topbella

martes, 3 de enero de 2023

Capítulo 12


Vanessa no tenía intención de abrirle su corazón a Grace, pero aquella mujer era tan cálida, tan comprensiva… Antes de que se hubiera dado cuenta, le había contado la patética historia de cómo había conocido a Rhodes y se había enamorado de él. Cuando terminó de hablar, había una pila de pañuelos de papel usados sobre la mesa.

Grace: No eres la única que ha amado equivocadamente, querida.

Ness: Me siento estúpida.

Grace: ¿Porque confiaste en un hombre que no se merecía tu amor? -preguntó agitando la cabeza-. El que tendría que estar avergonzado es Dave Rhodes.

Ness: Sin embargo, no lo está.

Grace: No. Pero permíteme que te diga un viejo refrán: El tiempo todo lo cura.

Ness: Espero que sí. Supongo que superaré todas las mentiras de Dave… -su voz se fue acallando-. En Cedar Cove, ¿todo el mundo es tan agradable como Cliff y tú?

Aquella pregunta sorprendió a Grace.

Grace: Me gustaría pensar que sí.

Ness: Olivia, la señora Griffin, lo es -suspiró y se miró las manos-. Y el bombero también. ¿Cómo se llama?

Grace: Zac Efron. Es nuevo en el pueblo.

Lo que más recordaba Vanessa de aquel bombero era la gentileza con la que la había tratado, y su voz reconfortante.

Todavía podía oírla si cerraba los ojos. Su manera de arrodillarse a su lado, y sus gestos protectores la habían calmado, física y emocionalmente.

Grace: Sus padres viven aquí. Roy Efron es un detective de Seattle retirado que se hizo detective privado, y su mujer, Cindy, trabaja en su oficina.

Ness: ¿De verdad?

Recordó que había visto un letrero con el nombre de Efron cuando pasaba por Harbor Street. Qué profesión más fascinante. El padre de Zac debía de tener casos muy interesantes. Aunque tal vez no, porque vivían en un pueblo muy pequeño.

Grace: Creo que tengo que cambiarme de ropa antes de la cena -se levantó de la silla-. He disfrutado mucho charlando contigo.

Ness: Yo también. 

Había sido el momento más relajante del día, salvo la siesta, claro.

Grace: Volveré en un ratito.

Vanessa pensó que aquélla era la señal para marcharse.

Ness: Yo voy al apartamento.

Grace: ¿Estás segura? Sé que Zac te dijo que debías descansar, pero a Cliff y a mí nos encantaría que cenaras con la familia.

Ness: ¿Dónde está Cliff? 

Grace: Está con los caballos. Son su primer amor -dijo con una sonrisa-.

Vanessa se había dado cuenta de cómo miraba Cliff a su esposa. Adoraba a Grace, y era más que evidente que ella también lo adoraba a él. Vanessa suponía que llevaban casados uno o dos años. La fotografía de la boda que había sobre el piano parecía reciente, y estaba claro que sus hijos adultos eran de matrimonios anteriores.

Entonces, sin pensar en lo apropiado o inapropiado de la pregunta, Vanessa dijo:

Ness: Sobre lo que me has dicho hace unos minutos… ¿Alguna vez has amado tú equivocadamente?

Grace volvió a sentarse, aunque no habló durante unos momentos.

Grace: Sí. Me casé muy joven y después de estar muchos años con mi marido, me quedé viuda. Acababa de empezar a tener alguna cita. Era un mundo nuevo para mí.

Ness: ¿Salías con Cliff?

Grace: Sí. Él llevaba muchos años divorciado, y las citas también eran una cosa nueva para él. Yo estuve casada con Dan más de treinta años, y cuando otro hombre, que no era Cliff, me prestó atención, me sentí muy halagada. Era alguien de quien estuve enamorada en el instituto.

Ness: ¿Y lo sabía Cliff?

Grace: Al principio no. Verás, este hombre vivía en otra ciudad, y comenzamos a mandarnos correos electrónicos. Se convirtió en una obsesión para mí. Yo sabía que estaba casado, pero permití que continuara nuestro romance por Internet. Él me dijo que iba a divorciarse.

Ness: ¿Y era mentira?

Grace: Oh, sí, pero yo lo creía porque quería creerlo. Y entonces, supe la verdad.

Ness: ¿Y Cliff averiguó lo de este otro hombre?

En los ojos de Grace hubo un brillo de arrepentimiento.

Grace: Sí. En cuanto se enteró, me dejó.

Ness: ¡Oh, no! ¿Estuviste a punto de perder a Cliff?

Grace: Sí. Como he dicho, ya había averiguado la verdad sobre Ken, y me quedé hundida cuando Cliff rompió conmigo. Estaba enfadada conmigo misma por haber sido tan ingenua y tan crédula. Había perdido a un hombre maravilloso por mi estupidez. Durante mucho tiempo, casi no pude mirarme al espejo.

Ness: Así me siento yo ahora -murmuró-. 

Pensó en aquel Ken. Había oído aquel nombre antes…

Grace: Se te pasará, Vanessa, te lo prometo. Ken, el hombre con el que yo… me comunicaba por Internet, al final perdió a su esposa. Ella se divorció de él y, aunque creo que de verdad sentía algo por mí, ya era demasiado tarde. Yo no quería tener nada más que ver con él. Así que, al final, fue él quien salió perdiendo en todo esto.

Ness: ¿Cliff te perdonó?

Grace: Sí, pero me costó tiempo. Yo decidí que nunca más tendría motivos para dudar de mí. Nos casamos poco después, y sinceramente, nunca he sido más feliz que ahora.

Ness: Se nota.

Grace: Cliff es todo lo que yo podría desear en un marido.

La puerta de la cocina se abrió y entró Cliff, sacudiéndose nieve de la chaqueta. La colgó en un perchero que había junto a la puerta y se quitó las botas.

Cliff: Cuando me marché, estabais aquí sentadas, y aquí seguís, charlando.

Grace le sonrió.

Grace: Yo iba a cambiarme de ropa. Entretén a Vanessa mientras vuelvo, ¿de acuerdo?

Cliff: Claro.

Grace salió apresuradamente y Cliff se sentó junto a Vanessa. Mientras lo hacía, vio los pañuelos de papel arrugados.

Cliff: Parece que habéis tenido un buen mano a mano.

Ness: Pues sí -dijo con un suspiro, y añadió-: He sido muy tonta.

Cliff: Estoy seguro de que Grace te ha dicho que todos cometemos errores. Lo bueno consiste en aprender de esos errores y no repetirlos.

Ness: No pienso verme en esta situación nunca más. Es sólo que… mi familia me agobia. Tengo tres hermanos mayores, y parece que ellos son los únicos que saben lo que es mejor para mí y para mi bebé.

Cliff: Te quieren.

Vanessa asintió.

Ness: Por eso es todo tan difícil. Como no tenemos padres, piensan que son ellos los que tienen que dirigir mi vida.

Cliff: Y naturalmente, tú no lo crees así.

Ness: No, claro que no. Pero cuando intenté vivir mi vida y demostrar lo adulta que era, mira lo que ha ocurrido -se miró el vientre-. He cometido un error, muchos errores, pero descubrí algo… bastante interesante después de saber que estaba embarazada.

Cliff: ¿Y qué es?

Ness: Bueno, al principio, como puedes imaginarte, me disgusté muchísimo. Me asusté, y no sabía qué hacer, pero después de unos días, empecé a sentirme emocionada. Llevaba una nueva vida dentro. Una vida humana independiente de mí, con su propia personalidad. Y esa personita iba a ser parte de mí y parte de Dave.

Cliff sonrió.

Cliff: El embarazo es asombroso, ¿verdad? Yo no sé lo que experimenta una mujer, pero como hombre, te digo que sentimos un asombro absoluto y un gran orgullo. Y una especie de humildad, también.

Ness: Creo que Dave se sintió así al principio -susurró-.

Realmente, parecía que se había puesto contento. Sin embargo, aquella felicidad había disminuido rápidamente, por el miedo, tal vez, o por el resentimiento. Ella quería creer que él la quería tanto como podía querer a alguien. Sin embargo, ya se había dado cuenta de que su capacidad de sentir era muy limitada. Después de un mes de saber que estaba embarazada, Dave comenzó a distanciarse emocionalmente. Continuaba llamándola y yendo a verla cuando estaba en la ciudad, pero las visitas y las llamadas se espaciaron cada vez más, y en cuanto ella comenzó a hacer preguntas sobre su futuro, él desapareció.

Cliff: No es muy diferente a mis caballos -estaba diciendo-.

Ness: ¿Cómo? 

¿Qué quería decir? No estaban hablando de caballos, ¿verdad?

Cliff: He criado a muchos caballos durante mi vida, y con cada preñez, yo tenía una sensación de esperanza. Lo cual es una tontería, claro, porque ni siquiera con las mejores perspectivas de cría salen las cosas como uno espera, pero sin embargo…

Ness: Hoy he conocido a Funny Face.

A Cliff se le iluminó la mirada al oír el nombre de la yegua.

Cliff: Es mi amor.

Ness: Parece muy especial.

Cliff: Lo es. Es buena y afectuosa, y maravillosa con mis nietos. Pero no es un buen ejemplar de su raza.

Ness: ¿No?

Cliff: Es más pequeña de lo que pensamos que sería, y no tiene el temperamento necesario para ser caballo de exhibición.

Ness: Pero te la quedaste.

Cliff: No se me ocurriría vender a Funny Face. Aunque no resultó tal y como esperábamos Cal y yo, seguimos considerándola un regalo.

Vanessa suspiró de nuevo.

Ness: Eso es lo que yo siento con respecto a mi bebé. No tenía planeado quedarme embarazada, y sé que Dave no quería, pero pese a todos los problemas y el dolor, considero a este hijo como un regalo.

Cliff: Lo es. ¿Tienes ya preparado todo lo que necesitas para recibirlo?

Ness: Oh, sí. Gracias a mis amigas y mis hermanos.

Vanessa les agradecía mucho a sus hermanos toda la generosidad que habían demostrado hacia ella y hacia el bebé. Ellos estaban muy entusiasmados con la idea de tener un sobrino, o una sobrina, aunque su forma de inmiscuirse en su vida la agobiara.

Grace volvió en aquel momento, y Vanessa oyó el sonido de la puerta de un coche cerrándose. La puerta delantera de la casa se abrió, y un momento más tarde, entró en la cocina una niña de unos cinco años.

**: ¡Abuela! ¡Abuela! ¡Esta noche soy un ángel! ¡Soy un ángel!

Grace se arrodilló y tomó a la niña de las manos.

Grace: ¿Vas a ser el ángel en el espectáculo navideño?

La niña asintió.

**: En la misa de esta noche.

Grace abrazó a su nieta.

Grace: Oh, Katie, vas a ser el mejor ángel del mundo.

La niña sonrió con orgullo. Al ver a Vanessa, se acercó a ella inmediatamente.

Katie: Hola, soy Katie.

Ness: Hola, Katie. Yo soy Vanessa.

Katie: Vas a tener un bebé, ¿a que sí?

Ness: Sí, es cierto.

La puerta se abrió de nuevo y apareció una pareja joven. El hombre llevaba en brazos a un niño de unos dos años, y la mujer llevaba una bolsa grande al hombro.

**: Feliz Navidad, mamá -dijo la hija de Grace, y le dio un beso en la mejilla a su madre. Después se volvió hacia Vanessa-. Hola, yo soy Maryellen. Me alegro mucho de que estés con nosotros -le dijo con una enorme sonrisa-.

Vanessa sonrió también. Nunca se hubiera esperado aquella acogida tan amable. Aquella Nochebuena iba a ser la más memorable de su vida.

Ojalá dejara de dolerle la espalda…


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Q bonito sigue esta historia... sigue pronto porfa...

Publicar un comentario

Perfil