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sábado, 15 de febrero de 2014

Capítulo 9


Vanessa llamó a Zac al despacho el lunes por la mañana.

Había llamado a su prometido varias veces desde que había tenido que ausentarse el sábado por la noche para ir junto a su padre. Efectivamente, resultó que le había dado un leve ataque al corazón.

Tras hablar con su hermana, había decidido irse cuanto antes y Drew la había llevado a casa. Zac, por supuesto, no había podido acompañarla porque alguien tenía que hacerse cargo de los perros.

Al llegar a casa, se había cambiado de ropa, había metido algo en una maleta y se había vuelto a ir en menos de cinco minutos.

Zac: Buenos días -la saludó aquella mañana-. ¿Qué tal va tu padre?

Ness: Está mucho mejor -contestó algo molesta-. Alison, su nueva novia, no para de hacerle cariñitos. Yo creo que, si hubiera sabido la cantidad de atenciones que iba a recibir, habría sido capaz de fingir todo esto -añadió-. Era broma.

Tras hablar unos cuantos minutos más sobre la familia de Vanessa, Zac le aseguró que los perros estaban bien.

Zac: Te echo de menos. Dormir solo es espantoso.

Ness: Yo también te echo de menos. A mi padre le dan el alta esta tarde, así que, en cuanto esté instalado en casa con Alison, que seguro que le va a cuidar muy bien, me vuelvo.

Zac: Me apetece mucho verte.

Zac había estado aquel día dos horas en la joyería eligiendo un anillo de compromiso. Le había pedido a su secretaria que lo acompañara y esperaba haber elegido algo que le gustara a Vanessa. También había comprado flores porque quería hacer el compromiso oficial aquella misma noche.

Tras colgar el teléfono, Zac volvió a concentrarse en el informe que estaba realizando. Llevaba inmerso en él media hora cuando llegó Drew del juicio que había tenido aquella mañana.

Drew: Ya lo he descubierto todo -anunció-. Desde luego, qué calladito te lo tenías, ¿eh, perro?

Zac: Yo también me alegro mucho de verte. Buenos días. ¿De qué me hablas?

Drew: ¿De qué va a ser? De Vanessa, por supuesto.

Zac: No sé de qué me hablas. ¿Qué es lo que has descubierto?

Drew: Claro que lo sabes. He descubierto quién es en realidad.

Zac: ¿Ah, sí? Pues comparte la información conmigo, que me quiero reír un rato.

Drew se quedó en silencio unos segundos.

Drew: Zac, ¿de verdad no sabes quién es? ¡Es A’Vanessa, la modelo de Sports Illustrated!

Zac: ¿Quién?

Drew: Es una top model. Salió en la portada de la edición de bañadores de Sports Ilustrated hace un par de años. Ya lo sabías, ¿no? Me estás tomando el pelo…

Zac: No, no te estoy tomando el pelo. ¿Crees que Vanessa se parece a esa modelo?

Drew: Estoy seguro de que es ella. Conservo todos los ejemplares de las ediciones de bañadores de esa revista. Incluso le he preguntado a mi padre y él también está de acuerdo.

Zac se quedó en silencio.

Zac: Estás loco. ¿Por qué crees que es ella?

Drew: Se ha cambiado el pelo y me ha costado reconocerla. Antes llevaba una gloriosa melena rubia lisa que era como su seña de identidad más famosa. Por supuesto, en las fotos está muy maquillada, pero te aseguro que es ella. Tienen la misma estructura ósea, la misma forma de los ojos y de los labios y el cuerpo es exacto. Es alta y delgada… aunque en la revista está mucho más delgada. Además, se llama igual pero sin la A y el apostrofe. ¿De verdad que no lo sabías?

Zac: Nunca me ha mencionado nada -contestó fingiendo calma a pesar de que le latía el corazón aceleradamente-. La voy a ver esta noche, así que ya se lo comentaré. Me parece que se va a morir de la risa. En cualquier caso, me parece muy halagador que hayas confundido a mi novia, bueno, mi prometida, con una supermodelo.

Drew: Si tú lo dices… sí, me he debido de confundir. Perdona, me llaman al teléfono, luego hablamos -añadió en tono aliviado al ver que su secretaria lo reclamaba-.


Había echado de menos a Zac mucho más de lo que hubiera imaginado. Al abrir la puerta de casa aquella noche, Vanessa estaba ansiosa por dejar el equipaje y correr a casa de Zac a abrazarlo, pero, cuando estaba saliendo de su dormitorio, se abrió la puerta principal y apareció Zac.

Ness: ¡Hola! -Lo saludó-. Iba hacia tu casa -añadió pasándole los brazos por el cuello y acercándose para besarlo-.

Zac dio un paso atrás.

Sorprendida, Vanessa se quedó mirándolo con la boca abierta.

Zac: ¿Se puede saber qué significa esto? -le preguntó dejando una revista sobre la mesa-.

Vanessa la miró y se quedó helada.

En la portada del ejemplar estaba ella, en la arena, bronceada y con un bikini azul turquesa.

Aquél había sido uno de los trabajos más importantes que había tenido, pero no lo había disfrutado en absoluto. Había tenido que separarse de su familia en unos momentos en los que se encontraba deprimida porque su relación con Drake, el hombre con el que creía haber encontrado el amor, había terminado.

Ness. ¿De dónde has sacado esto?

Zac: Supongo que te lo habrás pasado en grande saliendo conmigo. Como soy ciego, no me he dado cuenta de quién eres -comentó furioso-. ¿Te parece divertido reírte así de mí?

Ness: ¡No digas eso! No ha sido divertido sino… maravilloso -contestó sorprendida ante el enfado de Zac-. Te lo debería haber dicho antes, pero…

Zac: Sí, me lo tendrías que haber dicho antes -la interrumpió-. Drew cree que soy idiota y yo, la verdad, empiezo a sospechar que realmente lo soy. Me hubiera gustado que la mujer de la que estoy enamorado fuera sincera conmigo…

Ness: ¡Nunca te he mentido!

Zac: La omisión es una forma de mentira. Me has engañado. Adrede.

Ness: No ha sido adrede -se defendió. Sin embargo, había sabido desde el principio que no contarle su secreto no estaba bien. Al instante, la culpa se apoderó de ella y la hizo desafiarlo-. No tengo por qué ir por ahí dando explicaciones a la gente de nada. Cuando nos conocimos, te di mi nombre, mi nombre de verdad, Vanessa Hudgens -le dijo con lágrimas en los ojos-. Cuando comenzamos a salir… bueno, lo cierto es que estaba encantada de gustarte por quién era y no porque fuera famosa.

Zac: Me parece bien, pero eso no explica por qué no me lo has dicho. ¡Te he pedido que te casaras conmigo! ¿Acaso no tengo derecho a saber con quién me estoy casando? -gritó-.

Ness: Te crees que lo sabes todo, ¿eh, señor perfecto? -Gritó-. Pues te voy a contar un par de cosas sobre la vida de las modelos. Cuando eres una modelo famosa, no puedes salir de casa sin que te persigan los periodistas, nunca sabes si la gente a la que conoces es de verdad o si solo se arriman a ti buscando fama y dinero, tu representante no para de darte la murga para que no te excedas ni un solo gramo del peso apropiado y tú tienes que luchar para no caer en lo que caen muchas de tus compañeras, es decir, en comer como una loca y vomitar a continuación o en matarte de hambre porque siempre crees que estás gorda. Te ofrecen drogas y te piden salir un montón de canallas que creen que, como eres una celebridad internacional, vas a acostarte con ellos. A veces, caes en el error de pensar que uno de ellos es diferente y, entonces, te pegas el gran bofetón porque resulta que lo único que quería era una mujer florero -añadió poniéndole el dedo índice en el pecho-. Así que no te atrevas a juzgarme porque tenía mis razones para no querer que la gente se enterara de quién era antes. -Dicho aquello, pasó a su lado poniendo mucho cuidado en no tocarlo y abrió la puerta-. Yo creía que eras diferente, creía que me querías por quién era y no por lo que era.

Zac: ¡Y así es!

Ness: ¡Pues no lo demuestras! Eres tan asqueroso como Drake, pero al revés. Él me quería a su lado porque era modelo y tú no me quieres exactamente por la misma razón. Vete.

Zac: Vanessa…

Ness: ¡Fuera!

Vanessa no podía parar de llorar.

Estuvo toda la noche sollozando, intentando dormir. Cuando amaneció, decidió levantarse porque era inútil seguir intentándolo.

A las siete y media de la mañana, después de haber estado un buen rato paseándose por su casa con Happy siguiéndola nerviosa, se dio cuenta de que todo había terminado.

Después de las palabras que había intercambiado con Zac la noche anterior, no había forma de dar marcha atrás.

¿Y qué iba a hacer ahora? ¿Cómo iba a vivir enfrente de él? ¿Cómo iba a soportar tener que verlo constantemente? ¿Podría soportar que pensara de ella que era una mentirosa?

Evidentemente, no.

Vanessa volvió a su dormitorio, sacó la maleta de nuevo, metió dentro ropa como para aproximadamente una semana y decidió contactar con la inmobiliaria que le había conseguido aquella casa para que le buscara otra.

Tras decidir que podía quedarse en casa de su hermana durante unos días mientras pensaba lo que iba hacer con su vida, decidió que lo que era evidente era que no podía seguir viviendo en Gettysburg.

Debería haberse dado cuenta de que algo no iba bien cuando Zac le había contado por qué había roto su compromiso con su novia anterior. A Zac no le gustaba que lo dejaran, siempre rompía él las relaciones.

En aquella ocasión, había sido porque había creído que no era suficiente para una mujer que no era ciega. Por supuesto, no se había molestado en preguntárselo a ella, lo había dado por hecho.

Ahora, había vuelto a dar por hechas cosas que no lo eran. Había dado por hecho que Vanessa estaba con él porque era ciego y jamás se daría cuenta de su pasado. De nuevo, se había equivocado.

Aquello demostraba que Zac seguía siendo un hombre inseguro.

Que fuera ciego no había tenido nada que ver con la decisión de Vanessa de no contarle nada de su pasada carrera como modelo.

De no haber sido ciego o si no se hubiera dado cuenta de quién era, tampoco se lo habría dicho.

Sí, tal vez lo había engañado, pero no había sido con malicia.

¡Maldición! Estaba enamorada de él. La rabia y la desesperación se apoderaron de ella mientras terminaba de hacer la maleta y metía el neceser dentro.

De repente, se dio cuenta de que no podía dejar a Happy sola. Tampoco se la podía llevar porque no era suya.

Triste y enfadada, se sentó en el sofá y abrazó a la perra.

Ness: Lo siento mucho, cariño. Sabes que te quiero mucho, pero me tengo que ir -le dijo con lágrimas en los ojos mientras la acariciaba-.

Lo único que se le ocurrió que podía hacer era dejarla en su casa y no cerrar la puerta principal con llave. Una vez que se hubiera ido, llamaría a Zac desde algún lugar para que fuera a recogerla.


Zac escuchó cómo se cerraba la puerta del piso de Vanessa, pero estaba muy enfadado con ella y no quería verla durante un tiempo.

Estaba dolido, lo admitía.

Vanessa no había confiado en él.

A pesar de que él había querido entregarle su corazón, ella no había sentido lo mismo. De haberlo sentido, le habría contado todo hacía semanas.

«¿Cuántas? Si apenas hace ocho que nos conocemos», pensó.

Aunque había pasado muy poco tiempo desde que se conocían, se había enamorado de ella por completo.

Para tratarse de una mujer que había llevado la vida que ahora él sabía que había llevado, Vanessa era muy sencilla. Sus gustos eran simples y no era ambiciosa. Era una mujer templada, en absoluto arrogante, cariñosa y tierna, que no esperaba que la adularan en ningún momento.

Una top model se había hecho cargo de su perra. Le costaba esfuerzo comprender la situación. Aunque había hecho las paces consigo mismo por haberse quedado ciego años atrás, de vez en cuando lo invadía la amargura. En esta ocasión, le habría gustado poder ver para comparar la fotografía de la revista con Vanessa…

«¿Para qué? ¿Para tener la prueba definitiva de que antes era otra persona?»

A lo mejor físicamente era diferente, pero el hecho de que hubiera decidido dejar aquella vida y lo hubiera elegido a él decía mucho de su forma de ser.

En aquel momento, sonó el teléfono.

Zac: ¿Sí? -contestó rezando para que fuera Vanessa-.

Ness: Zac, pasa a mi casa a recoger a Happy. La puerta no está cerrada con llave. Sus juguetes, su correa y su cuenco de comida están en una bolsa sobre la mesa de la cocina.

Zac: Vanessa, no hace falta que me devuelvas a la perra…

Ness: He decidido cambiarme de casa. Lo siento, pero ya no me voy a poder hacer cargo de ella -lo interrumpió-. Ha sido maravilloso tenerla a mi lado. Te doy las gracias por ello. Adiós.

Y, dicho aquello, Vanessa colgó el teléfono.

¡Se había ido! ¡Decía que se iba a mudar de casa! Zac se dejó caer en el sofá y apoyó la frente en las manos.

¿Qué había hecho?


Zac le dejó a Vanessa varios mensajes en el contestador de su teléfono móvil durante los siguientes dos días, pero Vanessa no le devolvía las llamadas.

Estaba frenético, no sabía qué pensar. ¿Sería que su padre estaba peor o que él le había hecho tanto daño que no quería verlo bajo ninguna circunstancia?

Pasó el martes y, luego, el miércoles y el jueves. El viernes, Zac comenzó a preguntarse si Vanessa tendría intención de volver algún día.

Transcurrió el fin de semana sumido en la tristeza. En la tristeza y en el enfado. Estaba enfadado consigo mismo por no haber podido controlar una situación que se le había ido de las manos.

¿Cómo podía haber sido tan estúpido?

«Creía que me querías por quién era y no por lo que era», le había dicho Vanessa.

Ahora que se le había pasado el enfado y el dolor inicial, Zac encontraba sentido a la frase.

Necesitaba hablar con ella, necesitaba hacerle entender que sentía mucho lo que le había dicho.

A pesar de ser uno de los mejores abogados del estado, no se le ocurría la manera de conseguir que Vanessa hablara con él.

El lunes por la noche subió las escaleras hacia casa. Había estado allí a la hora de comer para ver a Happy y había mirado a ver si estaba Vanessa, pero no había sido así.

Cuando Vanessa volviera, lo sabría por Happy. La perra estaba destrozada. Se había deprimido y se había molestado cuando la había jubilado y había metido a otro perro en casa pero ahora estaba tan diferente que Zac estaba empezando a preocuparse de verdad.

Ya ni siquiera lo recibía a dos patas cuando llegaba a casa. El día anterior, la había llevado al veterinario porque llevaba unos cuantos días sin comer.

Zac entró en casa y la buscó.

Zac: Happy -la llamó-. Hola, bonita, ¿dónde estás? -Nada. Tuvo que llamarla cuatro veces más antes de oírla suspirar y avanzar hacia él con aire cansino. Estaba tan apenada que a Zac se le rompía el corazón-. Lo siento mucho, pequeña -le dijo arrodillándose a su lado y acariciándola-. Yo también quiero que vuelva -añadió-.

Aunque hacía muchos años que no lloraba, Zac se dio cuenta de que se le había formado un nudo en la garganta.

De repente, con una energía que no había tenido en días, la perra se apartó de él. Zac oyó sus uñas en el suelo, avanzando rápidamente hacia la puerta, donde se puso a ladrar. Duke la siguió, menos emocionado pero igualmente interesado.

Zac los siguió esperanzado. Happy se comportaba así cuando llegaba Drew, pero tal vez…
Con las prisas, Zac se precipitó sobre la puerta y se dio de bruces contra ella.

**: Zac, ¿estás bien?

¡Era la voz de Vanessa!

Zac sintió que le temblaban las rodillas como si se fuera desmayar y que un tremendo alivio se apoderaba de él. Rápidamente, abrió la puerta y se tiró al pasillo siguiendo a Happy. Duke, agitado por el incidente, lo seguía de cerca.

Zac: Hola -saludó a Vanessa intentando fingir normalidad-. Sí, estoy bien. Me alegro de que hayas vuelto.

Ness: No me voy a quedar. Simplemente he venido a recoger unas cuantas cosas que no quiero que me estropeen los de la mudanza.

Zac: ¿Los de la mudanza?

Ness: Sí, vienen el viernes.

Zac: El viernes -repitió incapaz de creérselo-. ¿Este viernes?

Ness: Sí.

Zac: Pero… no te puedes ir. -Vanessa no contestó. Zac esperó, pero Vanessa no habló-. Por favor, pasa a ver a Happy -le dijo desesperado-. No come. Te echa de menos.

Vanessa se arrodilló y comenzó a acariciar a la perra.

Ness: Sé buena y come bien, ¿de acuerdo? Y pórtate bien con Duke -dijo con voz trémula-. No, gracias, no voy a pasar. Tengo que irme.

Probablemente, aquélla sería la última vez que viera a Zac, así que lo miró intensamente, intentando grabar en su memoria su amado rostro. Ojala pudiera volver dos meses y medio atrás y empezar de nuevo.

Zac: Vanessa, lo siento. -Había bajado la cabeza y Vanessa no le veía el rostro-. No sé si servirá de algo, pero quiero que sepas que lo siento mucho. No debería haberte juzgado. Tendría que haberte preguntado por qué habías elegido mantener el anonimato.

Vanessa tragó saliva.

Ness: Yo también te pido disculpas porque no debería haberte engañado. Adiós, Zac.

No podía soportar aquella conversación, así que prefería irse cuanto antes.

Zac: ¿Adonde vas?

Ness: Ya te he dicho que me voy. Ya he hablado con el casero y el apartamento está en alquiler. Le he pedido que se lo alquilara a alguien a quien le gustaran los perros -intentó sonreír-.

Zac dio un paso al frente para impedirle que avanzara y la agarró de las manos con la destreza que Vanessa conocía.

Zac: No te vayas.

Ness: Tengo que irme -contestó llorando-.

Zac: No, no tienes que hacerlo si no quieres -insistió abrazándola-.

Ness: Me tengo que ir -insistió-. No me puedo quedar. No soy lo suficientemente fuerte como para ayudarte con Happy, no quiero verte todos los días, no puedo vivir enfrente de ti sabiendo que jamás volveré a estar contigo -sollozó-. Muchas gracias por tu disculpa, te lo agradezco mucho. Siempre me lamentaré por no haber hecho las cosas de manera diferente, pero…

Zac volvió a abrazarla e interrumpió su frase con un beso. La besó como siempre, explorándola y devorándola, sacando de ella una respuesta. Vanessa le pasó los brazos por el cuello y lo besó con pasión.

Zac: Hagamos el amor -le propuso besándola por el cuello-.

Ness: No -contestó diciéndose que debería irse-.

Zac: ¿Por qué no? Te quiero, Vanessa -le dijo con vehemencia-. Sé que tú también me quieres. Me equivoqué. La mujer de la que me enamoré era la misma que fue durante toda la vida. Te aseguro que me ha quedado claro.

Vanessa se mordió el labio inferior. Quería creerlo, quería olvidarse de la tristeza de aquellos días, pero…

Ness: Yo también te quiero, Zac, pero… no puedo cambiar el pasado. Siempre seré una modelo.

Zac: ¿Quieres decir que quieres volver a serlo? Si es así, puedes contar con mi apoyo incondicional.

Ness: ¡No! Yo lo único que quiero es ser una persona normal y corriente.

Zac: Ah, bueno. En eso te puedo ayudar -dijo acariciándole la mejilla-. Quiero hacerte feliz, cariño, y no creo que vayas a ser feliz si me dejas.

Ness: Yo tampoco lo creo -confesó-, pero, ¿tú podrás ser feliz a mi lado ahora que sabes que no soy una vecina más?

Zac: Por supuesto que sí -contestó abrazándola con fuerza-. En cualquier caso, no quiero que seas mi vecina sino mi esposa.

Ness: Yo también quiero ser tu esposa -contestó con las lágrimas corriéndole por las mejillas-. ¿Estás seguro?

Zac sonrió, la tomó de la mano y la metió en su casa.

Zac: Tengo un regalo para ti. Te lo iba a dar el día de Navidad por la mañana, pero te lo voy a dar ahora.

Vanessa se sentó en el sofá del salón y esperó a que Zac fuera al dormitorio y volviera. Al hacerlo, traía en la mano una cajita pequeña envuelta en papel plateado y con un lazo rojo.

Al instante, la ilusión y la esperanza se apoderaron de ella. Zac se sentó a su lado, la agarró de la mano, se la giró y le puso la cajita en la palma.

Zac: Ábrelo.

Ness: ¿Ahora? Yo ni siquiera he envuelto todavía tus regalos.

Vanessa se moría por abrir la cajita, pero le temblaban las manos.

Zac: Después de cómo me he comportado, el único regalo que quiero eres tú -contestó poniéndose de rodillas ante ella-. Ya te pedí una vez que te casaras conmigo, pero te lo vuelvo a pedir ahora. ¿Te quieres casar conmigo?

Vanessa sintió una enorme felicidad.

Ness: Oh, Zac, ¿estás seguro?

Zac: Completamente seguro. Te aseguro que, me digas lo que me digas, no me vas hacer cambiar de parecer. No hay nada más importante en estos momentos para mí que tú.

Ness: ¿Y no te importa que sea independiente económicamente?

Zaac: ¿Importarme? ¿Lo dices por mi ego masculino? No, claro que no. Mientras no corras más rápido que yo y no escales más alto que yo, no hay problema -bromeó-.

Ness: Vas a tener suerte porque la gimnasia nunca fue mi asignatura preferida -contestó en tono divertido también-. Salgo a correr para mantenerme en forma, pero no tengo en cuenta la velocidad a la que lo hago y no escalo, por si no lo sabes.

Zac: Perfecto. Entonces, no hay problema. Anda, abre el regalo.

Vanessa tomó aire.

Ness: Allá voy -declaró quitando el lazo y retirando con cuidado el papel-.

Zac: ¿Pero qué haces? -exclamó impaciente-. ¿No me digas que eres de esas personas que guardan los papeles de los regalos?

Ness: Has acertado.

Zac suspiró.

Zac: Despiértame cuando hayas terminado -bromeó. En aquel momento, oyó que Vanessa abría la cajita y se quedó esperando-. ¿Y bien? -le preguntó al ver que Vanessa no decía nada-.

Ness: Es increíble -contestó sinceramente-.

Zac: ¿Te gusta?

Ness: Me encanta -contestó con vehemencia-. Tiene un diamante muy grande en el centro y dos más pequeñitos a cada lado. Brilla como un sol.

Zac alargó el brazo y tomó la caja, de la que sacó el anillo. A continuación, tomó la mano izquierda de Vanessa y le colocó el anillo en el dedo anular.

Zac: ¿Te queda bien?

Ness: ¡Me queda perfecto! -exclamó-.

Zac: Genial porque tú también eres perfecta.

Ness: Cuánto te quiero, Zac -rió-. ¡No me puedo creer que, al final, todo haya salido bien!

Zac: El día que me tropecé con tus cajas fue el mejor de mi vida -rió-.

Ness: Nuestros hijos también se reirán cuando les contemos cómo nos conocimos.

Zac: Me gusta cómo suena eso de nuestros hijos -comentó poniéndose en pie y arrastrándola consigo-. Te sugiero que comencemos cuanto antes.

Ness: ¿A contarles la historia de cómo nos conocimos?

Zac: No, a hacer a los niños.

Ness: ¡Zac! ¡Pero si ni siquiera estamos casados!

Zac: ¿Y? Tenemos que ir practicando para que nos salgan bien -contestó deslizando la mano por debajo de su blusa-.

Al instante, Vanessa sintió que el deseo se apoderaba de ella y, sin parar de besarlo, comenzó a desabrocharle la camisa.

Ness: Sí, es muy importante que nos salgan bien -rió-.


FIN




¡Todo salió bien! ¡Siiiií!
Parecía que se torcían las cosas... ¡pero no!
Qué bonito todo. ¿Os gustó esta novela? Yo creo que sí. Ha estado guay.

¡Thank you por los coments!
¡Comentad, please!

¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

Lloraré!! Sabes por qué?? Porque pensé que Zac recuperaría la vista..y me da mucha pena que no lo haya hecho. Aunque me gustó mucho la diferencia con el personaje principal, el hecho que sea discapacitado.. qué bonita nove!! :D

Sube la próxima pronto.. :D

LaLii AleXaNDra dijo...

Que bonita novela, la verdad me encanto mucho.
es diferente a las demás pero muy hermosa,
sigue publicando :D

Unknown dijo...

Y al principio pense que estaba todo perdido pero me alegra saber que no fue asi, tenia un gran susto jajaj.
Me ha encantado el final, y ha sido una de las mejores novelass :)


Sube prontoo

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