topbella

lunes, 12 de noviembre de 2012

Capítulo 6


Zac: ¡No vas a ponerle fin a este matrimonio, Vanessa, y no hay más que hablar!


Arrojó la llave de la cabaña sobre la mesa con tal fuerza que resbaló por la mesa hasta caer a los pies de ella. Mientras Ness la recogía, él se dirigió al bar.


Dan siempre les había dicho que el autocontrol era el elemento más crucial para retener la ventaja en todas las situaciones. Vivir de acuerdo con ese lema nunca había sido fácil para ella, a pesar de la naturalidad con la que Zac y el padrino lo habían conseguido; aunque en el caso de Zac, hasta ese momento. No recordaba haberlo visto nunca tan irritado. Por lo general era ella quien se exaltaba y él mantenía una calma estoica cercana a la indiferencia.


Había que reconocer que al principio se tomó la noticia con su normal ecuanimidad, explicándole al borracho sir Frank y a su suspicaz esposa que Vanessa no se encontraba bien y que deseaba llevarla a casa. Para ella, el regreso del hotel a la cabaña había sido una imagen borrosa de vegetación tropical, porque Zac la arrastró por el sendero estrecho sin parar de musitar cosas.


Zac: ¡Hablo en serio, Vanessa! Permaneceremos casados. ¡Fin de la historia!


Ness: Zac, sabes que el hecho de que Drew se encuentre aquí lo cambia todo -hizo caso omiso de la mirada asesina que le dirigió mientras abría una botella de cerveza-. Hablémoslo de forma racional. Los tres.


Zac: ¿Los tres? -le tembló la mano y se quedó con la botella a medio camino de la boca-. ¿No olvidas a alguien?


Ness: ¿A quién? -frunció el ceño-.


Zac: ¿El nombre de Kelly Dawson hace sonar... alguna campanilla nupcial, Ness?


Ness: Kelly no está aquí.


Zac: Estás segura, ¿no? -soltó una risa irónica y cruel-.


Ness: Sí. Drew estaba solo.


Zac: ¡Quieres despertar! Eso no significa que su esposa no se hallara desnuda bajo las sábanas esperándolo arriba, ¿no?


Ness: Zac...


Zac: ¿No, Ness? -repitió-. Puede que desees creer que el matrimonio de Seeley no es... un matrimonio de verdad, pero no lo sabes con seguridad. ¿Verdad? ¿Verdad, Ness?


Ness: ¡De acuerdo! Si te hace feliz, no. Supongo que es posible que Kelly estuviera arriba.


Zac: Más que posible, si conozco a Seeley -alzó la botella en un brindis de burla-.


Ness: ¡Se acabó, Zac! No lo conoces -respiró hondo para calmarse y se recordó que era natural que Zac estuviera molesto por la inevitable pérdida de la compra de
Illusion Island-. Mira, Zac -añadió, sorprendida de poder sonar tan tranquila-, aunque Kelly se hallara arriba... eso no cambia nada.

Zac: ¡Qué no cambia nada! ¡Maldita hipócrita!


Ness: Yo... yo... -el asombro y la indignación hicieron que tartamudeara- ...¡no lo soy! ¿Cómo te atreves...?


Zac: ¿Cómo llamarías a una persona que ridiculiza a alguien por algo y que luego se da la vuelta para anunciar que ella va a hacer lo mismo? -retó-.


Ness: ¿A quién ridiculicé?


Zac: ¡A Tracy! Pero olvídate de eso... -agitó la botella-. Probemos con esto... ¿Cómo llamas a alguien que promete hacer algo por alguien y luego se retracta cuando encuentra otra cosa que le gusta más? ¿Eh? -demandó-. ¿O a alguien que le da la espalda al hombre que la crió la única vez que él cuenta con ella? ¿Cómo, Ness?


Ness: ¡No eres justo! ¡No es mi culpa que esto le vaya a costar a Dan el trato! ¡Tú eres quien quiso que fingiéramos que estábamos casados!


Zac: ¡Sí, pero no soy yo quien le pone fin porque me vuelve loca un hombre casado! -la feroz acusación pareció reverberar en la habitación, y Zac supo que se había pasado cuando Ness no replicó en el acto con algún comentario sarcástico. ¡Maldita sea! ¿Qué le pasaba? Estaba sacando las cosas de quicio. La situación requería un replanteamiento lógico, pero en vez de eso había dejado que su temperamento lo hundiera en una ciénaga. Ella se lo quedo mirando con ojos nublados por el dolor. Era evidente que Seeley le importaba de verdad-. Lo siento, Ness. Fue un golpe bajo.


La realidad era que lo sentía por mucho más, aunque reconocer algunas de las cosas que le pasaban por la cabeza no ayudaría en nada. Esa noche lo había sacudido, incluso antes de que el estúpido de Drew Seeley hubiera entrado en la ecuación. El único pensamiento que tenía en la pista de baile había sido saber si Vanessa había fantaseado alguna vez con hacer el amor con él. Se agachó para sacar otra cerveza de la mininevera y el sonido alto e inesperado de una risa femenina hizo que alzara la cabeza con brusquedad sin pensar en el borde de la barra.


Zac: ¡Ay!


Ness: ¡Bien! ¡Te lo tienes merecido!


La cara de Vanessa exhibía una mueca de satisfacción malvada, que hizo que él pensara si le había estado leyendo la mente. «¡Lo que me faltaba!», pensó, llevándose la mano al punto palpitante justo encima de la oreja.


Ness: ¿Sangra? -preguntó, cuando él bajó la mano y la inspeccionó-.


Zac: Lamento decepcionarte. Lo mejor que podemos esperar es un dolor de cabeza.


Ness: Quizá eso hinche tu exceso de libido que proyecta un matiz sexual en todo -musitó. «¡Cielos!», pensó Zac. «¡Le había leído la mente!»-. Apoya la botella en la cabeza.


Zac: ¿Eh? -parpadeó-.


Ness: El frío frenará la hinchazón.


Zac: ¿Mi libido?


Ness: ¡Así es! -se burló-. Ni la Antártida lo conseguiría. Me refiero a tu cabeza.


Zac: Oh, es verdad -siguió su consejo e hizo una mueca ante el contacto-. Explícate.


Ness: El frío parará...


Zac: ¡Eso no! Explica qué te resultó tan gracioso hace unos momentos.


Ness: Oh... tu suposición de que me retiraba de nuestro «matrimonio» porque estoy loca por Drew -le clavó la vista como láseres al rojo-. Jamás dije eso.


Zac: Tú dijiste...


Ness: Sé exactamente qué dije -indicó con altivez-. Y no fue eso. Lo entendiste mal.


Zac: ¿Entendí mal «Odio decirte esto, Zac, pero nuestro matrimonio se acabó. Drew Seeley acaba de entrar en el ascensor»?


Ness: ¡Sí! -exclamó-. ¡Lo entendiste mal! -cruzó la habitación con el ceño fruncido-. Deja que te vea la cabeza.


No había ninguna simpatía evidente en su voz, pero los ojos tenían una expresión claramente más suave. Zac apartó la botella e inclinó la cabeza, y unos segundos después los dedos de ella se movieron entre su pelo para tantear el pequeño chichón. La sensación hormigueante que experimentó podría haber sido causada por el golpe, pero, en ese caso, lo mismo le había sucedido a sus hormonas, porque era como si estuvieran en Disneylandia.


Unos profundos ojos marrones miraron los suyos mientras continuaba acariciándole el cráneo.


Ness: ¿Te duele mucho? -preguntó con voz blanda por la preocupación-. No parece muy hinchado.


Zac: ¿No? -preguntó; «sigue así y no tardará en hincharse», pensó, y de inmediato se aclaró la garganta-. Es como el infierno -en realidad, una mejor comparación era el cielo, pero no se había quedado del todo estúpido-.


Vanessa le quitó la botella de la mano y con suavidad la apoyó contra la zona golpeada. La acción la aproximó más a él, y estar emparedado entre sus suaves curvas y la barra reactivó el recuerdo de la sensación de tenerla moldeada a su cuerpo en la pista de baile.


Ness: La cuestión, Zac -dijo, sin tener ni idea del efecto que obraba en él-, es que Drew Seeley sabe que yo no estoy casada, contigo ni con nadie.


Zac: Hmm -volvió a respirar hondo, tratando de identificar su perfume, que comenzaba a envolver sus sentidos-. ¿Y?


Ness: ¿Y? -se impacientó y dejó la botella con fuerza sobre la barra y planto la cara a unos centímetros de la de él-. Puede que engañemos a “sir Lujuria” y “lady Lascivia”, pero no a Drew. ¿Comienzas a entender algo de lo que quiero decirte? -lo único que deseaba Zac en ese momento era poner las manos en sus caderas, pegarla a él y lamer esos labios fruncidos hasta que se separaran para él. De pronto ella se dirigió al otro extremo de la habitación, tirándose del pelo-. ¡No puedo creer que Drew haya elegido este hotel! -musitó-. Demonios, ni siquiera sé cómo pensamos que saldría bien aunque él no hubiera venido.


Zac: Ness... Esto puede funcionar.


Ness: Déjalo, Zac. Nos hemos visto atrapados en nuestra astuta red y...


Zac: No, todavía no.


Vanessa suspiró. Cuando se trataba de negocios, con la excepción de Dan, Zac era la persona más monotemática que conocía. Lo cual probablemente fuera bueno, ya que esa noche ella no había pensado para nada en los negocios. En el pasado había aceptado el atractivo de Zac como la noche sigue al día, pero en menos de veinticuatro horas la atracción de él parecía más ardiente y cegadora que el sol.


Zac: Ness, escucha... estoy seguro de que podemos sacarlo adelante si unimos nuestras cabezas -el tópico invocó en Vanessa una imagen que no tenía nada que ver con la cooperación intelectual y que casi rozaba la copulación, por lo que sacudió con vigor la cabeza. En menos de un abrir y cerrar de ojos él recortó la distancia que los separaba y la agarró de los hombros-. Vamos, Ness, sabes lo importante que esto es para Dan -insistió-. Toda su vida ha estado tratando de comprar una isla. Se morirá si pierde esta oportunidad.


Ness: Eso... eso es chantaje emocional -tartamudeó cuando las manos de él subieron hasta su cuello y le alzaron la cabeza para que lo mirara- Hmm... reconozco que se sentirá decepcionado, pero no podemos evitarlo.


Zac: Sí que podemos -afirmó, su proximidad y contacto hicieron que las hormonas de ella sugirieran cosas que habrían hecho que Tracy pareciera tímida con los hombres-. Te estás rindiendo con mucha facilidad, Ness.


En ese momento libraba la batalla de su vida contra las tentaciones que jamás había esperado sentir ante Zac. Era como de la familia.


Ness: Estoy siendo sensata -«¿alguna vez se habían pronunciado palabras más ciertas?», se preguntó al apartarse de él-. No hay modo en que podamos sacar esto adelante. Fue una idea demencial desde el principio, pero ahora es imposible.


Zac: Ness, ¿por favor? Escúchame. Tenemos que analizarlo con calma -para él resultaba fácil hablar de calma. ¡No se encontraba a un tris de desnudarse y arrojarse sobre ella! ¿Acaso estaba borracha? No parecía probable, ya que había bebido pocas copas de champán, aunque sería una forma ideal de explicar qué sentía-. ¿Por qué no preparo una copa, nos sentamos y consideramos las opciones que tenemos?


Si en la pista de baile había pensado que era vulnerable, no se comparaba con lo que sentía en ese momento. Permanecer cerca de él e introducir más alcohol en un cuerpo ya embriagado por su masculinidad era una locura.


Ness: No quiero una copa. Y se supone que no debes beber tras recibir un golpe en la cabeza.


Zac: Bueno... de acuerdo. ¿Preparo café y...?


Ness: ¡No, Zac! ¡No quiero nada! -sintiéndose una tonta por el deje de histeria en su réplica, respiró hondo antes de adoptar un tono más racional y compuesto-. Mira, coincido en que al menos por Dan deberíamos hablar...


Zac: Bien. Entonces...


Ness: Esta noche no, Zac. Es tarde y me encuentro demasiado cansada para pensar con claridad. ¿Vale?


Zac sentía cualquier cosa menos cansancio. Y, para ser franco, pensar era lo último que quería que ella hiciera. Estaba convencido de que en la pista de baile ella no había estado pensando, por lo menos hasta que apareció el idiota de Seeley. Sintió una nueva oleada de furia. ¿Qué demonios veía en ese cretino? Al oír el suspiro de ella, se recompuso mentalmente y alzó la vista para verla en el umbral del dormitorio.


Zac: Perdona, ¿qué has dicho?


Ness: Que hablaremos por la mañana. Buenas noches, Zac -cerró la puerta antes de darle una oportunidad para responder, pero al rato salió con una almohada pegada al pecho; él ya había logrado abrir el sofá-. No pongas esa expresión tan abatida -sonrió, la cara ya sin maquillaje-. ¿Quién sabe? Tal vez después de una buena noche de sueño podremos encontrar un modo para seguir en la carrera por la isla.


Zac: A ti te resulta fácil decirlo -musitó-. Tú no tienes que dormir en este desgraciado colchón.


Ness: Es verdad. Y como todo esto del matrimonio fue idea tuya, podría ser dura y decir que tú te habías hecho la cama y que no deberías quejarte por dormir en ella. Pero no lo haré... -el rostro se le iluminó con una expresión maliciosa-. ¡Porque no hay sábanas!


Zac: Bromeas, ¿no?


Ness. No. Aunque la buena noticia es que tienes una almohada. ¡Toma, agárrala!


La almohada chocó contra su cara en el mismo instante en que la puerta del dormitorio se cerraba.



Vanessa miró el despertador, luego se dio la vuelta y se negó a responder a los golpes en la puerta. Los pensamientos sobre Zac la habían mantenido despierta casi la mitad de la noche, y estaba loco si pensaba que la dejaría sacarla de la cama a esa hora tan intempestiva. Aunque la ola que de repente ondeó en el colchón de agua estuvo a punto de tirarla al suelo.


Ness: ¿Qué de...? -una mano le tapó la boca-.


Zac: ¡Shh! -su susurro sonó apremiante, su rostro sin afeitar estaba alarmado. ¡Y su magnífico cuerpo desnudo! Bueno, al menos de la cintura para arriba; Vanessa no se atrevió a mirar más abajo-. No subas la voz -advirtió-


Ness: ¿Cómo entraste aquí? -le agarró la muñeca y le apartó la mano-. Eché el cerrojo.


Zac: Lo sé. Tuve que entrar por el cuarto de baño -frunció el ceño-. ¿Por qué cerraste...? Olvídalo; hay alguien en la puerta.


Ness: Pues... ve a abrir.


Zac: Escucha, Ness -maldijo cuando los golpes se hicieron más sonoros-. ¿Seeley te vio anoche? -ella sacudió la cabeza, más para despejarla que otra cosa, aunque Zac lo tomó como una negativa-. De acuerdo, entonces nuestro pasatiempo no ha sido descubierto, así que demos por hecho que es Tracy quien...


Ness: ¿No podríamos empezar el día con una nota positiva y suponer que es la Muerte?


Zac: Ya he cerrado el sofá -se levantó de la cama, y gracias a Dios llevaba calzoncillos-, pero será mejor que salgas tú a ver qué quiere.


Ness: ¿Es que aún no lo has deducido? Chico, eres lento.


Zac: Ponte esto -hizo caso omiso del sarcasmo, la miró con desaprobación y alargó la camisa que había llevado la noche anterior-. Una camiseta larga de un equipo de fútbol de Sydney no sugiere una noche de pasión.


Ness: Es gracioso -le quitó la camisa de la mano-, pero su dueño no pensaba lo mismo cuando me la dio -satisfecha con la mueca que provocó en él su comentario, Vanessa se metió en el baño y rápidamente se cambió, decidida a no prestarle atención a la fragancia de la colonia de Zac-.


El bajo de la camisa le llegaba hasta la mitad de los muslos y cubría más que la camiseta.


Zac: ¡Date prisa, Ness!


Ness: Lo intento, maldita sea -se abotonó la camisa y levantó el cuello para parecer sexy-. ¡Ya voy! -anunció, saliendo del baño. Al llegar a la puerta de la cabaña, se obligó a hablar con voz alegre-. ¿Quién es?


Tracy: Lady Mulligan -fue la seca respuesta-.


Ness: Buenos días, lady Mulligan -abrió y esbozó una amplia y falsa sonrisa-. ¿Cómo estás? Cielos, ¿no es un día maravilloso?


Cuando la mujer la inspeccionó con descortesía de arriba abajo, Vanessa le devolvió el insulto y decidió que debía ser una de las raras ocasiones en que iba demasiado vestida. Así como el body y los pantaloncitos de la morena no dejaban mucho a la imaginación, no resultaban tan sugerentes como la camisa de un hombre sin nada debajo.


Tracy: ¿Está Zac? Tengo que hablar con él.


Ness: Bueno, sí... pero, hmm, no está vestido para recibir... si es que me entiendes.


Tracy: Entonces esperaré... -una mueca reveló unos dientes magníficamente blancos-. Si no te importa.


A Vanessa le importaba, y sintió la tentación de...


Zac: ¿Quién es, cariño?


Ante el sonido de la voz de Zac giró y lo vio de pie en la puerta del dormitorio con una toalla alrededor de la cintura. Apoyó el brazo en el marco, para sostener sus débiles rodillas y, al mismo tiempo, bloquear la entrada de la mujer que intentaba pasar.


Tracy: ¡Soy yo, Zac! -repuso, entrando en la cabaña de todos modos-. Yo... ¡Oh! -que la propia Tracy no supiera qué decir ante la descarada exhibición de masculinidad hizo que Vanessa saliera de su estupor-.


Ness: Zac, cariño, lady Mulligan quiere hablar contigo. ¿Puedes dedicarle un minuto?


Zac: Claro. Buenos días, Tracy -esbozó una sonrisa devastadora-. No tardaré. Mientras me visto, Ness y tú podéis charlar un rato.


En cuanto desapareció la fuente de su distracción, Vanessa volvió a asumir su papel. Con amabilidad le indicó una silla.


Ness: Lo siento, lady Mulligan. Nos has pillado en un mal momento.


Tracy: ¿De verdad? -preguntó con indiferencia-. Llevo un buen rato llamando.


Ness: Oh... Imagino que no prestábamos atención a la puerta. Tal vez deberías haber llamado... -con gesto teatral se dio una palmada en la frente-. ¡Oh, es verdad! Probablemente Zac descolgó el teléfono... -se encogió de hombros-.


Tracy: Aún lo hace, ¿no? -esbozó una sonrisa astuta-.


«¡Zorra!», pensó Vanessa.


Zac: Muy bien, ya estoy presentable -su aparición en bermudas caqui y una camiseta hizo que Vanessa estuviera a punto de soltar un suspiro de alivio; hasta que la aferró por la cintura y la acercó para darle un beso fugaz en los labios-. Hablaba en serio sobre descansar hoy -bajó la mano hasta su cadera-. Llevas mucho trabajo encima.


Ness: Zac -comenzó, parándole la mano para evitar un ataque al corazón-. Estoy... eh... muy bien. En serio.


Zac: Es verdad -sus ojos claros la observaron divertidos. Vanessa no pudo hacer otra cosa que sonreír-. Creo que aún se la ve un poco pálida, ¿tú no, Tracy? -tomó el gruñido de ésta como una confirmación de su falsa preocupación-. Me parece que somos dos contra uno, cariño. Bueno, Tracy, ¿para qué querías verme?


Tracy: Por desgracia a Frank le ha salido algo urgente, y no podrá reunirse contigo hoy tal como habíais planeado...


Vanessa había oído decir que una resaca podía ser «mala», «fuerte», incluso «terminal», pero jamás «urgente».


Tracy: Pero en vez de sufrir la inconveniencia de un día perdido -continuó, cruzando una pierna desnuda sobre la otra de forma escandalosa, como si quisiera asegurarse de que sus dos anuncios de cirugía plástica no dejan en la sombra sus otras cualidades-, me ha sugerido que te ponga al tanto de lo que hace que
Illusion Island sea tan única.

«¡Apuesto que empezando por tu dormitorio!», pensó Vanessa. Aunque jamás había dedicado mucho pensamiento al tema de que los títulos podían estar pasados de época, tras conocer a lady Mulligan quedó convencida de que todo el procedimiento necesitaba con desesperación algún tipo de control de calidad.


Zac: Bueno, la cuestión es, Tracy -indicó con suavidad-, que pensaba llamar a sir Frank para cancelar la reunión de hoy. No me gusta dejar sola a Ness cuando no se encuentra bien.


Tracy: Pero, Zac, acaba de admitir que se encuentra perfectamente -rió-. Y estoy convencida de que tu mujer está tan ansiosa como todos nosotros porque
Norris Resort Corporation e Illusion alcancen un acuerdo mutuamente beneficioso lo más pronto posible. ¿No es así, Vanessa, querida?

Ness: Lady Mulligan tiene razón, Zac. Me siento lo bastante bien como para unirme a vosotros en el recorrido por la isla.


Racy: ¡No! -estalló antes de modificar su tono de voz-. Quiero decir, lo mejor sería que no lo hicieras. No deseamos que el calor y el sol puedan provocarte una recaída.


Zac: Estoy de acuerdo contigo, Tracy. -El comentario le ganó una sonrisa complacida de una mujer, mientras la que aún tenía bajo el brazo se puso rígida y le dio un pellizco. Él palmeó con discreción su trasero y sonrió ante su mirada indignada-. Vamos, cariño, no te pongas así. Hoy solo deberías descansar... -contuvo la risa cuando en sus ojos vio una promesa de muerte; luego añadió-: Y yo pienso quedarme contigo aquí para asegurarme de que lo hagas -al instante el cuerpo de ella se relajó-. Gracias de todos modos, Tracy, pero tendré que declinar tu ofrecimiento. Dile a sir Frank que me llame luego, y fijaremos una hora para mañana.


Tracy: ¡Muy bien! -el rostro demasiado maquillado mostró su irritación-. Pero en ese caso, Zac, ¿puedo sugerirte que cuelgues el teléfono para que logre contactar contigo?



Zac: ¿Qué demonios quiso decir con eso? -preguntó después de cerrar la puerta. Vanessa dominó el impulso de reír y se encogió de hombros-. A propósito, se me han ocurrido un par de ideas para solucionar el problema de Seeley.


Ness: Ahora mismo preferiría que hicieras algo de café, mientras yo me visto.


Zac: ¿Qué prisa hay?


Ness: Un marcado síndrome de abstinencia de la cafeína -dijo por encima del hombro de camino al baño-.


Zac: Me refería a la prisa por vestirte. Personalmente, te encuentro arrebatadora con mi camisa favorita...


La voz de Zac sonó profunda, seductora y seria. Parecía llegar hasta lo más hondo de su ser y acariciarla en todo lo que la hacía mujer. «¡Es ridículo!», pensó. Lo único que hacía era bromear, y en vez de imaginar estúpidamente que se trataba de algo más, debería responderle con una contestación ingeniosa que sin duda él esperaba. Pero no se le ocurrió nada, y aunque lo hubiera pensado, le habría resultado imposible verbalizarlo.


Llegó al cuarto de baño con la suprema fuerza de voluntad de poner una pierna temblorosa delante de la otra. Nunca antes en su vida había sido tan consciente de un hombre. Podía sentir su mirada en la espalda, y se obligó a no dar la vuelta y ver qué expresaba su cara. En cuanto estuvo sola, hundió la espalda contra la puerta cerrada y se dejó caer al suelo.


Tenía que olvidar el hecho de que lo conocía de toda la vida y que no se parecía en nada a los hombres que la habían atraído. Lo que de verdad le molestaba no era temer no poder competir por su atención, ¡sino que deseaba hacerlo! Ya podía quedarse ahí sentada una hora practicando técnicas de respiración, pero la fragancia de su loción para después del afeitado resultaba tan excitante como la masculinidad impregnada en la tela de su camisa contra su piel desnuda. Gimió al bajar la vista a lo que con cariño llamaba sus pechos y ver sus cumbres rígidas.


Como si no bastara enfrentarse a la rotunda sexualidad de Zac, de pronto su propia sensualidad, oculta hasta entonces, también demandaba atención.





Cada vez está más claro que se gustan. Y cada vez está más claro que son idiotas al no decirlo.

Pero lo que me ha indignado más, ¡es que las hormonas de Zac hayan estado en Disneylandia antes que yo! ¡Qué injusticia!

Comentadme y me contáis quien ha ido a Disney y quien no XD.

Bye!
Kisses!

3 comentarios:

Unknown dijo...

ME HA ENCANTADO EL CAPITULO, Y SI LOS DOS ESTAN ENAMORADOS Y NINGUNO DICE NADA.
ES UNA LASTIMA, ODIO A TRACY LA DETESTO SIEMPRE TIENE QUE ARRUINAR TODO.

CUANTO FALTA PARA EL PRIMER BESO? ESTOY ANSIOSAAAAAAAA!
SUBE PRONTO.

BESO

Lau B. dijo...

HI HI EVERYONE!!
alice SLUT significa ramera, perra,puta, etc...
en cuanto al capitulo me fascino!
ha estado genial!
me encanta cuando Ness ataca a la slut!!
es mi parte preferida
Bye
Xx
Lau B.

Lau B. dijo...

Btw el capitulo anterior me parecio muy tierno
me gusta mucho esta novela
y espero con muuchaaas ansias leer el proximo pronto!!
(lo mas pronto posible por favor)
y gracias poro no aburrirte de mi
se que aveces soy un poco intensa pero me gusta leer tus adaptaciones es por ello que molesto tanto =D
Bye
Xx
Lau B.

Publicar un comentario

Perfil