ha muerto en el incendio, ¿Te importa cuidarla? -Will la tomó y se la metió en el bolsillo de la camisa-.

Mientras Will servía la comida, Vanessa sacó el botiquín y se ocupó de atender a los heridos. De reojo, vio a Zac en su furgoneta mirando un mapa de la zona mientras hablaba por radio. Al incorporarse hizo una mueca de dolor. Vanessa se acercó a él con una taza de café y el botiquín.

Ness: ¿Te resistes a pedir ayuda por puro machismo o porque no confías en mí, Zac? No te preocupes, tengo un certificado de primeros auxilios.

Zac aceptó el café y se quitó la máscara para beber.

Zac:
¿Cómo es que una directora de teatro tiene un certificado de primeros auxilios?

Ness: No siempre se puede contar con un médico durante las giras. ¿Dónde te duele?

Zac se señaló las costillas. Sin dejar la taza, se desabrochó el mono y se desnudó de cintura para arriba. Sudoroso y con la piel oscurecida por el humo, parecía la escultura de un guerrero milenario.

Intentando ocultar su turbación, Vanessa abrió el botiquín. También ella estaba sudorosa y despeinada, y tenía la sensación de que Zac no dejaba de observarla.

Ness: ¿Cómo te lo has hecho? -preguntó, inspeccionando la sangre seca del costado de Zac-.

Zac: Me han dado un golpe con una pala -observó a Will atendiendo a los voluntarios-. Creía que tu gente se había marchado.

Ness: Y así era, pero al oír que las cosas se ponían mal han decidido volver -lo miró a los ojos, sintiéndose orgullosa de demostrarle que su equipo la apoyaba en los momentos difíciles-.

Él esbozó una sonrisa y levantó la taza en señal de respeto. Vanessa le palpó las costillas y le presionó la espalda. Era imposible no sentir el calor que emanaba de su cuerpo.

Ness: No parece que te hayas roto nada. ¿Te duele aquí?

Zac: Es un dolor placentero -dijo con ironía-.

Vanessa le dirigió una mirada airada

Ness: ¿Pero no
lo único agradable que te he proporcionado?

Se agachó para desinfectarle la herida y Zac hizo una mueca de dolor.

Zac: Lo siento. No debí decir eso.

Ness: Supongo que viniendo de ti debo aceptar la disculpa.

Zac: Pero no estaba mintiendo. Es verdad que disfruté besándote -dijo repentinamente, haciendo que Vanessa enrojeciera. Acabó el café antes de añadir-: Y siendo besado. ¿Siempre das unos besos tan... creativos?

¡Creativos!

Ness: ¿Cómo que siempre? Si tienes la idea de que el teatro es una especie de orgía continua, estás muy equivocado. Hace años que no beso a nadie. Al menos una semana -se corrigió recibiendo una mirada dudosa de Zac. ¿Qué demonios le pasaba? Un minuto le irritaba que la considerase promiscua y al siguiente le daba rabia que supiera que hacía tiempo que no estaba con un hombre. Roja de ira, sacó un esparadrapo y se lo puso con brusquedad sobre la herida-. ¿Qué tal estaba Scar? -preguntó, cortante-. ¿Conseguiste convencerla de que no habías caído en las redes de la provocativa mujer de teatro?

El nombre de Scar surtió el efecto deseado y Zac la miró con una mezcla de sorpresa y sentimiento de culpabilidad. ¿También él la había olvidado? Por un momento, Vanessa se compadeció de él. Debía de ser difícil estar comprometido, no ya con una mujer, sino con la familia Crawford en pleno, y sentirse atraído por otra
mujer, a la que apenas conocía. Pero su compasión duro poco. Zac podía dar, mostrar destellos de humanidad, pero en el fondo padecía el síndrome común a todos los hombres: querer poseerlo todo, lo permitido y lo prohibido. Zac la miró con dureza y se cubrió con la máscara.

Zac: Will y tú podéis quedaros una hora. Luego, id a descansar.

Ness: Estamos bien.


Zac: Vanessa, no hablo por hablar. Es una orden.

Ness: Sí, Jefe -dijo haciendo un saludo militar-.

Zac: ¿Desde cuando me llamas «jefe»?

Ness: ¿Desde cuando tú hablas de forma educada?

Zac dejó escapar una risa queda al tiempo que se ponía el casco y se alejaba para seguir con el trabajo. Tenían que cambiar de puesto. Dio una serie de instrucciones y todos obedecieron, incluida Vanessa. Al cabo de una hora, Will y ella se marcharon, transportando en la furgoneta a un hombre que padecía sofoco y una cría de zarigüeya.

Habían pasado veinticuatro horas y todavía quedaban fuegos por extinguir. Solo cerca del mediodía pareció que la situación empezaba a estar bajo control. Will y Vanessa tenían que transportar a un bombero herido y a varias crías de animales, incluida una de canguro.

Will: Dice Zac que todavía puede darse un cambio de viento, pero que por ahora podemos estar tranquilos.

Ness: ¿Zac está aquí? -dijo buscándolo a través del humo. Tuvo la sensación de verlo, pero no pudo localizarlo-.

Will: ¿Dónde está el canguro? -preguntó desde la furgoneta-. Ha escapado.

Ness: Voy a buscarlo -dijo viéndolo saltar a poca distancia-. Acaba de cargar la furgoneta y pon el motor en marcha.

Will: Oye, jefa. Quizá no sea una buena idea... - le gritó, pero Vanessa se alejaba corriendo, respirando entrecortadamente a través de la máscara-.

Ness: Canguro, cangurito... -lo llamó, sintiendo un leve mareo. Oyó una sirena a lo lejos pero no apartó la vista del animal-. Ven, cangurito -lo siguió cautelosamente para no asustarlo y logró sujetarlo-.

**: Vanessa -alguien la llamó-. Contéstame.

Ness: Aquí estoy.

El canguro se revolvió en sus brazos y le clavó las pezuñas. Con los ojos llorosos por el humo, Vanessa se volvió hacia la voz de Zac en el preciso instante en el que él apareció entre los arbustos con un tanque de agua a la espalda y vestido con el uniforme antiincendios.

Zac: ¿Qué demonios estás haciendo? ¿Estás loca?

Ness: ¿Es otra de tus preguntas retóricas? -replicó-.

El fuego restallaba con fuerza. Zac la tomó del brazo y tiró de ella.

Zac: El viento acaba de cambiar -dijo entre dientes-. Tenemos que salir de aquí antes de que...

Acabó la frase en una exclamación y se paró en seco. Vanessa chocó contra él. Al levantar la vista tuvo la visión más espantosa de toda su vida. Los árboles que estaban delante de ellos habían prendido y el fuego se trasmitía por las copas, lanzando al aire ramas y hojas en llamas. Vanessa y Zac se volvieron para mirar a su espalda. Estaban rodeados por el fuego.

El calor era insoportable. Vanessa sentía la piel ardiendo. El pánico le agarrotó la garganta, impidiéndole gritar. Zac se quitó el casco y se lo puso a ella. Vanessa lo miró fijamente y vio en sus ojos la gravedad de la situación. Zac los empapó a ambos de agua.

Zac: Por este lado el fuego no es denso... -dijo señalando. Vanessa pudo ver las sombras de
bomberos intentando apagar las llamas. Zac la miró intensamente-. Podemos atravesarlo. Tienes que soltar al canguro.

Vanessa cerró los ojos momentáneamente. ¿Atravesar el fuego? Le parecía imposible, pero Zac estaba con ella.

Ness: No puedo -gimió-.

Zac: Claro que puedes -gritó-.

Ness:
Me refiero a soltar al canguro -aclaró estrechándolo contra sí cuando Zac intentó arrancárselo de las manos-. El otro día atropellé a uno... -Zac no parecía valorar la explicación-.

Zac: No pensaba dejarlo, sino llevarlo yo -gritó, tomándolo y metiéndoselo en el mono-. Corre agachada y procura no respirar. Cuando salgas de las llamas, tírate al suelo y rueda sobre ti misma. Los chicos nos rociaran de agua. ¿Lista?

Ness: Zac -dijo con voz quebradiza, deseando decir algo profundo pero sin saber qué. Tenía la sensación de que debía saber qué sentía por Zac-. ¿Qué cantaste cuando viste llover?

Zac dejó escapar un sonido mezcla de rugido y carcajada y, atrayéndola hacia sí, la besó en la boca.

Zac: ¡Ahora! -gritó. Y agachándose corrieron hacia el fuego-.


2 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

Awwwwwwwwwww
ame el capi...
hermoso Zac al final..
casi lloro de emoción ... ok/no haha
siguela
esta super..
ya quiero ver que pasa con ellos...
deben salvarse ...
XoXo

Abigail dijo...

Wow m enknto el cap....


ay Ness todavia le remuerd la conciencia cn el venado y avr si puede correr dspues dl beso d Zac(jajajaja)



Siguela pronto!!!!!!!!!

Publicar un comentario

Perfil