Nieve. Nieve. Y más nieve.
Aun no se veía otra cosa que un muro blanco de copos de nieve. Zac se alejó. La vista era preciosa. Un idilio navideño propio de un cuento ilustrado, nada con lo que quisiera estar relacionado.
Vanessa se afanaba en la cocina. Había murmurado algo acerca de hornear unas galletas.
Fue hacia donde estaba, no porque quisiera estar con ella, sino porque sus pies habían desarrollado un automatismo propio que simplemente lo condujo en su dirección. Hasta que se plantó de pie junto a ella.
Zac: ¿Estás haciendo galletas? -preguntó innecesariamente, porque podía ver que era precisamente eso lo que hacía-.
Ness: Sí.
Entonces miró su barriga. La burbuja romántica que lo había traído hasta allí estalló en su cabeza al notar su forma redonda.
Ness: ¿Te gustaría ayudarme?
Zac: Sí, ¿por qué no?
Le colocó un cortador en la mano. Papá Noel con un saco al hombro. Bueno, ¿qué otra cosa podría ser?
Ness: Toma, puedes darle forma a las galletas.
Zac: De acuerdo.
Mientras Vanessa estiraba otro trozo de masa a su lado, él cortaba las galletas. Trabajaban uno al lado del otro en silencio. Aunque Zac no miraba a Vanessa, cada fibra de su cuerpo era consciente de su presencia. Como si irradiara algo que lo atraía irresistiblemente. Cuando extendió su mano para colocar las figuras que había recortado en la chapa de metal, le tocó el brazo. El breve roce fue como una descarga eléctrica.
Zac: Lo siento -murmuró-.
Ness: No hay problema.
Zac: Solo había algo de harina -le explicó-.
Ness: Oh. Gracias.
No lo hubiera creído posible, pero la atmósfera se hizo aun más intensa. Le hubiera gustado atraer a Vanessa hacía sí. Tan cerca, que su cuerpo se apretara contra el suyo. Y luego la besaría. Degustaría la dulce masa, que acababa de probar, en sus labios. Introduciría sus manos por debajo de su camiseta, las deslizaría por encima de su suave piel....
Tuvo que parar. Vanessa había dejado bien claro que no quería nada de él. Su mirada recelosa cuando dijo que no confiaba en él, todavía estaba muy presente en su mente. Así que volvió a su tarea. Cortó un estúpido Papá Noel tras otro. Luego colocó las últimas galletas en una bandeja de hornear engrasada.
Ness: Ya se puede poner la bandeja en el horno, en la barra del medio. Está precalentando.
Zac: De acuerdo. ¿Cuánto tiempo tienen que estar dentro?
Ness: Diez minutos deberían ser suficientes.
Zac introdujo el tiempo. Luego cruzó los brazos delante de su pecho y se apoyó contra la encimera de la cocina. Vanessa probablemente no estaba aun muy satisfecha con la masa. Seguía trabajándola.
Zac: ¿No está ya suficientemente plana?
Ness: No del todo, pero casi -alzó la vista-. Espero ansiosa a que las galletas estén listas. Me encantan las galletas de Navidad.
Zac: Hmmm.
Ness: Ahora puedes continuar -se apartó para dejarle espacio en la superficie de trabajo-. Voy a preparar el glaseado para las figuras de jengibre.
Zac: De acuerdo.
Mientras Zac volvía a llenar otra bandeja con Papá Noeles, Vanessa abrió algunos armarios de la cocina.
Ness: Tiene que estar aquí, en alguna parte -murmuró-.
Se sentía como un adolescente intentando mirar por debajo de la falda de una chica. Aun así, no podía quitarle los ojos de encima.
Ness: Ahh, ahí están -exclamó triunfante y se estiró más hacia arriba para alcanzar una de las jarras de plástico azul que estaban en el estante-.
Zac: ¿Vanessa?
Ness: ¿Sí? -Se volvió hacia él, sosteniendo triunfalmente su hallazgo-. Es ideal para batir las claras a punto de nieve.
Zac: Bien. Pero, ¿qué le… ehm… ha pasado a tu figura? -señaló la parte central de su cuerpo-.
Ness: ¿Mi...? ¿Qué? -bajó la vista para contemplarse. Cuando levantó la vista, su cara tenía un color rojo intenso-. Esto es... tan...
Zac: ¿Por qué no me dijiste que llevabas relleno? ¿Uno que te hiciera parecer embarazada?
Ness: ¡Porque no es asunto tuyo!
Zac: Tienes toda la razón, no es asunto mío. Aun así, sería bueno saber que confías en mí. No tienes que esconderte o disfrazarte aquí. Por la simple razón de que no hay nadie más que nosotros. Entonces, ¿para qué todo esto?
Ness: No había pensado en ello. -Se encogió de hombros- Además, me he acostumbrado tanto que no se me pasó por la cabeza.
Zac: ¿Oh? ¿En serio?
Lanzó el cortador de galletas sobre la encimera, se dirigió precipitadamente a la antesala, se puso los zapatos y abrió la puerta. El aire frío mezclado con copos de nieve le golpeó la cara. Justo lo que necesitaba en aquel preciso momento.
Tan pronto como la puerta se cerró detrás de Zac, a Vanessa la embargó la mala conciencia. Zac dijo que podía confiar en él. Desde que lo había conocido, se había comportado como un consumado caballero. No solo la había recogido en la carretera, sino que también la había hecho sentir protegida. Pero en vez de decirle la verdad, había continuado con aquella farsa. Como si Zac fuera el tipo de hombre que se abalanzaría sobre ella en cuanto dejara de correr por ahí con la apariencia de un enorme tonel.
Ahora estaba afuera y descargaba su furia contra la madera, que partía con un hacha. Vanessa se acercó a la ventana. Qué espectáculo. Zac estaba de pie bajo el voladizo, con una simple camiseta. Con cada golpe del hacha podía admirar lo desarrollados que estaban los músculos de sus brazos. Luego la cosa se puso aun mejor, Zac impaciente se quitó la camiseta por la cabeza. Su piel resplandecía de sudor. La parte superior de su cuerpo era una escultura muscular bien definida.
Hacía más calor y no se debía a las galletas que estaban en el horno. No, aquel calor lo provocaba las vistas que él le ofrecía. Como si no hubiera hecho otra cosa el resto de su vida, Zac colocó un tronco sobre un tocón de madera, levantó el hacha y lo partió en dos mitades con un solo movimiento. Luego le tocó el turno a otro y, luego, a otro. Sus músculos estaban perfectamente sincronizados.
De repente, ella se alegró de que él hubiera descubierto su disfraz. De que supiera la verdad. Entonces se miró a sí misma. La falsa barriga aun le arruinaba la figura.
Ness: Oh, Dios.
Al dirigir su mirada a Zac, vio que la pila de madera partida aumentaba. Sus movimientos se ralentizaban. Pronto dejaría de cortar leña. Vanessa se dio la vuelta y se fue a su habitación. Era hora de deshacerse de aquel disfraz.
🎄🎅🎄 MERRY CHRISTMAS! 🎄🎅🎄
2 comentarios:
Feliz Navidaaad xd
Espero que la hallas pasado muy bonito
Amy :)
Holaa!
Me gusto, vamos a ver como siguee!!
Feliz navidad!!
Sube pronto :)
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