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sábado, 28 de enero de 2023

Capítulo 20


Vanessa se despertó y vio a Zac Efron en la puerta de su habitación.

Ness: Zac -susurró-.

Al verlo, se le aceleró el corazón. Ella no estaba segura de si iba a volver a estar con él alguna vez.

Zac: ¿Cómo te encuentras? -le preguntó mientras entraba-.

Ness: Muy bien.

En realidad, estaba dolorida, agotada e impaciente por volver a casa y estar con su familia.

Zac: Te he traído una cosa.

Ness: ¿De verdad?

Vanessa se incorporó y se sentó en la cama, y sin darse cuenta, se pasó las manos por el pelo.
Zac se sacó de detrás de la espalda un ramo de rosas.

Zac: Para ti, Vanessa -dijo, inclinándose un poco-.

Ness: Dios Santo, ¿dónde las has conseguido en el día de Navidad?

Zac: Tengo mis contactos.

Ness: Zac…

Zac: De acuerdo, las compré en la tienda de regalos del hospital.

Ness: ¿Está abierta?

Zac: Más o menos. Vi a una mujer que tenía una llave, y ella me dejó entrar.

Vanessa inhaló la fragancia de las flores y observó el precioso jarrón.

Ness: No tenías por qué hacerlo, pero me encanta que me las hayas traído.

Zac: No sabía si tus hermanos se iban a acordar de enviar flores.

Sus hermanos. Con sólo pensar en ellos, emocionados y aturullados, le entraban ganas de reírse. Casi se empujaban el uno al otro la noche anterior, con tal de estar junto a ella y a la pequeña. Le habían contado todas sus desventuras en Cedar Cove, y le habían hablado sobre toda la gente a la que habían conocido y sobre cómo habían estado a punto de arrestarlos. También sobre el sándwich de carne asada. Entonces, se habían dado cuenta de que tenían hambre otra vez. Sus regalos, la moneda de oro, el perfume y el incienso estaban en la mesilla de noche.

Cuando llegaron al hospital, sus hermanos no querían perderla de vista, hasta que el médico entró en la habitación para examinarla. Entonces salieron disparados por la puerta.

Volvieron una hora más tarde y estuvieron con ella unos minutos, después de haber cenado, para desearle buenas noches y para decirle que volverían al día siguiente, el día de Navidad. Y se marcharon.

Zac: He pasado a ver a… -hizo una pausa-. ¿Has pensado ya que nombre vas a ponerle?

Vanessa asintió.

Ness: Noelle Grace.

Zac: ¿Noelle por la Navidad y Grace por Grace Harding?

Vanessa sonrió y asintió de nuevo.

Zac: Me gusta. El nombre es perfecto. Elegante y apropiado.

Su aprobación deleitó a Vanessa. Ella no quería pensar con detenimiento el motivo por el que su opinión le importaba tanto. Entendía que habían compartido algo muy importante e íntimo, mientras ella estaba de parto. Sin embargo, eso no significaba que el lazo que habían forjado tuviera que durar, por mucho que ella lo deseara. Tenía que aceptar que Zac había llegado a su vida para estar en ella durante un breve periodo. Pronto, ella volvería a Seattle con su familia, y él seguiría viviendo allí, en Cedar Cove. Era improbable que volviera a verlo. No existía un motivo real para hacerlo. Aquello era algo doloroso.

Zac: Noelle Grace era digna de verse -dijo con una sonrisa-.

Ness: ¿Estaba dormida?

Zac: No, estaba gritando con todas sus fuerzas.

Al instante, Vanessa se sintió culpable.

Ness: Oh, las enfermeras no me han despertado. Seguro que ya es su hora de comer.

Zac sacó una silla y se sentó junto a la cama.

Zac: No. Creo que sólo necesitaba que le cambiaran el pañal y la mecieran un poco.

Ness: ¿Y lo ha hecho alguien?

Las enfermeras tenían muchos recién nacidos a los que atender, y sólo había un par de ellas de servicio.

Zac: Yo -dijo con una expresión de azoramiento-.

Ness: ¿Tú?

Zac: Espero que no te importe.

Ness: ¡Claro que no! Pero me sorprende que te lo hayan permitido.

Zac: Sí, bueno… Tal vez le haya dejado pensar a la enfermera que Noelle y yo tenemos algún… parentesco.

Vanessa se echó a reír.

Ness: ¡Zac, no!

Zac: Sí. Y tengo que decir que, en cuanto la tomé en brazos, Noelle se quedó callada, dejó de llorar y me miró.

Ness: Después de todo, tú la trajiste a este mundo.

Seguramente, no necesitaba recordárselo. Sin embargo, Vanessa quería que supiera que no había olvidado lo que él había hecho por ella.

La noche anterior les había explicado a sus hermanos que nunca lo habría conseguido sin Zac, y era cierto. Él había sido su salvación. Quería explicarle todo eso, pero no daba con las palabras adecuadas.

Ness: Me alegro mucho de que te hayas pasado a verme… Iba a escribiros a Brandon y a ti para daros las gracias por todo.

Zac: Es nuestro trabajo.

Ben había dicho lo mismo, y en su caso, Vanessa suponía que era la verdad. Sin embargo, en cuanto a Zac… El hecho de que él minimizara así su aprecio por ella le dolía. No quiso dejar que él se diera cuenta de cuánto le había disgustado aquel comentario y bajó la mirada hacia la sábana. Se puso a juguetear nerviosamente con los pliegues de la tela.

Zac se puso en pie y le tomó la mano, y entrelazó sus dedos con los de ella.

Zac: Deja que te explique. Es parte de mi trabajo en el parque de bomberos, pero tu llamada no fue una llamada corriente.

Ness: ¿Y por qué? -alzó la cabeza y lo miró a los ojos-.

Zac: Nunca había traído a un bebé al mundo.

Ness: Ya lo sé. Yo tampoco -los dos sonrieron-.

Zac: Estar ahí contigo y con Noelle ha sido uno de los momentos más importantes de mi vida.

Ness: Y mío también. Es decir, estar contigo y con Noelle.

Zac: Gracias.

Habló en voz baja, en un tono lleno de intención. Se inclinó hacia delante y apoyó su frente en la de ella.

Zac: Si te parece bien…

Ness: ¿Qué?

Zac: Me gustaría ver a Noelle de vez en cuando.

Ness: ¿A ella?

Zac: A vosotras dos.

Ness: A las dos.

Zac: Si te parece bien.

Ella asintió, intentando contener la emoción.

Ness: Si tú quieres…

Zac: Pues sí.

Ness: Pero yo voy a volver a Seattle.

Zac: No me importa el trayecto en coche.

Ness: O podrías tomar el ferry.

Zac: Sí. ¿Cuándo?

Ness: El médico me ha dicho que iba a darnos el alta a Noelle y a mí esta misma mañana. Mis hermanos nos van a recoger a las tres.

Zac: ¿Te parece demasiado pronto mañana? 

Vanessa estaba convencida de que la felicidad que sentía debía de reflejársele en los ojos. No creía que pudiera disimularla, ni intentándolo.

Ness: No, estaría muy bien -dijo con timidez-.

Zac: Feliz Navidad, Vanessa.

Ness: Feliz Navidad, Zac.

En aquel momento apareció la enfermera con Noelle en brazos.

**: Es la hora de comer -dijo alegremente-.

Vanessa extendió los brazos para tomar a su hija, que había nacido en Nochebuena en Cedar Cove, el pueblo que la había acogido. Un pueblo cuya gente le había dado refugio y la había aceptado. El pueblo que, un día, esperaba poder llamar su hogar.

Su hogar, y el de Noelle.



FIN



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